miércoles, septiembre 04, 2019

NOTICIA 1899ª DESDE EL BAR: ESCUCHAR A HERÁCLITO

"Si alguien desea tener salud, hay que preguntarle primero si está dispuesto a eliminar las causas de su enfermedad." (Heráclito).

Sirva la frase de Heráclito para todos los aspectos de la vida, no sólo para la salud, aunque si lo pensamos bien, ciertamente, si algo te afecta de manera emocional y psíquica hasta el punto de afectar a tu vida de una manera no deseable, eso también es afectarte a la salud. 

El verano entra en su fase final. Las vacaciones ya pasaron para quien las tuvo. Yo no las tuve, trabajé algo más del doble de lo habitual.

La fecha se coloca en el calendario cada vez un poco más por sí sola. Te tragará, al menos que tomes la medicina. 

Alguien toca en la puerta con el pomo de un paraguas, es de madera negra labrada con forma de cabeza humana con una lengua bífida fuera, orejas puntiagudas y dos cuernecillos incrustados y hechos de otra madera color de rojo. Piénsalo, el tiempo no espera a nadie. 

Saludos y que la cerveza os acompañe.

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Post scriptum: Este agosto pasado ha sido excepcional, con casi todo el mes de trabajo ininterrumpido mañanas y tardes, y parte de las noches, durante veintidós días seguidos todos los días, y los otros nueve restantes trabajando por las mañanas, pero trabajando también. Pero mi gata siempre estuvo ahí en todo momento que el trabajo me lo permitió y sigue. Allá donde voy, me sigue; se tumba donde me tumbo; se sienta en la habitación que me siento; viene a recibirme; duerme conmigo; observa cada pequeña cosa que hago; vigila a las visitas que se sientan en alguno de nuestros sitios; se acerca a mis amistades más cercanas; siempre le tengo su comida, su agua y limpio su cajón de arena; le tengo juguetes y un cajón para que se tumbe que hace muchos años que le instalé en mi salón y usa con frecuencia y una caja de cartón, ahora dos; sabemos reconocer algunos de nuestros "ruidos" en nuestras sencillas conversaciones con nuestras voces y a veces con algunos gestos que nos hemos aprendido el uno del otro. Conocemos nuestros gustos y costumbres. Guarda la puerta de mi dormitorio y la de la sala donde más estoy sentándose en su entrada todos los días. Y esto es así desde que era cachorra, aunque cuando vivía mi madre parte de todas estas cosas también las compartía la gata con ella, aunque, como mi propia madre decía, cuando entro en casa allá donde voy yo, va la gata detrás mía, y eso siempre ha sido así. Claro que cuando vivía mi madre la comida se la daba ella y yo en todo caso tenía que controlar que no la empachara. El arenero lo limpiaba mi madre, salvo el último año de su vida, que esa tarea la fuimos turnando. Cuando vivía mi madre, el agua de la gata por la noche, siempre yo. Y si hay sofá de fin de semana, desde cachorra que pega un brinco a tumbarse encima o al lado, sin que nadie la enseñara a hacer eso. Catorce años haciéndolo. Y este agosto, invariablemente, también. Ni ella renunciaría a mí, ni yo a ella, en nuestro afecto felina/humano-humano/felina.

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