Parece que escribo más asiduamente de lo que yo mismo creía, pero no os confiéis. Es posible que dentro de poco tiempo tenga que imponerme un ritmo de renovación de una o dos veces por semana, quizá como mucho tres. Eso por varios motivos, los estudios del Certificado de Aptitud Pedagógica y los del Doctorado de Historia me crucifican, nunca mejor dicho, ya que es una cruz hacer algo que sabes debes hacer pero que también sabes que ni te llevan a ningún sitio ni te satisfacen ni mierdas en vinagre. Por otra parte quiero hacer más cosas que estar todo el día aquí metido, en Internet. La desidia podía conmigo en casa estos días... ¡Ay, las ventanas cibernéticas a otros mundos... qué paraísos más irreales y a la vez palpables!
En fin, que no nos coma la mierda, no aún, ya habrá un tiempo eterno para que lo haga dentro de nuestras tumbas o esparcidos sobre la Tierra. Mis actividades de espionaje en el bar hoy me traen una canción de Bob Dylan traducida en español. La verdad es que es uno de los autores que más me han llamado la atención creando historias y canciones a modo de poemas. Habrá quien diga que en mis relatos y escritos se puede rastrear alguna influencia de él, pues supongo que sí. Para el servicio de espionaje de esta blog he elegido una canción no muy conocida, creo que, además, él no la canta desde la década de los 1960', y eso si la llegó a cantar en concierto, que tengo mis particulares dudas.
El informe Bob Dylan: Motorpsycho Nightmare (Pesadilla Psicomotriz) del álbum Another Side of Bob Dylan (1964).
Llamé a la casa de la granja / buscando un sitio donde quedarme. / Estaba muy, pero que muy cansado, / había recorrido un larguísimo camino. / Dije: "eh, ahí dentro, / ¿hay alguien en casa?" / Estaba sobre la escalera / sintiéndome cada vez más solo. / Salió el granjero / que debió pensar que yo era un loco. / Se me quedó mirando / y clavó su arma en mi estómago. / Caí al suelo / de rodillas, / diciendo: " me gustan los granjeros, / por favor, no dispare." / Amartilló su rifle / y empezó a gritar: / "¡Tú eres ese vendedor ambulante / de quien he oído hablar." / Yo dije: "¡No, no, no! / Soy médico, de veras, / soy un típico muchacho americano, / y hasta he estado en la Universidad." / En ese momento aparece su hija / de nombre Rita. / Parecía haber salido / de "La Dolce Vita". / Rápidamente traté de calmar / a su padre, / diciéndole que tenía / una granja muy bonita y agradable. / Me dijo: "¿Puedes decirme / qué saben los médicos de granjas?" / Le dije: "Yo nací / en el fondo de un pozo de los deseos." / Creo que fue por la porquería que tenía entre las uñas / por lo que supo que yo no le mentiría. / "Me imagino que estarás cansado", / dijo socarronamente. / "Sí, hoy he conducido / diez mil millas." / Él dijo: "tengo una cama para ti / bajo la estufa. / Sólo una condición / y te irás inmediatamente a dormir. / No toques a mi hija / y ordeña la vaca por la mañana." / Dormía como una rata / cuando oí algo moverse. / Allí estaba Rita / con aire a lo Tony Perkins. / Dijo: "¿Te gustaría tomar una ducha? / Te acompañaré hasta la puerta." / Dije: "¡Oh, no, no! / he pasado antes por eso." / Me di cuenta de que tenía que desaparecer, / pero no sabía cómo hacerlo, / cuando ella dijo: / "¿Te gustaría darte esa ducha ahora?" / No podía irme / a menos que el viejo me echara, / porque había prometido / que ordeñaría sus vacas. / Tendría que decir algo / que le sentara mal, / así que grité: / "¡Me gusta Fidel Castro y su barba!" / Rita pareció ofendida / pero se quitó de en medio, / al ver llegar a su padre escaleras abajo / diciendo: "¿Oí bien lo que dijiste?" / Dije: "Me gusta Fidel Castro, / creo que me entendió perfectamente", / y escapé al verle avalanzarse sobre mí / con todas sus fuerzas. / Rita masculló algo / sobre su madre, enterrada en la colina. / Mientras golpeaba la nevera con su puño, / su padre dijo que me mataría / si no salía de allí / exactamente en dos segundos, / "antipatriota, / sucio doctor, rata comunista". / Me tiró un ejemplar del "Reader's Digest" / a la cabeza y eché a correr, / di un salto mortal / al verle coger el arma / y salí a cien por hora / rompiendo el cristal de la ventana, / aterrizando de lleno / sobre las flores de su jardín. / Rita dijo: "¡Vuelve!" / Mientras él comenzaba a cargar el arma / el Sol comenzaba a salir / y yo huía carretera abajo. / Bueno, creo que no volveré / durante una temporada, / aunque Rita dejó la granja / y consiguió trabajo en un motel. / Su padre aún me espera, / firme, callandito, / quiere entregarme / al FBI. / Yo, correteo y me muevo / agradecido de poder hacerlo. / de no haber sido por la libertad de expresión / me encontraría en un atolladero.
En fin, que no nos coma la mierda, no aún, ya habrá un tiempo eterno para que lo haga dentro de nuestras tumbas o esparcidos sobre la Tierra. Mis actividades de espionaje en el bar hoy me traen una canción de Bob Dylan traducida en español. La verdad es que es uno de los autores que más me han llamado la atención creando historias y canciones a modo de poemas. Habrá quien diga que en mis relatos y escritos se puede rastrear alguna influencia de él, pues supongo que sí. Para el servicio de espionaje de esta blog he elegido una canción no muy conocida, creo que, además, él no la canta desde la década de los 1960', y eso si la llegó a cantar en concierto, que tengo mis particulares dudas.
El informe Bob Dylan: Motorpsycho Nightmare (Pesadilla Psicomotriz) del álbum Another Side of Bob Dylan (1964).
Llamé a la casa de la granja / buscando un sitio donde quedarme. / Estaba muy, pero que muy cansado, / había recorrido un larguísimo camino. / Dije: "eh, ahí dentro, / ¿hay alguien en casa?" / Estaba sobre la escalera / sintiéndome cada vez más solo. / Salió el granjero / que debió pensar que yo era un loco. / Se me quedó mirando / y clavó su arma en mi estómago. / Caí al suelo / de rodillas, / diciendo: " me gustan los granjeros, / por favor, no dispare." / Amartilló su rifle / y empezó a gritar: / "¡Tú eres ese vendedor ambulante / de quien he oído hablar." / Yo dije: "¡No, no, no! / Soy médico, de veras, / soy un típico muchacho americano, / y hasta he estado en la Universidad." / En ese momento aparece su hija / de nombre Rita. / Parecía haber salido / de "La Dolce Vita". / Rápidamente traté de calmar / a su padre, / diciéndole que tenía / una granja muy bonita y agradable. / Me dijo: "¿Puedes decirme / qué saben los médicos de granjas?" / Le dije: "Yo nací / en el fondo de un pozo de los deseos." / Creo que fue por la porquería que tenía entre las uñas / por lo que supo que yo no le mentiría. / "Me imagino que estarás cansado", / dijo socarronamente. / "Sí, hoy he conducido / diez mil millas." / Él dijo: "tengo una cama para ti / bajo la estufa. / Sólo una condición / y te irás inmediatamente a dormir. / No toques a mi hija / y ordeña la vaca por la mañana." / Dormía como una rata / cuando oí algo moverse. / Allí estaba Rita / con aire a lo Tony Perkins. / Dijo: "¿Te gustaría tomar una ducha? / Te acompañaré hasta la puerta." / Dije: "¡Oh, no, no! / he pasado antes por eso." / Me di cuenta de que tenía que desaparecer, / pero no sabía cómo hacerlo, / cuando ella dijo: / "¿Te gustaría darte esa ducha ahora?" / No podía irme / a menos que el viejo me echara, / porque había prometido / que ordeñaría sus vacas. / Tendría que decir algo / que le sentara mal, / así que grité: / "¡Me gusta Fidel Castro y su barba!" / Rita pareció ofendida / pero se quitó de en medio, / al ver llegar a su padre escaleras abajo / diciendo: "¿Oí bien lo que dijiste?" / Dije: "Me gusta Fidel Castro, / creo que me entendió perfectamente", / y escapé al verle avalanzarse sobre mí / con todas sus fuerzas. / Rita masculló algo / sobre su madre, enterrada en la colina. / Mientras golpeaba la nevera con su puño, / su padre dijo que me mataría / si no salía de allí / exactamente en dos segundos, / "antipatriota, / sucio doctor, rata comunista". / Me tiró un ejemplar del "Reader's Digest" / a la cabeza y eché a correr, / di un salto mortal / al verle coger el arma / y salí a cien por hora / rompiendo el cristal de la ventana, / aterrizando de lleno / sobre las flores de su jardín. / Rita dijo: "¡Vuelve!" / Mientras él comenzaba a cargar el arma / el Sol comenzaba a salir / y yo huía carretera abajo. / Bueno, creo que no volveré / durante una temporada, / aunque Rita dejó la granja / y consiguió trabajo en un motel. / Su padre aún me espera, / firme, callandito, / quiere entregarme / al FBI. / Yo, correteo y me muevo / agradecido de poder hacerlo. / de no haber sido por la libertad de expresión / me encontraría en un atolladero.
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