domingo, septiembre 19, 2021

NOTICIA 2077ª DESDE EL BAR: LA PERSIANA

 

En la Sala de Exposiciones del Antiguo Hospital de Santa María la Rica de Alcalá de Henares han inaugurado hace unos diez días una exposición doble dedicada al cómic. Por un lado hay una gran colección de viñetas de humor dedicadas al humor y la salud y por otro lado hay una pequeña sala dedicada a historietas originales de Coll, un humorista gráfico que trabajó para la revista infantil y juvenil TBO entre las décadas de 1950 y 1970. Coll tenía un estilo muy claro y con mucha clase, algo estilizado y guiones de humor inteligente donde a veces se repetían los chistes contados de diferentes maneras, lo que tenía gancho. La cosa es que su sueldo como creador de cómic no le daba para mucho, así que estaba pluriempleado y sus ingresos principales con los que se podía permitir vivir (pagar comida y facturas) era los que recibía por ser albañil. 

Estaba yo paseando por la mañana de ayer sábado, más bien deambulando en dirección a mi casa dando muchas vueltas como poniéndome excusas a mí mismo, perdido en mis preocupaciones económicas y otras, cuando me encontré con esta exposición sin saber que estaba. Como quiera que tengo en mis manos una investigación sobre censura en el cómic desde hace años y que está lista para ser publicada, pero no termina de encontrar editor, entré llevado por la curiosidad de ver los originales de Coll, y de paso disfrutar de los chites de lo de la otra exposición, que era la principal y que en buena parte bromeaban con asuntos médicos y científicos relacionados con la Covid-19.

La cosa es que los telediarios parecen decirnos que los políticos están a otras cosas que no están principalmente los ciudadanos. En este sentido, esta semana se debate sobre la subida del salario mínimo interprofesional en 15 euros, a 965 euros brutos, lo que en neto debe quedarse en algo así como uno 910 o 900 euros. Me hace gracia que por eterna vez la patronal ha vuelto a decir que "este no es el momento", pero desde que tengo memoria siempre dicen que no es el momento en todas y cada una de las reformas en las que el gobierno (el que tocase) haya querido meter mejoras laborales y salariales a los trabajadores. Para la patronal nunca es el momento, aunque durante los Pactos de la Moncloa de la década de 1970 si que se apuntaron a aquello de "hay que arrimar el hombro" cuando pactaron con sindicatos y gobierno el cese de las huelgas y reivindicaciones para darles aire con el que recuperarse de la crisis económica de aquel momento, tan ligada a los cambios políticos que se estaban dando. La cosa es que tras aquel arrimar el hombro ellos jamás cumplieron con la segunda parte del trato: mejorar los salarios y condiciones laborales de sus trabajadores. Luego vino el ciclo de huelgas de la segunda mitad de la década de 1980. 

Ahora hay otro argumento manido que a mí me hace particular gracia, "estar con los que levantan la persiana". Esta frase parece indicar que los que levantan la persiana son los trabajadores de España, los únicos y exclusivos trabajadores. Solo que esos que levantan la persiana son los propietarios de las persianas, por tanto los empresarios, ya sean grandes, medianos o pequeños. Por lo que parece que en España, en cuanto a esta frase, solo fueran trabajadores dignos de ser protegidos todos aquellos que son patronal, o sea empresarios, o sea autónomos, o sea emprendedores o generadores de empleo, usad el término que menos os moleste, o el que más os guste, a mí me da igual, todos nos entendemos. No soy yo quien diga que no generan empleo, y menos quien diga que no trabajen, pero sí seré quien diga que no son los únicos y exclusivos trabajadores, ni tampoco el que diga que solo los empresarios generan empleo, pues un trabajador por cuenta ajena con su actividad y su consumo también genera trabajo y promociona y estimula su creación. 

En los últimos años se ha potenciado la idea de que hay que estar con o defender a los que suben la persiana, exclusivamente, dándole además unas connotaciones como si estos fueran unos currelas muy sufridos y sacrificados en todos los grados, igual da que sea el dueño de Volkswagen que el de la Frutería Walid de tu calle. No recuerdo quien metió este argumentario en el discurso político de los últimos años. Tal vez fue Unidas Podemos en las campañas electorales de 2018 y 2019, puede ser, no lo sé, pero desde luego en algún momento la derecha política se lo apropió y esta frase se usa como acusación o como flagrante medalla en el pecho, estar o ser de los que levantan la persiana, no obstante el líder del Partido Popular (PP), Casado, la ha usado en más de una ocasión  alegando, además, que él levantaba literalmente la persiana de un negocio familiar cuando era más joven. PP, Ciudadanos y Vox permanentemente tienen la expresión "estar con los que levantan la persiana". El PSOE y por ende Unidas Podemos entran en ese trapo y, sin plantearse el significado que realmente plantea la derecha al decir estas cosas, se ponen del lado de los que levantan la persiana, pero, al no hacer el ejercicio básico de pensar qué quieren realmente con esto, de lugar de estar con esos que levantan la persiana en la Frutería Walid, Papelería Ana o Frutos Secos La Pera, parece que están con los ejecutivos de Naturgy, Amazon o Repsol. Y no es lo mismo. Por el camino pareciera que los trabajadores por cuenta ajena ni están ni se les espera... hasta que Yolanda Díaz, vicepresidenta y ministra de Trabajo por Unidas Podemos, está en su cruzada esforzada de ir subiendo el sueldo mínimo hasta alcanzar mil euros antes de que se agote la legislatura.

Me hace gracia cuando los del PP, Ciudadanos y Vox usan el argumento de "estar con los que levantan la persiana", porque parece que están diciendo "estar con los trabajadores", pero en realidad no están diciendo eso. Entiéndase esto último, "trabajadores", en un sentido amplio, o sea: en que consideremos trabajadores como uno más de los de cuenta ajena a aquellos autónomos pequeños e incluso a una buena parte de los medianos.

Pensaba yo en mis cosas, no eran estrictamente solo las económicas, y vi estas exposiciones. Luego en casa dibujé esta viñeta. Luego pensé en Coll, un reputado ilustrador del cómic español cuyos ingresos principales eran en realidad los de ejercer de albañil. Pensé en mi salario y en mis tiempos abundantes de desempleo. Pensé en otras cosas de mi vida. En fin, luego quise escribiros, pero en lugar de eso pasé el día en el sofá con la gata.

Hoy es domingo, en los bares de trabajadores donde a veces desayuno a las seis de la mañana están a punto de llegar esos trabajadores, algunos con sus familias, para tomarse el aperitivo del domingo antes de ir mañana a las seis de la mañana a esos mismos sitios donde alguien les abrirá la persiana, esa que ellos mismos pagan con su trabajo. Y esa es su recompensa de una heroica semana de mantener abiertos los lugares que se abren subiendo persianas, un sueldo bajo, muchas horas, menosprecios varios de patronal y políticos y la satisfacción de tener a alguien el domingo para tomarse un aperitivo. 

Os aseguro que en un barrio obrero hay un antes y un después cuando cada mañana, o las mañanas que se puede, así por ejemplo porque tengas un contrato, desayunas entre todos a las seis de la mañana. Los conocidos y amistades de barrio empiezan ahí. En esos cafés a veces mal elaborados y a temperatura lava, a veces con porras con más grasa que una fábrica de aceites industriales. Da igual si tienes puesto ya el mono de trabajo ya manchado de un taller de coches, el reflectante de albañil, la camiseta de una empresa de pintura, el uniforme de limpiadora de portales, un traje blanco porque eres el dueño de la panadería unifamiliar que vas a abrir en unos minutos, o ropa de calle, como la mía, porque tu trabajo es más intelectual, aunque cargo pesos como el que más en los archivos, véase también la ropa de un maestro. La persiana empieza a levantarse justo ahí, cuando se levantan los trabajadores que mantendrán abierto el lugar ese de la persiana. 

Saludos y que la cerveza os acompaña.

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