Dentro de un edificio grande íbamos un grupo de gente como de un club o una sociedad o algo así. El edificio era una biblioteca, pero a la vez era un cementerio, pues tenía montones de tumbas con las estatuas de sus muertos en sus lápidas, un poco al modo de la catedral de Saint Paul en Londres, para quien conozca su interior. En la parte de atrás del edificio había un jardín con mucho cemento y más tumbas. Una mujer se subía a un atril y el resto nos sentábamos en un graderío a modo de anfiteatro griego o romano antiguo, pero con mesas además de asientos. Uno por uno subíamos al atril y decíamos una frase, cualquier cosa. Normalmente graciosas. Todos se entusiasmaban con la frase o el breve párrafo y el orador se podía ir ese día. entrabas en el edificio y recorrías muchas escaleras. Una chica conocida en la vida real me preguntaba algo y terminábamos yendo juntos por ese laberinto de libros, escaleras y tumbas hacia una salida a la que nunca llegábamos. Luego un portazo... alguien salió de la casa de Pedro a media noche y me despertó. Cojones, ¿qué hacía allí con una colcha del Real Madrid? preferí dormir a la intemperie el resto de la noche. Aún paladeaba el sabor del café que me había tomado antes de ir a su casa. Viena... dulce Viena.
Este es un blog de un escritor cervecero que pretende hablar de él, de Historia, de sus ídolos, de sus paranoias propias, mostrar sus escritos... pero en definitiva son informes de un espia en el bar.
miércoles, enero 11, 2006
DÉCIMA NOTICIA DESDE EL BAR: UN SUEÑO
Hoy desperté en casa de Manowar Kenobi. Fuí a hacer un poco de compañía a Pedrete. Carajo, no dormí demasiado. Estuve viendo a los chavales del CAP por la mañana. Por la tarde hice día perro y estudioso. Por la noche visité a quien deseé. Y, más de noche, la casa de Pedro hasta que desperté esta mañana y me mandaron bajar la basura. En mi mente: un sueño.
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