A fin de cuentas muchos historiadores, sociólogos, analistas, periodistas, politólogos y hasta movimientos sociales diversos y escritores de ciencia ficción, utopías y distopías veníamos tiempo (años, décadas) escribiendo y reflexionando que tal cómo iba avanzando el mundo desde el final de la Guerra Fría, con un pequeño receso de años en 2001, ya se apuntaba a que el siglo XXI, si no se hacía nada, parecía ir a una especie de colapso de los gobiernos por el fuerte poder que iban adquiriendo grandes empresarios que empezaban a monopolizar sectores vitales para la sociedad, y sin más reglamentos que los suyos. Hubo numerosas ocasiones en diversas crisis de este siglo XXI donde hemos visto que sus decisiones sobre qué hacer con sus medios han decidido situaciones sociales y políticas, incluso militares. Se puede rastrear en prensa por ejemplo en cómo se usaron los satélites de comunicaciones en la Primavera Árabe o en la actual Guerra de Ucrania. No es una especulación, se ha venido publicando en noticias de prensa común y corriente en los últimos años. Elon Musk declaró él solito en 2023 que bloqueó el acceso de Ucrania a Starlink, lo que impidió todo el plan de contraataque de Ucrania. Se puede leer, por ejemplo, en la BBC. El ejemplo de la Historia más clásico de todo esto es cuando los Estados surgidos tras la caída del Imperio Romano de Occidente surgieron en parte porque el propio Imperio delegó en grandes señores de la guerra algunos de sus territorios, como por ejemplo los visigodos. Pero los Estados que surgieron en la Edad Media, por mucho tiempo fueron estados débiles para hacer respetar la autoridad y leyes de los reyes, ya que los reyes dependían de señores feudales muy poderosos en tierras, dinero y fuerzas. Fue por ello que al inicio del Renacimiento los reinos europeos terminaron reforzando su poder sometiendo a estos señores, en aquella época por el medio más común de hacerles la guerra hasta someterles, aunque hubo otros medios aparte de los belicosos o lo represivos.
Sea como sea, Donald Trump fue desgranando a sus políticos y asesores una vez que fuera presidente desde que ganó las elecciones. Un antivacunas al frente de la Sanidad (y es un Kennedy, sorprendente giro de este descendiente familiar), un negacionista del cambio climático para los temas medioambientales, una persona contraria a la ONU para Asuntos Exteriores, un gran empresario que sólo cree en la concentración de servicios en manos privadas para gestionar los recursos públicos y al que además se le da poder para dar consejos sobre tecnologías siendo él propietario de las principales tecnologías y redes de Internet, y así podríamos ir siguiendo la lista. Ha hecho además promesas del tipo eliminar las ventajas a los coches eléctricos (cosa tal vez difícil para Trump sin chocar precisamente con el consejero citado antes, pues es propietario de una de las principales marcas que fabrican coches eléctricos), poner aranceles a China (otra cosa difícil porque muchas fábricas del mismo consejero están allí y porque otros tantos estadounidenses también fabrican allí), y recomenzar una guerra económica con la Unión Europea, con Japón, con China y con todos los que él crea, queriendo ejercer de matón amenazando con aranceles a todos los que no le compren petróleo y gas a Estados Unidos, que, quien haya visto películas de la mafia clásicas, pues ya conoce de donde viene esa forma de "triunfar" en los negocios.
Comienza su mandato firmando deportaciones de emigrantes previa redada en Estados Unidos. Dice que desea anexionarse Groenlandia, que en principio es de Dinamarca, el Canal de Panamá (cuyo control es de Panamá, pero su uso es internacional), Canadá (que es independiente y también parte de la Commonwealth británica) y declararle una especie de estado de no beligerancia (estado previo al de guerra) a México al declara el estado de emergencia nacional en la frontera sur a costa de la emigración que llega por allí, y si por si fuera poco, hace un aviso simbólico cambiando el nombre de Golfo de México a Golfo de Estados Unidos, ya puesto podría haberlo llamado El Golfo de Trump.
Es grave que entre sus primeras decisiones de su primer día se haya salido de la Organización Mundial de la Salud y de los protocolos de la Cumbre del Clima de París. Declara que quiere potenciar la extracción de gas y petróleo incluso con técnicas que están en entredicho por el ecologismo por sus efectos contraproducentes. En parte por ello ambiciona Groenlandia. No sólo por el ambicionado paso del noroeste, sino también por las posibles bolsas de recursos que habría bajo sus hielos. Lo mismo para su ambición sobre Canadá, lo que es un peligro para sus grandes bosques. Eso mientras el mundo vive unos años de gran empeoramiento medioambiental a costa por ejemplo de decisiones políticas como las del expresidente de Brasil, Bolsonaro (2017-2022) cuando apoyó enormes talas en la selva Amazonas, o cuando diversos países del este de Europa volvieron al carbón para no quedarse sin recursos energéticos a costa de la Guerra de Ucrania empezada en 2022.
Uno de los problemas de que Estados Unidos vuelva a principios políticos propios del siglo XIX no es sólo que exprese su intención o deseo de anexionarse Canadá, Groenlandia, las islas Feroe y el Canal de Panamá, así como cambiar el nombre del Golfo de México (borrando el pasado hispano del sur de los propios Estados Unidos), es también que hoy es eso y mañana será aquel lugar donde los estadounidenses crean que el gobierno ha de ser suyo por sus propios intereses. Por ejemplo, ya que España impidió barcos de Estados Unidos parando en el sur de España con presuntas armas al conflicto de Oriente, puede que Estados Unidos crea que se debe anexionar Rota, Tarifa, todo el Golfo de Cádiz, Ceuta y Melilla y si se apura, las Canarias. Esos son los peligros de volver a la política de expansión colonialista que llevó al mundo a la Primera Guerra Mundial de 1914-1918, y de la cual Estados Unidos no fue ajena.
Fue el 5º presidente (1817-1825), James Monroe, quien creó la Doctrina Monroe de 1823, que viene a resumirse en que América es para los americanos, entendiendo por americanos los estadounidenses. A esa doctrina la había precedido la presión a Francia (que estaba en guerra en Europa) para que les vendiera en 1803 casi todo el medio Oeste, que comprendía lo que se llamó Luisinana, una segunda guerra contra Reino Unido en 1812, que tras vencer en ella hizo que los estadounidenses decidieran expandirse y anexionarse por el norte canadiense en 1818 y otra presión a España para que le vendiera en 1819 lo que por entonces era una Florida más extensa que la actual. Pero también una serie de guerras indias que ya no acabarían hasta los comienzos del siglo XX, aunque para finales del siglo XIX estaban casi acabadas en la totalidad, guerras que les haría expandir su territorio, porque el americano de la Doctrina Monroe era un americano muy definido en una serie de ideas identitarias muy concretas y muy excluyentes. Fue por el espíritu de esta doctrina que otros presidentes posteriores, como Polk en la década de 1840, fomentaron la presión económica fallida y después la invasión bélica para anexionarse todo el gran norte de México, que prácticamente es todo el oeste, gran parte del centro y casi todo el sur estadounidenses. Cosa que en 1853 volvieron a hacer, quedándose otro pedazo del norte de México. Sus conflictos con México continuarían a lo largo de ese siglo y durante las primeras décadas del siglo XX, con escaramuzas a uno y otro lado de la frontera, hasta el punto que incluso en 1914 Estados Unidos decidió ocupar Veracruz.
En 1853 Estados Unidos tenía interés en ser la potencia occidental que comerciara con Japón, el cual era un país vetado a los Occidentales y les tenía el comercio muy restringido. Los estadounidenses decidieron abrir el comercio japonés a base de un barco de guerra y bombardeo. Una guerra que duraría hasta 1854. Desde esa misma década de 1850 los Estados del Sur de Estados Unidos están interesados en anexionar Cuba española por razones económicas y esclavistas y comienzan todo tipo de contactos con cubanos independentistas. Terminada la Guerra de Secesión estadounidense este interés no termina, sólo que ahora es de todo Estados Unidos por interés económico y dan cobertura y armas a los independentistas en la Guerra Grande de 1868-1878, y lo seguirán haciendo, especialmente en la Guerra de Independencia Cubana de 1895-1898. En 1897 McKinley llegó a la presidencia con ideas colonialistas, el resto de Occidente estaba inmerso en eso también y él decide forzar la guerra con España en 1898, se hace con Cuba, Puerto Rico, Filipinas, Guam y Hawaii. Pasan a la órbita política y económica de Estados Unidos, pero no la hace Estados suyos, Hawaii lo será desde la década de 1950 y Puerto Rico será un Estado Libre Asociado, una especie de protectorado.
Igualmente Estados Unidos participa de la Guerra de los Boxer en China junto a otros países europeos en 1900, incluida España. En las tres primeras décadas del siglo XX intervendrá en la revolución mexicana y en conflictos armados en Marruecos, rozando a veces con Francia y España. Se hará con el control político de Panamá y creará y se quedará el canal hasta comienzos del siglo XXI. Intervendrá política y militarmente en los países de Centroamérica, mientras a la vez van pasando sus conflictos con México. Nicaragua será un avispero para los estadounidenses. Pasará la Segunda Guerra Mundial. Se fijarán en Corea e irán a la guerra, perderán el control de Cuba en 1959, entrarán en una larga guerra en Vietnam en las décadas de 1960 y 1970, se complicarán con Camboya y Laos, volverán a varios conflictos en Centroamérica entre los 1970 y 1980 (Nicaragua de nuevo, Honduras, El Salvador, Guatemala, la Isla de Granada), intervendrán en Chile en 1973, tal vez en Argentina, Brasil y otros países, y a todo esto las otras dinámicas de la lógica de la Guerra Fría y de los actuales tiempos posteriores. Ahora mencionan los citados Canal de Panamá, Canadá y Groenlandia, ¿será sólo una mención para presionar y obtener otras ventajas políticas y económicas más allá de lo meramente territorial? Ya se verá, pero suena a un tono político de derivas políticas y militares estadounidenses anteriores a 1929, por más que en la década de 1950 volvieran a ellas. Fue la Gran Depresión de 1929 la que hizo que Estados Unidos recapacitara en centrarse en políticas económicas internas y no tanto en el expansionismo.
El nombre del Golfo de México fue cambiado por ley en Estados Unidos ayer por el de Golfo de Estados Unidos. El nombre de Golfo de México viene de la época española. Cuando España llegó a América se expandió por el Nuevo Mundo, como es conocido. México era un extenso territorio identificado con lo que fue el Impero Azteca e incluso el Imperio Maya y que abordaría más territorio de lo que es el México actual, según se expandan los españoles. Tanto al norte, por suelo actual de Estados Unidos, como al sur, en varios países actuales de Centroamérica. Aquella gran extensión quedó dentro de la división territorial del Virreinato de Nueva España, el cual entre la segunda mitad del siglo XVI y hasta parte del XVIII contenía todo el Golfo de México, salvo la desembocadura del río Misisipi, que fue descubierta y explorada por España a comienzos del siglo XVI, y sería teóricamente española, pero la falta de control que mantuvimos allí provocó que en el siglo XVII los franceses extendieran su territorio de Luisiana a esa desembocadura. Con la independencia de México producida por enfrentamiento bélico con España entre 1810 y 1821, México pasa a llamarse tal cual como Estado. Ya hemos hablado de sus conflictos bélicos con Estados Unidos mediado ese siglo. Estados Unidos tiene en su origen un pasado español e hispano. El nombre de Golfo de México no va contra ellos, es sólo un testimonio de la Historia y de los orígenes, pues recordemos también que México era una palabra de origen indio, de los indios mexicas, uno de los pueblos de aquel Imperio Azteca.
El cambio de nombre que ha hecho Trump sólo afecta a Estados Unidos por ley, otra cosa es que la gente de Estados Unidos quieran hacerle caso o no, aunque por ley los libros y prensa y centros educativos lo llamarán como se les dice. Ahora bien, el resto del mundo no tenemos porqué llamarlo así. De hecho puede que tras Trump venga otro que le devuelva el nombre, pues el cambio de nombre parece responder a una lógica imperialista, ultranacionalista y etnocéntrica, no exenta de algo de racismo hacia lo hispano. Y en lo hispano también están aquellos que damos nombre a tal término, los españoles, cuyo suelo de origen es lo que fue el lugar de Hispania. Trump quiere vender la idea de un Estados Unidos anglosajón, de raza blanca y cristiano protestante, que reconoce al católico y al judío (en su ceremonia de nombramiento intervinieron diferentes líderes espirituales de estas religiones) y al de otra raza (en la misma ceremonia intervinieron personas de raza no blanca). A esa idea hemos de añadirle la idea de que el estadounidense ha de ser heterosexual, pues declaró que sólo se reconocerá los sexos de hombre y mujer. En fin, esto es puro artificio, algunos Estados de Estados Unidos tienen bien asentadas sus leyes de derechos homosexuales y de diversidad sexual y afortunadamente para estas personas será difícil (cuidado, no imposible) que les quiten derechos, eso por una parte, por otra parte la jurisprudencia puede entrar en una pelea consigo misma sobre qué es hombre y qué es mujer una vez que alguien en Estados Unidos ha solicitado el cambio de sexo y lo obtuvo. Pero todo en conjunto nos da una idea de por dónde aspira a ir Trump, quien no dudo que a la vez que dice lo de hombre y mujer, ya estará dispuesto a aparecer con homosexuales o con iconos homsoexuales para desmentir que sea lo que, al decir lo que dijo, parece ser. No obstante, los Village People cantaron en uno de sus actos.
El Golfo de México será el Golfo de México siempre que no hagamos caso al Golfo de Estados Unidos.
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