miércoles, mayo 29, 2024

NOTICIA 2320ª DESDE EL BAR: AL FIN RELEVADO, DESPUÉS DE DOS AÑOS

En  mayo de 2023 (Noticia 2230ª) comentaba el debate electoral que hubo en Alcalá de Henares con motivo de las elecciones municipales, que más o menos era un  reflejo de cómo iba el panorama social en España. Con ese tema sobre la mesa, conté cómo estaba el asunto de mi comunidad de vecinos, como pequeño ecosistema en parte ejemplificador de todo aquello que estaba en las elecciones y en la sociedad española. Decía por entonces que habiendo nacido y viviendo en mi portal de vecinos desde 1979 (siendo el edificio terminado de construir en la segunda mitad de 1974 y mis padres empezando a vivir en él desde los primeros días de 1975 -fecha de su boda-), tras la muerte de mi padre en 2003 y la de mi madre en 2017, y tras pasar la anomalía de un presidente de la comunidad por dos años a causa de la Covid-19 en el periodo 2019-2021 (que por cierto, por primera vez se había nombrado a un vecino no presente en la reunión, cosa que permite la ley), y después la novedad de eliminar la figura de tesorero para quedarse sólo con la de presidente de la comunidad en el periodo siguiente de 2021-2022, me tocó ser presidente de la comunidad por primera vez en mi vida en esa primavera de 2022. Sin embargo, llegados a la primavera de 2023, volvió a producirse otra anomalía, que comentaba en un "post data" de esa misma entrada, por falta de vecinos a los que les tocaba el turno rotatorio anual y por falta de candidatos, se forzó a que mi mandato se prorrogara un segundo año, era imposible la renovación, igual que en política nacional está ocurriendo con el Consejo General del Poder Judicial. En fin, al fin, el pasado jueves 23 de mayo finalizó mi mandato como presidente de la comunidad de vecinos que ha durado de 2022 a este 2024, aunque aún hubo una vecina que propuso que volviera a repetir un tercer año, cosa a la que me negué en rotundo. Con la ley de propiedad horizontal y con la costumbre en la que nuestra comunidad de vecinos se ha constituido desde 1975 de un turno rotatorio anual entre los vecinos propietarios que viven en el portal, están al corriente de pago y que participan de las reuniones (a excepción de ese primer precedente de 2019-2021), llevé a que se quiera o no, el turno rote y pase al siguiente, a quien le tocaba.

En febrero de este 2024 (Noticia 2293ª) comentaba varias asuntos graves en lo económico que se habían acumulado en la comunidad de vecinos, mientras algunas vecinas extendían rumores que nada tenían que ver con la realidad, aunque lo cierto es que ese mes de febrero fue complejo, pues se acumularon a la vez tres averías que ocuparon numerosos problemas entre ese febrero y buena parte de marzo, siendo además que a un grupo de albañiles contratados por el gestor para arreglar unas plaquetas (cinco plaquetas) de una pared del portal se les ocurrió la brillante idea de decir en febrero que venían a arreglarlo y no aparecer hasta la segunda mitad de abril y tras numerosas llamadas de reclamación por mi parte, quejas y, lo único que funcionó, una llamada telefónica que hube de hacer mostrando alto enfado a la oficina del gestor que tenemos contratado. Parece ser que en este país la gente más que por responsabilidad y sentido del deber funciona así, al sonido del puñetazo en la mesa. Bastante triste. También es cierto que el estado de las cuentas era bastante lamentable, mermadas por las tres averías a la vez de febrero-marzo y los vecinos que no pagan sus cuotas.

Lo cierto es que se podrían nombrar varios hitos de esta comunidad de vecinos desde 1975. En esa segunda mitad de 1970 vinieron los propietarios originales, de los que quedamos pocos (incluidos hijos de los mismos). En diferentes momentos de la década de 1980 se procedió a diversas reformas, como el cambio del suelo, poner plaquetas en el recibidor de la planta baja del portal y pintar el resto, cambiar la puerta de entrada por una con portero automático (lo que incluyó quitar la placa del Ministerio de Vivienda con el símbolo de Falange), cambiar los buzones, o un vecino carpintero poniendo pasamanos de madera en las escaleras y unificando en un mismo estilo de puerta y cercos las entradas a cada casa. En la década de 1990 varios vecinos cambiaron, ya fuera por mudanza o por muerte. En algún momento se adaptó la antena de televisión. El cubo de la basura que se sacaba a la calle desapareció, porque el ayuntamiento empezó un nuevo sistema de limpieza urbana basado en contenedores públicos. Se construyó una puerta previa a la puerta del portal, formando un patio pequeño de entrada. Lo hizo un vecino albañil. Mi padre, tornero metalúrgico, creó dos tapaderas de metal para acceder a la bomba de agua, en el patio de entrada citado. Además se produjo un cambio social acorde con los tiempos: se contrató a una empresa de limpieza para la limpieza del portal, ya que antes lo común es que cada semana lo hiciera cada casa de manera rotatoria, y esa tarea solía recaer en las mujeres. Apareció la primera familia que ocupó una de las viviendas, que vivieron con nosotros muchos años, sin dar problemas, hasta que fueron desalojados por la policía sin que nadie se enterara hasta el día siguiente. En la década de 2000 se contrató a un gestor para ayudar al presidente y al tesorero a llevar las cuentas y el cobro de recibos. Se cambió la puerta de contadores eléctricos y las llaves del portal. Se volvió a adaptar la antena de televisión, ya que desapareció la televisión analógica y comenzó la televisión digital terrestre. Y aparecieron diversas personas ocupando un par de casas, con lo que apareció puertas tapiadas y buzones rotos, se rompieron también los bombines de la puerta del portal, por lo que se trasladó el portero automático de la puerta original a la puerta del patio de entrada, a la que le robaron los cercos de madera. Algunos propietarios originales  optaron por irse y alquilar o vender sus casas, según el caso de cada cual. Con esto llegaron los primeros vecinos de origen no español. También llegaron otros vecinos alquilados que, por juventud y juergas, provocaron algunos problemas de convivencia puntuales. En la década de 2010 hubo vecinos con las casas ocupadas que recuperaron las mismas y se las vendieron a bancos, que a la vez las vendieron a nuevas familias. Se quedó en el portal una sola vivienda que era ocupada y desocupada alternativamente. La puerta de entrada fue rota sistemáticamente para que estuviera siempre abierta y así se quedó, porque arreglarla no servía para nada. Lo mismo con los buzones. Pero el problema mayor vino cuando algunos vecinos dejaron de pagar las cuotas mensuales de mantenimiento de la comunidad de vecinos, provocando una deuda que se iba acumulando año a año. En 2019 se nombró por primera vez a un vecino no presente como presidente de la comunidad de vecinos. Este era y es el regente de origen chino de una tienda que está enfrente de nuestro portal, por lo que estaba cerca y disponible a todas horas, sólo había que ir a su tienda a verle. Por la Covid-19 en 2020, este presidente por primera vez prorrogó su mandato un segundo año, hasta 2021. En esta década de 2020 entró en 2022 una nueva familia ocupando la única casa libre del portal, la que se citaba antes, dándose una novedad, el Banco propietario de esa vivienda dejó de pagar sus cuotas por esa casa, lo que es algo raro en un banco, pero no irreal. Desde el mandato 2021-2022 se eliminó la figura del tesorero, entendiendo que su cargo era testimonial, ya que sus funciones las hace el gestor, lo que permite la ley. En 2022 fui nombrado por primera vez presidente de la comunidad, y a la vez soy el primer descendiente de un vecino original, pero también de los que vinieron posteriormente, en ejercer el cargo. A la vez he sido el segundo en prorrogar la presidencia dos años, hasta este 2024. 

Las deudas acumuladas por varios vecinos desde 2017 y las nuevas de otros vecinos, como el piso ocupado cuyo dueño es un banco, han llevado en la década de 2020 a la comunidad de vecinos a una situación muy precaria, que impide reforma alguna, ni mejora alguna, y que nos coloca en la necesidad de pedir derramas extraordinarias cada vez que hay averías. En ese sentido se había ido dando plazo, oportunidades y avisos a los dos principales deudores para que fueran pagando. Es más, yo defendí varios años esa necesidad de darles avisos y oportunidades de pago cuando sus deudas aún no eran muy grandes, tampoco pequeñas, pero asumibles de pagar. Cuando fui nombrado en la primavera de 2022 la mayoría de vecinos votó a favor de demandar a los dos principales deudores, ya que los pequeños deudores pueden tardar a veces un par de meses, pero van pagando cuando pueden. Así pues, buena parte de mi mandato ha girado en torno a esa demanda judicial, que realicé a título de presidente de la comunidad porque la mayoría de la comunidad votó a favor de demandar. No fue iniciativa mía, fue una decisión democrática, como la ley exige en las reuniones de vecinos, si bien es verdad que en la reunión de 2022, ante las averías graves de dos vecinos, dije que sin dinero no se podían arreglar y se hacía necesario poder cobrar lo que se le debía a la comunidad. Para ello se hubo de aprobar en 2022 una derrama especial muy grande de dinero para contratar un abogado e iniciar el proceso. Sin embargo, las huelgas de los juzgados y la no renovación del poder judicial paralizaron el proceso durante casi todo el 2022, sólo a comienzos de 2023 pude dar poderes a una procuradora, pero aún así, el proceso tiene retraso y sigue en curso. Dejo la presidencia en 2024 sin que se haya resuelto el asunto. Aunque la presión judicial, muy a pesar de las habladurías de un par de vecinas, probablemente es la que ha logrado que una de las familias deudoras haya comenzado a pagar su deuda. El problema es que el otro deudor no lo hace y se le ha sumado la casa del banco ya citada. También se me encomendó afrontar varias averías muy graves, como era el techo de una vecina que da al tejado del edificio, el cual tenía filtraciones de agua, y el arreglo de una bajante del agua que estaba rota e inundando a un vecino de los pisos bajos. También para ello se recurrió a otra derrama extraordinaria en 2023... mientras a la vez hubo un nido de avispas que quitar, una puerta que rompe alguien de manera recurrente a la vez que los casquillos de las bombillas de luz, la rotura de otra bajante y otros asuntos. En fin, por un lado, de lo más sencillo me encargué yo, como las bombillas y algunas cosas de los cierres de puertas y un buzón de una vecina que paga, de otras cosas se encontró personas que accedían a trabajar pagando a plazos, y lo que eran averías graves, como el techo o la bajante citados, pues se arregló con las derramas, porque el seguro de la comunidad no se hacía cargo. 

A última hora de mi mandato, el ayuntamiento nos pasó nota de que un arquitecto municipal que pasó por el barrio dictaminó que nuestro portal (nuestra parte del edificio) tiene serios problemas en los forjados de los muros externos (especialmente debajo y en las terrazas) y los voladeros del techo, por lo que se nos insta (aunque aún no se nos obliga) a solicitar pasar una Inspección Técnica de Edificios (ITE), la cual, tras hacerse, nos obligaría a hacer arreglos en seis meses. Sólo arreglar los forjados (lo que más urge) cuesta 30.000 euros. Llevo advirtiendo de esto desde la primera reunión a la que asistí en 2018. No ha habido año en que no lo haya advertido y avisado de la importancia de sanear las cuentas para arreglar esto, sobre todo antes de que se caiga un trozo de terraza o de pared y sea peor. Cuanto más se tarde en arreglar, será peor. Bien es cierto que falta dinero. Ahora que una parte de los deudores ha comenzado a pagar, yo defendí en mi salida de presidente que ahorráramos ese dinero con vistas a arreglar estos problemas, esto es: que no realizáramos gastos si no era algo imprescindible (como lo fue aquello del techo o lo de la bajante). Sin embargo, dos de las vecinas originales defendieron que estaba feo el portal sin pintar y querían pintar. En fin, yo voté en contra, por ahorrar para lo que urge: arreglar los forjados, pero el resto votó a favor de pintar el portal. Para ello y, a la vez, ahorrar para los arreglos, propusieron una derrama extra de un año de 50 euros, lo que sumado a lo que ya pagamos se ponía en 105 euros al mes. Me negué, pero como eran mayoría, en esto sólo logré que bajaran de 50 extra a 30, por lo que será un año pagando a 85 euros al mes. Entrando y saliendo del desempleo yo mismo, esto me resulta altamente perjudicial personalmente, pero también injusto, porque yo sí he pagado, y veo más justo ahorrar lo que una parte de deudores ya están pagando. En fin, esto es una democracia, gana la mayoría y su punto de vista fue el que fue... mucho es que logré bajar de 105 a 85 euros. Creo que no era necesario aprobar pintar el portal, no pasa nada por estar un año con la pared con algún raspón, ya se pintaría cuando se pudiera... pero en fin... se votó lo que se votó. Entretanto también votaron algo que yo mismo había logrado evitar desde 2022, despedir a la empresa de limpieza actual, porque dicen que el portal está mal limpiado, para contratar a otra nueva. Creo que no deberíamos jugar con el pan de nadie. Antes que despedir a alguien hay mil maneras más de solucionarlo con ese alguien. 

Como sea, lo aprobado es lo aprobado, y aunque el acta redactada por el gestor habla de votos por unanimidad, yo voté en contra de pintar (a favor de ahorrar); lo aprobado lo fue, en ese punto, por mayoría, pero no por unanimidad. En lo otro de la cuota especial... más o menos lo mismo, yo voté contra los 105 euros, pero sólo logré que bajara a 85 euros y no que no hubiera un extra, el cual es inevitable, pero también entiendo que era aplazable a cuando hubiéramos ahorrado lo que se adeuda a la comunidad. Lo que se llama ganar tiempo, y yo hablo desde mi vida económica personal, pero intuyo que no soy el único en esa necesidad, dado que hay vecinos que a veces tienen pequeños retrasos en los pagos. 

Pues esto que ha ocurrido en mi comunidad de vecinos, sumado a vecinos que no suelen bajar a las reuniones y vecinos que no viven en el portal, pero tienen sus casas alquiladas y vienen a votar y a proponer normalmente siempre el pago de dinero extra para hacer mejoras en el portal (que sin duda subiría el precio que cobran a su alquilado), a la vez que rechazan ejercer la presidencia (tal como ocurrió este mismo año, y que el resto de vecinos les aceptaron por no vivir ellos en su propiedad), son en cierto modo una reproducción de lo que podría pasar en las elecciones europeas del próximo 9 de junio. Si no se participa de los asuntos comunes, si no se vota en las reuniones o se vota dejándose llevar sin razonar el voto propio, si no se quiere ejercer deberes, pero sí recibir derechos, puede que un día venga alguien que sí quiera ejercer de tal manera que de repente tus derechos desaparecen porque de repente sólo tienes deberes, pero no tienes oportunidad de elección, o sea: de derecho.  

Más o menos, metafóricamente, esto puede mostrar lo que van a ser las elecciones europeas de las que hablé de manera directa en la Noticia 2318ª. Saludos y que la cerveza os acompañe.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sobre la derrama creo que en tu caso podrías negarte a pagar según la LPH. Verás, está ley distingue entre las cosas que son necesarias hacer y las que no. Ya que lo que se votó es pintar, algo estético más que nada, y que la derrama excede las tres cuotas ordinarias, y que entiendo que votaste en contra, reúnes los requisitos de dicha ley para negarte a pagar. Incluso se podría impugnar.
Es decir, a tu favor y según la ley:
- No es una reforma necesaria
- Las cuotas de una derrama para cosas no necesarias no pueden exceder tres cuotas ordinarias
- Votaste en contra

No soy experto pero quizás merezca la pena ahondar en eso.

Por otra parte, qué es eso de pedir una derrama para ahorrar dinero. Como símil de lo que nos estrujan lo has clavado, sí.

Canichu, el espía del bar dijo...

Bueno, la derrama también incluye la idea de ahorrar para poder reparar algún día los forjados de los muros, que si es algo estructural necesario.

Muchas gracias.