jueves, marzo 13, 2025

NOTICIA 2378ª DESDE EL BAR: FAKE NEWS EN LA LOTERÍA NACIONAL

La importancia de los historiadores, los archiveros y los documentalistas no es pequeña, lo que es, es ignorada. Hoy escribo sobre esto a raíz de algo anecdótico de mi día a día. Hace bastante que me he acostumbrado a jugar a la Lotería Nacional de los jueves. En febrero iniciaron una serie dedicada a mujeres que inspiran, posiblemente para lograr alcanzar con ella el 8 de marzo, Día de la Mujer, matización amplia de los organismos internacionales que en realidad oculta el origen de reivindicación laboral original, el Día de la Mujer Trabajadora. Diluye el pensamiento. Pero no es de esto, ya de por sí altamente importante, de lo que iba a tratar. Trabajo yo con la documentación del proyecto de archivo actual en el que estoy contratado, con datos históricos, leyes, incoaciones, declaraciones, dejados sin efecto, y otras cuestiones de un determinado tema que está tratando el Ministerio de Cultura, cuando en estas semanas me encontré el 20 de febrero con un décimo que muy evidentemente lanzaba a sus receptores (que no son pocos) un dato erróneo, falso o que faltaba a la verdad. Me llamó poderosamente la atención, al resto de gente supongo que les dio igual. La gran mayoría ni se fijaría o, de fijarse, lo daría por bueno, cierto y verdadero.

Dedicaban el décimo a Elena Maseras (1853-1905), de la que destacaban que fue la primera universitaria en España y la primera médica de este nuestro país. Mentira. 

Como alcalaíno, ya no sólo como historiador y archivero, me es muy conocido que Isidra de Guzmán, que vivió entre 1767 y 1803, fue la primera doctorada de España por la Universidad de Alcalá de Henares, por entonces Universidad Complutense. No fue la primera universitaria, pero sí hay constancia documental guardada en los archivos del Estado sobre que fue la primera doctorada universitaria en 1785, con 18 años de edad. Lo hizo en los estudios que hoy día llamaríamos de Filología, en la Facultad de Artes y Letras gracias a un permiso especial de Floridablanca. Antes que ella se sabe que hubo otras universitarias, aunque muy pocas y anécdoticas. Una de ellas, de hecho, se sabe que pasó por las aulas tanto como alumna no matriculada, como dando clases no oficiales sustituyendo a su padre en el siglo XVI, Francisca de Nebrija, hija de Antonio de Nebrija. 

Así que Elena Maseras no fue la primera universitaria de España. 

Maseras realizó estudios de Medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona entre 1872 y 1879. Entre Isidra de Guzmán y ella cada vez habían ido ingresando en carreras universitarias más mujeres, si bien siempre en un número muy reducido, e igualmente con carreras universitarias que les eran restringidas. 

Si uno se fija en la fecha en la que Maseras inició su carrera universitaria, 1872, verá que es durante el Sexenio Revolucionario, con un rey constitucional y liberal como fue Amadeo de Saboya. Comprenderá que los continuó con la Primera República y la posterior dictadura liberal de Serrano (1873-1874) y que la acabó en 1879 con la Restauración que trajo una Monarquía Constitucional en 1875 en la figura de Alfonso XII. 

Maseras lo que sí es cómo símbolo en la lucha por la igualdad de derechos y como mujer que inspire, es la primera mujer que pudo acudir a estudiar a las aulas universitarias, la primera en estudiar la carrera de Medicina, que lo pudo hacer vestida de mujer si así lo deseaba y que además pudo realizar su examen del mismo modo. Anteriormente a ella, las mujeres no podían ni acceder a todas las carreras universitarias, entre ellas Medicina (aunque sí se les reservaba los estudios de partera), no podían estar en las aulas, y cuando debían acudir a la Universidad por algún asunto, debían ir vestidas como los hombres. Así que en todo esto sí es la pionera, no es la primera universitaria, pero sí es la primera que como universitaria logra una serie de derechos para igualar a mujeres y hombres. Por cierto, todos esos derechos se los otorgó Amadeo I mediante una Real Orden que no fue revocada.

Tampoco es que la persona que realice los trabajos de documentación para Lotería Nacional tuviera que haberse esforzado mucho en encontrar estos datos, le hubiera valido simplemente con mirar Wikipedia si no quería trabajar demasiado. Pero uno que es archivero y trabaja mediante empresas con la administración cuando es contratado, desde 2009 a la actualidad, sabe que normalmente no hay una sola persona al cargo de estas cosas, que hay varias. Que las decisiones no son exclusiva de uno. Que son razonadas, que se suelen avalar con bibliografía, documentos oficiales y toda aquella fuente que se considere oficial y fiable. Así pues, el texto del 20 de febrero en el décimo de lotería me produce muy serias dudas sobre si fue un error, una exageración u otra cosa. Subrayo, tengo serias dudas sobre si pudo ser otra cosa.

Vivimos unos tiempos de las manipulaciones, de las otras realidades, las realidades alternativas que dijo Donald Trump en su primer mandato de 2017-2021. 

Puede que todo sea simplemente un exceso de magnificación de quien redactó el texto del décimo, es cierto. Puede. O puede que sea una interpretación de quien decidió destacarla así y que puede chocar con interpretaciones de historiadores. Por poder pueden ser muchas cosas.

La cuestión es que es de esas cosas que a mí me hacen pensar. Que pueden ser cosas nimias, sin importancia, anecdóticas, pero que por acumulación por diversos medios y formas, me hacen pensar.

Y todo sea dicho de paso: la serie es muy loable. Hay que avanzar para lograr la no discriminación sexual. Hay que poner en valor las biografías y las historias de las mujeres que, haciendo algo importante, hay que destacar su importancia. Hacer que sus nombres también sean conocidos. Y que inspiren y hagan ver a otras mujeres que hay derechos de igualdad.

Saludos y que la cerveza os acompañe.

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