viernes, mayo 24, 2024

NOTICIA 2319ª DESDE EL BAR: Y SIN EMBARGO, LA NADA

Ayer aparecía una noticia en el diario El País que decía que había crecido en los últimos tiempos el número de estudiantes de Bachillerato porque las notas de acceso a la Formación Profesional se han elevado y no les daba. Si retrocedemos años atrás, a los tiempos del comienzo de la Gran Recesión de 2008 o un poco antes, la primera opción de estudio estaba en el Bachillerato, siendo Formación Profesional la segunda opción. De hecho se necesitaba más nota para estudiar Bachillerato. Al menos era así muchos más atrás, cuando yo mismo hice Bachillerato en la década de 1990. La Gran Recesión hizo que mucha gente de mi generación y cercanas, aún teniendo estudios universitarios, no hayamos tenido empleos estables, o bien remunerados, o directamente de nuestros estudios. Mucho se ha hablado de los que se fueron a vivir fuera, algunos no han vuelto, o la matraca continua de los periodistas con la gente de la Sanidad o la Educación, como si no existieran personas que con estudios universitarios pertenecemos a otros sectores que también se han visto afectados. Además, hay que sumar que poco se ha hablado de los que nos quedamos. Sólo ahora, cada cierto tiempo, se acuerdan de nosotros para decir que nos comimos todas las crisis económicas, una detrás de otra, y antes por ello y por jóvenes, y ahora por ello y por viejos sin ser viejos, no tenemos nada, pero, ojo, que no lo dicen para que alguien nos solucione algo, sino para anunciar que las generaciones posteriores han aprendido y no quieren ser universitarios para terminar como nosotros, que somos poco menos que el personaje del hidalgo en el Lazarillo de Tormes. Unos Quijotes sin siquiera reconocida la gloria romántica que se le reconoce a aquel. Como se viene repitiendo en la prensa económica en los últimos años, somos una generación perdida, una generación fracasada... y nadie quiere recuperarnos, consideran que es mejor volverlo a intentar con los que vienen detrás. Nosotros fuimos la generación mejor preparada, así se afirmó por ejemplo durante aquel 2011, cuando muchos quisimos creer y levantamos el 15M, ya no lo somos, nos ha superado las generaciones posteriores, legítimamente. Así que ya no valemos ni para valer. Así que podemos asistir estos días a ofertas de trabajo como la que vi ayer, donde se valora que tengas estudios universitarios para... reponer las hileras de productos de las estanterías de una cadena de supermercados determinada. El pantallazo que os pongo es real. Lo hice con mi teléfono móvil. Claro que según otra noticia de El País, hoy por hoy, los encargados de obra sin  estudios universitarios cobran ya en España más que un arquitecto. Algunos de esos encargados de obra simplemente aprendieron el oficio de su padre, se dice. Oye, es algo importante y necesario, pero el arquitecto también y son muchos años de estudios acumulados que un encargado de obra no tiene. El encargado de obra no diseña el edificio ni calcula todo lo que se ha de calcular para que eso se levante. 

Lo cierto es que en la búsqueda de empleo que vengo haciendo últimamente lleva ya mucho tiempo donde, mientras a mí en archivos se me pide licenciatura universitaria y otros conocimientos superiores, en otros trabajos donde no hace falta conocimientos se ofrecen salarios notablemente mucho más elevados. Esto ocurre en muchos más sectores tanto de estudios superiores como de sin estudios o estudios básicos. Esto va a ser un problema. No sólo para los que sufrimos la peor parte, sino también dentro de un tiempo, para la sociedad entera. El Ministerio de Trabajo debería darse cuenta junto a otros Ministerios, porque se hace evidente que el cálculo que hace la juventud es que esforzarse en estudios superiores no tiene recompensa, puesto que ahí está la temporalidad, el desempleo y los bajos salarios de los que les hemos precedido, mientras que sin necesidad de estudiar o estudiando lo justo, o acaso haciendo un taller de empleo o un curso del desempleo, se logra tener acceso a contratos de larga duración y mucho mejor remunerados. Puedo asegurar que me he encontrado ofertas de trabajo en cadenas de montaje, almacenes, algunos puestos de los supermercados, hostelería y otros puestos similares con unas condiciones laborales muy por encima de las que a mí me suelen dar como archivero. Pero, ¿qué creéis que pasa con un país cuando le faltan titulados universitarios? Pues esto es como la demografía, si ahora escasean universitarios y bachilleres, tarde o temprano, según avancen los años, habrá una falta generacional para cubrir puestos de trabajo que requieren de estudios universitarios... que no es algo que sea prescindible. Sí, el gobierno, de este color o del que venga, debería pensar en todo esto y recapacitar que buena parte del problema no lo provocan sus leyes, de su color o del otro, si no los empresarios y sus criterios a la hora de valorar y contratar a sus empleados. Algo hay que hacer, aunque joda.

No sobra ningún  puesto de trabajo, de ninguna clase, y dentro de eso habría que saber cómo poder equilibrarlos, no hacer para que falte gente en uno u otro lado de la balanza. Hay que saber dar valor a todo tipo de trabajo como para que todas las personas se sientan cómodas en aquella opción que vaya más con su vida. Y por supuesto también  hay que evitar aquellas otras ofertas de trabajo que pareciera que caen en la discriminación, como por ejemplo por sexualización.

También es un problema lo que hace tiempo veo y cada vez más: un país entero aspirando a ser funcionario. Casi todos los días alguien me recomienda opositar, no necesariamente para archivos, me ofrecen opositar para casi de todo. Todo el mundo quiere ser funcionario. Conozco una gran mayoría de personas que o lo son ya o que están estudiando para serlo. Personalmente ya hablé muy críticamente del sistema de oposiciones en España, desde lo que yo he vivido y visto, anticuado a más no poder y eso de "imparcial"... con alta probabilidades de ser una soberana mentira en muchos de los trabajos públicos que se ofertan, por aquello de conocernos quien más, quien menos. Invito a releer la Noticia 2064ª, sobre ello. Personalmente estoy muy agotado, desengañado y desilusionado de todas la veces que lo intenté. El sistema de acceso al empleo público lleva décadas pidiendo tierra mediante una reforma profunda. Es más, el funcionariado también la necesita y probablemente de un modo nada popular. Yo, mediante contratos con empresas de archivo, llevo desde 2009 trabajando en administraciones con ellos, pero antes, en 2008, también  lo hice como técnico y educador medioambiental. Llevo muchos años viendo como trabajan. No voy a reforzar los tópicos, porque hay funcionarios muy trabajadores y buenos, pero tampoco se puede decir que sea lo más general... lo siento, es así. Lo que para cualquier trabajador de empresa privada, por mucha mano ancha que se nos dé, pasa los límites, para ellos no parece tener consecuencia ninguna. Sí, la teoría de las sanciones a los incumplimientos existen, pero por lo general ellos se hacen la vista gorda entre ellos. Sí, he visto cafés de una hora o más. Sí, he visto conversaciones de treinta y cuarenta minutos (varias a lo largo de la jornada según  el día), Sí, he visto gente que ficha a su hora, pero una vez fichado se "aclimata" con una conversación distendida que tampoco es raro que si viene alguien la disimulen como "de trabajo". Sí, he visto funcionarios que tratan de agotar todas las posibilidades de tiempo libre que tienen, incluido el uso de cursos de formación continua que, no siendo exactamente tiempo libre, les da una oportunidad de distensión en jornada laboral. Sí... personalmente he visto algunas personas con serias carencias de conocimientos que no te explicas cómo han aprobado la oposición, mientras tú no, invito al repaso de la Noticia 2064ª. A ver, yo creo que es bueno poder hablar un poco en el trabajo cuando se necesita y poder también relajar un poco, pero una cosa es un poco y otra es que un hombro no es un codo, ni mucho menos la puñeta de la manga, ni tampoco la mano. Quizá se necesite una reforma donde el funcionario pueda ver que puede recibir sanciones e incluso ceses de una manera real. A fin de cuentas sus sueldos son del dinero público y se les paga para  realizar el trabajo por el que han opositado... aunque hay mucho funcionario que lo es simplemente porque querían un trabajo fijo, no porque quisieran el trabajo ofertado. En más de un archivo me he encontrado gente que no le gusta ser archivero, y te lo dicen, pero sí querían ser funcionarios... y se nota, se nota en los resultados y comportamientos. Todo eso hay que intentar evitarlo. Hay que cambiarlo. Habría. Habría que intentarlo en todos los puestos de funcionariado.

Sigo en el desempleo en una situación económica ya compleja. Lo que hace que no deje de hacerme gracia en mi red de contactos de Linked-In encontrarme publicaciones de diversas empresas de mi sector publicando numerosos artículos todos los días (esto es así, todos los días) hablando sobre responsabilidad empresarial, corporativismo, buen trato a los trabajadores como clave de éxito... No hay mejor trato a un trabajador, mayor corporativismo y mayor responsabilidad laboral que dignificar la vida de tus trabajadores con estabilidad laboral y sueldos dignos. Linked-In, más que una red de contactos laborales con las que poder compartir y/o encontrar nuevas oportunidades laborales o aprender, se ha transformado en una especie de gran tablón de anuncios donde muchos mandos intermedios, o directamente directivos o dueños de empresas, de medianas y grandes empresas, colocan su propaganda de consumo de ellos mismos para ellos mismos y para gente de su sector que ostentan el mismo alto cargo desde el que lanzan mensajes similares de lo maravillosos que son y de lo tan respetuosos que son con sus trabajadores, como una familia, aunque cada dos por tres al paro que te mandan tras pagarte cuatro céntimos, esta parte se la callan. Del mismo modo que cuando una administración pública anuncia en esta red social o en otras (a la administración le gusta más X y Facebook) algún nuevo avance en los archivos nunca dicen que han contratado a empresas y que lo que nos pase a los trabajadores contratados, o las condiciones del contrato, como que les da absolutamente igual. No existimos. Y de nuestro trabajo lo que les interesa es que lo hagamos. De un par de archivos podría decir nombre y apellidos de funcionarios con cargos que insisten en que, ya que los proyectos son de dos, tres meses o cuatro meses, que no disfrutemos de las vacaciones, aunque esas personas, qué casualidad, nunca lo dicen ni por escrito ni de modo oficial, pero la petición es en firme. No voy a decir por aquí en qué archivos y qué funcionarios con sus nombres y apellidos, pero del mismo modo que los trabajadores más vulnerables y las empresas contratadas lo sabemos, ¿cómo es que las administraciones no lo saben teniendo en cuenta que los funcionarios se conocen entre ellos años y años y años de trabajar juntos en un mismo edificio y a menudo en una misma sala y hasta mesa con mesa? Lo lanzo al aire. Y quien dice esto, dice otras cosas, como esos pliegos que terminan implicando indirectamente las condiciones de contrato y sueldo, y cierto que aquí los funcionarios se pueden limpiar las manos entre lo que ellos redactan y lo que teóricamente "desconocen" de los contratos o condiciones laborales de los trabajadores de las empresas. Pero seamos serios, después de tantos años puedo asegurar con total conocimiento que no lo desconocen, otra cosa es que si "digo", "Diego".

Tampoco es que la prensa se haya dado por enterada nunca de que buena parte de los trabajos de archivo lo hacemos personas que trabajamos con empresas por duración determinada, comúnmente con contratos menores. Lo habitual es que lo adjudiquen todo el trabajo a los propios funcionarios, como pueda haber pasado en casos muy sonados de donde han salido importantes exposiciones o libros, que no voy a citar aquí, pero que en realidad son cosas trabajadas por archiveros como yo, con proyectos temporales realizados por empresas. Claro que es habitual que si alguna exposición es presentada a bombo y platillo en algún acto, o algún avance en documentos históricos, los cargos de los archivos no mencionen jamás que también trabajamos archiveros temporales mediante empresas, eso empeora nuestro reconocimiento y nuestra valoración a la hora de crearnos contratos dignos. Hay un caso excepcional que sí lo hace, como iniciativa personal de su jefa de área de descripción, que considera que el trabajo es meritorio tanto para ellos como para nosotros y conoce las problemáticas y porqué se están alimentando.

En el mundo empresas que requieren cubrir puestos de archiveros para su propio archivo empresarial la cosa no es mejor. Y si tiene que ver con abogados te piden funciones de secretario (secretaria, suelen indicar) o recepcionista. Lo habitual es que a menudo confundan archivero o documentalista con informático, cuando no le suman también que les hagas nóminas aunque tú no tengas nada que ver con eso ni sepas hacerlas. Todo a precio, comúnmente, muy bajo. Si es para dentistas o clínicas privadas... hasta te piden conocimientos de odontología o médicos. Lo mismo con empresas de ingenierías que necesitan archiveros, estos hasta quieren que redactes informes de viabilidad de los proyectos que piden los clientes y su seguimiento. En los buscadores de empleo se ve todo esto. 

En fin, es común que a menudo reflexione sobre mi sector y el mundo laboral. Una de las veces más recientes fue en este enero, Noticia 2286ª. Lo que me fastidia es no tener trabajo y a la vez conocer el sector más que los de recursos humanos. Me canso. Necesito ingresos. Puedo hacer otras cosas, me oferto en varios sectores y trabajos, con cualificar y sin cualificar. No me contratan. A veces en un día solicitas cuatro empleos y a las horas los cuatro te han rechazado. Algunas personas me dicen que ya es mi edad, y sin embargo no soy anciano. Soy joven. No soy veinteañero, ni treintañero, cierto es, pero no valgo menos. 

Lo curioso de todo esto es que hay una parte importante de gente que me recuerda y me cuadra como librero de cuando alguna vez puntual ayudé en la librería de un amigo, y sin embargo, la nada.

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