Este próximo jueves 14 de diciembre estrenarán en el cine Star Wars, el último jedi. Con lo que a mí me gusta esta saga, como ya os conté cuando estrenaron la anterior de esta última trilogía (Noticia 1547ª), no puedo estar menos que impaciente por verla. Aunque si os digo la verdad, Rogue One, el spin off del año pasado, me parece de lo mejorcito de toda la saga respecto a lo que las películas modernas concierne. Todo sea ver qué pasará en la octava entrega, que nos dejará a un capítulo del final de todo esto, aunque aún quede un par más de spin off y otra trilogía que estará ambientada en ese mundillo que han creado, y es que Walt Disney quizá quiere estirar demasiado la producción de su gallina de los huevos de oro, como la de aquella película infantil que rodaron en los años 1960. Como sea, soy seguidor desde niño, me apasiona, y no hace mucho os la analicé incluso desde un punto de vista donde el argumento se entiende a través de una lógica de guerra con gran importancia de los archivos, los archiveros y los documentos (Noticia 1730ª).
Mark Hamill vuelve a ser Luke Skywalker y no quiero hablar ni pensar en algunos de esos comentarios que se han filtrado por las redes sociales con hipótesis del argumento y hasta del final de la película. Quiero que todo me sea una sorpresa.
Entre tanto he podido disfrutar en la Sala de Exposiciones del Antiguo Hospital de Santa María la Rica, de Alcalá de Henares, una exposición totalmente gratuitas con piezas del mundo Star Wars coleccionadas por el mayor coleccionista de estos objetos en España. Tal exposición estará disponible de ver hasta el día de Reyes, creo, el 5 de enero de 2018. Allí se pueden ver trajes, muñecos a diversas escalas, muñecos antiguos de 1977 y los años 1980 comparados con los actuales de los años 1990 a los años 2010, naves espaciales, escenarios, armas, espadas láser, eletrodomésticos, zapatillas, juegos, cuadros y un largo etcétera de objetos donde, aparte de apasionarte con este mundillo de la ciencia ficción, se puede comprender también lo que es la evolución de la industria de juguetes y la cultura de masas y el entretenimiento entre el último cuarto del siglo XX y el primero del siglo XXI. Con ojos de niño yo volví a ilusiones de otras épocas al ver, incluso, los muñecos en su embalaje original de 1984, me trajeron recuerdos de Navidades pasadas. Con ojos actuales, me ilusioné como un niño igualmente, me estimulé y también tuve espacio para hacer esa comparativa más allá del mundo Star Wars que nos habla de los diferentes modos y las evoluciones industriales del entretenimiento infantil al objeto de culto actual sin dejar de lado a ese mundo de la infancia. Y en ese recorrido se pueden analizar incluso los materiales de fabricación, la clase de objetos, las formas, las articulaciones, la precisión... e incluso compararlos con juguetes de las primeras décadas del siglo XX que se exponen en otra sala aparte, objeto de otra exposición temporal que se exhibe estos días en el mismo espacio cultural.
Star Wars quizá sea la epopeya más épica y duradera que deje la segunda mitad del siglo XX, o quizá el mismo siglo XX en sí, de entre sus ficciones. La verdad es que contiene una serie de aciertos que para los que los conocimos justo al principio, cuando sólo existían los capítulos IV, V y VI, nos parecían mucho más aciertos por su imprecisión, por su falta de respuesta, por sus misterios y sus extraños giros. Luego, en los años 1990 y primeros 2000, los capítulos I, II y III quisieron aportar una gran cantidad de respuestas y explicaciones que nadie les pidió, y en buena parte perdió la gracia, perdió algo del encanto en favor de una suerte de espectáculo que entre los años 1970 y 1980 no se ofrecía de esa forma tan descarada en busca del público fácil. Giros atrevidos como los de El Imperio contraataca hubieran sido imposibles en aquellas nuevas entregas. Ahora los capítulos VII y VIII, presumiblemente también el futuro IX, nos renuevan junto a los spin off la efervescencia de las películas originales, haciendo que las películas se hagan adultas junto a sus seguidores más fieles que aquí seguimos. Curioso que se deban hacer adultas tras haber unido su suerte a una productora de metrajes infantiles y juveniles, pero es que Walt Disney no sólo se haa hecho con Lucas Film, en general se están haciendo con todo el mercado Hollywoodiense, su hambre no deja títere con cabeza, recordemos Pixar, Marvel Movies y sus actuales tentativas de intentar hacerse con la mayor parte de las acciones de Twentieth Century Fox. Da igual, ver batallas galácticas como las de Rogue One, incluyendo su sentido de tragedia griega, o ver como un soldado imperial también sangra como se sangra en toda guerra, tal como vimos en el capítulo VII, humaniza esto a ritmos adultos y de espectáculo circense, como los saltos de Han Solo y Chewacca, a sus edades, por el Halcón Milenario.
Hay un amigo que me ha dicho que él ha montado exposiciones de Star Wars en otras ciudades (trabaja montando exposiciones en museos) mucho más espectaculares. No lo niego. Tal vez. Pero, ¿qué queréis que os diga? A mí pasear por esa entrada escoltado por personajes de la saga me hizo vibrar el corazón. Recuperar mi infancia viendo el paisaje del campamento ewok en muñecos me recordó cuando este estuvo montado en la juguetería de la ferretería desaparecida de la Calle Mayor. Hay algo ahí de mí, hay una fuerza de juventud. Yo la vería y llevaría a verla a mis hijos, que no tengo, o a mis sobrinos, que no tengo. Así que sólo me queda deciros una cosa: carpe diem, aprovechad el momento. Y quien quiera entenderlo, que entienda, porque lo cierto es que el lado oscuro siempre está ahí, y tal como dijeron en el capítulo VII como preludio a lo que será el VIII que veremos a partir del próximo jueves: todos los seres guardan un lado oscuro en sí, hasta Luke. Alimentad el lado brillante de la fuerza.
Saludos y que la cerveza os acompañe.
1 comentario:
Pues a mí esta me gustó, yo pienso volver
Publicar un comentario