Que en los cortometrajes europeos (donde he sido jurado del público) haya ganado Dieu est timide (Charles, 2025) me parece el mejor de los aciertos, aún a pesar de que el público dio por ganador a otro. Ahora bien, que en europeos hayan ganado varios de los proyectados en domingo, que fueron las sesiones que este año por motivos explicados (Noticia 2423ª) cambié por nacionales, me reafirma en lo que ya dije en la entrada citada: para mí fue un año valle, flojito, y creo que esto lo percibió más gente del jurado especializado. Lo visto en viernes y sábado me dieron esa sensación, y los premios en cortos del domingo, me refuerza en la idea. Pero, y digo un pero, de las sesiones del domingo en nacional que yo vi, si bien veo que también premian a un cortometraje que destaqué Every light in between (Comín y Solá, 2025), aunque sea en lo musical, no puedo estar en absoluto de acuerdo ni conforme con que haya ganado +10K (Gala Hernández, 2025). Sólo lo entiendo si la gente del jurado se ve ligada al mundo de la producción y la autoproducción y al ver el dicho cortometraje les ha hecho ver validados algunas de las críticas o de las autocríticas que en torno a la producción y el concepto de éxito hay hoy día. Creo que no es un cortometraje que aporte nada en narrativa, ni en montaje, ni en fotografía, ni en interpretación de falso documental, si fuera un documental real, tampoco, ni en general aporta nada. Pero es el ganador. Básicamente un chico que aspira a hacerse millonario y popular a través de videos de influenciador en Internet tratando de dar lecciones de vida a los demás.
Por cierto, al margen ya de la calidad del cortometraje español ganador para mi gusto, fuera de lo cinematográfico o de lo reportaje, en cuanto al mensaje que se escucha en la trama, una reflexión para los que aspiren a lo mismo que este chaval, que invita a todo el mundo a hacer igual, si alguien no trabaja en las industrias de producción y distribución de la electricidad, tú no tienes mensaje que dar, si alguien no trabaja en telecomunicaciones, tú no tienes mensaje que dar, si alguien no trabaja en la agricultura, la ganadería y la pesca para que tú comas o te vistas, tú no tienes mensaje que dar, si alguien no trabaja en la electrónica y la informática que usas, tú no tienes mensaje que dar, si alguien no fabrica los tornillos, las tuercas, los electrodos, los cables y otras cosas de esa tecnología, tú no tienes mensaje que dar, si alguien no lo transporta a donde deba, tú no tienes mensaje que dar, si alguien no lo vende, tú no tienes mensaje que dar, si alguien no lo monta, tú no tienes mensaje que dar, si alguien no trabaja en que te llegue el agua a tu casa y no bebes, tú no tienes mensaje que dar, si alguien no construye tu casa, tú no tienes mensaje que dar, si alguien no trabaja en una depuradora y en el alcantarillado, quizás puedas dar tu mensaje, pero lleno de mierda.
Y ahora vamos a la sección favorita mía, que todos los años también juzgo como jurado del público desde el 2000 ininterrumpidamente, veintiséis años ya... y a la cual fui antes del 2000 como mero espectador algunos años de los 1990. Pantalla Abierta a los Nuevos Realizadores, los largometrajes de directores noveles. A diferencia de los cortometrajes europeos, este año esta sección no es un año valle para mí. Creo que es un muy buen año de nuevos realizadores. Muy prometedor. Predominó, eso sí, el cine en catalán, lo que no es ningún problema, pero me hace pensar que otros años ha prevalecido la selección de metrajes contra la violencia contra la mujer o contra la homofobia, y eso me hace pensar si los seleccionadores no estarán valorando cada año algo más allá de lo meramente cinematográfico. En todo caso, este año es buen año de buenas novedades. Vamos una por una:
Sorda (Eva Libertad, 2025): Abrió el lunes con una sala rebosando de gente (y un fragmento del dintel de la puerta de entrada del Teatro Salón Cervantes, Bien de Interés Cultural y Patrimonio de la Humanidad, literalmente roto por un golpe). Es la ganadora. Me parece muy merecido. De hecho la voté con la máxima puntuación, no puedo decir que fuera indiscutible para mí, porque me dio muchas dudas con una segunda película proyectada de la que hablo luego y que me pareció que estaban a la misma altura, por lo que a ambas las voté con la máxima puntuación, el desempate por mi parte estuvo en el resto del público. Pero sí es indiscutible que es una muy buena película. Es, por otra parte, la segunda parte de lo que en origen fue un cortometraje que en una edición anterior ya había sido presentado en Alcine, y ganó. En todo caso, no hace falta ver el cortometraje para entender el largometraje, que funciona plenamente por sí sólo. Se trata de un pareja joven compuesta por una mujer sorda y un hombre oyente. Se compenetran y entienden bien. La pareja va a tener una niña y la historia nos narra la historia del embarazo y el parto, y el primer año y pico de vida de la niña. Es la historia de esta familia que, siendo una historia de amor cotidiano dentro de una familia, nos presenta una problemática muy seria: todas las adversidades que atraviesa una madre sorda en todo ese proceso, las inseguridades y miedos que le causa, y también los problemas familiares y traumas que despierta. Es un asunto del que personalmente nunca había pensado, del que nadie me había hablado jamás y del que ni se me hubiera ocurrido en la vida que ser madre sorda pudiera tener tantísimo conflicto en un mundo hecho y pensado principalmente para oyentes. En ese sentido nos plantea un tema social nuevo para muchos. La escena del parto es francamente angustiosa. Mueve a emoción. Unas interpretaciones que parecen personas reales, un guion muy conocedor de lo que cuenta y que parece haber estudiado psicología, una trama de microconflictos familiares muy estudiada, y cuestiones técnicas de luz y de sonido muy bien construidas. Una película muy humana que nos presenta un conflicto sin estridencias, sin necesidad de exageración, que es algo perfectamente asumible que podría ser tu propia vida normal y cotidiana y eso es algo que lo sube más aún. Esta película tiene Diamante, pero tendrá Goya en 2026, y creo que merecería no sólo uno.
Muy lejos (Molt lluny) (Gerard Oms, 2025): Esta es la otra película a la que yo voté con lo más alto. Para mí es otra ganadora. Algunas personas parecieron reticentes al ver que el protagonista es Mario Casas, pero no hay que hacer caso. Hace una interpretación que quizá sea la mejor de su carrera hasta la fecha, otro posible Goya para 2026. Es la historia de un joven que va a Holanda con un grupo de aficionados (algo exaltados) de la Real Sociedad para ver un importante partido de fútbol. Cuando han de regresar, algo ve que justo antes de embarcar en el avión de vuelta le hace deshacerse de su documentación y quedarse en Holanda para recomenzar una vida nueva sin papeles, sin trabajo, sin dinero y sin saber el idioma. De repente se nos muestra la historia de un inmigrante ilegal en un país con aparentemente más oportunidades, sólo que el inmigrante sin papeles es español y el país Holanda, más rico que España. La historia es más compleja porque es una historia de supervivencia, pero también de un trauma inexplicable para el que no tiene cómo sacarlo fuera el protagonista, pero es sobre todo una exposición de todo de prejuicios que nos rodean en esta Europa occidental. Cuidado, no es baladí, si se siguen las noticias de los últimos quince años, se sabrá que en Holanda la extrema derecha y los más conservadores, o/y los tópicos, te pueden aceptar de allí como uno más si eres de otra religión, de otra raza, con otras costumbres, si hablas con otro acento (aunque sea te aceptan en otro grado inferior al que ellos se tienen a sí mismos), pero si no eres holandés, todos sus prejuicios van contra ti. Esto está en la película, aunque no se habla de política, sino que se muestra una sociedad, una forma. Una sociedad muy libre en la mezcla racial, en lo permisivo con el sexo o las drogas, pero que también contiene en sí el rechazo al no holandés. Así que vemos conflictos raciales, religiosos, sexuales, culturales, idiomáticos (incluso entre dos catalanes, uno de los cuales pudiera parecer ido de Cataluña tras los sucesos de 2017, por lo que tiene prejuicios contra el resto de españoles), se expone de todo, y también aparece la homosexualidad. Y se observan grupos que interactúan y cómo interactúan. Es una historia personal que atrae mucho, que tiene un gancho muy potente, pero que también, sin dar de manera directa un reflejo del rumbo de la Europa actual a la extrema derecha en lo social, lo muestra de manera clara. Tal comportamiento, tal actitud, tales palabras, tales trabajos, quien alquila y quien no alquila... etcétera. Muy recomendable esta película. Además su punto a favor es que es una historia con varios niveles de comprensión. La enriquece. El director dijo que le inspiró un viaje que hizo allí precisamente como hincha del Real Sociedad.
Bodegón con fantasmas (Enrique Buleo, 2024): Su director ya había participado con un cortometraje similar en un Alcine anterior. Esta película había pasado ya por otros festivales. Es un intento de alcanzar el cine y el humor surrealista de José Luis Cuerda en Amanece que no es poco (1989) o Así en el Cielo como en la Tierra (1995). Y ciertamente tiene algunas escenas que llegan a rozarlo de manera importante, que te hacen si no reír, sí sonreír, depende de lo fino que tenga el sentido del humor cada uno, pero no llega a alcanzar a José Luis Cuerda. Algunos chistes no terminan de rematar su función de chiste y se quedan en mera situación surrealista, ocurrente, eso sí, irreverente, también, atrevida más allá de comedias de actores consagrados, pero también se desliza en alguna ocasión en la gracieta a costa de subvertir lo costumbrista, con el resultado de que pareciera algo costumbrista. Son varias historias cruzadas en la Noche de Todos los Santos, Halloween, en un pueblo de la España vaciada. Mientras que los vivos viven sus particulares historias de esa España rural, donde están cómicamente atrapados y asfixiados como personas que aspiran a otra cosa, pero saben que no la tendrán, los muertos salen de sus tumbas para tratar con los vivos algunos asuntos pendientes de cuando estaban vivos. Tiene alguna cosa, y su mayor valor es haberse acercado a ese tipo de humor. Si el director perdura en esta idea, puede que a la próxima lo alcance. No está mal encaminada, pero no llega.
Olivia y el terremoto invisible (Irene Iborra, 2025): Esta tendrá también Goya en 2026, pero tengo la impresión que lo hará porque en España apenas se producen largometrajes de animación y esta lo es. No son dibujos animados, es una producción de stop motion, tal vez con algún retoque de ordenador. No contiene en cuanto a esta técnica nada realmente innovador o relevante, excepto que en España no se producen muchas películas así. Es verdad que tiene algunos detalles técnicos que la hace destacar un poquito más, pero no es nada que no hayamos visto en producciones de otros países. El argumento puede pensarse que es para un público infantil-juvenil, pero en realidad toca una temática adulta y es posible que esté destinado a adultos. Pareciera una película con algún sentido artístico de narración pero destinada a mandar un mensaje de concienciación, que tiene mucho de propagación de la idea social, de educación social, no tanto de mostrar una drama social, sino como si fuera una herramienta de lucha social. Recuerda los metrajes educativos que se hacían en otras épocas, en otras décadas del siglo pasado, por parte de partidos políticos y sindicatos. Esta en concreto estaría imbuida del espíritu asociacionista nacido con posterioridad, o durante, el Movimiento 15M de 2011, heredero directo de las ideas anarcosindicalistas, cuya esencia está ahí. Una madre de familia monomarental con una hija y un hijo pequeños es desahuciada de su casa en Barcelona. Ante esta situación se trasladan al extrarradio donde les acoge la Plataforma de Afectados por la Hipoteca y les brinda estar en el edificio propiedad de un banco que especula con él y, por ello, ha sido ocupado por diversas familias sin hogar, las cuales colaboran y se ayudan entre sí. Las apelaciones a la organización social frente a lo opresivo y lo abusivo son constantes, en lo visual y en el guion. Una de las ideas más dinamizadoras de la trama, por otra parte, es muy conocida, la hemos visto en La vida es bella (Roberto Benigni, 1997), pues la hermana trata que su hermano se crea que están en una película y no en una situación real, pero este aspecto tan central no me pareció que estuviera logrado.
Esmorza amb mi (Desayuna conmigo) (Iván Morales, 2025): Me gustó pero no la di por ganadora. Son cuatro historias cruzadas de dos mujeres y dos hombres que se narran independientemente en el lapso de los mismos días en que esas vidas se cruzan. Una mujer que es madre soltera y ha tenido un accidente, la cual trata de hacer un documental sobre la soledad. Un amigo suyo que ha dejado las drogas hace años gracias a rehacer su vida al haber encontrado el amor y cuya relación se tambalea en esos momentos. Otro hombre que fue el amor platónico de juventud de la pareja del anterior. Este es un compositor de música cuyo éxito se pasó y está entregado a las drogas y el alcohol. Y la mujer del primer hombre, amiga de la primera mujer, y que necesita saldar las cuentas con su amor platónico del pasado para poder avanzar. Es un película muy dinámica. Bien hecha. No te aburre. Es interesante. Fundamentalmente habla de la soledad, de los diferentes tipos de soledad. Un tema muy en mi reflexión en estos años, protagonista de mi libro de poesía más reciente, y que quizá por ello no vi en todos estos personajes ningún signo real o verosímil de soledad. Creo que la mejor interpretación la tiene el segundo hombre, es la historia con más fuerza, que más mueve por dentro y cuya historia más me transmite, así como su alegato final antes de desayunar. Ese actor lo ha hecho muy bien haciendo suyo al personaje. Pero el resto de personajes, en parte el citado también, pero es más los otros tres personajes, sabemos que dicen estar solos, que algo les pasa, pero no terminan de contárnoslo y en general no dan sensación de que tengan un problema real. El compositor de música sí, ese sí, pero al resto, algo les falta. Puede ser un asunto de guion. Pero no es mala película.
Jone, a veces (Jone, batzuetan) (Sara Fantova, 2025): Como si se reprodujese lo ocurrido en cortometrajes europeos, no pude ir a esta última sesión. Un asunto más o menos grave que afectó a una amistad requirió de mí. Se me pidió ayuda y como era algo grave me presté a darla. Por ello no pude asistir. No la voté, que es lo más honesto, y no pude verla. No podría decir nada de ella, salvo el argumento que se lee si se busca sobre ella. Una película vasca sobre una chica joven que vive con su hermana menor y un padre con la enfermedad de Parkinson. Durante la semana grande de Bilbao se enamora y eso la hace vivir entre lo bonito de ello y todos sus miedos ante la enfermedad del padre.
Y dicho todo esto, ansío el concierto del domingo de este año para cerrar este Alcine 54.
Saludos y que la cerveza os acompañe.


