sábado, octubre 26, 2024

NOTICIA 2352ª DESDE EL BAR: LA INFILTRADA

Haciendo de tripas corazón y del bolsillo una sangría indebida, he vuelto a ir al cine aún cuando lo que debo es no gastar dinero. Fui a ver la película con la que me quedé las ganas la otra vez, La infiltrada (Arantxa Echeverría, 2024). Desde luego sube el listón dejado extremadamente bajo por Joker: Folie à Deux y Bitelchús, Bitelchús (Noticia 2351ª). Descubrí de paso algo que yo no sabía, que los martes hacen en los cines Quadernillos una oferta especial de entradas a 2 euros para la gente de la tercera edad. La sala estaba llena de gente mayor, y luego yo, recién llegado del trabajo. Es una oferta que mucha gente alabará, aunque lo cierto es que es para pensarla, pues hay realmente mucha gente mayor, ya de por sí con ahorros, cuyas pensiones les permiten ingresos estables y fijos mucho mayores que mucha gente de menor edad, como por ejemplo yo. Tengo la impresión que la gente de tercera edad que acude a las salas de cine a 2 euros no son precisamente las personas de la tercera edad que deberían poder disfrutar de esa ventaja, cuyas pensiones sí que deben estar igual o peor que los trabajadores peor pagados. En fin, en otras cuestiones, desde las ayudas iniciadas en 2018, este tema ya se ha tocado alguna vez, el tema de: cuidado, que medir a la gente sólo por la edad a la hora de dar ayudas, quizá no sea la mejor de las ideas para fomentar igualdad de oportunidades o mejores repartos de bienestar. Pero este no es el tema del que voy a hablar hoy. Hoy voy a hablar de la película que he visto.

A ver, parece inevitable en todos los sitios y conversaciones que si vamos a hablar de La infiltrada hay que citar El Lobo (Miguel Courtois, 2004), la cual la vi también en cine con una amiga en Madrid en su día. La temática tiene el mismo origen, pero son diferentes historias. Ambas son historias reales biográficas (biopic) de la Historia reciente de España. En el caso de El Lobo se trata de la historia de Mikel Lejarza, un hombre común que con motivo del asesinato de Carrero Blanco en 1973 por parte de ETA es reclutado por los servicios secretos del franquismo, el SECED, cuya evolución democrática es el actual CNI. Lejarza fue apodado en clave "Lobo", y su operación era la "Operación Lobo", en referencia a que se había infiltrado a un lobo en el rebaño de ETA, que viene del dicho "un lobo disfrazado de cordero". Lejarza estuvo en esos años haciéndose pasar por un miembro más de ETA justo en el momento en la que esta organización afianzaba ya su transformación plena en banda terrorista y sus atentados aumentaban. La actuación de Lejarza permitió la detención de más de ciento cincuenta personas, la desactivación de planes, la identificación de líderes y otras cuestiones vitales, en un momento en el que se estaba produciendo el tardofranquismo, una vuelta a acciones represivas desde el Estado e incluso la guerra sucia de Estado. En otras palabras, las normas del juego en esos momentos seguían tanto las vías legales de la dictadura, como la alegales e ilegales internacionalmente, sin embargo, de cara a la no previsible Transición política tan cercana en el tiempo, prestó un gran favor y un papel importante, aún cuando ETA se reforzó en la segunda mitad de la década de 1970 y multiplicó sus atentados en los años de acero de los años de 1980. Lejarza fue descubierto por ETA, que puso precio a su cabeza en 1975. Tuvo que ser retirado. Presumiblemente hubo de cambiar de identidad y aspecto físico y desaparecer para seguir su vida. Fue una película rodada a ritmo de película de acción e incluso apuntó, hacia el final la posibilidad de oscuros mecanismos del Estado respecto a ETA. Sea como sea, es una película recomendable. La protagonizó Eduardo Noriega.

Recordado esto, La infiltrada es también un biopic, como se ha dicho, rodada sobre la Historia reciente a ritmo de película de acción. Contiene además un tema transversal, la igualdad de género y la desigualdad machista que se daba en España en la década de 1990. Más aún, hay quien en la radio ha hablado de esta película como si en 2004 se hubiera ejercido el machismo por rodar la historia de El Lobo y no haber contado la historia de la mujer de este otro largometraje, cuando en realidad en 2004 de esa agente de policía la sociedad española no sabíamos nada, ni su existencia, por motivos de su seguridad social. Ambas películas son importantes y ejercen su labor de difusión de la Historia reciente, querer confrontarlas por temas de género es hacerles menosprecio. Claro que me he reído para mi interior cuando algunas de estas personas que buscan remarcar esa presunta denuncia de género citan la película de La infiltrada como una película de Luis Tosar, cuando este actor ejerce aquí de secundario, la protagonista total es Carolina Yuste, y la película, de ser de alguien, sería de su directora, Arantxa Echeverría. No, la película de es de Luis Tosar, tiene a Luis Tosar, pero no podemos decir que sea su película, claro que esto sólo lo remarco como mensaje a enviar a aquellos que quieren hacer trinchera de hasta el último detalle, pero luego no se dan cuenta de con qué munición disparan.Y siguiendo con este tema, un pequeño detalle insignificante, que se puede tomar como licencia de la directora par ese tema transversal, algo perdonable desde la Historia, algunas de las frases, actitudes o peinados que tratan de abordar la parte machista de la sociedad de 1990 es más propio de la década actual de 2020, que algo de los años 1990. No es que no se dieran, sólo que si esos pequeños detalles ocupan todos los momentos de las vidas de los personajes, entonces ya no es algo que pudiera ocurrir en los 1990, sino que dices que esa actitud de denuncia social de género era lo que ocurría, y eso no es así, ocurre en los 2020, pero en términos generales, no en los 1990, aún dándose sectores sociales que sí lo ejercieran.

En el caso de La infiltrada se cuenta la historia de Aranzazu Berradre Marín, pseudónimo que usó la policía nacional en la década de 1990 para infiltrarla en ETA comenzando desde las juventudes de la Kale Borroka y el entorno abertzale de las organizaciones políticas nacionalistas vascas y las tabernas que frecuentaban. Aunque en la película se la hace llamar Arantxa. El nombre real de esta persona no se conoce hoy día, pues sigue en activo pero protegida. Recién salida de la academia de la policía con unos 20 años o pocos más fue reclutada para la misión. Estuvo en ello durante ocho años, renunciando a todo contacto con su familia y comportándose como una simpatizante de ETA más. Conoció a diversos terroristas muy activos. Sirvió de enlace con la cúpula en Francia y terminó alojando en su casa a uno de los terroristas, con quien convivió mucho tiempo. Durante la llamada tregua falsa de 1999 fue parte de una reactivación secreta de ETA, fue ella la que informó de la falsedad de la tregua. Formó parte de la reconstitución del Comando Donosti, al que ayudó a desmantelar. Justo en ese momento fue retirada del servicio como infiltrada, pues no se quería correr el riesgo de que ETA se hubiera dado cuenta de que sólo ella era la clave para el número de detenciones y desarticulaciones originadas.

La película funciona muy bien. Tiene un guion muy bien equilibrado entre la Historia reciente y la película de acción policiaca, incluso propia para Estados Unidos. La dirección artística ha ambientado muy bien los escenarios y ropas de la década de 1990, si bien insisto en que algunos peinados de la Kale Borroka que aparecen son peinados de personas más propios de la década de 2020 que de 1990. Quizá se exagera en los términos de que los malos son muy malos, muy malos, en cada detalle de su vida, y los buenos, son muy buenos, muy buenos y muy éticos y muy decentes, aunque sea gente dura. No hay escala de grises. Puede que eso funciona bien en lenguaje cinematográfico como película de acción con lecciones bien aprendidas de Hollywood, y hay que entender la película así, pues en términos de historiador, incluso sociológicos y psicológicos, podríamos decir que sí, que la película es buena, pero que "hay matices que...". Me gusta, por otra parte, que deje caer, aunque nunca lo profundiza, algo que más tarde se analizará en los periódicos de la vida real a lo largo de algunos atentados de la década de 2000, especialmente tras los atentados de 2004 en los trenes de cercanías de Madrid por parte de al-Qaeda, una presunta desconfianza y falta de cruce de información entre diferentes cuerpos de seguridad del Estado, en este caso lo materializan entre guardia civil y policía nacional. Claro que también menciona, pero no entra al trapo, la desviación de fondos reservados en una trama de corrupción de los servicios secretos españoles, protagonizada por Roldán, que se destapó en 1993 y cuya investigación y proceso se prolongó casi toda la década de 1990.

La actriz Carolina Yuste hace una interpretación totalmente imbuida en el papel, es sin lugar a duda la que mantiene al espectador más expectante, si bien cuando se interrelaciona con Luis Tosar la pantalla se carga de una cierta tensión que a lo largo del largometraje evolucionará de una cierta sumisión de ella a él, a otra donde él se ve arrastrado por ella. En cierto modo, esa tensión entre los dos personajes es una subtrama que acompaña a la trama central. 

Evidentemente lo reciente de esta historia y que la propia policía de la vida real mantiene en secreto quién es hace que esta película se haya alimentado de tomarse licencias narrativas o de rellenar aquellos huecos que, por fuerza, no se conocen. No podemos ver la película pensando que todo lo que se cuenta de la vida de esta persona es exactamente lo que pasó en su vida, por mucho que se muestre lo que en líneas generales pasó y cómo funcionaba la lucha antiterrorista en ese momento. Más aún, insistiendo en que es muy buena película tanto como Historia, como por cine de acción, como por los detalles técnicos de cómo está hecha, invito al espectador a verla también con pensamiento crítico, pues por mucho que el personaje se restriegue el cuello tras recibir un beso, hay que pensar que si te pasas ocho años desde las juventudes abertzales hasta llegar a ser correo de ETA, luego una persona que aloja a un etarra y después estás en el Comando Donosti, que era un comando dispuesto a cometer atentados de sangre, tú no has ascendido por comportarte como un angelito. Pero lo que en la vida real haya podido o no hacer esta policía para, como infiltrada, llegar a ser parte de un comando de ETA, no se nos cuenta, sólo se nos cuenta lo más aséptico, pega unos carteles, acude a una manifestación y de repente le dan a alojar a un etarra... eso no funciona exactamente así, falta información quizá no tan presentable, pero que debió ocurrir como para que luego además se le haga  llevar un par de notas a Francia y, pum, algo más pasaría para que estés metida en un comando.

La cosa es que llevamos un par de décadas, quizá un poco más, en las que la sociedad se está educando en Historia a través de productos cinematográficas y televisivos, así como de cómic. Se ha llegado al punto que incluso televisiones, periódicos y radios entrevistan a directores, actores, actrices y creadores de cómic como si estos fueran expertos historiadores y estos entran al trapo y se prestan al juego. Demuestran a menudo carencias de conocimientos o visiones sesgadas, si eres más fino como espectador te das cuenta que en realidad están diciendo lo que les toca: lo que venda su producto, dándoles igual si lo que dicen se ajusta o no a la realidad histórica o al debate que hay abierto. Hay incluso quienes afirman que tal o cual tema o personaje es desconocido y nunca se ha hablado de él o de ello, siendo esto totalmente falso, pero que a mucha gente le cuadra, porque la triste realidad es que al conocimiento de la Historia la gente en general sólo se acerca para que le cuenten, pues eso: una película. 

Estas películas, o cómic, o series, o novelas, lo que toque son importantes por muy diversos motivos, pero dentro de este que menciono, el de educar a la gente Historia, empieza a ser muy relevante, y quizá por ello los historiadores debemos estar atentos y hablar de estos productos, del mismo modo que los actores les da por hablar como si fueran historiadores. Puesto que ahora son productos "pedagógicos", sobre todo porque mucha gente no sabe distinguir entre lo que se hace como producto para la ficción y producto para lo documental, hay que atender bien lo que se cuenta, no para alterar la creatividad de los que crean estupendas historias como esta que hoy tocamos, que es una perfecta película de acción policial aún siendo un biopic, sino para que a quien realmente le interese poder completarle o en su caso corregirle alguna visión o conocimento, como pasó por ejemplo muy notable y polémicamente con Napoleón, de Ridley Scott, el año pasado, 2023.

sábado, octubre 19, 2024

NOTICIA 2351ª DESDE EL BAR: FOLIE À DEUX

Ya me he apuntado hace una semana y algo como jurado del público de Alcine de este año 2024, espero que este año, a diferencia del anterior, no tenga que protestar para reinvindicar mi acreditación, cosa que se me dio gracias a que saben que ininterrumpidamente lo he sido desde 2000. La cosa es que este año está siendo muy perro en lo económico para mí y me río de indignación pura cuando hoy leo el principal titular de El Diario diciendo en resumen que a los que tenemos trabajos temporales y salarios bajos ahora mismo nos va de maravilla gracias a las bondades de las reformas del actual Ministerio de Trabajo. Lástima que se me borrara el texto que escribí sobre esto, porque no es oro todo lo que aparenta relucir. Y alguna cosa dejé deslizar la anterior vez que escribí sobre por donde pasa mi supervivencia económica a estas alturas del año y de mi vida, literalmente. Sigo siendo desde hace años uno de esos trabajadores que aún trabajando vivo por debajo del umbral de la pobreza fijado en España, claro que entro y salgo del desempleo y cuando trabajo son contratos muy cortos y mal pagados y mal valorados en relación a todo lo que se nos pide para contratarnos pero que luego no se refleja ni en el sueldo ni en las bases de cotización. Pero, ¿quién  controla esto? ¿Dónde está Carracuca? Al gobierno le importa bien nada dónde está Carracuca a la hora de controlar estas cosas. Vivo de suerte. Más bien, supervivo, a veces mal vivo.

La cosa es que este año me he podido dar muy pocos momentos para mí, es el año de los desastres económicos tras desastres económicos, lo que sumado a lo que ya había es el gran caos, el gran caer. La gran caída y sigue sin freno, aún habiendo intentado poner un freno extremo en mi propia casa desde hace más de mes y medio. No hay freno. el único freno posible debería venir de la decencia y la responsabilidad de quienes hacen contratos laborales a la hora de valorar la vida de sus trabajadores y tenerlo en cuenta en sus sueldos. Pero me descentro de lo que quería hablar hoy. Yo quería ir al cine comercial antes de ir como jurado del público a Alcine. Hoy por ejemplo hubiera preferido ir a ver La infiltrada (Arantxa Etxeberria, 2024), un biopic de una policía nacional española que fue infiltrada en ETA con la veintena de años, pero tras mirar mi último estado de cuentas bancarias creo que sólo puedo estar en casa de aquí hasta el próximo ingreso de dinero, y eso trabajando mi jornada laboral y poniendo medios en casa. Ni aún así. Excesivos tiempos de desempleo, trabajos mal pagados y breves y este año afrontando la enfermedad y muerte de mi gata y varias reparaciones graves en casa, mientras una penosa legislación sobre las prestaciones contributivas me impedían cobrar en este verano lo que de por sí tengo cotizado y que necesitaba en ese momento, no el día de cuando al gobierno le venga en gana. Claro, que tampoco me han informado de por cuánta cantidad de tiempo va un teórico segundo periodo de cotización que tengo pendiente de cobrar tras agotar un primer periodo. No hay acceso a esa información... que es información sobre mis propias cotizaciones. Que sí, que habrá quien me ha visto salir este año por algún bar de rock, y han sido veces muy sonadas, por lo que sé que hay quien cree que estoy todo el día de juerga, pero la realidad es que este año, como ocurrió en otros por otros temas, prácticamente no he podido moverme de mi casa y de mi calle, de mi barrio. 

Volvemos a centrarnos. Antes de repasar mis cuentas en la vez más reciente, sí que me animé tras muchos meses a ir la semana pasada dos días seguidos al cine comercial. Había varias películas llamadas "de blockbuster" (lo que en España se llamaría: taquilleras comercialmente) que me interesaban, pero me decidí por las dos más recientes. Se trataba de dos segundas partes, Joker: Folie à Deux (Todd Phillips, 2024) y Bitelchús, Bitelchús (Tim Burton, 2024), ambas corresponderían a la traducción de esa frase en francés de la segunda parte del Joker: locura de dos. No puedo decir menos que coincido con muchos críticos que se han visto desilusionados con estos largometrajes, si bien fue que en la primera tuve el lujo de verla totalmente solo en la sala, y la otra casi, pues aparte de mí sólo hubo un padre con su hija.

Joker: Folie à Deux no es mala película, pero quizá Phillips debió dejarlo únicamente en la primera parte, Jocker (2019). Ya por entonces él mismo había declarado que era una película unitaria, que no pensaba darle secuelas. Primero porque la concibió como obra artística de introspección en la creación de un psicópata y las enfermedades de la sociedad actual a la hora de conformarse respecto al diferente, pero también porque el rodaje y convivencia con Joaquin Phoenix fue una tortura insoportable y desagradable para él y para todo el equipo, tanto por sus extravagancias como por aquello de que acostumbra a meterse en su personaje en todo momento de su vida para poderlo desarrollar bien en escena, por lo que, al interpretar a un perturbado, fue especialmente desagradable... llegando incluso a rumorearse que acosó, o pareció acosar, a la actriz que el personaje hacía eso mismo en el guion. La primera película es una gran historia y una nueva visión sobre este villano y la enfermedad de Gotham City, en parte: un análisis de los Estados Unidos más violentos de hoy día. Tenía a la vez su belleza. Yo la vi, también por circunstancias, bastante más tarde, en 2020, que seguía en pantalla. Generó mucho dinero y mucho culto y quizá eso es lo que hizo que Phillips hiciera de tripas corazón y volviera a llamar a Phoenix, y este rodaje no ha sido menos conflictivo personalmente que el anterior, pero Phillips sabe que, pese a todo, el actor merece la pena. No habría otro como él para el personaje. Le acompaña ahora Lady Gaga, que en esta película me recuerda en todo momento a una amiga mía desde hace mucho tiempo, lo que me resultó particularmente un aliciente casi de humor negro personal. Ella hace de Harley Quinn, la universitaria de psicología, niña de papá, que tiene la cabeza con una psicopatía que la obsesiona con Jócker, lo que confunde con amor. Ella como Arlequín y él como Jócker fueron pareja en cómic durante mucho tiempo, y eso ha sido llevado al cine varias veces, esta es una de esas veces. Así que la película es cierto que viene de la anterior, de hecho, su propuesta parte precisamente de los acontecimientos de esa primera parte e incluso se bromea en guiño al espectador sobre que "se hizo una película". 

Lo cierto es que se trata de una historia nueva independiente de la anterior. Se sigue explorando la enfermedad de una sociedad que admira a los psicópatas y a la vez se ahonda en cómo van surgiendo tanto los secuaces de Jócker como otros villanos de Batman, no se me escapa que cabe la posibilidad de que en los primeros momentos del metraje se ve en los pasillos de la galería de celdas de Arkham a un personaje que físicamente corresponde con El Ventrílocuo, así como en la sala del juzgado aparece el futuro Dos Caras. Está rodada a ritmo de película de proceso judicial, que es un género que apasiona a los estadounidenses prácticamente desde el inicio del cine comenzado el siglo XX. Eso ya despista a un espectador que si va a ver una película del Jócker no espera ver una película de juicios y tribunales, pero es lo que es. Eso sí, filmado a ritmo de musical que no llega a ser musical, porque la cabeza de Harley está francamente mal, y funciona como si la vida fuera un espectáculo de música, cosa que contagia a Jócker. En eso se basa su amor, en un contagio malsano donde el Jócker vuelve a ser mostrado como víctima de alguien que es utilizado siempre por las necesidades del otro, en este caso, las necesidades psicopáticas de ella. La película no está mal, pero su ritmo y su forma de narrar no tiene que ver con su antecesora, lo rompe totalmente y eso coge por sorpresa a un espectador que esperaba ver más de lo que ya había visto antes, y no es eso lo que recibe. Se puede hacer algo lenta, en una espera de que llegue algo que nunca llega, aunque se den píldoras de cosas parecidas en la imaginación de un Jócker perturbadísimo por el amor y porque deja de tomar sus medicamentos. Lo cierto es que aunque el largometraje funciona por sí sólo, al depender de la primera entrega, hace que el espectador se canse y la descarte. Decían en The Guardian esta semana que si su coste había sido de unos doscientos millones de dólares, en la plataforma de Netflix apenas han recuperado unos noventa millones. El batacazo es grande. ¿Cómo espectador? Como espectador, yo por lo menos, el error está en haber querido continuar algo sin continuarlo. Era una apuesta arriesgada. No es mala película, y tiene su lógica. La fotografía es bonita, la banda sonora está bien, sigue siendo una buena interpretación, el guion sigue planteando los problemas de la sociedad más enferma de Estados Unido, pero... pero no es la primera, la primera parte ya está hecha. Es un musical muy oscuro, eso sí, y con humor negro. Y quizá el espectador tampoco se esperaba ver cantar al Jócker... aunque en los cómic lo hace con frecuencia, por lo menos los de una de las etapas más largas de Batman. Hasta en la versión del superhéroe de 1989 rodada por Tim Burton Jócker baila y canta en un museo que vandaliza.

Y por cierto, aunque el final parece cerrado, yo creo que eso no es tanto así. Si cierra será porque sea un auténtico descalabro descomunal en lo económico, pero la historia, aunque parece cerrar no creo que cierre, sobre todo, también, porque la historia contaba el comienzo de Jóker, que a fin de cuentas es el antagonista más peligroso de Batman y Batman, en estas películas, ni siquiera ha aparecido ni se le ha insinuado.

Pero ya que he mencionado a Burton, ahora toca hablar de Bitelchús, Bitelchús, que realmente sería Beetlejuice, Beetlejuice, pero que en España se ha castellanizado siguiendo unas recomendaciones de algunos filólogos que consideran que las fonaciones de palabras extranjeras como algo propio, cuando tiene arraigo cultural muy asentado, son legítimas. Para mí fue un fiasco. En realidad, si me paro a pensar, de todas las películas que he visto de Burton, puede que sea la peor película del director. No debió hacerla. Pero está hecha. Podría considerarse casi otro musical oscuro. La cosa es que buena parte de sus chistes y planteamientos, incluso personajes, ya estaban hechos en Bitelchús (1988). Es volver a ver lo mismo, pero menos fresco y como si te explicasen un chiste que ya ha sido contado. Una vez que el matrimonio difunto fue devuelto a donde debían estar, han pasado los años y el matrimonio que compró la casa ya no vive en esta, pero la mantiene. El hombre ha muerto devorado por un tiburón y eso hace que su hija vaya con su madrastra, que sigue viviendo del arte, y con su hija a celebrar el funeral en esa casa. Allí sigue estando la puerta abierta al otro mundo que lleva directamente al despacho de Bitelchús, que ahora es una oficina con empleados. Él sigue pendiente de casarse con la hijastra, con la que había firmado un pacto en la primera parte, así que desea aprovechar el regreso para cobrar la deuda. Entretanto, la esposa difunta de Bitelchús, un alma condenada capaz de matar a los muertos, escapa de su "presidio" en busca de venganza hacia su marido, para restablecer su propio matrimonio. A todo esto, la hija de la hijastra no cree que su madre vea fantasmas, hasta que ella misma ve fantasmas. A lo largo de todo esto veremos a un Bitelchús que ni es el malo y sinvergüenza de la otra vez, ni tampoco es lo contrario. Nos deja en una tierra de nadie con sabor a poco de todo, a nada. Se realizan números musicales o galerías de muertos que son absolutamente paralelos a cosas vistas en 1988, sólo que por entonces crearon un impacto de humor negro, y aquí ya te lo sabes. Hay además un chiste interno de Estados Unidos que es un guiño a un célebre programa de televisión de la década de 1970 donde la gente, mayoritariamente de color, bailaban música disco, el Soul Train. Puede que allí funcione como chiste viejo, porque lo hemos visto innumerables veces en otras comedias de tele y de cine, pero aquí sólo funciona como una extravagancia del inframundo. Tiene algún momento, algún punto, pero quizá Burton debió darle más vueltas.

Así que me quedo con que el lujo estuvo en verlas en pantalla grande en soledad. Claro que esto en parte es consecuencia de los resabios de la pandemia de 2020. Mucha gente descubrió las plataformas de cine en televisión en sus casas y lo combinó con comprar grandes pantallas de televisión, casi como cines en el hogar, y ahora, tras fomentarse el distanciamiento social en esas fechas, se ha quedado en buena parte. 

Saludos y que la cerveza os acompañe.

martes, octubre 15, 2024

NOTICIA 2350ª DESDE EL BAR: DESDE LA BASE

 En el actual trabajo de archivo que tengo hasta mediado noviembre estoy tratando una serie documental que aún no se puede considerar histórica, pero que en pocas décadas acabará siéndolo. Hoy por hoy hay que considerarla documentación administrativa, pero en tránsito en ese camino intermedio de un archivo general, que es donde se supone que van los documentos en ese estado en que conservando parte de su vida activa de uso, ésta ya no es tanta, pero no es tan escasa que se pueda considerar ya documentación histórica, aunque tengan un valor histórico. Hablando en claro, muchas de las personas afectadas pueden estar perfectamente vivas, quizá ya algo mayores o relativamente mayores, pero vivas. Otras habrán muerto, y, sin duda, algunas de las personas que se mencionan en cada expediente personal en torno al ciudadano afectado habrán muerto ya, aunque sea por ley de vida, longevidad.

Es una documentación que me parece interesante porque creo que cuando pase a ser histórica y sea perfectamente consultable por todo el mundo con un afán investigador podrá darnos respuestas, pistas y claves de una determinada situación o capa social entre los últimos años del franquismo y los primeros de la democracia, con todos los cambios que eso supone tanto en política como en cambio social, económicos y culturales. Son casos comunes de circunstancias determinadas de personas. Son esos expedientes que en algún momento de nuestra vida quien más quien menos ha ido formando a fuerza de rellenar documentación para la administración cuando se dirigen a esta para la necesidad que tengan, que en este caso no puedo nombrar, aunque podría nombrar cualquiera que pueda servir de ejemplo de a lo que me refiero, así pues, a modo de ejemplo, quien más quien menos ha rellenado solicitudes para entrar en colegios, entregado o vivido informes médicos, recibido visitas de asistentes sociales en casos de necesidad, por ejemplo pidiendo ayudas de tal o cual, o bien ha recibido nóminas y otros documentos laborales, o ha rellenado hojas de censo, o ingresado en hospitales, lo que sea. Todo eso, dependiendo de para qué te dirigiste en solicitud de qué a la administración se ha ido acumulando en uno o varios expedientes. Incluyamos aquí todos y cuantos papeles notariales o de juzgados hayan pasado por nuestras vidas y a veces terminan en forma de copia en otros expedientes, sean compra o venta de casas u otros bienes, alquileres, bodas, nacimientos, divorcios, defunciones, herencias, juicios penales o de faltas, procesos contencioso-administrativos, etcétera. Todo eso en conjunto es lo que nos da, pasado el tiempo, las pistas a los historiadores para entender e interpretar la Historia desde lo que es cómo transcurrió en términos más allá de los grandes acontecimientos señalados en el calendario.  
Pues bien, en el actual proyecto de archivo en el que trabajo estoy en disposición de tener todo un conjunto muy nutrido de una determinada capa social o estado social en su evolución dicha ya entre los últimos tiempos del franquismo y los primeros de la democracia. Desde otro tipo de archivos y documentos ya traté este mismo periodo. Cada vez tengo una visión mayor de lo que en el común social ocurrió en aquella época (en la que yo mismo nací en 1979) y pienso que dentro de unas décadas, cuando todo esto esté disponible, se podrá hablar más y mejor históricamente de tránsito político y social que hubo en el último tercio de siglo XX español. Todo quepa que cuando todo esto esté disponible en su totalidad puede que yo ya sea anciano, lo que no obsta para que ahora, desde hace años, con mi mero trabajo de archivero, tengo el privilegio de estar recibiendo esa información, aunque con el objetivo de su archivado correcto para sus afectados, cuando me toca esta documentación, otras veces trabajo con documentación ya directamente histórica, alguna de los grandes nombres y también de muy conocidas organizaciones o directamente gubernamental (ese ya sí público hoy día, aún siendo yo quien haya procedido a su descripción archivística para su consulta). Así pues, con todas las reservas que hay que tener en público y en privado, yo ese conocimiento directo lo voy teniendo ahora.
Yo, esos elementos para tener unos datos que vayan formando una visión de conjunto más documentada (nunca mejor dicho), ya los voy teniendo desde hace años. Dentro de eso, la documentación que trato actualmente me parece sumamente interesante para hablar con propiedad de una determinada población con unas circunstancias muy determinadas y económicamente duras, pero también muy generalizadas entonces y hoy.
De entre todas las documentaciones tratadas me llama la atención cómo cosas que en la década de 1970 se consideraba que eran parte de una problemática social a solucionar, en plena década de 2020 esas cosas no se han solucionado, pero se han normalizado llamándolo con nombres muy amables y aceptables socialmente. Están asumidos dentro de la normalidad de la vida actual, pero que en su conjunto te das cuenta que a lo largo de las décadas de 1970 y 1980 eran cuestiones consideradas problemas en las vidas propias que, por otra parte, también lo eran así consideradas en la década de 1930. Entre medias, aún siendo problemas, en general de muchas de estas cosas se podía dejar constancia administrativa interna para las diferentes entidades del gobierno, pero no se hacía público el alcance total y real, aún cuando desde la década de 1960 se pudiera mencionar algún caso. Llama la atención que si entre las décadas de 2010 y lo que va de 2020 algunas de estas cosas se ha querido dar como algo normal, es precisamente en la manifestación por la vivienda y alquileres justos ocurrida el pasado fin de semana, por poner un ejemplo reciente, donde en una de esas nuevas primeras veces ya hay voces que han dicho: oye, mira, por muy bien rollistas que queramos ser, esto que queremos hacer pasar por normal no es normal, es un problema que nos impide construir nuestras vidas personales tal como queremos.
Un periódico, a raíz de esa manifestación, escribió ayer un hipotético temor del gobierno (según el periodista) de que se repitiera un ambiente de protesta social como el abierto en el 15M de 2011. Tal vez no estemos ante ese momento, sobre todo porque está muy reciente y en activo los derivados políticos de parte del 15M, que no del 15M en toda la complejidad social e individual que fue. Pero tal vez sí estamos ante una generación de jóvenes que por entonces eran bebés, la mayoría eran en realidad niños ya con unos años, que están sirviendo de despertador al verbalizar algo que, incluso por aquello de lo políticamente correcto, no se quería verbalizar: oye no, esto no es una nueva normalidad, esto es un grillete para mi vida, al margen de cómo me quiera establecer yo respecto a mis relaciones sentimentales o sociales.
La convivencia por causa mayor de personas en un mismo piso, principalmente porque no se pueden permitir una independencia económica para alquilar, ya no digamos comprar, una vivienda propia, que es el caso de la manifestación mencionada, pero también aquellos que teniendo vivienda no se pueden permitir una vida más allá de la mera supervivencia económica, es una de esas cuestiones que se han querido normalizar con buenismo diciendo que son “los nuevos modelos de familia”, siendo el nexo de unión entre las personas en ese mismo techo el de amistad, vecindad, familiaridad o simplemente, necesidad. Se pueden llevar bien o mal, cosa que puede variar con el paso del tiempo, pero desde luego impide la realización de planes de vida más allá de esa convivencia por imposibilidad de disponer plenamente al completo de las decisiones sobre lo que tú quieres en lo más inmediato de tu vida.
Claro que en estas también hay un azote de realidad incluso a los que informan. Una periodista de radio de una emisora de Madrid capital quiso afrontar el tema enfocando el problema de vivienda como un problema de los jóvenes, a lo que invitó a dos jóvenes que no tardaron demasiado, apenas unas pocas preguntas donde calaron el enfoque, para contestar que el problema de vivienda era un problema de aquellos que no tenían vivienda o que su alquiler no les daba para vivir, siendo esta situación en la edad que sea. La periodista no tardó mucho en despachar a estos jóvenes que rompían en parte el enfoque con el que probablemente había pasado la mañana preparándolo con su equipo. Y ahí está el asunto, en los enfoques, en la construcción del relato. Es un problema cuando se quiere que una tesis esté a toda costa como una posibilidad de realidad, sin atender a todo lo que realmente ocurre. Y todo lo que ocurre no es simplemente aquello que es evidente a la vista.

miércoles, octubre 09, 2024

NOTICIA 2349ª DESDE EL BAR: ¡CÁSPITA, CORCHÓPOLIS!

 ¡Ay, carancho, que guajo! Todo mal. La cosa es que estuve escribiendo durante unas dos horas seguidas sobre la situación actual de la política laboral en torno a la promesa de la reducción de la jornada de cuarenta horas semanales a treinta y cinco, poniéndolo en relación a su impacto en patronal y sindicatos, pero también desde mi reflexión personal desde mi sector de archivos, donde la reforma laboral de 2022 es como si no hubiera existido, por lo que apoyar esa nueva reforma sin haber arreglado primero los asuntos de los que nos quedamos fuera de los beneficios de la anterior puede ser contraproducente, porque se puede pasar de contratos parciales de siete horas a seis horas. Bueno, ya sé que no le veis relación, pero es que el razonamiento y la exposición de motivos estaban desarrollados largo y tendido. También hablaba de esa intención de hacer trabajar a los que están en algunas bajas médicas y lo contraproducente en cuanto a que va en contra de derechos adquiridos como de posibles cotizaciones, exponiendo otra vez mi caso particular, que será el de otros tantos, donde este año me he quedado sin cobrar un duro en uno de mis periodos de paro, a pesar de que tenía cotizado parte de un segundo periodo de cotizaciones tras agotar un primero. En fin, que todo era largo y meditado, pero las diabluras de la informática, un fallo en la memoria del ordenador donde lo hice provocó la pérdida total de todo el escrito, de unas cuatro o cinco páginas. ¡Cáspita, corchópolis! ¡Jopelata!

Vamos, que no me voy a poner a escribir de ello de nuevo. No al menos hoy, y sé que no me saldrá igual, porque también daba un varapalo a aquello de las horas extraordinarias sin pagar en este país a la vez que el PP pide que algunos sectores tengan jornadas de diez horas, como los camareros y cocineros, lo que sería normalizar unas horas que hoy por hoy se dan extras, pero no se pagan, vamos que quieren que las trabajen igualmente, pero a precio de ordinarias... aún no se les ha oído pedir que los empresarios paguen las horas extraordinarias como se debe.

En fin, gachupín, que en lugar de eso me conformaré con decir una obviedad para todo alcalaíno. hoy es nuestro particular "San Cervantes", por haber sido bautizado Miguel de Cervantes en tal fecha como esta pero de 1547. Así que se han montado como cada año desde hace unos cuantos años un monstruo mercado de Cervantes que ni comerciantes ni ayuntamiento se toman en serio y lo tratan como si fuera medieval, o vikingo, o de Juego de Tronos, lo que les venga bien cada año, con tal de que vengan turistas como si fuera el parque de atracciones, porque lo importante en "San Cervantes" es que en Alcalá se coma morcilla, y ya está, eso es todo lo que hay que saber como honrados cervantistas. 

Yo hoy vine del Archivo Regional de Madrid, de un trabajo breve como breve es siempre, yo lo llamo temporal, la legalidad actual lo llama "de duración determinada", y vine a una librería de acá de mi/nuestra Alcalá a ayudar a un amigo que está liado en la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión, y acá ando en una librería en la que nadie entra, rodeado (bajo la llovizna) de puestos que están asando carnes varias y a donde la gente se acerca gustosa. Acá ando, donde lo más llamativo que ha ocurrido es que un turista del mercado me ha preguntado que este sitio qué es, "una librería", dije. "Sí, pero que ¿qué vende?". "Libros". Anécdota totalmente real que me acaba de ocurrir. Y en estas estamos celebrando a Cervantes de este modo mientras en Cadena SER esta mañana el promotor de toda esta feria decía que aspiraba a que este mercado no sea sólo de interés turístico nacional sino que se eleve a interés turístico internacional. Y digo yo, si eso ocurriera debería redoblar él o el ayuntamiento el asunto y para eso se necesita más casetas con chorizos y quesos y pancetas y salchichas de las gordas, podríamos usar la acera libre de la Calle Mayor para crear una tercera hilera de casetas. Total, que no pasa nada porque por un día la gente no vea, no sepa y no se haga la foto con la casa natal de Cervantes de fondo, ¿no?, que no hay que jorobar el jolgorio, concho. 

Saludos y que la cerveza os acompañe.

viernes, octubre 04, 2024

NOTICIA 2348ª DESDE EL BAR: CORTO MALTÉS, LA REINA DE BABILONIA

La línea paralela que iniciaron los herederos y editores de Corto Maltés con este mismo personaje de manos de Martin Quenehen y Bastien Vivès prosigue. Recordemos que en 2021iniciaron esta vía experimental con Corto Maltés, Océano negro. Sigo manteniendo lo que dije por entonces, aunque llegados a un segundo volumen en el final del invierno 2023-2024 y comienzo de la primavera de este 2024 para Francia, Italia y otros países europeos, ya comenzado el verano en España, quepa ahora matizar nuevas percepciones personales una vez que lo he leído (confieso) no tras haberlo comprado nada más salir, sino tras retrasar su lectura hasta comenzado septiembre. Esta vez no me he dejado llevar a la lectura inmediata del volumen. Empecemos por el título de esta segunda entrega, Corto Maltés, Reina de Babilonia. Prosigue con su blanco y negro en escala de grises, esta vez dividiendo el álbum en dos partes claramente diferenciadas, en una donde el trazo fino configura escenarios y personajes, y otra donde la mancha y la sombra acompañadas de pequeñas y finas líneas que no definen del todo las figuras pero las dejan marcadas es lo que domina esa segunda parte, que acabará volviendo al orden anterior justo en sus últimas páginas. Está al servicio de una narración donde los autores han querido recrearse en las percepciones emocionales de los personajes. Es un cómic con cierto tinte impresionista en ese sentido. Nos muestra además a un Corto Maltés falible en su faceta de que él también puede perder. Baja a los infiernos como personaje de La Odisea y otras historias griegas, aunque en este caso de la mano de la diosa babilónica Ishtar, diosa del amor y de la guerra. En este sentido las sombras y lo lúgubre se apodera de Corto y su historia en sus horas más bajas. Las más bajas vistas en él incluso cuando está en su línea clásica en la primera mitad del siglo XX, donde le creó Hugo Pratt y donde le continúan muy acertadamente Juan Díaz Canales y Rubén Pellejero, quienes, por cierto, según la editorial Norma Editorial publicarán una nueva entrega de la saga clásica hacia el otoño o el invierno de este mismo año, por lo que habrá doblete de Corto.

Si en la anterior entrega el Corto Maltés del siglo XXI comenzaba su andadura en 2001 con los atentados de las Torres Gemelas de New York de fondo, ahora avanzamos pieza al año 2002. A pesar de que el comentarista del libro Jean Hatzfeld, por otra parte periodista, dice que es un año aburrido para los amantes de la guerra porque es un año que no pasa nada según él, nada más lejos de la realidad. No sé qué mundo paralelo ha vivido Hatzfeld, cómo de profesional es en su oficio o cómo pasó particularmente él aquel año. 2002 es el año en el que la Guerra de Afganistán está más activa, es el año de los espías por todo el planeta, de los secuestros alegales y los ilegales internacionalmente, de la prisión de Guantánamo en pleno rendimiento y las torturas que allí se hacían, las cuales aún no sabíamos de ellas, de los actos terroristas por todo el mundo, 2002 fue un año movidito donde, además, se estaba preparando ya la Segunda Guerra de Irak mientras una parte de Occidente empezaba a organizarse pidiendo el "No a la guerra", que se hará más multitudinario en 2003, cuando empiece la invasión a Irak. Y precisamente todo esto está de pleno y de lleno en esta nueva entrega de este extraño Corto Maltés, quien junto a otras personas trata de robarle a un grupo de mafiosos traficantes de armas veteranos de la guerra de Bosnia-Herzegovina, y es que ese menudeo de armas en el mercado negro también existió, a veces con dirección a Irak o a Afganistán. 

Corto Maltés se ve afortunado de sí junto a su grupo y una novieta que se echa, "la Reina de Babilonia", cuando se chocan de bruces con Celo, un personaje que aquí es parte de la ficción de la historia de Corto, pero que existe en la vida real, como lección bien aprendida de Pratt. Celo era un mafioso que en el comienzo de la Guerra de Bosnia-Herzegovina las circunstancias le ubicaron en la defensa de Dobrinja y Sarajevo en 1992. La población se vio armada y guiada por él, con lo que se inició aquella defensa titánica que fue el cerco de Sarajevo, transformándole a él en un héroe nacional de Bosnia, aunque también hay sectores que le consideran un criminal. Aún hoy tiene esa consideración entre héroe y criminal, tras la guerra se dice que traficaba con armas de la guerra por Europa, los países árabes y quien pagara en general. Murió asesinado a tiros en Sarajevo en 2007, probablemente un ajuste de cuentas o bien de tiempos de la guerra o de su faceta del hampa, si no de cualquier otra cosa de los acontecimientos del siglo XXI.

Corto Maltés y los suyos, como decía se las ve muy feliz y triunfador hasta la irrupción de Celo, y en ese justo momento aparece la CIA estadounidense y termina siendo enviado a territorio de la antigua Babilonia (en Irak, zona controlada por Estados Unidos desde la Primera Guerra de Irak en 1990-1991). Le llevan en busca de un tesoro arqueológico a cambio de que dejen limpia su hoja de acusaciones contra él. Lo cierto es que por poética, cuadra, aunque por Historia cuadraría más que fuera Afganistán. Y una vez que tenemos este giro aparece otro giro, Corto ha de descender a su infierno particular, tal vez paralelismo de la prisión de Guantánamo, cuando él es secuestrado por extremistas islámicos que lo encierran y torturan. Hablamos de la caída de Corto Maltés y su ascenso milagroso, como resucitado. Pero sirve de metáfora de lo que en esos días se vivía de otro modo.

A lo largo de la historia aparecen personajes que ya conocimos en la anterior entrega, pero también tendremos ensoñaciones al más puro estilo de Pratt, por ejemplo en Las Helvéticas, e incluso homenajes como la página de varias viñetas mostrando un apasionado beso que nos recuerda a la composición aquella en la que Corto bailó un tango en Argentina con Pratt, o esa Venecia con la plaza San Marcos por la que caminan ambos Cortos igual de desenvueltos. Quenehen y Vivès también intelectualizan a un Corto que ahora lee libros. Le devuelven a este Corto algo del Corto original. Pero es que no queda ahí. Personalmente creo que se juega con la sugerencia de un Corto Maltés inmortal en pequeños comentarios del personaje y en esas imágenes. En este volumen se dirá en varias ocasiones que ya ha resucitado varias veces, o que el tesoro que va a buscar ya lo buscó hace mucho tiempo. La misma Isthar, diosa de la muerte, parece indicar que tiene un pacto con él que le permite la vida. Pero dentro de todo esto, este Corto tiene su propia vida, por lo que no tiene porqué venir del otro Corto. Todo queda a sugerencia y reflexión del lector. Queda abierta a gusto de quien lee darle tantas lecturas y caminos posibles como cada cual desee. Es un juego, en parte.

En este segundo relato se gana algo de solidez y nos lleva a la relectura del primer volumen y a volver a valorarlo algo mejor, aunque me reafirme en bastantes cosas de las que dije en la primera ocasión. Probablemente este personaje hubiera tenido igual cabida si se hubiera creado por sí sólo con su propia autonomía y otro nombre. Es igual de defendible, pero creo que este experimento de la familia y la editorial en realidad buscaba crear nuevos lectores y atraer a los que ya de por sí tenía Corto Maltés, aprovecharlos para que compren una nueva linea argumental. Sea como sea, esta segunda entrega se va conciliando algo mejor con el primer Corto y, dado que tenemos unos hechos consumados de un Corto paralelo al del siglo XX en el siglo XXI, esta casa y ayuda a casar mejor al personaje con el original. Argumentalmente aún puede mejorar, también lo digo, pero tiene un algo ahora. 

Saludos y que la cerveza os acompañe.

martes, octubre 01, 2024

NOTICIA 2347ª DESDE EL BAR: LA CONQUISTA DEL RÍO DE LA PLATA (parte 7 de 7, última)

 De Juan Torres de Vera y Aragón a primeras épocas de Hernandarias.


En 1587 Juan Torres de Vera y Aragón fue confirmado por el rey como adelantado del Río de la Plata. El Rey le dio instrucciones de introducir ganado diciéndole expresamente que su finalidad debía ser explotarlo y no solamente alimentarse de él como en ocasiones anteriores había podido ocurrir. Introdujo con ese fin a 400 vacas, 4.000 ovejas, 500 cabras y 5.000 yeguarizos procedentes de Uruguay y con destino a Corrientes y Asunción. Sería el futuro económico del Río de la Plata. Intentó hacer fundaciones en Brasil, pero los asunceños preferían tierras más fértiles para los alimentos y mano de obra indígena. En 1588 creó Vera de las Siete Corrientes, a donde mandó a Hernandarias de Saavedra. En 1589 tenía falta de mano de obra en su gobernación. Por lo que aumentó el precio del trigo. Hubo muchas reclamaciones pero Torres de Vera y Aragón no ordenó bajar el precio por parecerle justo, ya que los agricultores empleaban mucho esfuerzo en obtener sus cosechas. Claro que sabía que si accedía a bajar el precio ningún agricultor recogería sus cosechas. Faltaban indios para trabajar y los españoles no daban abasto por sí solos. Comenzaba a notarse el descenso de la demografía india. Además, los animales andaban sueltos y se comían los pastos, por lo que hubo de legislar sobre ellos. Se veían obligados a comerciar con los portugueses. Pero en 1592 hubo de irse a Madrid para defenderse de las acusaciones vertidas contra él a causa de los precios del trigo. Puso en el gobierno a Alonso de Vera, que era su sobrino y que, además, le había depuesto. La Audiencia de Charcas le depuso a él y colocó en el gobierno a Hernandarias. El 28 de Enero de 1594 el Rey les cerraba el comercio con los portugueses ante las peticiones de ciertos comerciantes españoles que se creían perjudicados (Portugal y España se habían unido en 1588). La medida sólo tuvo consecuencias perjudiciales para ambas partes y se potenció en mucho el contrabando y la corrupción.

En todo ese tiempo, Abreu se enfrentaba a diversas rebeliones de indios diaguitas. Hernando de Lerma le sustituyó y le encarceló hasta su muerte. En 1582 fundó Lerma creando muchos perjuicios a mucha gente. Por ello en 1586 comenzó a gobernar en esa zona Velasco hasta 1593. Este hizo campañas contra los indios usando sólo la violencia necesaria, era más partidario de métodos pacíficos. Fundó varias ciudades y fomentó los ganados y la evangelización. La Compañía de Jesús llegó a aquellas tierras en aquellas épocas. De este modo el Tucumán se hacía estable, del mismo modo que lo había logrado Paraguay con Garay. Fue la época en la que Velasco exigió que Buenos Aires fuera un puerto estable. Fue el primero en entrever que la zona necesitaba una unidad política más allá de los intereses personales. Por ello pidió al Rey un gobierno único independiente de Perú. Lo logró y fue nombrado gobernador del Río de la Plata hasta que murió en 1597, siendo Hernandarias de Saavedra su lugarteniente, lo que le trasformaba en su sucesor .

En Abril de 1598 se mandó a Centenera para pedir al rey la reapertura del puerto de Buenos Aires al comercio con los portugueses, ya que eran los principales proveedores y clientes. Paraguay y Tucumán sólo vendían sus productos a cambio de oro, mientras que los portugueses aceptaban el trueque, lo que era lo único que se podían permitir los bonaerenses. Aparte de la corrupción o el contrabando, el cierre del puerto sólo provocaba hambre. En 1599 fue gobernador Diego Rodríguez Valdés y de la Vanda, quien se sorprendió mucho al ver que sin la ayuda de los indios no se podía cultivar nada, ya que los pocos hombres que había en Buenos Aires se necesitaban para defender la ciudad de indios o de piratas. Quedaban entonces cuarenta soldados al cargo de tres piezas de artillería sin munición. Los insultos al enemigo eran su mejor arma. Pero tenían montones de caballos salvajes de los que se servían para sacar ciertos contrabandos. En 1598 Felipe II moría y heredaba el trono su hijo Felipe III, quien comenzó su reinado con una fuerte oleada de piratas extranjeros amenazando todas y cada una de sus pertenencias, sobre todo americanas. En aquellas épocas acechaba la zona Thomas Cavendish.

En 1600 los bonaerenses amenazaron con despoblar Buenos Aires si no se abría el puerto. Por miedo a que los piratas aprovecharan aquello para tomar el poblado y crear una base como hicieron en la Isla de la Tortuga, Felipe III accedió a abrir el puerto en 1602 al comercio con los portugueses por seis años. Hubo de prorrogar la concesión por más años en 1608, 1614 y 1618. No cortó la corrupción, que se fomentó más, pero sí que hizo recuperarse a Buenos Aires y por mucho. De la pobreza extrema se pasó a la fuerte inflación. En 1605 tuvieron la mala suerte de que parase allí la flota de Antonio Mosquera, con destino a Chile. Buscaban proveerse de todo lo que podían, pero dejaron e la ciudad la epidemia de la viruela, que mató muchas vidas, sobre todo indias. Por ello el Cabildo tuvo que reclamar trescientos esclavos de Guinea anualmente. Hasta 1607 no se normalizó la situación con buenas cosechas.

Reflexiones últimas.

Con una alimentación estable, mano de obra estable también basándose en esclavos negros, la evangelización y alfabetización de mano de la Compañía de Jesús, el comercio abierto de Buenos Aires (el cual creaba un eje entre Potosí, resto de Perú, Chile, Río de la Plata y Europa, Brasil y Guinea) y los indios de la zona más o menos dominados, la conquista del Río de la Plata se puede dar por terminada, a falta de la expansión por el resto de esa parte sur de América. En 1618 Hernandarias había logrado reanudar las encomiendas bajo una política de supuesto humanitarismo. La ciudad de Buenos Aires creció en trescientos habitantes. Se calcula que en el siglo XVII en Río de la Plata vivían 2.730 blancos, 4.899 indios en servicios y reducciones, y, lamentablemente, no he podido lograr datos sobre la población negra. Hubo problemas de enfrentamientos erasmianos por parte de los rioplatenses cuando llegaron las ideas de la Contrareforma. Hernandarias, también proclamó la tierra y sus productos, de Buenos Aires, como de propiedad comunal, lo que dio lugar a muchos vagos que mataban vacas para comer sin más, desperdiciando casi toda la carne del animal, cuando no se mataba sólo para coger el cuero. Por ello, años después hubo de rectificarse esta ley.

Los levantamientos indios, por otra parte todavía seguirían hasta 1670 en Tucumán, Santa Fe, Corrientes, Chaco... se consideró un castigo de Dios por los pecados blancos, aunque era el Diablo el que actuaba por medio de los indios en rebelión. Ya desde 1580 Felipe II había dado instrucciones para evangelizarles y darles el catecismo en castellano y no darles los sacramentos en latín. En 1603 Felipe III comprendió que era mejor hablarles en su idioma, y dio recomendaciones de darles el catecismo en araucano a los indios de Chile y La Pampa, y en guaraní a los de Paraguay.

La población mestiza había crecido en orden de 4.000 en 1580. Felipe II llegó a legislar que los blancos se casasen con blancas, para evitar enfermedades y conservar las haciendas en poder de los españoles blancos. Pero era una ley no cumplida, máxime cuando los hijos mestizos con frecuencia eran extramatrimoniales. Martínez de Irala había usado de las uniones con indias por verlo beneficioso, por las razones que ya vimos. Él mismo tuvo varias mujeres indias, una de las cuales fue una joven india virgen hija del cacique Abaco. La segregación sexual que hicieron las mujeres blancas con los hombres indios impedía al indio integrarse del todo en la cultura hispana y participar de su sociedad y cultura. Por ende era, además, un modo más para adquirir su despoblamiento, ya que no podían nacer descendientes indios de la mezcla de una india y un blanco, si no mestizos. En río de la Plata, eso sí, se dio algo inusual en el resto de América, se pudo ascender socialmente por medio de uniones matrimoniales,

Los indios, lo diremos una vez más, fueron usados al servicio de los españoles por medio de sus relaciones familiares, gracias a sistemas tradicionales autóctonos como la "tovaya", ya mencionada, o el "yaconazgo", por medio del cual un indio se adscribía al trabajo doméstico sin poder abandonarlo. Las rebeliones indias, cuando se dieron cuenta de que no se les trataba como parientes, provocaron duras represiones. En 1578, Ramírez de Velasco creía que sólo se podía poner orden en los indios si trabajaban, por lo que les forzó a trabajar bajo condena de severos castigos. Fue un grave error que llevó a más rebeliones y a más despoblamiento india, ya que estos morían de cansancio, tristeza o suicidio, si bien no optaban por huir del lugar. Las Leyes Nuevas de 1542, también comentadas, habían sido un fracaso.

A los indios se les evangelizó y se les instruyó en la música, como diría un Virrey peruano en 1615: ese era el mejor modo de someterlos, ya que un pueblo entretenido era un pueblo inofensivo por muy tirano que fuera el gobernante. Aún así hay indios que descubren estas intenciones. Cierta declaración en Confesionario (editado en 1585) dice: "Dicen algunas veces de Dios que no es buen Dios, y que no tiene cuidado de los pobres, y que de balde le sirven los indios"

La ganadería, la agricultura y la ruta comercial interna con Perú y Chile abierta al mar Atlántico fueron a la larga la auténtica riqueza de Río de la Plata. Nada había del producto que le dio su nombre: plata. Ni tampoco oro, ni especias, ni nada de gran valor. Muchos hombres murieron siguiendo quimeras, mitos y espejismos. Fueron conquistadores que trabajaron con sus manos, a diferencia de otros lugares, y se mestizaron con profusíón con los indios. El puerto abierto definitivamente de Buenos Aires, les proporcionaba contrabandos de Brasil. Buenos Aires fue un puerto principal para abastecer el interior de Sudamérica, así como para dar salida a los productos de los lugares que abastecía. Pero también se trasformó en el siglo XVII en uno de los principales puntos de abastecimiento de esclavos en el mercado español de América. Lograba abundantes negros guineanos del comercio con Brasil e incluso no tenía reparos en vender esclavos indios adquiridos y vendidos de forma ilegal y "bajo cuerda".

Con estas reflexiones doy por terminado este trabajo sobre la conquista del Río de la Plata, la que a mi vista me parece una de las más largas de toda la historia de la conquista española de América. Máxime cuando, como hemos dicho, quedaría aún por conquistar todo el resto de la Argentina actual.


Bibliografía.

    Diaz de Guzmán, Ruy, La Argentina (edición de Enrique de Gandía), ed. Historia 16, Madrid, 1986.
    Fitte, Ernesto J., Hambre y desnudeces en la conquista del Río de la Plata, ed. Academia Nacional de la Historia (colección para la Biblioteca de Historia Argentina y Americana), Buenos Aires, 1980.
    Iglesia, C., Schvartzman, J., Cautivas y misioneros. Mitos blancos de la conquista, ed. Catálogos, Buenos Aires, 1987.
    Palacios, Ernesto, Historia de la Argentina. 1515-1976, ed. Abeledo-Perrot S.A., Laralle, Buenos Aires, 1954 (revisión de 1976).
    Rodríguez Molas, Ricardo, Los sometidos de la conquista de Argentina, Bolivia, Paraguay, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1985.
    V.V.A.A., Historia de España Salvat, Tomo IV, ed. Salvat editores S.A., Mallorca-Barcelona, 1984.
    V.V.A.A., Historia de España Salvat, Tomo V, ed. Salvat editores S.A., Mallorca-Barcelona, 1984.


Páginas web de Internet consultadas.

    http://www.artehistoria.com/historia/contextos/1526.htm      consultada el 4 de Noviembre de 2002.
Artículo: El mítico Río de la Plata, escrito por canal artehistoria.
    http://capraproyecto. iespana.es/capraproyecto/origen/vireinato.htm    consultada el 4 de Noviembre de 2002,     Artículo La cabra en el virreinato del Río de la Plata, escrito por Hugo Baruela Álamo, presidente de PRODICA (Programas de Desarrollo Productivo y Capacitación Agroindustrial), proyecto Capra, Buenos Aires, Argentina.

sábado, septiembre 28, 2024

NOTICIA 2346ª DESDE EL BAR: LA CONQUISTA DEL RÍO DE LA PLATA (parte 6 de 7)

Juan Ortiz de Zárate y Juan de Garay.

El nombramiento de Zárate deponiendo a Vergara como adelantado lo había legitimado el licenciado García de Castro, presidente de la Audiencia de Perú, en aquellos años. Este no tenía poderes para realizar tal acción por lo que Zárate quiso ser ratificado en la Corte. Por ello marchó a España en busca de su ratificación. Tuvo la mala suerte de ser asaltado por piratas nada más salir de Río de la Plata con su embarcación. Perdió mil pesos de oro y plata. La piratería en el mar ya comenzaba a ser algo endémico, incluso en aquella región pobre en metales preciosos, perlas o joyas. Aún así llegó a España, como veremos.

Antes nos ocuparemos de lo que ocurrió en el Río de la Plata en su ausencia. Fue dejado en el gobierno en calidad de su lugarteniente Felipe de Cáceres. Su gobierno tuvo serios enfrentamientos con el obispo Pedro Fernández de la Torre, llegado en 1556. En realidad era una reproducción del enfrentamiento del poder Papal y el poder Imperial dado en Europa. Cáceres bajó a la entrada del Río de la Plata en 1570 y 1572 creyendo que estaba a punto de llegar Zárate. Ambas bajadas sólo sirvieron para explorar nuevas zonas. Introdujo durante su gobierno más ganado caballar, vacuno, ovino y cabrío. Mandó a Juan de Garay traer a Asunción a aquellos que se fueron a Charcas. Nuflo de Chávez le acompañó durante la primera etapa del camino, pero se desvió y murió emboscado por los indios itatines. Mientras, las intrigas del obispo De la Torre lograron que Cáceres fuera encarcelado y llevado con cadenas en un barco capitaneado por Melgarejo con dirección a España. Esto ocurría el 14 de Abril de 1573. Para esa fecha Garay estaba de vuelta con la gente que había traído a Asunción dispuestos a asentarse en la entrada del Río de la Plata. Acompañaron al barco de Melgarejo hasta la boca del río Paraná. Desde allí separaron sus caminos. El obispo De la Torre, que viajaba con Melgarejo para cuidar a su prisionero, dejó una nota más adelante para cuando Zárate llegara. Decía que Garay estaba asentado cien leguas más arriba. Efectivamente Garay fundó el 15 de Noviembre la ciudad de Santa Fe de la Vera Cruz.

Dado que De la Torre se fue con Cáceres, y Zárate aún no había regresado, dejó en el gobierno a Martín Suárez de Toledo. Este era un conspirador muy activo que había sabido utilizar las rivalidades entre Cáceres y el obispo. Su nombramiento había sido obtenido por los votos a favor que logró a ojos de De la Torre, pero estos habían sido comprados o amañados en el Cabildo de Asunción, la mayor de las fundaciones del Río de la Plata. El gobierno de Suárez de Toledo se enfrentaba a la mayoría de edad de la primera generación de mestizos nacidos durante el gobierno de Irala. Por consideración Real debían ser considerados españoles, y no indios o población autóctona de América. Sin embargo suponían un problema en cuanto a que militaban en los conflictos tanto en el bando español como en el indio, cuando no en los bandos de españoles rebeldes contra el gobierno. Eran muy orgullosos y guerreros. Querían su parte de los beneficios en la conquista y la colonización, pero estos les estaban vetados en gran cantidad de ocasiones. Eran mirados con miedo por los españoles blancos. Se crearon ciertas leyes por las que se les restringía llevar determinadas armas, o armas en general, o montar caballos o determinada clase de caballos. Se sentían resentidos con los blancos, por una parte, al sentir ultrajadas, por ellos, a sus madres indias, por lo que en muchas ocasiones se identificaban con el pueblo indio y se unían a él. Por otra parte, también se sentían resentidos de ser apartados del reparto sustancioso de los beneficios, pese a que a veces participaban de las mismas vicisitudes que otros exploradores. Y por otra parte más, había mestizos que veían desventajas en vivir al modo indio, por lo que se unían a la causa blanca, pese a que a veces se rebelasen contra sus jefes. Tan sólo Garay supo ver en ellos, con el tiempo, la auténtica nueva energía que necesitaba el Río de la Plata. Pero eso ya se verá.

Mientras tanto, Zárate lograba el 10 de Julio de 1569 en Madrid la capitulación que le concedía el adelantazgo del Río de la Plata. El licenciado Matienzo, oidor de Perú, abogó por su nombramiento ante Felipe II. Zárate era un capitán natural de Orduña que se había creado cierta importancia durante la conquista de Perú. Matienzo había comprendido que la riqueza de aquella región estaba en las enormes posibilidades que ofrecía en lo agrícola y lo ganadero, aspectos estos en los que todos los informes habidos destacaban que era altamente productiva. Fue por esa vía por la que interesó a Felipe II y le sonsacó la confirmación del título para Zárate. Matienzo le venía insistiendo desde el 6 de Enero de 1566 con el argumento de la necesidad de fundar un puerto en Buenos Aires que daría salida a un fructífero comercio con Chile y Perú, mediante las rutas interiores. Le intentaba convencer a la vez de la necesidad de poblarlo de mercaderes y labriegos, ya que estos eran más emprendedores y trabajadores que los soldados, los cuales solían ser holgazanes y tendían a vivir del indio. El título era concedido por dos generaciones, quedando unido a su mayorazgo. Debía fundar tres pueblos nuevos y crear de una vez una ciudad que sirviera de puerto en San Gabriel (por donde estuvo la antigua Buenos Aires). Además debía crear tres fuertes de piedra, para protegerlo de piratas y de indios. Llevaría quinientos hombres, de los que doscientos serían oficiales y el resto soldados, labradores y trabajadores de todas las clases. Debía llevar matrimonios, para evitar problemas de una población plenamente mestiza que pudiese rebelarse contra España. Y para asegurar la ganadería aún más se le pedía llevar 4.000 vacas, 4.000 ovejas, 500 cabras y 300 equinos (de los que 600 cabezas entre vacunas y ovinas se perdieron tratando de llegar a Paraguay). Además debía llevar 2.000 ducados de oro, los cuales los buscó entre sus riquezas de Perú. Pero a la hora de buscar la tripulación tuvo muchos problemas. A nadie le interesaba una región donde habrían de vivir como en España de la agricultura y el ganado, y de la que habían oído tantas miserias. Tuvo que pedir prórrogas del viaje desde 1570, hasta que logró quinientos diez andaluces en 1572, más cinco naves. Estos andaluces eran conocidos como "de escoria", por ser de la más baja ralea que había por el lugar. Aparte viajaron ciento cuatro marineros, cuatrocientos seis soldados, cincuenta y ocho mujeres (veintitrés casadas), cuarenta y cinco artesanos, sesenta y nueve labradores y veintidós religiosos. Lo que fue denunciado al haber poca comida para todos. Ya en Canarias tuvieron ocho deserciones, en Cabo Verde hubo otras catorce. Luego, el calor mató a doce hombres en la travesía. El 9 de Marzo de 1573 llegaron a Santa Catalina, pero los problemas del viaje no acabaron ahí. Zárate tuvo que buscar provisiones en Mbiazá, en Brasil, cuando regresó habían muerto en la espera cincuenta y cinco personas por malnutrición. Zárate podía haber llegado antes, e incluso haberles dejado a la espera en un lugar fértil, pero no lo había hecho. Además hubo malestar ya que Zárate reservó comida para sí mismo y su familia. Hubo varias deserciones en Mbiazá, lo que provocó castigos. En seis meses había sesenta muertos de inanición y tres bateles hundidos. Para colmar la paciencia de su tripulación, en San Salvador (más o menos la altura de Buenos Aires) decidió cortar árbol de sasabrás para sacar beneficios en Europa, en lugar de cargar alimentos.

Del viaje al menos se sacó algo útil, creó el primer derrotero del Río de la Plata para navegantes. El 26 de Noviembre un temporal hizo cortar los anclajes cerca de San Gabriel. La nave capitana encalló. Fue allí donde encontró la carta de De la Torre acerca del asentamiento de Garay. En esas circunstancias apareció un cacique indio llamado Yamandú que buscaba rescates y que quería ayudarles. Zárate aceptó aquello y le pidió que le enviase unas cartas a Garay. El indio no cumplió su palabra y fue apresado y obligado a cumplirla, tras la intervención de su pueblo. Entretanto intentaban paliar el hambre pescando sin protección alguna. Eso provocó una de las mayores humillaciones del ejército español en lucha con las tribus indias. El 29 de Diciembre  doscientos indios guaraníes y charrúas emboscaron a cuarenta y cinco hombres, matando a cuarenta y dos. Zárate mandó recoger los cadáveres al capitán Pablo de Santiago y al sargento Martín de Pinedo, con un grupo de hombres armados de arcabuces y rodelas. Cuando llegaron al lugar de la emboscada aún había indios. De Santiago y De Pinedo decidieron atacarles, pero no se pusieron de acuerdo en como atacar y discutieron la forma dentro de la espesura que les cubría. La tardanza hizo que los indios les descubriesen y les atacasen a ellos otra vez por sorpresa, esta vez rodeándoles. Entre muertos y presos hubo unas ochenta o noventa bajas, esta vez Zárate decidió quitar los metales de los barcos encallados, para usarlos de rescate,  e irse de allí. Se produjeron en la ida más cantidad de deserciones.

Estando aún en San Gabriel llegó el barco de Melgarejo con De la Torre y Cáceres. Viendo que Zárate estaba de vuelta, Melgarejo decidió acompañarle, por lo que embarcó a Cáceres en otro barco de vuelta a España. El obispo De la Torre se encontraba moribundo por alguna enfermedad de la tierra, murió en la playa. El 5 de Febrero de 1574 aún tenían un campamento en San Gabriel a la espera de los refuerzos de Garay. Se encontraban en Martín García mal protegidos. Uno de los barcos se perdió y con otro hubo que reutilizársele para construir un bergantín. Todo esto estuvo a cargo de Melgarejo, quien además se movía buscando comida y cautivos. Zárate desoía todo y pasaba el tiempo a bordo de su nave con sus criados. Eran los más sanos y gordos de aquellos hombres. En uno de los viajes Melgarejo se encontró con Garay, que había recibido las cartas que le enviaron y bajaba a ayudarles. Ambos se dirigieron entonces a Martín García, pero llegó antes Melgarejo, ya que Garay iba lento a causa de que se paraba a combatir a todos los indios de la región (los de su región eran todos pacíficos).

Cuando Zárate supo que venía Garay se animó a moverse, aunque empezaron a hacerlo cuando estalló una tormenta de forma sorpresiva. Zárate remontó el Uruguay y fundó San Salvador de nuevo en el mismo lugar donde lo había hecho Grajeda. El día de la fundación estuvo presente Garay. El nombre que le puso no fue exactamente ese, si no el de Ciudad Zaratina de San Salvador. Buscaba con ello perpetuar su nombre en la historia del Nuevo Mundo. El lugar ahora era malo. El hambre y la enfermedad marcaron toda la historia de esa nueva refundación, la cual duró sólo tres años. No tenía organización, ni agua potable. Sólo se pasaban privaciones en ella. Durante dos meses no tuvieron cerca alguna y las casas se cubrían de paja, pese a que conocían el anterior final del San Salvador de Grajeda. Garay contribuyó a pacificar a los indios del lugar, tras eso se marchó. El 7 de Junio de 1574 había sido nombrado Capitán General y Teniente de Gobernación y Justicia del Plata por Juan de Zárate.

Zárate se fue el 14 de Diciembre a Asunción donde le concedió a Martín Suárez de Toledo los mismos títulos que dio a Garay, pero aplicados al distrito de Asunción. Se debía a que Vergara, exgobernador del lugar, había muerto. Había dejado a Juan Alonso de Quirós al cargo de la Ciudad Zaratina de San Salvador. 


Aún quedaban más golpes efectistas, pues a Zárate le gustaba más ostentar sus títulos que ejercerlos correctamente. El 8 de Febrero de 1575 fue con Garay a Asunción para proclamarse gobernador en un acto oficial. Por aquellas fechas la Ciudad Zaratina de San Salvador tenía serios problemas y aprovechó la ocasión para mandar a Garay allí con ropa de fabricación indígena, comida y municiones.

Mientras todo esto ocurría en Río de la Plata, el Virrey del Perú empezó a considerar muy provechosa y necesaria la repoblación española del estuario del río de la Plata. Cada vez era más gente quien veía convenientes en llevar a la práctica tal cosa. Debían comunicar Perú y Asunción para comunicar el Mar del Norte con los Mares del Sur. Eso podría evitar ciertos peligros extranjeros como los portugueses, los piratas ingleses, franceses y holandeses, etcétera. El Virrey pidió la realización de su idea en la Audiencia de Charcas y al resto de poderes gobernantes en Perú. Francisco de Aguirre, como ya se dijo, había tenido la misma idea en 1552. Para la década de 1570 Aguirre aún estaba en aquellos lugares de sierra donde pudo establecerse. Fue depuesto y se designó como su sucesor a Cabrera. Este se dedicó a crear ciudades por toda la Sierra de Córdoba, fundando la propia Córdoba americana en 1573. Llegó al Paraná y a las minas que se conocían como "De Caboto". Finalmente puso frontera al territorio por donde se expandió con la fundación de San Luís. Cerca de ese lugar Garay había fundado Santa Fe, utilizando a los mestizos, que fueron más emprendedores de lo esperado al luchar y trabajar algo que iba a ser suyo. El conflicto de jurisdicción entre el territorio de Cabrera y el de Garay se evitó gracias a que el primero salvó al segundo de una emboscada que le habían preparado los timbúes. Cabrera regresó entonces a Córdoba para hacer encomiendas que asentasen a la gente que iba a poblar todo aquello. Por este motivo Garay comenzó a dudar de la validez de su gobierno en Santa Fe dados los títulos que Cabrera tenía del Virrey de Perú. Por eso los títulos que le otorgó Zárate el 7 de Junio de 1574 confirmaban su autoridad y tenían un gran valor para él. Garay llegó a defender a Zárate de sus acusadores diciendo cosas como que el hambre que pasaron con él sus hombres, cuando llegaron a Mbiazá se debía a que estos sólo querían comer cosas finas.

El 26 de Enero de 1576 Juan de Zárate murió repentinamente "de cámaras de sangre" . Dejaba establecido en su herencia que la gobernación del Río de la Plata la legaba a su hija mestiza Juana Ortiz de Zárate, una adolescente casi niña, y que gobernaría quien se casase con ella. Entretanto gobernaría Diego de Mendieta. El nuevo gobernador en funciones mandó a Garay y a Pedro de la Fuente a la Audiencia de Charcas, en el Alto Perú, para presentar la copia del testamento de Zárate. Allí debían ver al Virrey de Perú, Francisco de Toledo. El viaje fue aprovechado por unos arcabuceros para fugarse y quedarse en el Alto Perú. En el testamento se decía exactamente que se prometía al futuro marido de Juana de Zárate, hija de Juan de Zárate y Leonor Yupanqui, ñusta (princesa inca) de la casa de Manco Inca, el adelantamiento de Río de la Plata e incluso el marquesado sobre el mismo, ya que el Rey le había prometido otorgárselo si se cumplía una serie de condiciones de la capitulación. Esto hizo del matrimonio de Juana de Zárate algo muy deseado de alcanzar por muchos varones.

Mientras Garay se encontraba fuera, Mendieta aprovechó para ir a la Ciudad Zaratina de San Salvador y a Santa Fe con la muy probable intención de anexionarlas a su jurisdicción de Asunción. Los modales que empleó no gustaron nada a los capitanes que quedaron con él. Cuando llegó a Santa Fe, un militar llamado Francisco de Sierra se refugió en el suelo santo de una iglesia, por ser fiel a Garay. Mendieta irrumpió en la iglesia sin reparos y le sacó de allí para apresarle. Aquello le valió que los capitanes, hartos de su conducta, le engrillaran y le pusieran en un barco para llevarlo a la Corte por sus delitos, pero sobornó a la tripulación de su barco prisión y apareció en la Ciudad Zaratina de san Salvador, donde pidió a Quirós, dentro de una iglesia, que le reconociese como su gobernador. Quirós le entregó. Pasado este capítulo, la Ciudad Zaratina de San Salvador se veía el 20 de Junio de 1577 desbordados por el hambre y la desnudez. Sólo quedaban treinta habitantes, que terminaron por huir de aquella ciudad. Aún quedaba, por otra parte, poblar la entrada del Río de la Plata, lo que significaba que no podía prosperar la región.

En Abril de 1577 Garay llegaba a Santiago de Estero, en Charcas. Allí se enteró de la muerte de Cabrera, que había sido ejecutado por Gonzalo de Abreu, un conquistador nombrado por el Rey que anteriormente vimos en 1548 matando al gobernador delegado de Irala en Asunción. Nada más presentar el testamento de Zárate le surgieron a la niña adolescente numerosos pretendientes para casarse con ella. Era conocida en las intrigas amorosas de Perú como "la niña de plata", por ser una de las más ricas herederas de todo el Perú. Francisco de Matienzo, hijo del oidor de Perú era uno de los pretendientes, también estaba Antonio de Meneses, ahijado del Virrey de Toledo, y hasta un peso pesado para competir con él: uno de los oidores de la Audiencia de Perú, de gran linaje, llamado Juan Torres de Vera y Aragón. Este se dedicó a enamorar directamente a Juana de Zárate, cosa que logró con facilidad (no obstante era una adolescente). A causa de aquel matrimonio que echaba al traste muchos sueños de pretendientes poderosos e influyentes, a Torres de Vera y Aragón se vio con muchas complicaciones. El Virrey no les dio permiso de matrimonio, aunque se casaron. Por ello dictó una ley por la que si Torres de Vera y Aragón abandonaba Perú perdería todas sus pertenencias que allí tuviera. Torres de Vera y Aragón apeló al Rey para que zanjara esa injusticia, mientras esperaba la respuesta nombraba a Garay gobernador suplente el 9 de Abril de 1578. Debía fundar Buenos Aires.

Garay llegó en septiembre a Asunción, donde fue reconocido como nuevo gobernante en funciones sin problema alguno. De diciembre de 1579 a Enero de 1580 reclutó tan sólo a diez españoles, un portugués, una mujer llamada Ana Díaz y unos cincuenta mestizos (habría más gente ya que algunos estaban casados y les seguía su familia) para fundar Buenos Aires. No había ningún sacerdote de Asunción, todos eran muy viejos, aunque sí se apuntaron dos franciscanos que previamente iban a viajar de vuelta a España o a Perú. Uno de ellos era el padre Rivadeneyra, su presencia cubría el cupo legal para iniciar una fundación. También consiguió armas, caballos y ganado. Nadie quería moverse de un lugar donde ya estaban bien asentados, para ir a otro donde habrían de partir de cero y que tenía fama de estar habitado por indios muy hostiles. En el tiempo de espera de 1578 a 1580 Garay había realizado incursiones alrededor del territorio de Asunción para dejar bien asentado el lugar.

En Santa Fe se encontraba Alonso de Vera, sobrino de Garay, que era conocido como "cara de perro" (era mestizo). Él optó por ir con su tío Juan de Garay y se le unieron bastantes criollos, por ver que tenían mucho que ganar en esta empresa. Sorpresivamente se encontraron con la manada de caballos salvajes que había crecido a partir de los caballos escapados en los tiempos de Mendoza. Esta era tan grande que resultaban un gran beneficio económico y militar. Garay los prometió en propiedad a los habitantes de Buenos Aires, ya que el núcleo original de la manada había partido de los caballos del Buenos Aires original de Mendoza. Esto provocó un largo juicio entre si debía ser así, si pertenecían a la Corona, si eran libres y por tanto de uso para todos... Fue un juicio que ocupó gran parte del siglo XVII, mientras que en la práctica eran usados cuando se les necesitaba. Lo que sí proporcionó a corto plazo fue la ley que obligaba a castrar a todos los caballos militares y a no llevar yeguas en los ejércitos a ser posible. Por otra parte estos caballos, en celo, habían creado problemas con las yeguas en algún momento militar de relevancia.

El 11 de Junio de 1580 se fundó Santísima Trinidad y Puerto de Santa María de Buenos Aires, conocida por todos como Buenos Aires, cerca del río San Gabriel (El Riachuelo), a la entrada del estuario del Río de la Plata. Estaban bien pertrechados con mil caballos y quinientas vacas propias, ninguna cabeza de ese ganado venía de Asunción. En la fundación se siguió un ritual medieval en el que leían un rollo con instrucciones de justicia, se daban mandobles con la espada a los cuatro puntos cardinales y se levantaba acta del hecho. Se dedicó los cuatro primeros meses en delinear la ciudad, repartir los solares y construir las casas. El 30 de Octubre le dieron un escudo de armas a la ciudad y se eligió como santo patrón a San Martín de Tours. Garay había buscado el lugar estratégicamente para llegar fácilmente al resto de las poblaciones del interior (pudiendo usar todas las desembocaduras de los ríos), a la vez que podía tener facilidad para comunicarse con España. Esa, además, había sido la idea de Matienzo padre. Defendió el poblado con una amplia red de fortificaciones. Nombró alcalde a Rodrigo Ortiz de Zárate, pariente de doña Juana de Zárate. La primera nave que despachó a España desde allí llevaba la noticia de la fundación de la ciudad, portando cuero y azúcar en lugar de oro. Tras todo esto Garay tuvo que partir a Santa Fe para sofocar una rebelión provocada por cuatro jóvenes asunceños, con trasfondo comunero y en la que el gobernador de Tucumán, Abreu, había sido cómplice. Abreu buscaba tomar la jurisdicción de Asunción, que había disputado con Garay tiempo atrás, pues no reconocía la autoridad que Zárate había legado en su testamento. La traición del propio cabecilla de los rebeldes sofocó la rebelión.

Rivadeneyra escribió en Buenos Aires que de ser cierto el mito de la Ciudad de los Césares debía estar al sur de aquellas tierras, en La Pampa. Aún estaba vivo el mito. En la Pascua de 1581 Garay llevó treinta pobladores y otro clérigo más. La gente en aquella fecha consideraba Buenos Aires como un lugar de destierro . Era una tierra hostil. En 1582 tuvieron que levantar fortificaciones de cara al mar, a causa del ataque de los piratas. Exactamente les atacó Fenton, un pirata inglés de la flota corsaria de Francis Drake, quien llegó a apresar un barco donde viajaba Rivadeneyra.

Garay exploró el sur hasta Cabo Corrientes, donde sólo veía una inmensa llanura, ríos, pastos y patos. Les defraudó no encontrar la Ciudad de los Césares. Mientras, varias tribus confederadas y lideradas por los indios querandíes atacaban Buenos Aires para destruirla y echar a los blancos. Fueron derrotados en el que se llamó el Campo de la Matanza. En eso estaban cuando Garay intentaba regresar a Santa Fe, pero aún estaba en ese territorio de Buenos Aires. Se encontraba con los suyos acampado en el río de Las Palmas. Fueron degollados por los indios itatines, participantes de la confederación derrotada en Matanzas. Garay moría de este modo el 20 de Marzo de 1583.

Antonio Torres de Pinedo, que había llegado a Buenos Aires en Febrero de 1583 para ver que sólo quedaban veinte soldados, se hizo cargo del gobierno de la ciudad. Tuvo el error de ahorcar a cuatro caciques sospechosos de la muerte de Garay. Esa era una muerte deshonrosa para un cacique indio y en consecuencia se retiraron seiscientos indios aliados del socorro de la ciudad. Se vio privado de servicios, ayudas agrícolas, armas, municiones, fuerzas, comida e incluso, ropa.

Asunción pasó a cargo de Juan Torres de Pinedo por tres años. Mandó a Alonso de Vera fundar una ciudad que les uniese con Perú. A esta misión se apuntó mucha más gente que para fundar Buenos Aires o Santa Fe, debido a que Perú era muy rico. Se corría el riesgo de sufrir otro éxodo masivo como el de 1564. Fundó Concepción del Bermejo. La mayor preocupación, sin embargo, era el cultivo de la tierra más que el oro y la plata, que no había. Y es que ya era un hecho que el Río de la Plata tenía su riqueza únicamente del trabajo de la tierra.

Se podría dar por terminada así la conquista del Río de la Plata, pero aún quedaría la expansión por el sur argentino y la consolidación estable de Buenos Aires, así que considero oportuno proseguir hasta, al menos, el comienzo del siglo XVII, si bien no entrando ya en tantos detalles como hasta ahora.

jueves, septiembre 26, 2024

NOTICIA 2345ª DESDE EL BAR: LA CONQUISTA DEL RÍO DE LA PLATA (parte 5 de 7)

 Alvar Núñez Cabeza de Vaca, Martínez de Irala y tiempos sin gobernación.

La nueva expedición que se acercaba al Río de la Plata era, como hemos nombrado ya, la de Alvar Núñez Cabeza de Vaca. La tardanza de una confirmación sobre la existencia de un nuevo adelantado en el Plata hizo que desde España se quisiese imponer a uno. Pero tal acto se demoró a causa de los relatos de pobreza y miserias que habían traído consigo los que habían regresado de allí. Además, Carlos I estaba ocupado en las campañas de Túnez, del Milanesado, en la rebelión de las tropas amotinadas en Gante por falta de pago y en el Tratado de Niza. En España habían vuelto a comenzar las protestas por la gran cantidad de gastos bélicos, a la par que se preveían más luchas contra la herejía en Europa o contra el turco. En medio de todo esto el obispo de Plasencia usó sus influencias para que se nombrase a Alvar Núñez como adelantado del Río de la Plata. Este se había hecho famoso a causa de su aventura norteamericana que inició al servicio de Narváez. En esta había terminado conviviendo varios años con los indios. El relato que escribió sobre esta experiencia, Naufragios (el cual ampliaría después de su gobernación en el Plata), le dio gran fama.

El 18 de Marzo Carlos I le concedía una capitulación que le premiaba sus diez años de trabajos sobrehumanos y exploración heroica en convivencia con los indios en Florida. Se le daba en ella el título de adelantado, gobernador y Capitán General del Río de la Plata. El 15 de Abril hizo asiento de llevar armas, municiones, vestidos y otros objetos al Río de la Plata, a cambio de heredar todos los títulos, territorio y privilegios de Mendoza si se demostraba que Ayolas estaba muerto (en esas fechas de 1540 aún no se sabía de su muerte, en América no se supo hasta los meses centrales del año). En Sevilla compró dos naos y una carabela y proveyó que otro navío se uniese con la flota en Canarias. El 2 de Diciembre (hay quien dice de Noviembre) partía desde Cádiz con la carabela y las naos Santa Lucía y Trinidad. Estaban bien avituallados. Llevaba consigo a cuatrocientos soldados con el doble de armas, mujeres casadas, nueve clérigos, entre cuarenta y seis y cuarenta y ocho caballos de guerra y otros tantos de cría. De este modo proveía a la expedición mucho mejor de lo que se le pedía. Invirtió en ella 14.000 ducados de oro. Es posible que llevase vacas, pero no llegaron a Río de la Plata. O bien pudieron comérselas en el viaje, o bien pudieron perderlas o deshacerse de ellas en Brasil. Se hubo de arreglar una vía de agua en la capitana en Cabo Verde. El retraso les hizo consumir casi todo el agua del viaje. Cuando llegaron a Brasil era de noche, por lo que les salvó de pura suerte del choque contra la costa el canto de un grillo. Fue allí donde recogieron a Baitos. Llegaron a Santa Catalina el 29 de Marzo de 1541.

A Santa Catalina habían llegado dos frailes franciscanos y nueve soldados desertores de la causa de Galán. Estos se encontraban allí viviendo con los indios, que los acogieron como en otras épocas acogieron a los de Solís. Estos personajes informaron a Alvar Núñez de la destrucción de Puerto de Nuestra Señora Santa María del Buen Aire. Tal noticia era mala para la entrada de la expedición, pues se encontraban sin un puerto donde arribar después de cruzar el océano. Mandó entonces al contador real Felipe de Cáceres al Río de la Plata, pero sin que tuviese que regresar, debía esperarles allí. Su misión era ver la situación de forma previa. A la vez mandó a Pedro Dorantes por tierra para comprobar si se podía llegar al Río de la Plata de ese modo, imitando a Alejo García y a sí mismo en Norteamérica. Visto que sí se podía hacer, Alvar Núñez dividió la expedición en dos. Su pariente Pedro Estropiñán Cabeza de Vaca guiaría a la expedición marítima al Río de la Plata, mientras él iría por tierra con doscientos cincuenta españoles, más indios amigos que fundamentalmente hicieron de porteadores de la carga que consigo llevaban. Partieron de esta manera el 29 de noviembre de 1541 y no llegaron a su destino hasta el 11 de marzo de 1542, en esa fecha, exactamente, llegó la expedición terrestre a Asunción, tras cruzar los ríos Iguazú y Paraná en balsas. En el camino habían pasado hambre, enfermedades, ataques de fieras, habían atravesado selvas, ríos, pantanos, sierras, campiñas... Llega a narrar el propio Cabeza de Vaca que por el camino hubieron de construir hasta dieciocho puentes. Habían fabricado una fragua para hacer anzuelos que vender a los indios... Alvar Núñez puso especial cuidado en llevarse bien con los indios, a los cuales respetaba a causa de conocerles por su pasada convivencia en Norteamérica. Las aldeas de guaraníes les recibieron hospitalariamente gracias a estos buenos tratos. Fue por los indios por los que supo de la ubicación de Asunción, por lo que varió el rumbo de la expedición terrestre hacia allá.

Cuando llegó a Asunción enseñó a Cabrera y a Irala sus títulos, por lo que Irala le dio el mando y Alvar Núñez le nombró su lugarteniente, aparte de confirmar a Asunción como la capital del Río de la Plata. Su primera acción fue mandar ayuda a la flota que había mandado con Estropiñán al estuario. Aprovechó unas barcas que Irala tenía preparadas para partir en busca de la Sierra de la Plata. Su misión era socorrer con alimentos a Estropiñán y reformar el asiento del Puerto de Buenos Aires (ahora se resumía así el nombre) o bien buscarle otra ubicación. Sea como fuese, era necesaria la existencia de un puerto que sirviese de base en el estuario, para poder coordinarse mejor con las expediciones marítimas que venían de Europa o de otras regiones americanas.

En todo el tiempo del viaje terrestre de la expedición, Estropiñán, con ciento cuarenta y nueve hombres y un número mayor de mujeres, se vio dificultado para llegar al estuario, ya que su piloto murió a causa de su vejez y las fatigas del viaje (era un piloto veterano de la expedición de Mendoza). Ya en la misma Santa Catalina se le habían estrellado dos barcos. De los dos que le quedaban uno era tan viejo que hubo de desmontarse. Con un solo barco llegaron a las ruinas del viejo puerto. Allí encontraron la carta en un poste, por lo que se dirigieron, por necesidad, a San Gabriel para recoger el maíz y el trigo que se les prometía. Este se encontraba en una especie de cabaña de madera que hacía de silo, pero había pasado tanto tiempo que estaba malogrado. Los pájaros se habían comido casi todo y lo que había estaba lleno de su guano. Aún con todo se alimentaron de ello. En Febrero de 1542 decidieron mandar a Felipe de Cáceres con el piloto Nicolás de Rodas en busca de alimentos y ayuda. La mala suerte provocó que equivocaran el camino por el río Uruguay, como en su día hizo Grajeda. Su vuelta atrás fue peor, pues les sorprendió una tormenta que les retuvo en Martín García. Se dispersaron y no se pudieron volver a reunir en veintidós días. Recibieron ataques indios hasta que el capitán Alvarado decidió seguir. En ocho días más pudieron ver que se les acercaba una embarcación española por el río, se trataba del capitán Juan Romero, que había sido enviado por Alvar Núñez en su socorro veinticinco días antes. Juan Romero había encontrado primero a la primera parte de la flota dispersa con Felipe de Cáceres, a la que salvó de los indios. Todos ellos regresaron al puerto natural de San Gabriel, pese a que Cáceres quería ir a Asunción. Romero se impuso por considerar más humanitario ayudar con los alimentos a Estropiñán. Aún así se produjo alguna deserción por hambre. Cuando llegaron a San Gabriel se vieron sorprendidos por una ataque indio que mató a cinco o seis españoles.

Era invierno y eran pocas personas. El nuevo puerto lo fundaron junto al río San Juan, el cual era un buen puerto natural y tenía una buena tierra fértil y de pastos. Aunque las tapias del poblado eran tiradas por las crecidas del río. Se encontraban a la entrada del Río de la Plata, el cual lo consideraron un lugar estratégico para sus contactos con España. En unos primeros momentos hubieron de combatir a los indios. Estos evitaban su asentamiento no dejándoles plantar sementeras. Esa situación propició una vida incierta que les hacía pelear de día y jugar o fornicar de noche. Cáceres, el contador real, llegó a perder en el juego hasta dos veces la artillería de la guarnición. Al no poder de la empalizada y no poder abastecerse se repartieron los vienes de López de Aguiar, logrados del naufragio visto, pese a que Alvar Núñez los prefería usar para fundar la nueva Santa María de los Buenos Aires. El capitán Alvarado fue nombrado tesorero y llegó a haber oficiales, regidores, soldados, sacerdotes y mujeres. Alvar Núñez, enterado de todos estos sucesos, mandó a Gonzalo de Mendoza el 25 de Julio para reforzar San Juan y fundar definitivamente Buenos Aires. Tan sólo llegó a tiempo para ver arder San Juan y ver como mataban a un español. Sus refuerzos ocasionaron un conflicto. Gonzalo de Mendoza quería cumplir las órdenes de Cabeza de Vaca fundando Buenos Aires, pese a que en Asunción se vivía más pacíficamente, y con múltiples mujeres. Pero los de Estropiñán no habían conocido el descanso desde que partieron de España y querían ir a Asunción. Se decidió al final destartalar lo que quedaba de San Juan e irse todos a Asunción el 18 de Octubre.

En su viaje de regreso ocurrió algo que sería conocido posteriormente en el mundo entero y que en ocasiones se interpretaría como un castigo divino por el comportamiento con los indios . El 1 de Noviembre, día de Todos los Santos, con el cielo raso y sin vientos, la nave capitana y otras tres más fueron a la orilla para esperar a dos naves retrasadas. Un grupo de indios les atacaron por sorpresa y se desembarcó para responder el ataque. En esos momentos se produjo un terremoto que hizo desplomarse un trozo de tierra sobre una de las proas encalladas en la orilla, mientras otro trozo caía en el río agitando sus aguas. Se dio orden de no abandonar los barcos, por considerarlos más seguros. Fue un error, un tercer desplome de tierra agitó el río de manera que destruyó una de las naves. Hubo once hombres y tres mujeres muertos. Aquel seísmo no se interpretó más que como una acción de Dios (en España prácticamente no se conocen estos fenómenos geológicos). Veinticuatro hombres optaron por la deserción en aquel momento creyendo que había llegado la hora del Apocalipsis. Tras todos estos hechos, no llegaron a Asunción hasta el 21 de Diciembre.

En el ínterin, en Asunción, Irala estuvo cuatro meses de expedición por Paraguay en busca de la Sierra de la Plata. Había tenido conflictos con los indios guaycurúes, por lo que Alvar Núñez intenta escarmentarlos. Tras una pequeña batallita victoriosa se animó a irse en Octubre a expedicionar él mismo por el Paraguay. Se llevó consigo a trescientos arcabuceros y ballesteros. Tuvo un viaje de guerra con los indios, amotinamiento de su tropa, una epidemia, y una mortandad alta. Llegaron a ver las cataratas del Iguazú. Decidió regresar a causa del hambre y los problemas de la expedición, pero la guerra con los indios (había llegado a ahorcar a un cacique llamado Aracare por no prestar a su pueblo como tropa de auxilio) le hizo retomar una política de mayor amistad hacia ellos. Sin embargo, a su regreso a Asunción había un motín en marcha.

Previo al motín mencionaremos que Asunción sufrió un incendio accidental el 4 de Febrero de 1543 que duró cuatro días. No se podía atender a la sofocación de las llamas, ya que los hombres se vieron vulnerables en esa situación y prefirieron dedicarse a estar alerta ante un posible ataque indio. La rápida propagación por la ciudad fue a causa de los techos de paja, por lo que en la reconstrucción inmediata se alejaron los solares unos de otros y se crearon cuadras con tapias, como división. Se prefirió reconstruir todo con piedra, si era posible. Alvar Núñez reabasteció a todos con su propio dinero entregando trajes de la tierra , principalmente.

Otro hecho a relatar previo a narrar el motín, se trata de la expedición del capitán Diego de Rojas mandada desde Cuzco por el visitador Vaca de Castro. Llevaba consigo a doscientos hombres para abrir la ruta cuyo fin último era realizar operaciones comerciales entre ambas zonas. La idea inicial era investigar hasta donde llegaba el Incario, lo que era decir el Imperio Inca. Estos lograron establecer la comunicación de Asunción con el Alto Perú. Rojas había partido de Cuzco en 1542 usando las calzadas del Incario hasta el lago Titicaca y Charcas (en Bolivia). Llevaba consigo un amplio ganado caballar para uso propio, pero del que quedó algo en el sur de Catamarca y el norte de Córdoba. Bajó la puna de Jujuy y después Tucumán, donde los indios quisieron preservar la zona de los metales de Chile, mandando a la expedición hacia Córdoba bordeando los ríos Tercero y Carcarañá. Rojas murió por una flecha envenenada en Salavina, pero tomó el mando Francisco de Mendoza, que condujo a la tropa hasta Sancti Spiritu, lugar al que llegó en 1543. Encontró allí una nota de Irala enterrada en una vasija donde se leía que se habían trasladado a Asunción, lugar al que se dirigió. En el intento, subiendo las aguas, murió por un motín. La tropa regresó entonces a Cuzco, a donde llegó en 1546. Entre esos hombres estaba Juan de Garay, que tendría importancia posteriormente en el Río de la Plata. Los inversores habían perdido 30.000 pesos de oro cada uno.  Los indios de Tucumán habían recibido bien a los españoles porque habían heredado, con su conquista y el matrimonio mestizo de Pizarro, todos los derechos del Inca . En Perú se encontraron con las guerras civiles a causa de la rebelión de los encomenderos. La Gasca, auditor presidente de Perú, fue quien acabó con los almagristas y con ellos, con la guerra, en 1549. Entonces retomó esta vía abierta y mandó a Núñez del Prado, que fundó varias ciudades en Tucumán y llevó allí ganado ovino y vacuno.

Cuando Alvar Núñez regresó a Asunción de su viaje por el Paraguay inició una serie de reglamentaciones. En quince días estalló el motín. Los cobros de los diezmos fueron lo que dividió a los españoles entre leales a Alvar Núñez y tumultuarios, seguidores de Irala (que estaba detrás de la revuelta). Pero había asuntos de fondo más importantes. Alvar prohibió el comercio de esclavos, incluso traídos por los portugueses (aunque fue él el primero en haber traído indios esclavos al Río de la Plata, unos cuarenta y cinco de su viaje por el Paraguay ). Además, el 6 de Enero, había declarado que los guaraníes eran vasallos de Su Majestad (de acuerdo a las Leyes Nuevas), por lo que prohibió comprar cautivos incluso tras guerras con ellos (que pasarían a ser guerras civiles). Mucho menos se debían comprar mujeres, pues estas no eran mercancías. Prohibió el incesto. Amenazaba con ahorcar a quien obligase a trabajar a los guaraníes en contra de su voluntad. Al mismo tiempo hizo saber a los guaraníes que no tenían obligación de "tovaya", esto era: de prestar servicios al cuñado. El fiscal Villalobos, en España, acusaría más tarde a Alvar Núñez de prohibir comprar cosas a los indios esclavos (lo que en realidad era perjudicial no sólo para los españoles, sino también para los propios esclavos). Además, inició una campaña para que los indios adaptasen los ritos cristianos a sus formas religiosas, aunque quemó los ídolos puramente indios y su administración no terminaba de ver bien algunos ritos de chamanismo en el culto cristiano.

Era una política muy diferente a la practicada por Irala, el cual había llegado a repartir hasta 26.000 indios, a esa fecha , en encomiendas. Aprovechó para ello el apoyo de los guaraníes, que le ayudaron en guerras y capturas de indios enemigos suyos, tales como los payagúas, lo guaycurú y otros. No dudó, además, en colocar jefes indios adictos a los españoles para un mejor control. En 1545 Irala aún mantenía la esclavitud india en número de 25.000 personas para cavar la tierra y hacer casas. E incluso seguía comprando mujeres. Unos ochocientos blancos y mestizos controlaban en Paraguay a unos seis mil o siete mil indios. Se defendía en la idea de que el encomendero favorecía, adoctrinaba y curaba a los indios bajo su encomienda, aunque esto era algo muy relativo o falso. Por otra parte, con él gobernando Asunción los españoles se habían dado a la holganza, habiéndose acostumbrado a que las mujeres indias (principalmente) trabajasen por ellos, cuando no los hombres indios por la "tovaya". Habían creado una sociedad igualitaria en la ciudad que era poligámica. Los hombres podían tener varias mujeres a la vez, siendo raro que se tuviera una sólo e incluso dos . No se distinguía la condición social para tener derecho a las mujeres. Las mujeres blancas tuvieron más reparos de juntarse con los indios, o quizá más dificultades por ambas partes. Hay relatos de mujeres blancas deseadas por hombres indios que se vieron fuertemente rechazados. Las mujeres blancas a veces criaban a sus hijos blancos y a los hijos mestizos de su marido, de origen bastardo. Pero las propias mujeres blancas se daban a la fornicación, como relata algún cronista, aunque sólo con hombres de su color de piel. Las mujeres indias trabajaban los campos y los hogares de su hombre blanco, pero a menudo no podían hacerlo por estar atendiendo las apetencias sexuales de este, las cuales (según el cronista que lo describe como "Paraíso de Mahoma") eran frecuentes. En el ámbito sexual las indias contaban con la ventaja de no haber sido educadas en una estricta moral católica, lo que favorecía que se prestasen a determinadas posturas y practicas sexuales, a la par que no tenían reparo en participar activamente en el gozo del acto sexual. Por otra parte, los indios varones no tardaron en darse cuenta en que los españoles no correspondían a esta tradicional alianza sexual suya. Los matrimonios mixtos tenían por objeto acercar a las tribus, aliarlas y hermanarlas. Los españoles les ayudaban en sus guerras, pero les trataban como siervos y no como familiares que eran. Por otra parte los españoles no cumplían los lazos de alianza al completo, pues no les casaban o entregaban a sus mujeres. Eso dio lugar a diversas revueltas, como ya dijimos más atrás.

La revuelta estalló el 25 de Abril de 1544. Quince días después de regresar Alvar Núñez de su viaje por el Paraguay. Irala se encontraba estratégicamente ausente de Asunción. Alvar y una mayoría de seguidores suyos fueron tomados por varios oficiales, entre ellos Acosta, que era tratante de esclavos. Estuvieron encarcelados por ocho meses. En principio Irala intento guardar las formas rechazando el apresamiento "pro forma", pero lo aceptó en cuanto se le confirmó el cargo de gobernador mediante el voto de los pobladores, según la Real Cédula de 1537 que aún portaba Cabrera para un gobierno vacante. En el trasfondo del conflicto había algo de la política de España, ya que había elementos comuneros entre los tumultuarios. Había varios veteranos de Padilla . Alvar Núñez no dejaba de ser un enviado imperial que estaba cumpliendo las órdenes del Emperador cuando aplicó las Leyes Nuevas. Eso había credo tensión entre los comuneros que se habían exiliado a una conquista incierta de América, lejos de Castilla y el centro del Imperio. El 7 de Marzo de 1545 Alvar Núñez Cabeza de Vaca era metido en la carabela Comuneros para ser devuelto a España. Fue bajado por el río Paraná, cruzándose con los barcos de Nuflo de Chávez, que ahora veremos. Se negó a comer nada por miedo a ser envenenado. El 2 de Abril se cruzaron con otra nave con leales a Alvar Núñez que habían sido apresados. Los prisioneros más importantes, que eran llevados a España por medio de Cabrera y Venegas, eran Alvar Núñez Cabeza de Vaca, Estropiñán y Salazar. Una tormenta en medio del mar debió recordarles a Cabrera y Venegas el capítulo del Día de Todos los Santos, pues decidieron liberarles y darles uno de los dos barcos. De todos modos, los cinco personajes se reencontraron en las Cortes con expedientes abiertos a todos. Alvar Núñez fue desterrado injustamente, pero prestó servicios a la Corona en Argel, por lo que años después fue perdonado por haber provocado una rebelión y el reavivamiento de sentimientos comuneros. En ese momento escribió sus comentarios añadidos a Naufragios, donde hablaba de su periodo como gobernador del Río de la Plata. A la vez habló de la esclavitud a los indios en aquel lugar, así como de los castigos corporales que él vio que les infligían, así como de las múltiples muertes por celos de indios, de asesinatos por celos de indios, o por celos de españoles, que también había visto.

Martínez de Irala reguló los pagos mediante trueque volviendo a las monedas de tierra, ante la falta de metales preciosos. Los objetos de hierro eran los más cotizados. Pronto se formó una gran inflación. La colonia tuvo un latente estado de guerra civil, por lo que Irala optó por crear expediciones en busca de la Sierra de la Plata, que era lo que cohesionaba a la población tras el enfrentamiento con Alvar Núñez. Aún así ya empezaban a haber personas que abogaban por poblar y vivir de las encomiendas más que en seguir buscando un oro y una plata que, cada vez parecía más claro, no existían. Hizo participar a Nuflo de Chávez en varias de esas expediciones. Fue este quien trajo historias provenientes de Pilcomayo sobre una sierra que manaba plata, según contaban los indios, no dejaba de ser, otra vez, un reflejo de Potosí, que había sido descubierto hacía poco por los conquistadores de Perú, aunque este dato no lo conocían. Ese rumbo puso el propio Irala en Noviembre de 1547, con doscientos cincuenta españoles, veintisiete caballos y unos dos mil indios. Fue hacia el Chaco y llegó hasta las sierras del Perú. Fue entonces cuando descubrió que aquel territorio ya había sido recientemente conquistado y que la Sierra de la Plata eran las minas de Potosí. Así que en cierto modo el mito era real, aunque no como se había extendido. Fuese como fuese, Paraguay había perdido sus privilegios sobre ese lugar, al no haberlo descubierto  ni conquistado ellos. Por aquella situación, y temiendo una posible guerra civil a su vuelta ante este resultado de tantas vicisitudes, fatigas y enfrentamientos, decidió mandar a Nuflo de Chávez como emisario ante LaGasca, que era un licenciado que gobernaba Perú como presidente de la Audiencia. La idea era ofrecerle su concurso en aquella sierra. Una ayuda militar y de colonización a cambio de poder participar de los beneficios. En su viaje Nuflo no dudó en matar a niños, viejos y viejas, y a cualquier clase de indio. Ellos mismos eran atacados por muy gravemente por estos mismos. La única utilidad de aquel viaje, al final, resultó ser el de comprobar que las cabras eran las mejores porteadoras en los territorios de sierra. Él inició a esta clase de ganado como porteador. De hecho, el balido de las cabras a su paso por los Andes hizo que ciertos indios huyeran despavoridos creyendo que era un arma desconocida. Cuando Nuflo volvió a entrar en Asunción en 1550 se le esperaba cargado de oro y plata, tan sólo traía un rebaño de doscientas cabras, el primero del Río de la Plata.

Irala, cuando se separó de él en 1548, no pudo esperarle, ya que los oficiales reales que iban con él insistieron en volver a Asunción, dado el triste resultado. Irala dio el mando a Gonzalo de Mendoza y regresó a Asunción. En su ausencia había estallado un nuevo motín en la ciudad. Lo lideraba Francisco de Mendoza, el cual es un personaje con un nombre homónimo al Francisco de Mendoza que viajó con Diego de Rojas. El gobernante delegado que había dejado Irala había sido muerto por los amigos de Alvar Núñez que quedaban en el lugar, aprovechando la ausencia de Irala. Habían sido encabezados por Diego de Abreu. Irala volvió al gobierno para controlar a los sublevados. Usó de la energía y la persuasión para mantenerse. También usó los métodos indios de casamiento, uniendo en matrimonio a dos de sus hijas con sus opositores más destacados, Riquelme de Guzmán y Francisco Ortiz de Vergara. En eso estaba su gobierno cuando llegó parte de la expedición de Diego de Sanabria en 1551, cuyo padre, Juan de Sanabria, era el personaje al que envió Alvar Núñez, en una de las expediciones pasadas, en busca de agua. Traía consigo varias mujeres españolas solteras. Para 1550 Irala decidió hacer más expediciones cuyo único valor era mantener ocupados a los opositores y capturar algún indio que encomendar mediante la guerra justa. Es a partir de esa fecha de 1550 cuando los indios guaraníes empiezan a ser conscientes plenamente de que son tratados como siervos en las encomiendas y no como familiares. Los itatinos, los paranáes y los guarambarenses se rebelaron, haciendo muy difícil (o casi imposible en algunas zonas) el control de Paraguay. Estas rebeliones disminuyeron la mano de obra, lo que también era un segundo objeto en contra del mantenimiento del dominio español. Los indios, además, se veían reducidos en número por el gran número de nacimientos mestizos, al no poder relacionarse sexualmente con ellos muchas de las mujeres indias. Irala optó por la represión de los indios con mano muy dura, fuesen enemigos o aliados que simplemente desaprobaban su acción represiva.

En cuanto a las exploraciones que hemos mencionado, Nuflo de Chávez destacó en la expansión del territorio hacia Perú, siempre hacia la sierra donde estaban los metales. Aún tenía Irala la esperanza de lograr algún beneficio por esa vía. Con la expansión del territorio y las encomiendas constantes pasó el tiempo hasta que en 1555 le llegó la confirmación como gobernador del territorio. En ese año Carlos I había abdicado en su hijo Felipe II. Su reinado comenzaba con una guerra contra Francia, por lo que se trató de resolver el problema de la gobernación del Río de la Plata lo más rápidamente posible, y esa rapidez sólo podía venir conformando una situación dada de hecho en la persona de Irala, que, por otra parte tenía firmada su confirmación desde 1552. También influyó el fracaso de Juan y Diego de Sanabria, que luego veremos.

La confirmación venía portada por varias personas que habían regresado a España en esos años, Salazar (al que vimos apresado junto a Alvar Núñez), Diego de Sanabria (el personaje que acabamos de ver, que también era partidario de Alvar Núñez) y el capitán Díaz Melgarejo y los hermanos Goess. Y no sólo traían la confirmación de Irala, traían también la orden del Rey de que cesasen las conquistas y proliferasen los asentamientos bien hechos en esa gobernación. Cosa que se había aprobado en el Consejo de Indias. Irala no perdió oportunidad para poblar lo más cerca que pudo del territorio donde estaban los metales, hacia el norte y hacia el oeste, desoyendo totalmente las recomendaciones de poblar de nuevo la entrada del Río de la Plata. Los Goess introdujeron una gran cantidad de ganado vacuno de origen brasileño, lo que inicio, ahora sí, los grandes rebaños vacunos de Argentina. Irala se dedicó a organizar la colonia con gran dedicación, sobre todo con las encomiendas, que era lo que más atraía a los españoles después del fracaso de la Sierra de la Plata.  En 1556 llegó un barco, donde estaba Acosta y el obispo Pedro Fernández de la Torre, altamente armado. Una parte se quedó en San Gabriel, mientras que otra marchó a Asunción. En ese momento Irala permitió irse a España a varios hombres suyos que portaban quejas contra él. Sin embargo, Irala murió por causas naturales, era ya anciano tras una vida muy ajetreada. Tuvo una larga agonía. Sabía que iba a morir, por eso permitió la partida de aquellos. Aún así no tuvo problemas en su agonía para mandar ahorcar a varios indios ancianos que se negaron a colaborar en sus acciones represivas contra otros pueblos indios.

Antes de esta muerte de Irala, hay que mencionar diversos intentos que se hicieron en la etapa entre la expulsión de Alvar Núñez y la confirmación de Irala. Ya hemos mencionado la acción de Núñez del Prado en Tucumán en 1549. A este le echó otro conquistador del Perú, Francisco de Aguirre. En 1552 se proponía conquistar desde Perú al Atlántico, pero sólo pobló las sierras, trayendo consigo ganado vacuno chileno. Por entonces, los de Chile pensaron en ocupar Tucumán. Nuflo de Chávez y Melgarejo exploraron Xaraves y Guayra. Melgarejo fue uno de los capitanes que vinieron al Plata en la expedición de Sanabria, como ya veremos. Chávez fundó Santa Cruz de la Sierra en 1561, que se transformó en una etapa obligada entre el Perú, Chile y Río de la Plata. Los de Asunción se vieron muy atraídos a esta población sobre 1564, a causa de la cercanía de Potosí y de Perú. Juan de Garay fue uno de los primeros pobladores de esta ciudad. Lo que fue un acercamiento más al lugar que le daría la fama en el futuro. Los problemas de jurisdicción entre Perú y Asunción se zanjaron por el Virrey de Chile, creando la jurisdicción de Charcas que cubría Tucumán y Moxos. Esta jurisdicción la controlaría Asunción por puros intereses económicos.

En 1547 otro intento fue de Francisco Paredes, un mercader. Logró un permiso para establecerse en San Juan. Y otro intento más fue el de Alonso Cantero, un conquistador veterano de los tiempos de Mendoza. Pidió la explotación de la isla San Gabriel, la cual le fue concedida por Real Orden el 22 de Mayo de 1549. Podía instalar un mesón para avituallar naves y hospedar viajeros. Pero fueron intentos casi nulos.

Un tercer intento fue el de Juan de Sanabria, que influiría en la confirmación de Irala como gobernador. La Corona había confiado en él para establecerse en la entrada del Río de la Plata y en Santa Catalina con ochenta matrimonios, cincuenta solteros y veinte mujeres solteras. Pero la muerte sorprendió a Juan en 1548. Por ello el encargo pasó a su hijo Diego de Sanabria en 1549. Mientras estuviese de viaje a su gobernación habría de gobernar Alanís de Paz. Partieron el 10 de Abril de 1550, capitaneados por Salazar y acompañados de Melgarejo y los hermanos Goess. Llevaban trescientos hombres y cincuenta mujeres. En las Palmas de Gran Canaria hubo un motín que se complicó cuando les asaltaron corsarios, por lo que la flota se dispersó por Guinea. Tardaron más meses de lo habitual en llegar a Santa Catalina, con la mala suerte de perderse dentro del Río de la Plata y tener que remontar hasta Brasil para ir a San Vicente y San Francisco. La nave capitana se perdió aún más y acabaron en el mar Caribe. Diego de Sanabria acabó naufragando en Santa Margarita. La gente de la expedición que se quedó en el Río de la Plata pudo ver llegar el barco de Bartolomé Justiniano, el cual portaba la confirmación de Irala como gobernador en 1552, ante la tardanza de noticias de Diego de Sanabria y Alanís de Paz. Los de la expedición de Sanabria que habían quedado en el Río de la Plata fueron recogidos por Justiniano, el cual se encargo de llevarles a Asunción. Sin embargo no pudieron llegar allí hasta 1555.

Cuando Irala murió en 1556 delegó el gobierno en su yerno, que a la postre era Gonzalo de Mendoza, pero este también estaba ya viejo y moría en 1558. Haciendo uso de la Real Cédula de 1537 los pobladores eligieron popularmente a Francisco Ortiz de Vergara como nuevo gobernador. Un nuevo intento por colonizar el Río de la Plata se producía en esos años. Felipe II contrataba en 1557 a un militar con experiencia conquistadora, Jaime Rasquín. Debía llevar a seiscientos hombres y fundar cuatro ciudades. Al final sólo llevó a doscientos hombres. Partieron en 1559, pero equivocaron el rumbo de los vientos y se encontraron en aguas calmas en medio del paso del ecuador por el océano Atlántico. Aquello provocó un motín que hizo que la expedición se marchara a Santo Domingo.

El gobierno de Francisco Ortiz de Vergara duró hasta 1567. En todo ese tiempo no se preocupó en nada de la administración. Incluso se dio el caso de que ningún barco les proveyó de nada desde España o Brasil. Por esa razón fue depuesto por Juan Ortiz de Zárate el 20 de Febrero de 1567.