sábado, octubre 15, 2016

NOTICIA 1650ª DESDE EL BAR: BOB DYLAN, PREMIO NOBEL DE LITERATURA

El pasado día 13 de octubre, jueves, Bob Dylan, Robert Zimmerman (nacido en 1941), ganó el Premio Nobel de Literatura. Una frase similar escribí en 2007 en esta misma bitácora cuando ganó el Premio Príncipe de Asturias. Por entonces repasé muy por encima algunos de los hitos de su carrera y os compartía traducida la letra de la canción No dark yet, del álbum Time out of mind, de 1997. Fue en la Noticia 290ª. Allí se puede seguir leyendo. Bob Dylan ha aparecido muchas veces en esta bitácora, una de las primeras veces, no sé si la primera o la segunda, fue en julio de 2006, en la Noticia 116ª, con la traducción de fragmentos de otras dos canciones de los años 1960. No puedo negar que Bob Dylan me ha gustado y me gusta mucho como músico, como compositor y como poeta. Sí, he dicho poeta. Desde adolescente, cuando allá a mediados de los años 1990 mi hermano me regaló el álbum Desire en CD, fue uno de mis primeros CD. Era un álbum que Dylan compuso y sacó a finales de 1975. El cantautor estaba muy censurado en la España de Franco, no totalmente prohibido, pero sí la mayor parte de su obra, aquel álbum fue uno de los más vendidos en este país en 1976. Yo había escuchado a Dylan en canciones sueltas previamente, pero a partir de ahí me compré más discos e incluso los libros con sus letras en inglés y español. En alguno de mis recitales de poesía lo he llegado a recitar en algún momento. Nadie en 2007 puso el grito en el cielo ni armó escándalo porque a Bob Dylan le dieran el Premio Príncipe de Asturias de las Letras. Nadie en 2007 puso en duda que a un músico no se le pudiera considerar poeta. No todos los músicos logran ser poetas, pero hay algunos que lo son. Cosa muy diferente ha ocurrido en este 2016, ha sido darle el Premio Nobel de Literatura y aparecer una gran cantidad de personas protestando por las redes sociales y en las tertulias de bar. Nunca en la España de los últimos años hubo tantas discusiones sobre Literatura ni tan encarnizadas, casi como con odio atávico por haberse traspasado una frontera. No sabíamos que en España tanta gente compraba y leía poesía, y probablemente no la haya, no olvidemos que este mismo mes de julio las estadísticas decían que en España el 40% de las personas declaran que no han leído un libro en ningún formato en el último año y que el 70'1% no ha pisado una biblioteca, Noticia 1621ª, tengo mis dudas, la certeza, de que la gran mayoría de los hogares no cuenta en sus estanterías con ejemplares de los libros de Dylan, pues los hay, y no pocos, con sus canciones como poemarios. Esas estadísticas son del Instituto Nacional de Estadísticas, pero otras estadísticas, por ejemplo de la editorial Planeta, dicen que es un 60% de españoles el que no lee libros. También tengo mis dudas, y hablo porque yo realizo recitales de poesía, de que la gran mayoría vaya o les interese ir a recitales de poesía. No creo por tanto que oa polémica sea literaria. En España no se está poniendo en cuestión el valor literario de Dylan, me parece a mí, es opinión particular, que en España de lo que se está discutiendo es de que se haya trasgredido un orden de cosas. No obstante, nadie ha criticado aquí que el Premio Nobel de la Paz de este año se lo hayan dado al presidente de Colombia por su paz con las FARC, y no se haya hecho un premio compartido con la otra persona implicada, Timochenko.

No sabíamos que teníamos tantísimos entendidos en poesía y tantísimos lectores de poesía. Los poetas ni nos habíamos enterado de esas masas de forofos de la poesía en España. Me reafirmo, el problema en España no es de literatura, puesto que dudo que los detractores, la gran mayoría, hayan leído siquiera a los otros candidatos de este año, o que muchos sepan siquiera sus nombres. El problema de España es que los españoles entienden que se ha trasgredido un orden de cosas, a un músico se le ha reconocido como a un poeta. Hasta Carlos Boyero, crítico de cine, publicó ayer en El País un artículo de amor y odio hacia la elección de Dylan, pero fíjate en las cosas, hasta un crítico de cine se pone a hacer crítica de literatura y no se da cuenta que su crítica por trasgredir el orden de cosas se le podría hacer también a él con un: zapatero a tus zapatos. ¿Y por qué no a Leonard Cohen?, se preguntaba él, pues Cohen, respondo yo, también tiene calidad poética, así pues, podría ser. No obstante, a ambos, junto a otros compositores de música de la segunda mitad del siglo XX se les estudía en universidades de Estados Unidos y Reino Unido como poetas, no sólo como músicos. El problema no es tanto de cómo lo entiendan ellos, sino de cómo lo entendemos nosotros. 

Diego A. Manrique, periodista especializado en música popular desde hace décadas, publicaba en el mismo periódico que la academia sueca del Premio Nobel entregó este premio alegando que era "por crear nuevas expresiones poéticas dentro de la gran tradición de la canción estadounidense", y añadía él por sí mismo: "de algún modo, se reconoce la revolución cultural de los sesenta, de la que Dylan fue esencial catalizador". Estoy de acuerdo. Anne North, periodista de The New York Times, publicaba ayer en ese periódico norteamericano un articulo crítico con que le hubieran dado el premio a Dylan. A diferencia de los españoles ella no iba al ataque contra el músico, al que le reconocía su gran valía, pero decía que Dylan no necesitaba un Nobel para ser reconocido, pero que el Nobel este año sí necesitaba de un escritor para ser reconocido. Sin embargo, pese a defender la idea de que no se mezclara música con literatura y reconocer a Dylan como compositor lírico, en un intento de comprender el porqué del premio ella razonaba que probablemente la Academia de los Nobel buscaba modernizarse e ir con los nuevos tiempos del siglo XXI. Sabedores de que en el mundo los nuevos medios de comunicación restan tiempo a la lectura de libros y que los libros ya no son estrictamente sólo de papel, así como que en los nuevos tiempos se crea literatura que no se refleja por escrito, probablemente, decía ella, se ha querido dar un reconocimiento a una realidad como esa dando la mano a Dylan, la persona que más influyó en los creadores musicales y literatos de los años 1960 y 1970 aunando esos dos mundos. Pensemos que en realidad en los años 1970 hubo una gran cantidad de cantautores considerados hoy día poetas, o que incluso en nuestros días hay músicos considerados así o que hasta hay quien considera determinadas composiciones de rap y hip-hop como un nuevo estilo de poesía urbana. Dylan fue desde luego un referente de cambio cultural, un líder de la contracultrua, aunque no le gustó ser reconocido como tal, en pelea con el pintor Andy Warhol. Sus canciones rompían con gran parte de lo convencional y tocaba temas que hasta esas fechas no se tocaban. Dylan es el torrente creador del caos ordenado y brillante.

Homero está considerado un poeta, sin embargo La Iliada y La Odisea eran en origen canciones. Buena parte de los poemas de Federico García Lorca son en realidad canciones, y también de la obra de Miguel Hernández. Cierto que las canciones de Dylan están recopiladas en libros como poemarios, y que Dylan por sí mismo no ha creado esas recopilaciones. Cierto que sólo tiene una novela de prosa poética, Tarántula, y un libro de una autobiografía que iba a ser de tres volúmens y sólo escribió uno. Pero estos argumentos que se han usado en su contra son también débiles. Edgar Alla Poe sólo publicó y escribió una novela, Mariano José de Larra no escribió ningún libro, Bécquer fue recopilado póstumamente, Juan Rulfo también sólo escribió un libro en su vida, Garcilaso de la Vega no publicó ningún poema en vida, y así podríamos seguir con otros ejemplos. Y sí, es verdad que a Joyce, a Tolstoi, a Proust, Kafka y otros autores que citó ayer Boyero, no les dieron el Premio Nobel, pero eso no quiere decir que no sean genios. El Premio Nobel no es el indicador absoluto y único que indica qué es bueno hasta la excelencia y qué no. Ningún premio lo es. Ahora mismo podría estar en el anonimato el mejor escritor de todos los tiempos y no recibir por consiguiente premio alguno, o al menos no de los importantes. Pensemos que en estas épocas tan mediáticas se confunde ventas con buen escritor, y no es lo mismo. Hoy día el libro no es sólo cultura, es un producto comercial, el que goza de más publicidad es el más vendido y difundido, y su escritor o escritora podrá tener más posibilidades de ser reconocido. El año pasado ya hubo una polémica con el Premio Nobel de Literatura cuando se le dio a una periodista y no a un escritor de libros, a Svetlana Alexiévich. La polémica fue grande en el mundo de los editores y de los escritores, este año imagino que será mayor con la elección de Dylan, un músico, pero, volviendo a la reflexión de Anne North, ¿acaso no vivimos unas épocas en las que la gente escribe y publica más allá de hacerlo en libros? El mundo cibernético, por ejemplo con las bitácoras (blogs), existe. Los que escriben así, o en el caso de Alexiévich en periódicos, no dejan de ser escritores. En el caso de Dylan se va más allá, escribe, y lo que escribe lo canta, luego se publica, pero sus canciones no dejan de ser en su mayoría poesía.

Su autobiografía sirvió de base para crear A propósito de Llewyn Davis (hermanos Coen, 2013), película que me gusta recomendar y pensar, Noticia 1288ª. Es un gran acercamiento para entender el mundo dylaniano y su forma de crear y sus porqués en el New York del comienzo de los años 1960. Esa película se puede acompañar de Cruce de caminos (Walter Hill, 1986), por supuesto Dylan ha sido actor en varios metrajes, pero esas dos películas sirven para aproximarse de manera no biográfica a su biografía, aunque sea paradójico. Dylan tomó de referencia a los veinte años al escritor Dylan Thomas y al músico cantautor Woodie Guthrie. De ese modo se metió en el mundo del folk estadounidense y lo revolucionó introduciendo temáticas audaces de temas prohibidos y progresistas, en un mundo bastante conservador. Comenzó a publicar discos desde 1961. En 1965 se cambió a la guitarra eléctrica. Llevaba tiempo tonteando con ritmos cercanos al pop rock e influenciando y cambiando los modos de componer de todos aquellos que se fueron acercando a él, incluídos los Beatles, pero también atraía hacia sí a escritores como Allen Ginsberg, entre otros muchos de la contracultura más trasgresora de aquellos años. Fue muy polémico aquel cambio, pero ganó millones de acólitos en todo el planeta. Se peleó con Andy Warhol, con quien rivalizaba en contracultura, pero Dylan se cansó de ser un líder contracultural. En el verano de 1966 sufrió un accidente de moto que le alejó de los escenarios y le hizo tener una crisis existencial, creyéndose al borde de la muerte sin estarlo. No le gustaba el rumbo circense de muchos grupos de rock con la psicodelía, aunque él fue pieza clave en los primeros años de esa psicodelia. Sus letras eran el surrealismo renacido y ahora se disponía a girar sobre sí mismo y buscar nueva temática y nuevas formas de escribir precisamente en lo tradicional. Sus discos a partir del final de 1967 marcaron ese nuevo rumbo y volvió a hacer girar en sus estilos al resto desde 1968. Dylan escribió su novela de prosa poética y se negó a participar de Woodstock, aunque vivía allí. Sin embargo, sin contar a Frank Sinatra, era ya por entonces el autor más versionado. Todos intentaban darle a sus composiciones el aire intelectual de Dylan y la profundidad literaria de sus textos. 

En los años 1970 Dylan participó de varias películas puntualmente, ya fuera con bandas sonoras o actuando como actor, cosa que ha seguido haciendo hasta la fecha de hoy. Su grupo, The Band, comenzó a tener sus propias actuaciones y discos. Algunas de las composiciones más célebres y más rockeras de Dylan son de esta época. Él siempre ocultó su vida privada, era un gran desconocido en ese aspecto, pero de vez en cuando algún periodista urgaba en ella sin permiso. A través de eso sabemos de su divorcio en 1975 o que se casó posteriormente con una chica de su coro gospel, con la que tuvo una hija de la que nadie supo durante años, sólo el matrimonio, tan secreto como la hija. The Band se separó de Dylan, Dylan comenzó un viaje desde su judaísmo no practicante al budismo, luego al cristianismo, de nuevo el judaísmo... Se publicaban ya sus canciones como poemarios y así entró en los años 1980 con una crisis religiosa personal descubriendo a sus seguidores lo que él iba reflexionando sobre el tema. No son sus mejores obras musicales de esos años, pero si hay grandes letras leídas como literatura. Escribió un librito de cuentos con moralejas casi religiosas. Aunque hizo conciertos con otros grupos y bandas de su generación en esta década, se juntó en esos años con Tom Petty y George Harrison para crear los Traveling Wilburys, de corta existencia y como proyecto entre amigos para pasarlo bien de gira. Tras aquello inició en solitario la Gira del Nunca Acabar, The Never Ending Tour, que hoy día sigue y que es el nombre por el que se guían todos sus conciertos.

En los años 1990, en los primeros años, Dylan no estaba en sus mejores momentos  compositivos, pero sí como celebridad y como influencia con sus letras. Hizo algo que no hacía: dar permiso para que algunas de sus letras anunciaran por televisión coches, sujetadores y bancos. Dijo que así se reía del sistema capitalista, que era una ironía, pero aquellos anuncios servían para lo que servían, vender aquellos productos. Tuvo un problema médico grave que le volvió a dejar al borde de la muerte. Una operación en la garganta le cambió su voz, aunque seguía siendo muy nasal ahora era más ronca, o grave. Decían que eso sería ya el final de su carrera, pero se equivocaron. Superada su etapa de búsqueda interior hacía ya años, le llamó Juan Pablo II para que tocara para él. Ocurrió en 1997, también tocó B. B. King. Dylan acudió y tocó para el Papa, la Iglesia quería así mostrar su reconciliación con el rock, al que había perseguido considerándolo música de Satán. La Iglesia pensó que de entre todos los rockeros Dylan era el más indicado y el de las letras más intelectuales. Por entonces participó Dylan del Doctor Music Festival de España y toda la prensa internacional dijo que se había recuperado el mejor Bob Dylan y desde entonces tiene una gran serie de grandes discos y composiciones no vistas en él desde los años 1960 y 1970. Por ese motivo en 1998 dio su primera gran gira por España, yo le vi por entonces por primera vez, en cuarta fila, en el Palacio de los Deportes de Madrid. Todavía tocaba la guitarra eléctrica y tenía una nueva banda musical tan excelente como la anterior de los años 1970. Tenía por telonero a Andrés Calamaro. Fui con un amigo con el que yo escribía una revista literaria. Fue uno de los conciertos que más me han gustado en mi vida. Él había actuado en España por primea vez en 1976, junto a  Santana, tras la muerte del general Franco. En estos años 1990 su hijo Jakob Dylan compuso un grupo llamado The Wallflowers, de cierto éxito pero corta trayectoria. Se le comparó a su padre y se dijo que tenía tanta calidad como el inicio de este. Jakob, peleado con su padre, renegó de ello y quiso hacerse valer por sí mismo ante los periodistas, sin embargo, a pesar de esa pelea con su padre, a nadie se le escapaba que usaba de apellido el apellido artístico de su padre, no el real. Bob Dylan, por su parte, no dijo nada sobre el asunto, aunque sospecho que él tiene mucho que ver en la formación musical y compositiva de su hijo.

En el año 2000 ganó un premio Oscar de cine a la mejor canción de una banda sonora, que compuso expresamente para ese fin. Yo ya tenía varios discos de él. En 2001 ganó un Golden Globe por otra canción creada para otra película, pero en ese 2001 creó uno de sus mejores discos de esta etapa de nuevas grandes composiciones, Love and theft, que debía sacarse a la venta y presentarse el 11 de septiembre, se tuvo que retrasar por los atentados de New York. Dylan fue radiado en las primeras horas de aquel día, incluso en España, yo recuerdo escucharle en la radio a diferentes horas, sobre todo canciones antiguas de los años 1960 muy críticas con el belicismo y con las posturas políticas de Estados Unidos en el mundo. Dylan fue entrevistado sobre los hechos ocurridos y, aunque condenaba y lamentaba el atentado, fue muy crítico con la política internacional de George W. Bush, eso le valió ser acusado de antipatriota, como en los años 1960, y de izquierdista peligroso, por lo que durante meses, no sé si durante un año, fue censurado en una gran cantidad de emisoras de radio y cadenas de televisión, así como su disco no fue vendido en algunas cadenas comerciales. Sin embargo, su disco arrasó en Europa y en los lugares de norteamérica por donde se vendió. Aquel disco me lo regaló mi padre no recuerdo bien si en mi cumpleaños o en Navidades. En esa misma década sacó el primer y único volumen de su autobiografía, participó de más películas, así como reeditó y reelaboró el libro que recopilaba todas sus canciones, hoy, por razones obvias, ya incompleto por la falta de sus obras nuevas. En su gira interminable volvió a pasar por España, fue en el verano de 2004, hizo una gran cantidad de conciertos por la península. Por entonces él renunciaba a los grandes macroescenarios y grandes montajes que llevaban otros músicos, como por ejemplo los Rolling Stones, que cogieron su nombre por una canción de Dylan, que a la vez cogía aquellas palabras de un cantante de blues. Consideraba que lo importante no era el espectáculo, sino la música. Además, así abarataba el coste de las entradas y permitía que mucha más gente pudiera disfrutar de esa música. Buscó además lugares más pequeños y donde no había solido tocar. Esas eran unas ideas que aún mantiene. Lo que ocurre es que en esa búsqueda de poner la música y no el espectáculo, consideraba que habría gente que iría a verle a él, por lo que su cuerpo era parte de un espectáculo, por ello ya no se ubicaba en el centro del escenario, sino que se ponía en un lateral del escenario, tocando el piano y cantando sentado mientras tocaba, cediéndole el centro de atención visual a sus músicos, los cuáles, por otra parte, son gente a la que valora mucho y tiene gran estima. Pasó por Alcalá de Henares y fue la segunda vez que le vi, junto a mi hermano y un amigo, el Chico Gris. No fue el mejor de sus conciertos, pero es algo recordado en la ciudad. Lo cierto es que Dylan suele cambiar partes de las letras de sus canciones y suele hacer variaciones musicales de las mismas, siempre dejándose llevar por su instinto y sus apetencias del momento. También ocurrió esto en aquella ocasión. Tuvo por telonera a Amaral, yo volvía a estar a poca distancia del escenario e intercambié frases con ella.

Dylan ganó en 2007 el Premio Príncipe de Asturias de las Artes y en 2008 el Premio Pulitzer de Literatura. No encontró entonces ninguna polémica porque se le dieran esos premios de Literatura siendo él cantante. De hecho, desde 1963 hasta este 2016 acumula hasta quince premios en este sentido literario, en ninguno previo a este Nobel se ha montado una polémica como la que vemos estos días. Desde el comienzo de su carrera, entre premios musicales y literarios, cuenta con unos cuarenta galardones que le reconocen su obra y valía. Dylan fue nominado para los Nobel en tres ocasiones, sabemos que en una o dos lo rechazó él mismo por considerarse músico y no escritor, es evidente que con sus numerosos premios literarios en algún momento terminó reconociéndose escritor hasta esta nominación y obtención del Nobel. En la década de 2010 Dylan está revisando y reinterpretando a su manera villancicos populares, canciones de Frank Sinatra y otras composiciones ajenas que transforma en propias dándoles su toque. Repasa así la cultura popular norteamericana y le da un giro reflexivo al cambiarles su mensaje en su modo de ser interpretado. Este tipo de proyectos no son raros en él, en todos los aspectos de su vida, no olvidemos que incluso se planteó en los años 1960 hacer una vida de granja, lejos de las calles de New York, de cuya forma de hablar tomaron tanto sus letras. En los años 1970 admiraba el viejo Oeste norteamericano del siglo XIX, como espacio de libertad del individuo frente al Estado y su burocratización, por eso compuso la banda sonora completa de la película Patt Garrett y Billy the Kid (Sam Peckinpah, 1974). Se propuso hacer en esa década un disco totalmente en español, lengua que habla en parte, aunque no muy perfectamente y con acento newyorkino. Aquello no llegó a hacerlo, pero tiene varias canciones con palabras y estrofas en español. Actualmente, también, está rescatando todas aquellas grabaciones que realizó en el estudio de su casa o en conciertos desde el inicio de su carrera, una auténtica labor documental de la que se disfruta desde lo musical, lo literario y desde la Historia que con ellos va ganando más documentos con la que poder comprenderla y escribirla. Quizá sea porque este año tiene 75 años y quiere poner algo de orden en lo que sabe nos va a dejar legado.

Yo me siento influenciado también en parte por Dylan. Algunos de mis poemas respiran su influencia de manera clara, otros no tan clara, pero ahí está. A mí sí me parece un premio merecido. Mucha gente le ha llamado poeta a Dylan y cuando le han dado el Premio Nobel, no los otros, se ha echado las manos a la cabeza, luego se cae en contradicciones como decir esa misma persona, no hablo de nadie concreto, aunque podría concretar nombres, que aprende Historia viendo una determinada película y decir que la película es mejor que un libro de Historia para aprender Historia. Pero insisto en la idea de que en España no se debate tanto la calidad literaria de Dylan o si se lo merecía o no, si no que de fondo lo que hay es un problema de categorías, se cuestiona el premio porque se siente un orden de cosas trastocado, demostrando una mentalidad férrea e inflexible que estoy seguro que dentro de un tiempo muchos dirán, ¿y por qué dije esto? Yo tengo discos y libros de Dylan, personalmente me parece un premio merecido, lo repito y lo repetiré. Saludos, que la cerveza os acompañe, os dejo con la traducción de una canción del nuevo Nobel.

Mississippi

Cada paso en el camino, nos mantenemos a raya
Tus días están contados, los míos también
El tiempo se amontona, luchamos y vamos tirando
Estamos completamente encajonados,
ningún lugar al que escapar.

La ciudad no es más que una jungla,
más juegos de los que disfrutar,
Atrapado en su corazón, intentando largarme.
Me educaron en el campo,
he estado trabajando en la ciudad
He tenido problemas
desde que puse mi maleta en el suelo.

No tengo nada para ti, no tenía nada antes,
No me queda ya siquiera nada para mi.
Cielo lleno de fuego, dolor cayendo a cántaros
No hay nada que me puedas vender,
nos veremos por ahí.

Todos mis poderes de expresión
y pensamientos más sublimes
Nunca podían hacerte justicia ni en razonamientos ni en rimas,
Sólo hay una cosa en la que me equivoqué
Me quedé en Mississippi un día de más.

Bueno, el diablo está en el callejón,
el mulo está en el establo,
Di lo que quieras, ya lo tengo todo oído.
Pensaba en las cosas que contaba Rosie,
Soñaba con que dormía en la cama de Rosie.

Caminando por las hojas que caen
Sintiéndome como un extraño que nadie ve,
Tantas cosas que nunca desharemos
Sé que lo sientes, yo también lo siento

Algunas personas te ofrecerán la mano,
otras no lo harán,
Ayer por la noche te conocía, esta noche no.
Necesito algo para distraer mi mente,
Te voy a mirar hasta que mis ojos queden ciegos.

Bueno, llegué hasta aquí
siguiendo la estrella del sur,
Crucé ese río sólo para estar donde tu estás.
Sólo hay una cosa en la que me equivoqué,
Me quedé en Mississippi un día de más.

Bueno mi barco se ha quebrado en astillas
y se hunde rápidamente.
Me ahogo en el veneno, no tengo futuro,
no tengo pasado,
Pero mi corazón no se siente cansino,
es ligero y es libre
Sólo tengo afecto
para los que han navegado conmigo
           
Todo el mundo se está moviendo
si es que todavía no han llegado,
Todo el mundo tiene que moverse
hacia algún sitio.
Quédate conmigo, mi amor,
quédate de todos modos,
Las cosas deberían de ponerse interesantes
en cualquier momento.

Mi ropa está mojada, pegada sobre mi piel,
No tan pegada como la esquina
en la que me he pintado.
Sé que la fortuna espera el momento
para mostrarse generosa,
Así que dame la mano y dime que serás mía.

En fin, el vacío es infinito, frío como la arcilla.
Siempre puedes volver,
pero no puedes volver del todo.
Sólo hay una cosa en la que me equivoqué,
Me quedé en Mississippi un día de más.


(Bob Dylan, del álbum Love and Theft, 2001)

3 comentarios:

Canichu, el espía del bar dijo...

Y a día 17 de octubre sabemos que Dylan no contesta a las llamadas de la Academia del Nobel. Sus agentes sí han respondido, pero no saben qué hará Dylan. De hecho Dylan no ha dicho nada sobre el asunto en sus conciertos de estos días. En el pasado ya rechazó la nominación, como dije, y ahora no se sabe si rechazará el premio. Previamente sólo rechazaron el premio Boris Pasternak y Sartre. Esta actitud es bastante coherente con la actitud que el cantante tiene desde hace muchos años, y si rechazara el premio seguiría en esa linea ya mencionada en el artículo. Hoy por hoy hay incógnita.

http://cultura.elpais.com/cultura/2016/10/17/actualidad/1476716208_505357.html

Canichu, el espía del bar dijo...

A día 29 de octubre saemos que Dylan llamó a la Academia para decirles que "por supuesto que aceptaba el Nobel", aunque no podrá ir a todos los actos preparados en Estocolmo y se ignora si irá en persona o un representante para recogerlo. Probablemente irá en persona.

http://cultura.elpais.com/cultura/2016/10/28/actualidad/1477691756_699262.html

Canichu, el espía del bar dijo...

16 de noviembre de 2016: Bob Dylan dice que no irá a recoger el Nobel en persona por sus muchos compromisos. Según informa ABC y El País.