martes, enero 23, 2024

NOTICIA 2291ª DESDE EL BAR: LOS LIBROS, COMENTADOS, QUE LEÍ EN 2015-2019 (adulto, segunda mitad de treintañero, 5 de 5, último)

Y con esta entrega terminamos esta parte del serial.

2019: 40 años.

Leí 53 libros, de los cuales 4 eran novelas gráficas y 8 eran revistas recopilatorias de cómic (algunos de estos libros libros se encontraban juntos en un mismo volumen o tomo).

Los primeros meses del 2019 fueron mis últimos meses en la treintena de años, luego cumplí, evidentemente, 40 años. Por razones laborales y de interés este año leí una gran cantidad sobre la Historia y el pensamiento de Cuba en el siglo XIX, en torno a sus guerras de independencia. Hubo también artículos y otros medios informativos sobre esto. Pero también leí bastante sobre censura, pensamiento político y filosofía para completar la información de una investigación que hice. Otra de las temáticas que más abundó fueron obras de teatro de Valle-Inclán y un reencuentro que tuve con las novelas de Alberto Vázquez-Figueroa. Fue un año en el que las cosas no fueron del todo bien, aunque conseguí un trabajo de veinte meses que acabaría a mediados de 2020. Sin embargo tuve en todos los aspectos de mi vida varios motivos de ansiedad alta y depresión. Entre 2018 y 2021 fue mi gran pérdida de pelo, yo tenía entradas desde adolescente, pero este fue el momento clave, así como calvas de ansiedad en la barba que se solucionaron hacia 2022, y otros síntomas. Y aún con todo, cuando salía me divertía y seguía con recitales y publiqué mi libro de ciencia ficción en este 2019, El frío que nos acoge mientras los robots caminan entre los humanos y otros relatos, pero quien conoce estas cosas sabe que todo es relativo.

El corazón en las tinieblas (Joseph Conrad, 1899): Destaqué este libro entre mis lecturas de 2019, en la Noticia 1931ª. También en dos preguntas que me hicieron en la entrevista que se lee en la Noticia 1930ª. Joseph Conrad fue un autor polaco que había nacido en la actual Ucrania, por entonces el Imperio Ruso ocupando en territorio de la Polonia del siglo XIX, y que al escribir su obra en inglés se le considera parte de los autores a destacar de la literatura anglosajona, no obstante se nacionalizó en Reino Unido. Es un libro muy breve pero muy intenso. Un viaje de exploración a los instintos más primigenios del ser humano, pero también a una especie de locura y violencia que enlazan la sociedad actual con las sociedades primitivas. Los abismos personales de los que uno sale son el equivalente a las historias mitológicas antiguas. Los personajes atraídos por el lado oscuro crean unas grandes historias precisamente porque le dan complejidad a su ser humano, y lo complejo, lo que no es fácil, nos resulta más atractivo porque nos resulta un reto o un mundo por descubrir. Esa incursión al corazón de la selva más profunda más ignota en busca de un loco que un día inició su camino cuerdo, y descubrir todo tipo de degeneraciones mentales que va produciendo una vida al límite entre la vida y la muerte y el alejamiento de toda comodidad... y ese final del libro, que no voy a contar aquí por si alguien no lo ha leído, que parece un final muy simple, pero si uno lo pone en el contexto de toda la narración nos da una visión aterradora de nosotros mismos dentro de un mundo que creemos civilizado por nuestro comportamiento, cuando nuestro comportamiento es algo muy frágil y en difícil equilibrio sobre una cuerda floja sin red, aunque creamos ir caminando bajo pavimento de pesadas losas. Quizá no es tanto la atracción a los abismos de los que no conseguimos salir, sino que vivimos constantemente en ese abismo aunque en un determinado momento de la vida estemos en un páramo dentro de él. La aventura equinocial de Lope de Aguirre, el libro de Ramón J. Sender tiene un poco un punto de él. Es toda una novela de aventuras y a la vez todo un análisis psicológico y sociológico de nuestro mundo moderno. La novela parte de un análisis de la oscuridad primitiva de las personas que está ahí como análisis implícito, pero no explícito, en todas las cosas que va contando el narrador de sus recuerdos africanos. Eso me resulta interesante. Fue un libro que leí con mucha atención en mis viajes a Madrid para ir a trabajar y volver del trabajo. Muy destacable y recomendable. Se lo compré a Domiduca.

El fantasma de Canterville (Oscar Wilde, 1887): Es el otro libro que destaqué este libro entre mis lecturas de 2019, en la Noticia 1931ª. Otro pequeño librito. Este lo leí ilustrado por un ilustrador célebre de Argentina muerto en los años 1970 finales o comienzos de los 1980. Me divirtió mucho esta historia y descubrí a Oscar Wilde, del cual conozco varias de sus historias por referencias o por cine y televisión, o bien por algún texto suelto, pero no había leído aún un libro completo suyo. Descubrí que varias de mis amistades ya habían leído este libro muchos años atrás, algunos incluso en su infancia. El lenguaje era muy fluido y el sentido del humor era bastante claro. Supongo que cuando se escribió en pleno siglo XIX, cuando las historias de fantasmas estaban en auge, debió ser toda una irreverencia y una innovación que desmitificaba todo ese mundo. De fondo hay una crítica a la sociedad británica y todos los códigos morales y estrictos del victorianismo, los cuáles, por otra parte, gozaban de una hipocresía y una doble moral palpitante. Que los protagonistas fueran estadounidenses nos hace encontrar un contraste de choque de mundos que en pleno siglo XXI sigue existiendo. Eso hace que la novela, el cuento, haya envejecido bien y siga haciendo gracia. Sobre todo tenemos en esta obra de humor una crítica social y una crítica a los nuevos valores capitalistas y de modernidad constante que estaban acabando con ese otro mundo de creencias arraigadas, costumbres y códigos de honor y comportamiento social. Me resultó una lectura que me hizo sonreír. Conseguí mi ejemplar en Domiduca.

Modesty Blaise, "La Barra" (Peter O'Donnell, 1974): Es la novela gráfica que destaqué este libro entre mis lecturas de 2019, en la Noticia 1931ª. El tomo en el que lo leí estaba publicado en España en 1974, pero serían historias de 1963-1966. Se encontraba claramente censurado en sus viñetas y probablemente en su gui0n. A Modesty Blaise la volverían a editar en España en los años 1980, pero tuvo una vida en exceso breve. En este país no se la ha reconocido bien. Ella era una mafiosa reconvertida a agente que aceptaba encargos del servicio secreto británico, haciendo lo que llamaríamos hoy día guerra sucia de Estado en la lucha contra el crimen y contra el bloque soviético en la Guerra Fría. Se movía así entre el crimen y el lado del orden y la ley. A todo esto, ella tomaba sus propias decisiones, era libre en todo y tenía control sobre su propia sexualidad, amén de ser una superviviente de un antiguo campo de concentración nazi, por lo que aborrece de todo tipo de dictadura, especialmente de origen fascista. El personaje daba una vuelta de tuerca a las historias de espías popularizadas en los años 1960 por las novelas y películas sobre James Bond, 007, las cuales sí tuvieron gran publicidad y éxito en la España del momento. Lo cierto es que Modesty Blaise era un modelo de heroína de cómic que no tenía nada que ver con otras heroínas que surgieron, las cuales era copias de sus homólogos varones, como Catgirl, Supergirl, Spider Woman o Hulka. No tenía que ver tampoco con las heroínas intelectuales que también fueron bestias negras para el franquismo, por replantearse el orden establecido y abrazar un pensamiento democrático, como Mafalda o la pequeña Lulú. Modesty Blaise era adulta, se movía con su propio código ético cuestionable desde el punto de vista de la legalidad estricta, no tenía reparos en matar o robar, y desde luego era sexualmente libre, insistimos en esta idea, pues Modesty Blaise se comportaba con la total libertad de una mujer del siglo XXI, o de finales del siglo XX, pero que en aquellos años 1960 aún muchos de sus comportamientos eran aspiraciones de la mujer en la sociedad y no sólo en española. Recuperarla ahora en ese sentido quizá ya no tiene sentido, pero el personaje en sí merece la pena, y en ese sentido sí sería necesario volverla a dar a conocer. Se le hicieron un par de películas de pésima calidad y que no captaban bien al personaje. Leí varias cosas de este personaje ahondando en mi investigación sobre la censura en el franquismo, pero la verdad es que me gustó mucho y llegué a leer alguna cosa más. Comparé los ejemplares que pude conseguir con las viñetas de los mismos que el mundo anglosajón ha puesto en Internet a disposición de otros usuarios, la censura en los ejemplares españoles es más que evidente. Además, prácticamente no se publicó casi nada, se publicó excesivamente poco de lo que se publicó en su momento en el resto de Europa y América. Puede que, entre los muchos factores sociales de la época, esa censura hiciera mucho en el freno y el desconocimiento de estos cómic en nuestro país. La calidad del dibujo, los escorzos, los trazos claros, la narración fluida donde las imágenes cuentan mucho más completando los textos de guion... merece la pena. Conseguí los ejemplares en la librería de antigüedades, rarezas y segunda mano Domiduca. Hablo de él desde la perspectiva de género en mi libro Superman, Batman y Franco. La censura en tiempos de Franco.

El liderazgo político de Ángel Pestaña. De la ortodoxia anarquista al posibilismo libertario (Jesús Díaz Herrera, 2016): Este libro fue publicado en 2015, pero fue presentado tardíamente en Alcalá de Henares o a finales de 2016 o a principios de 2017 en la librería Diógenes. El 9 de mayo de 2017 vino un amigo antiguo desde Francia, donde vive hoy día, para resolver un asunto de papeleo burocrático. Pasamos la tarde juntos y me compró el libro. Un día después, el 10 de mayo por la mañana, mi madre murió. No volví a coger el libro si no fue para colocarlo en mi casa. A finales de 2018, lo volví a coger para leerlo. Ángel Pestaña fue uno de los líderes anarcosindicalistas de la CNT que en los años 1930 firmó el manifiesto de Los Treinta, lo que le alejaba un poco de la línea que deseaba impulsar la FAI dentro de la CNT. En 1932 Pestaña inició su propio camino creando un partido político, el Partido Sindicalista, queriendo introducir así una corriente del anarquismo en el Parlamento. Fue minoritario y, aparte, abrió una brecha pequeña entre una forma de entender el anarquismo. Su vía posibilista no dejaba de ser anarcosindicalista, pero entendía que se necesitaba una colaboración estratégica con las instituciones del Estado para lograr avances en las vidas de los trabajadores que los alejase de la vía fascista. Fue rechazado por la gran mayoría de los anarquistas del momento, pero tanto él como otros treintistas que no estuvieron con él, regresaron a la CNT poco antes de que estallara la guerra civil española, periodo en el que morirá Pestaña. No obstante, la propia CNT colaboró con las instituciones del Estado llegando a tener hasta ministros, como algo estratégico para combatir el fascismo durante la guerra. Se trata de un libro que aprovecha muchas de sus hojas para hablar en líneas generales del anarcosindicalismo de comienzos del siglo XX y luego para hacer una comparativa entre los pensamientos de Pestaña y los de otros personajes del anarquismo. Tiene un lenguaje casi de ejercicio universitario, seccionado. Además, probablemente ha sido escrito desde una perspectiva donde justificar a Pestaña sea justificar la actual estrategia de la CGT frente a la de la CNT, o bien, que no terminara de ver con malos ojos en 2015 la entrada en los ayuntamientos y parlamentos de parte de los asamblearios del Movimiento 15M, ya sea en agrupaciones o dentro de Podemos. Sea como sea, esta biografía se preocupa más por el análisis y explicación de las ideas que por detenerse a hablar de los sucesos biográficos.  

Mi vida en camposanto (Carlos Mazarío, 2016): Hablé de este libro en Las notas de los cíclopes libreros. Carlos Mazarío, aparte de un buen historiador es un buen poeta. Además le tengo aprecio, aunque nos hemos visto pocas veces. Este poemario es uno de los que más me gustan de los suyos. Es el segundo, el primero se puede leer en digital, se trata de Movilidad exterior (2016). Lo compré en Librería Diógenes. Se lee rápido, pero lo leí detenidamente para saborearlo y meditarlo. Los poemas son pequeñas reflexiones de un muerto en pleno viaje a Camposanto. Así nos acerca a diferentes asuntos de la vida y los pone en el plano de lo cuestionable de lo trascendente y lo intrascendente. Va de las reflexiones de la vida en centros comerciales a la que le gusta sentir la llovizna. Cuestiona la vida actual al confrontarla con los grandes asuntos de la existencia, pero con sencillez. Buen poemario, buen poeta.

La ciudadela (Manuel Jurado, 1993): Hablé de este libro en Las notas de los cíclopes libreros. Este libro fue premiado con el Premio Ciudad de Alcalá de Poesía. Yo lo descubrí entre los libros de segunda mano en Domiduca, donde lo leí por encima un día que ayudé a Marcos, el librero, y semanas más tarde me lo compré porque me pareció buen libro. Incluso lo recomendé a una chica que buscaba libros de poesía sin haber leído demasiada poesía, más allá de la que enseñan en secundaria. Fue arriesgado cuando e preguntó, pero creo que fue una buena recomendación. Un libro inteligente, formal, pero moderno y con reminiscencias medievales épicas, pero su temática engancha con el siglo XX.

Versos del revés (Enrique Cordero Seva -poemas- y Malagón -ilustraciones, 2016): Zia Mei y yo hablamos de este libro en Las notas de los cíclopes libreros. Lo compré en Librería Diógenes cuando supe que Enrique Cordero y Malagón, a los cuales conozco, se habían unido para crear este poemario infantil, con perfecto encaje en una lectura adulta, lleno de palíndromos. Conocí a Enrique en los recitales de El Laboratorio de 2015-2016. Además es bibliotecario en Alcalá y siempre hemos tenido muy buena relación. Normalmente escribe poemarios infantiles y me apetecía tener algo suyo en mi biblioteca personal. Cuando se unió al ilustrador y humorista Malagón me pareció la ocasión ideal para tener a ambos.

Vergüenza (Fadhila El Farouk, 2008): Volvía yo a ayudar a Marcos con su librería durante Navidades o bien la Feria del Libro Nuevo cuando entre los muchos visitantes entró la escritora argelina Fadhila. estaba de visita en Alcalá, por Miguel de Cervantes y su casa natal, y con toda ilusión nos dejó un ejemplar de este libro suyo para cada uno de los que estábamos atendiendo la librería. Era un librito pequeño donde se hablaba de los problemas de una mujer frente al extremismo islámico creo que en Argelia. quizá tuviera algo de autobiográfico, no lo sé. 

Cuba / España, España / Cuba. Historia común (Manuel Moreno Fraginals, 1998): Al conseguir un trabajo de archivo de veinte meses relacionado con las guerras de independencia de Cuba a lo largo del siglo XIX, a pesar de que estaba mal pagado y las circunstancias de mi vida hicieron que casi no hubiera mes de esos veinte meses que no terminara usando de mis ahorros, por lo que acabé con menos dinero que con el que empecé, bastante menos (no, no vale cualquier trabajo cuando necesitas trabajar), pues cuando cuando empecé con él empecé a asesorarme con lecturas que me dieran  todo tipo de detalles y pormenores sobre el asunto. Mi compañera de trabajo en esos momentos me regaló este libro que ella tenía de cuando vivió en Cuba como estudiante. Estaba escrito por un historiador cubano que no siguió la Historia oficial, intentando ajustarse más a lo que consideró más cercano a la realidad del pasado siguiendo su valoración tras consultar archivos de Cuba y de España, por lo que en 2019 no estaba en gracia en Cuba, no sé si aún sigue así. En todo caso era evidentemente crítico con el papel de España, pero a la vez era crítico con algunos puntos comunes de la Historia cubana desarrollados después del comienzo el gobierno de Fidel Castro en 1959, recuperando y desmintiendo algunas cuestiones que caían dentro de la propaganda y la opinión no basada en un trabajo profesionalizado de historiador. Así que era un libro arduo. Dentro de los revolucionarios del siglo XIX tocaba el asunto de aquellos que no eran precisamente socialistas o de izquierdas, y que incluso tenían postulados esclavistas, siendo que el antiesclavismo fue lo que sumó gente en la guerra de 1895-1898 al darse cuenta que algunas políticas antiesclavistas españolas habían alejado a parte de cubanos del ideario independentista. La revolución de 1959 potenciaría el antiesclavismo como piedra angular de todo el ideario de libertad cubano, aunque no se ajustaba del todo a las realidades cubanas de 1868 a 1898. Mucho menos entre 1812 y 1868.  Es más, es curiosa la posibilidad que no llegó a cuajar cuando un poco antes de la Guerra de Secesión estadounidense (1861-1865) existió la la tentación en los Estados del sur estadounidenses y en Cuba de crear una confederación entre todos ellos y controlar el Caribe y el mercado esclavista y agrario (en cuanto a algodón, azúcar y tabaco, sobre todo). Estas cuestiones, que cambiaron radicalmente en 1895, y teniendo en cuenta las políticas abolicionistas en España, contrastan con la Historia oficial hoy día apoyada desde el gobierno en Cuba. Interesante libro.

La independencia de Cuba (Luis Navarro, 1991): Este lo saqué de la biblioteca pública Cardenal Cisneros, de Alcalá de Henares. Se adentraba en analizar todas las corrientes de pensamiento revolucionario independentista y también de pensamiento españolista entre españoles nacidos en Cuba de varias generaciones en la isla de Cuba a lo largo del siglo XIX. José Martí era el personaje central más llamativo, pero había otros muchos, volviendo a mencionar a aquellos cuyas ideas independentistas eran esclavistas cuando se vieron amenazados en el momento en el que España creó una ley abolicionista progresiva, la de vientres libres, esto es: ningún hijo de esclava nacería ya esclavo, ley que se acompañó de otras. Según  la independencia cubana adoptara con Martí las ideas abolicionistas y hasta relativamente republicanas y socialistas, el ideario independentista trataría a los españoles de netamente esclavistas, dando al olvido que algunos de sus principales líderes iniciales años atrás abrazaron el independentismo precisamente por sus negocios esclavistas, pero los tiempos en 1895 ya eran otros, e incluso su líder más importante después de Martí, Antonio Maceo, era negro. Sea como sea, la independencia de Cuba a lo largo del siglo XIX es algo evolutivo, habiendo además mucha población cubana que deseaba seguir siendo españoles. En general la parte oriental era el foco más independentista, mientras que el occidental originalmente, era el más españolista, lo que se correspondía también a unas realidades económicas y sociales diferentes entre ambas regiones. Si el independentismo inicial nace de terratenientes en su mayoría, progresivamente estas ideas se irán trasladando a la población más humilde, con la esperanza de una libertad y mejoras sociales reales dentro de lo que esperaban fuera un república, e incluso una posible unión con Estados Unidos, cosa que les dividía, pues hubo quien consideraba que pese a todo la madre era España y aunque independientes debían seguir la trayectoria hispana, sobre todo para no caer en el peligro de verse absorbidos por el racismo del Sur de Estados Unidos, o ser un protectorado norteamericano, mientras otros creían que el progreso estaba en ser un Estado nuevo de Estados Unidos, pensando en uniones incluso familiares con grandes familias sudistas estadounidenses. Un proceso complejo. El libro es un desgrane de pensamientos e ideas políticas y filosóficas que hubo, incluso esotéricas.

Lo mejor de Vázquez (Vázquez, 2018): Me lo compré en Papelería Ana de un coleccionable que sacaron de los personajes de cómic de la antigua Editorial Bruguera. Por un lado yo me río bastante con Vázquez, era un autor de mi infancia. Por otro lado, conocer de mayor la vida de Vázquez me lo hizo más atrayente, era como sus personajes. Incluso me compré en su día la película que hicieron sobre él. Por otro lado más, buscaba algo que pudiera ser útil para mi investigación sobre censura en el cómic, pero sobre todo buscaba reír pasando un buen rato. Era un recopilatorio de historietas publicadas entre las décadas de 1950 y 1980. Muy surrealista. Me hizo escapar un poco.

El Quijote apócrifo (Alonso Fernández de Avellaneda, 1614): Hablé de este libro en Las notas de los cíclopes libreros. Hacía años que quería leer este libro, pero nunca terminaba de hacerlo, por más que El Quijote de Cervantes sí lo había leído. Lo compré durante mi firma de libros en la Feria del Libro de Madrid de 2017, pero la muerte de mi madre y los acontecimientos posteriores no me hicieron leerlo. Ahora lo leí con la idea de poder escribir de él de cara a las celebraciones del día de Cervantes en Alcalá de Henares de este 2019. Lo leí en los viajes en autobús de ida y vuelta a mi trabajo en los archivos sobre las guerras de Cuba del siglo XIX. Si bien mantenía la lectura de libros de Historia a la vez, este era como un relajo para mí, pero evidentemente estaba absorto leyendo cuando no una cosa, otra. Lo leí de tirón, totalmente interesado, más de lo que hubiera imaginado. Me lo imaginé como parte de la obra de Cervantes, de hecho encaja, pero es que Cervantes lo hizo aparecer en su propia obra, por lo que en cierto modo, mal que le pese a Cervantes, él mismo lo transformó en parte de la historia del hidalgo Quijote. Además, entre las lecturas de trabajo y las lecturas de oposiciones, me apetecía mucho leer para mí, por el mero hecho de leer, cosa que nunca dejé de hacer, pero por una conjunción de hechos del 2019, fue ahora cuando pensé en todo el tiempo perdido para nada con lo de las oposiciones y me dediqué a leer más para mí. No hay lectura peor o mejor si te hace bien del modo que sea. De hecho, hasta Cervantes lo escribió: todo tipo de lectura es provechosa de algún modo en tu vida.

La guerra de Cuba (1895-1898) (Antonio Elorza y Elena Hernández, 1998): Leí el libro de la biblioteca pública Cardenal Cisneros. Fue uno de esos libros que se editaron a los cien años de la independencia de Cuba. Esta la escribió el prestigioso historiador español Antonio Elorza, así que me pareció una buena elección... luego vi que Elorza estaba muy desfasado en muchas cosas, que tenía un exceso de puntos comunes y tópicos desde una visión netamente española, olvidando, obviando o ignorando aspectos cubanos. Yo mismo tenía más datos, no sólo por el trabajo en el archivo, lo que era lógico, sino con la mera lectura de los otros libros ya citados. Para situarse en los acontecimientos y tener una base, vale. Incluso para valorar una perspectiva netamente española. Pero hay que completarlo con otras lecturas y ampliar miras, no dejarse llevar por el dato muchas veces repetido. Indagar.

Las guerras de Cuba. Violencia y campos de concentración (1868-1898) (Andreas Stucki, 2017): Este lo busqué bibliográficamente, lo encargué  y lo compré en Librería Diógenes, aunque también lo busqué en la Casa del Libro de Madrid, sin encontrarlo. Está escrito por un historiador que no es ni español, ni cubano, con lo que es una visión desde fuera de los implicados. Contenía fotografías de archivo y cuadros estadísticos que completaban el relato de la investigación histórica. Ahonda en la violencia del Ejército español y españolista contra los independentistas cubanos, así como parte de la población civil en la etapa del general Weyler, aunque tocaba también el resto de etapas de las diversas guerras, incluida la paz generosa con amnistías de 1878. Además hablaba de las innovaciones bélicas que se dieron en Cuba según los tópicos y la leyenda negra española, a pesar de que en realidad lo habían ensayado años antes otras naciones, como los campos de concentración los británicos en India y los estadounidenses en su guerra civil, las trincheras y los estancamientos en ellas los estadounidenses en la misma guerra civil, o los ataques a población civil, cosa que en realidad iniciaron los estadounidenses en su guerra civil (bombardeo de Atlanta en 1864, entre otros) y fueron ellos quienes bombardearon Santiago de Cuba en 1898. Sí que sería cierto que los españoles bombardearían la ciudad de Cartagena en 1873, en la propia España, durante la guerra que mantuvo la Primera República contra los cantones. Por otro lado, volviendo a Cuba, se analiza con documentación que buena parte de la población civil muerta adjudicada a los españoles está abultada por la propaganda estadounidense en los periódicos que sumaron a las cifras reales de muertos la de aquellos que no pudieron nacer y no por aborto, sino porque no pudieron ser concebidos, cifra que fijaron calculando el ritmo de crecimiento demográfico previo a la guerra. Sin embargo, las atrocidades de la dureza de Weyler no se pueden negar en su existencia contra una población civil que innovó de otro modo: las guerrillas incluso urbanas al estilo de los vietnamitas en Vietnam en su guerra contra Estados Unidos en la década de 1960-1970; así también la hambruna y las enfermedades de la fiebre amarilla y el vómito negro, letales. Un libro interesante, pero requiere de contrastes con más bibliografía. Eso sí, deja señaladas también las falsas noticias en prensa de la época tanto contra los españoles como contra los estadounidenses. La manipulación de la verdad ya como arma de guerra destinada al consumo de los civiles que alimentaban con dinero,  con bienes, con moral, o con tropas la guerra.

Historia de la CNT. Utopía, pragmatismo y revolución (Julián Vadillo, 2019): Hablé de este libro en Las notas de los cíclopes libreros. Fue el primero de una trilogía tan esperada como inesperada, paradójicamente, incluso para mi buen amigo Julián, doctor en Historia del movimiento obrero. Encargué y compré el libro en Librería Diógenes, con tirón de orejas de Julián por no esperar a que me lo regalara. Aunque llegaba hasta 2019, lo cierto es que en realidad la obra llegaba con detalles hasta 1939, lo otro estaba contado a grandes rasgos, lo que hizo que le pidieran otras dos partes. Además hablaba desde el comienzo del anarquismo en España en el siglo XIX, no sólo desde la CNT en 1910. Era la primera vez en mucho tiempo que se escribía una obra general así y actualizada, es más, consultando archivos de la CNT y obreros, cosa que le falta a muchos historiadores que sentaron cátedra y nadie se lo cuestiona. Un libro necesario. 

Causas de la guerra de España (Manuel Azaña, 1986): Hablé de él en Las notas de los cíclopes libreros. Lo leí en digital en un tiempo libre mientras ayudaba en la librería Domiduca. Fueron artículos que escribió Azaña en 1939, pero se publicaron en libro por primera vez en 1986, con motivo del cincuenta aniversario del inicio de la guerra civil. Lo leí para escribir de él el día de la República el 14 de abril. Azaña reflexionaba desde su punto de vista todos los problemas que llevaron a la guerra, lo que la complicó y el fracaso de la democracia. Era muy crítico con los diversos socialismos, él era un republicano de izquierda burguesa con simpatías a los socialdemocratas, pero también era el político que más entendió el papel representativo de todos los españoles como presidente de una democracia, cosa que truncó la guerra iniciada por la extrema derecha. Seguía yo tratando de entender todo punto de vista y reflexión.

El valor y los sueños. Poemas escogidos (1970-2016) (Luis Alberto de Cuenca, 2017): Este es otro de los libros que compré cuando firmaba libros en la Feria del Libro de Madrid de 2017, pero que lo dejé aparcado entre el estudio de la oposición fallida y los acontecimientos de ese año. Ahora lo retomaba. Lo cierto es que lo compré en la misma caseta donde firmé porque lo ojeé y me pareció el tipo de poesía que me atrae. No me equivoqué. Desinhibida, de cultura popular, contracultural... Es una antología, pero me sirvió bien para acercarme a este poeta. A mi generación no nos habían hablado de él y otros como Panero cuando nos formaron en Literatura, así que era todo descubrimientos cuando leemos a estas personas que, por otra parte, son justamente destacadas en la segunda mitad del siglo XX. Quizá tienen un doble problema, que están absorbidos por las generación del Siglo de Plata (la primera mitad del siglo XX), con Lorca, Machado, Hernández, Alberti y otros, y que han sido autores malditos primero durante la dictadura y luego minusvalorados posteriormente porque, aunque se ajustaban a la contracultura de la Movida, hubo críticos y editores que los consideraron fuera de lo que ellos consideraban alta cultura y los mandaban a un fenómeno de cultura popular, despreciando en sí la cultura popular... mientras que en el resto del mundo precisamente estas expresiones artísticas eran lo que lo estaba revolucionando todo. Tampoco es poco importante que una parte importante de la intelectualidad de izquierda predominante tras el franquismo nunca terminó de olvidar que De Cuenca o Panero venían de familias acomodadas de derechas y bien ubicadas antes de la democracia.

Cosinas de Abril (Susi Corrales, "Suko", y Abril Pérez, 2019): Hablé de él en Las notas de los cíclopes libreros. Fui a la presentación en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Alcalá de Henares y allí lo compré. La autora en Suko recogiendo frases de su hija Abril, por lo que vuelve a ser un libro de aforismos. Tengo afecto y amistad por Suko. Las salidas ocurrentes de Abril eran siempre divertidos y, además, el libro recaudaba fondos para tratar una enfermedad rara.

El otoño del patriarca (Gabriel García Márquez, 1975): Lo compré de segunda mano en Domiduca. Era un libro breve y no me resultó difícil leerlo, pero sí costoso. De todo lo que he leído de Márquez este no es el que yo destacaría más. Lo regalé a una amiga de redes sociales que vivía lejos de Madrid Comunidad, creo que en Andalucía. Se lo envié por correo postal por sorpresa. Sé que a ella le gustaba mucho Márquez, acerté con el regalo. De todos modos el libro está bien, no deja de ser García Márquez. Repasaba el declive de un viejo dictador y con él la decadencia de su dictadura. Desde el realismo mágico hacia un repaso crítico a las dictaduras que se perpetuaron en el tiempo gracias a los seguidores de un líder ya muy envejecido, pero que fue muy autoritario y violento. Podría recordar desde dictadores de Hispanoamérica como los que fueron de Portugal y España, no obstante, el libro es de 1975. Además, de cara a Cuba me recordaba a Batista. Insisto, no deja de ser de Márquez, es un buen libro, aunque para mí me parezca que, dentro de eso, sea el más flojo que le conozco. Ojo: este libro es una referencia para mucha gente. Puede necesitar de diferentes lecturas.

El contrato social (Jean Jacques Rousseau, 1762): Lo compré de segunda mano en Domiduca, en tapa dura, pero tiene un problema de repetición de páginas, unas pocas, aún así, está completo. La obra de Rousseau llevo leyéndola y analizándola desde el instituto de bachillerato en adelante, especialmente en la licenciatura de Historia, donde se le trata desde la Historia, la filosofía y el pensamiento político. Ahora me compraba el libro en sí y me lo leía entero de seguido, tras tenerlo muy tratado durante años y años. Rousseau es uno de los padres de las democracias actuales con su pensamiento. Iba más allá que Voltaire, incluso, lo que hace que también los socialismos en sus diferentes vertientes, socialdemócratas, anarquistas y comunistas, pero también las izquierdas no socialistas, especialmente republicanas, le tengan por referente. Supo analizar la raíz social de cómo se han establecido las sociedades y por ello defiende la devolución de su gobierno a los ciudadanos, dejando de ser súbditos de gobiernos autoritarios. Siempre interesante y de fácil comprensión en sus ideas.

Guerra y lenguaje (Adan Kovacsics, 2008): Mi amiga Carmen Herrera tenía una serie de libros en su casa que quería regalar para hacer sitio a nuevas lecturas en su biblioteca. Entre ellos estaba este ensayo sobre la guerra y el uso del lenguaje y la propaganda para tratarla, enmascarando algunas cosas o dirigiendo el pensamiento de la gente. Entendiendo de la guerra también fenómenos relacionados, como el racismo y otras cuestiones. Me lo leí también con relación a mi trabajo con lo de las guerras de Cuba en el siglo XIX, pero le saqué provecho para investigaciones mías y también como crecimiento de mi propia reflexión y perspectivas.

Sonata de primavera (1904), Aromas de leyenda (1907), Gerifaltes de antaño (1909), La marquesa Rosalinda (1912), Divinas palabras (1919), Cara de Plata (1922), Luces de bohemia (1920-1924), Tirano Banderas (1926) (Ramón del Valle-Inclán): Hacía años, desde adolescente, que yo ya había leído Luces de bohemia, ahora lo volvía releer, incluso vi la película española que hicieron en 1985, en cierto modo estaba unido a mi estado emocional de 2019, y a mis vivencias en los recitales. Pero no buscaba en concreto esa obra teatral, aunque la releí, creo que por tercera vez. En realidad llevaba mucho tiempo queriendo leer y conocer la historia de Tirano Banderas. Por una parte, llevado por la influencia de la lectura de El otoño del patriarca, de Márquez, y por otro lado llevado por una búsqueda ahora desde la literatura de asuntos de algún modo relacionados con el Caribe y Cuba, busqué este libro. No lo encontré en solitario en las librerías, aunque parezca mentira... y tampoco en las librerías de segunda mano. Lo encontré dentro de un único volumen con varias obras de Valle-Inclán en la biblioteca pública Cardenal Cisneros, así que lo leí de ahí. Leí todas, porque también tenía curiosidad por sus novelas históricas con asuntos de las guerras carlistas... y además, cuando trabajé en los archivos de la Filmoteca Española conocí a su nieto, que dirigía el archivo de papel, y me cayó bien. Tenía un aspecto y comportamiento parecido al abuelo. Lo cierto es que Sonata de primavera me pareció de un lenguaje y una manera de narrar impecables. Intenté escribir en ese estilo. Pero hay que reconocer que Gerifaltes de antaño o Cara de Plata, personaje del que luego leí otra novela de Pío Baroja un año más tarde, eran prácticamente apoteosis. Puede que en el futuro me compré algo de esto para mi propia biblioteca. En todo caso, según avanzó el año y el trabajo sobre Cuba, con esto, idee escribir una novela entre carlistas y Cuba en el siglo XIX, pero se ha ido quedando en relatos y está en proyecto todavía.

Tierra virgen. La destrucción del Amazonas (Alberto Vázquez-Figueroa, 1976): Ya he comentado en anteriores entregas de este serial en diferentes épocas de mi vida que tengo gran admiración por este autor desde que mi padre me lo descubrió en mi adolescencia. Van pasando los años y sigo teniendo el gusto de leerle. Encontré este libro de segunda mano en Domiduca a un buen precio y lo compré. Una aventura con un mensaje y un trasfondo ecologista. Un hombre occidental se ve involucrado con una tribu del Amazonas que no conoce la civilización y se implica con ellos y su particular guerra contra los blancos cuando el gobierno brasileño intenta construir una carretera que atraviese la selva provocando la destrucción de su mundo y un grave problema ecológico. La novela está de actualidad y, dados los tiempos que corren, yo lo daría a leer en los institutos.

Tuareg (Alberto Vázquez-Figueroa, 1980): Alguien debió deshacerse de libros de Vázquez-Figueroa porque encontré esta otra novela a buen precio también en Domiduca. Es parte de una trilogía, pero sólo tengo este. En este caso es la venganza de un tuareg del Sahara contra un diligente africano autoritario y tirano por el cual su familia ha sido asesinada. Vázquez-Figueroa conoce bien África, y su desierto, desde su juventud. Su carrera empezó en su juventud, en los años de 1960, como periodista free-lance en las guerras de descolonización africanas para el periódico La Vanguardia, periódico que también le envió junto a Televisión Española a todo aquello que ocurría en la Hispanoamérica de aquellos años. Estas novelas me sirvieron bastante de evasión. 

Revistas de cómics y tomos de cómic-book de Superman, Los Vengadores, Galaxia, Sioux, Modesty Blaise, Azañas Bélicas, Zona de combate y Alcalá Defenders (varios autores, publicados entre 1954 y 1985, excepto Alcalá Defenders, que es de Pedro Toro y Diego Moreno, 2019): Entraron en Domiduca una remesa de cómics antiguos publicados entre 1954 y 1985, con la excepción citada de Alcalá Defenders, que me lo regaló María Gómez de una publicación de educación ecologista que editó el ayuntamiento en manos de PSOE-Somos Alcalá, muy loable. Creo que la mayoría de esos cómics eran del propio Marcos, dueño de la librería, pero los compré, seleccionando entre otros, en parte por nostalgia, en parte por interés, en parte porque en el caso de Galaxia es un original argentino con una historia del Oeste de Hugo Pratt de la década de 1950, y en parte para poder sacar algo en mi investigación sobre censura en el cómic, en este caso me interesaba sobre todo Superman, Los Vengadores, Sioux, Azañas Bélicas y Zona de combate. De ese lote el más moderno era Modesty Blaise, de mediados de 1980, ya totalmente caída en el olvido en España y casi una anécdota de lo qe pudo ser y la censura impidió en España. Una vecina de mi abuela materna en mi infancia engordó en mis lecturas de entonces muchos Azañas Bélicas y Zona de combate, pero yo no tenía ninguno, asíque en cierto modo recuperaba un par de ellos a modo testimonial, pero también para apreciar las ilustraciones de unos autores de gran calidad, pero a la vez con cierta connivencia con el franquismo, aunque sus cómic, paradójicamente eran pacifistas... pero a la vez ensalzaban la guerra y valores que coincidían con las ramas más militaristas y bélicas del franquismo. También me interesaban para mi investigación. Además, buscaba en ellos los sellos de censura del CIPIJ en las portadas de cara a poderlos poner en imagen en mi investigación mediante el uso del derecho de cita.

Fosfeno (José Bautista Rodríguez, 2019): Hablé de él en Las notas de los cíclopes libreros. José Bautista es otro de los jóvenes autores que conocí como poeta en El Laboratorio a comienzos de 2016, junto a Samuel Santos. Ahora sacaba libro, su primer poemario, y lo compré en Librería Diógenes, más tarde me las apañé para que me lo firmara. Es un libro impecable con un lenguaje muy bien medido. Parece incluso un poemario de alguien con más edad. Es un buen poeta que no ha proliferado demasiado publicando, siendo hasta la fecha su único libro, que yo conozca. Es un poemario bueno. Le tengo cariño en mi biblioteca.

Caminares (Itziar Fernández y Zaida Escobar, 2019): Hablé de él en Las notas de los cíclopes libreros. Era otro libro que la pintora e ilustradora Zaida Escobar sacaba adelante ahora con textos de la psicóloga Itziar Fernández. Puede funcionar como cuento, pero en realidad es un viaje interior contra lo que nos encierra en nosotros mismos y no nos deja relacionarnos o no nos deja soltar lo que nos hace daño. Lo compré en su presentación en el Starway Rock Restaurant. A esas alturas del año ya se habían acumulado en ese 2019 todo tipo de problemas que me generaban ansiedad y depresión, aunque no lo pareciera, y vino en buen momento, aunque no alivió del todo, porque sólo era una lectura, nada más, y había sensación de soledad, de abandono a mi suerte. En todo caso, Zaida es una amiga apreciada y siempre pensé lo bueno que sería ofrecerle algún día que haga aunque sea la portada de uno de mis libros futuros.

El Cuervo Blanco. Antología, canción, relato, poesía (Víctor Bueno, Javier Prieto, Víctor Bonell, Almudena Anés, Lex Blond, Crazovey, Javier Terrés, Sara Abad Reguera, Tabachkova, 2017): Hablé de él en Las notas de los cíclopes libreros. El Cuervo Blanco era una asociación creativa de gente muy joven de Alcalá de Henares muy variopinta. Música, prosa, poesía, artes plásticas... tuvieron vida corta pero intensa en los Los Lunes al Sol, los recitales de julio de Domiduca, que los editó y yo lo compré, aunque con cierto retraso. Ahora los leía. Posteriormente cada uno de ellos tuvieron caminos diferentes. El resultado era muy diverso. Había de todo. Había cosas muy destacables en lo que es un inicio. Compartían una visión del siglo XXI de la que yo creo que se podría hablar de generación posterior a la Gran Recesión de 2008, incluso que no protagonizó el 15M de 2011, pero que sus vidas van a rebufo de todo eso. Ya he leído a bastantes de ellos y creo que se les diferencia de manera clara, aunque son muy individuales, pese a que parezca lo contrario y la prensa hablé de ellos como si todos fueran a una en sus formas de concebir las cosas.

De donde se escucha el mar (Luis García Montero, 2018): No es la primera vez que hablo de este poeta, al que conocí, en este serial. El iniciador de lo que se llama poesía de la nueva sensibilidad. Me gusta mucho, y con los años va ganando el reconocimiento general que yo ya le di antes... pero yo leo poesía de manera habitual. Esta era una antología que compré en mi firma de libros en la Feria del Libro de Madrid de 2019. Lo leía ahora. Siempre un poeta abierto a lo sensible, en este 2019 que lo leí ignoraba que él estaba pasando en esos momentos la enfermedad letal de su esposa, Almudena Grandes, que moriría en 2021, pero esta antología era una retrospectiva pedagógica desde sus inicios.

Contra la censura. Ensayos sobre la pasión de silenciar (J. M. Coetzee, 1996): Es otro ensayo que me regaló Carmen Herrera. Ayuda a tener más espíritu crítico y a tener herramientas propias frente a noticias y frente a los fenómenos de censura y manipulación. Ahora bien, hay que leerlo teniendo unas herramientas de conocimiento previas. Reflexiona sobre qué es la censura y la autocensura y cómo funciona, así como los diferentes niveles e intenciones de censura. Por ejemplo, habla de la censura española de Franco, que no es idéntica a la del apartheid de República Sudafricana. Las intenciones, las ideas, los usos, todo influye. Lo usé en mi investigación Superman, Batman y Franco. La censura en tiempos de Franco. Estoy agradecido por el libro. Me resulta útil incluso para mi vida y pensamiento, para ver las cosas con mente crítica... y realista, sin buscar conspiraciones, sino para entender cómo te dan las informaciones y el porqué de un modo y qué cosas. Este libro es cabecera de muchos periodistas en la Universidad.

Música terrible (Iván Romero, 2019): Hablé de este libro en Las notas de los cíclopes libreros. Fui ca comprar un libro a Librería Diógenes y me encontré a Zaida Escobar hablando con una joven pareja. El chico de la pareja era Iván Romero, que le pedía a Zaida ayuda para promocionar su primer poemario recién publicado. Yo saludé a Zaida y al final me interesé por el poemario, tanto para leerlo como para escribir de él, así que en cierto modo Zaida cumplió a través de mí. Compré el libro y lo leí. Es uno de los poetas jóvenes de Alcalá que mejor se maneja con la poesía, aunque tiende al poema muy breve, lo que es sintomático de esa joven generación en estos años, tal vez urgidos porque su primer escaparate son las redes sociales que acortan el número de caracteres a publicar, no sé. Tal vez se dejan llevar por a inmediatez, pero lo muy breve en poesía suele remitir a lo melancólico a menudo. Como sea, es un poemario que huye de los sentimentalismos y es muy rotundo y fuerte. Fue un acierto leer a este chico. No descarto volver a leerle si descubro algo nuevo suyo.

Historias de lo oculto (D.H. Lawrence, 1981): Por fuerza es un recopilatorio póstumo de relatos que escribió entre 1910 y el año de su muerte, 1930. Lo compré de segunda mano en Domiduca en busca de relatos de terror que contar en Halloween en mi serial de Youtube. Elegí "La última risa", de 1924 , y lo adapté. Yo no había leído a Lawrence aún, pero sabía lo muy reconocido que era. Lo cierto es que es una lectura que me gustó mucho. Su forma de escribir es muy atrevida, en esto los anglosajones siempre nos ganan a los españoles. Se atreven con temas y expresiones que en España suelen cohibirse en favor de lo costumbrista o la reflexión. Creo que es ahora, desde finales del siglo XX, cuando en España los editores se están dando cuenta que los españoles tienen mucho más que decir que las cosas meramente realistas y morales. Es un libro que por muchas razones lo recomendaría. Sabe crear atmósferas.

El tesoro del Cisne Negro (Paco Roca y Guillermo Corral, 2018): Fue una novela gráfica que me regaló en Reyes de ese mismo año María Gómez. Yo ya le había hablado y abierto al cómic de Paco Roca. En este caso aborda la historia real de la lucha de los investigadores españoles por recuperar el tesoro de un buque español hundido hace siglos y que sacó a flote una empresa privada estadounidense que pretendía quedárselo, en medio de una batalla legal internacional y los medos de comunicación. De los que he leído quizá es el más flojo, pero es cierto que Roca colabora aquí con otro autor. en todo caso, contacté con Roca por si le interesaba mi investigación sobre censura en el cómic. Creo que él jamás supo de aquello, me contestó su representante diciéndole que no le interesaban esos asuntos... pero Roca había creado en 2010 El invierno del dibujante... y posteriormente varias historias más relacionadas con la España represaliada por el franquismo. En fin...

El silencio blanco (Jack London, 1899): Lo compré de segunda mano en Domiduca. Es una colección de cuentos que escribió ambientados en su experiencia en Alaska y sus momentos marineros. Aventuras y vida dura que explora los límites de la soledad y la supervivencia del ser humano. La naturaleza tiene su peso que devuelve al humano a la realidad de su ser, en el fondo hay una reflexión sobre los cambios de la relación entre los seres humanos y una vida más natural. En todo caso necesitaba de estas aventuras en pleno momento de mi vida como ese. Yo ya había leído a London en otros momentos de mi vida. Me hizo evadirme.

Relatos de los Mares del Sur (Jack London, 1911): Igualmente los motivos eran los mismos que en el anterior, y la compra. Este me recordaba bastante a varias historias de Corto Maltés. Escribí un relato inspirado en uno de los pasajes, pero en mi intención de crear mi propio libro de relatos de Cuba en el siglo XIX. Está en ese libro de relatos míos aún incompleto. En un momento donde varias cuestiones de mi vida, sino todas, estaban haciendo pinza, siempre estaba bien estas lecturas.

Los tigres de Mompracen (1900), La última batalla (1902) (Emilo Salgari): Lo compré de segunda mano en Domiduca en una edición de tapa dura muy bonita. Sin embargo, su interior, aunque era el texto íntegro de Salgari, estaba editado muy orientado a adolescentes de la década de 1970 o principios de 1980. Es un libro para adultos, pero son aventuras muy aptas para iniciarse en lecturas. Son dos clásicos de piratas liderados por Sandokán, que al ser una saga están forzosamente incompletos a la espera de la tercera entrega. Me gustaron, la verdad, pero había algo que me hizo pensar que esos libros estaban pensados para que los disfrutara alguien joven y terminé dándolo a un joven que lo vio y le atrajo mucho la cubierta. Pensé que era como una señal y se lo regalé. Seguía buscando evasión en otros mundos, en aventuras exóticas.

Corto Maltés. El día de Taroween (Díaz Canales y Rubén Pellejero, 2019): Hablé de esta novela gráfica en Noticias de un espía en el bar. Lo encargué antes de que saliera a venta en Librería Diógenes, en color. Díaz Canales y Pellejero habían vuelto a mejorar su camino con Corto Maltés. estaban encontrando más su propia voz muy bien afinada con la de Hugo Pratt. Ahora narraban lo que había ocurrido antes de Balada del Mar Salado, lo que quizá era innecesario, pero el siglo XXI no para de crear relatos intentando de explicar cosas que no se explicaron previamente y que las hacía misteriosas, atractivamente misteriosas. Como sea, esta historia respiraba una vida propia más lograda que en las otras dos anteriores y siempre estaba bien seguir con las aventuras de Coro Maltés. Además, por contexto de mis lecturas de ese momento parecía como providencial... unido a mi trabajo sobre Cuba, del que sólo los documentos eran el refugio, no mucho más en él, pues los documentos me refugiaban de lo que en él mismo había.

Ejército de un solo hombre (Carlos Mazarío, 2019): Hablé de este libro en Las notas de los cíclopes libreros. Era el nuevo poemario de mi amigo Carlos Mazarío. Lo compré en Diógenes. Un poemario de poemas breves. En cierto modo también tenía algo de soledad ante el mundo. Llegó en un momento de conversación conmigo mismo.

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