martes, octubre 02, 2012

NOTICIA 1138ª DESDE EL BAR: HUGO PRATT A TRAVÉS DE CORTO MALTÉS Y EL SIGLO XX (2 de 6)



HUGO PRATT A TRAVÉS DE CORTO MALTÉS Y EL COMIENZO DEL SIGLO XX (por Daniel L.-Serrano) (2 de 6)

(Fotomontaje sacado de Paco Martino, el freelance errante, cuyo artículo sobre Hugo Pratt es sumamente interesante.)


            La Historia real del comienzo del siglo XX (de 1913 a 1925, o si se prefiere por referencias dentro de los cómic de 1900 a algún año anterior a 1965), así como las historias reales de esa Historia, se entremezclan con la historia ficticia de Corto Maltés. Aún más, el propio Hugo Pratt jugó en sus artículos y algunas entrevistas a hablar de Corto y otros personajes como si realmente existieran al mismo nivel que los múltiples personajes históricos que desfilan por sus páginas. Más allá, sus lectores y seguidores, incluso sus editores, han jugado a la confusión añadiendo notas, cartas y referencias falseadas intencionadamente para avalar esa existencia auténtica de Corto Maltés, biografiado supuestamente por Hugo Pratt[1]. Quizá sea este uno de los encantos de esta serie, la complicidad que logró transmitir y pervivir tras su muerte el autor sobre su obra. Corto Maltés de ese modo comparte con su creador, Hugo Pratt, una historia propia que confunde la ficción con la realidad. Sólo que uno era real y el otro era ficción, sin embargo, en esa dualidad, lo cierto es que en Corto Maltés había mucho de Hugo Pratt. Incluso la cara, como dijo la hija pequeña del escritor Umberto Eco en una terraza de Milán, y como el propio escritor, tras escrutarle, corroboró[2]. Más aún, el personaje y el autor comparten también signo zodiacal, Géminis, y tampoco de Corto Maltés ha habido manera de fechar de manera rotunda su nacimiento, aunque sí el lugar[3].

            Lo cierto es que el misterio que quiso darle a su vida comienza con el propio nacimiento del autor. Aunque él se consideró veneciano, pese a comportarse como un ciudadano del mundo al que ninguna frontera le es grata, su nacimiento ha podido datarse el 15 de junio de 1927, pero no se ha podido establecer el lugar. Se sabe que fue cerca de Rimini, probablemente en Playa de Lido, entre Rávena y Rimini. A pesar de ello, otros autores dicen que pudo nacer en 1929[4]. A lo largo de su vida, y pese a su amor hacia Venecia, vivió por muy diferentes lugares del mundo desde la propia Italia a la Etiopía italiana de los años 1930’ (Abisinia), a Argentina donde se hará un nombre de conocido dibujante de historietas y dónde alcanzaría la fama, a México dónde se casó con Anne Frognier, a Reino Unido, a Brasil, a Francia o a Suiza, donde murió. Una vida tan viajada desde muy joven (fue a Abisinia en 1937, con 10 años de edad) le hizo conocer múltiples culturas y muy diferentes formas de pensar, así como toda clase de razas. Eso le fraguó una mentalidad muy abierta a conocer a los otros, a las personas de otras culturas, sobre todo atraído por sus leyendas, lo que le abriría todas las perspectivas para su obra de cómic adulto.

“En seis años, Hugo Pratt conocerá gentes de todos los sitios y de todas las razas. Referirá con pasión sus recuerdos y reflexiones a Dominique Petitfaux, en ‘De l’autré côte de Corto’ (Casterman, 1990) y en ‘Le désir d’être inutile’ (Robert Laffont, 1991). Mariam, la joven etiope, su primer amor adolescente, sus amigos amaras, Brahane, joven abisinio, Amed Beni Qadimah, el espía árabe del legendario coronel inglés Ordo Wingate que el joven Hugo tuvo ocasión de conocer, e incluso guerreros shiftas, jefes de tribu, guerreros danakiles, nómadas, aventureros militares ingleses, sudafricanos y soldados en post de fortuna. ‘No sabía yo en aquel entonces –contaba trece años- que el espectáculo del mundo constituiría para mí un vivero del que sacaría material para alimentar mis historias de dibujante’.[5]

            Este hecho es aún de mayor consideración si se tiene en cuenta que su abuelo era uno de los fundadores del partido fascista italiano y que su padre era un militar y constructor de carreteras italiano en la Italia fascista de Benito Mussolini, quien gobernó de 1922 a 1943 y de ese 1943 a 1945 bajo los designios de la Alemania NAZI de Adolf Hitler. De hecho su padre había sido destinado en 1937 a la Abisinia conquistada por los Italianos, razón por la cual se trasladó allí toda la familia. Aunque no llegó a conocer del todo a su padre, ya que murió joven de un cáncer de hígado. El amigo de Hugo citado en el anterior texto, Brahane, era un criado abisinio de ellos que durante la II Guerra Mundial (1939-1945) fue un guerrillero independentista contra los propios italianos. A pesar de ello, su amistad sirvió para que Hugo aprendiera swahili y descubriera en esta persona muchos de los rasgos de tolerancia hacia otras razas que le acompañarían toda su vida y que saldrían retratados en muchos de sus personajes. Todo esto se entremezcla en las ideas de Pratt, que por entonces ya llenaba sus libretas con dibujos y notas de todo lo que veía en aquella África de infancia y juventud.

Aunque su propio padre le alistó en la policía colonial italiana para la represión de los guerrilleros en 1941, exactamente en el Batallón Autónomo de la Policía del África Italiana (PAI), la entrada de las tropas del emperador Hailé Sélassié en  Addis-Abeba, con ayuda de las tropas aliadas, le hizo conocer en persona al general inglés Ordo Wingate. Todo a pesar de que su batallón fue el último en rendirse ante la entrada de Hailé Sélassie y los aliados en la capital. Todo esto le debió impactar bastante, pues años más tarde, todos ellos, más el ambiente vivido, sería retratado por él en la saga dedicada a la II Guerra Mundial con gran crítica a ella y las ideologías de la guerra, Los Escorpiones del Desierto (Gli Scorpioni del Deserto, 1969-1992), por otra parte con gran lujo de detalle y documentación. Probablemente usó varios de los dibujos de sus libretas de juventud para sus primeros bocetos. Es más llamativo que el ritmo narrativo de esa obra lo lleve una voz de narrador que son las notas de un diario, tal como sus propios recuerdos se habían perpetuado, en un diario. Sea como sea fue hecho prisionero, llevado a un campo de concentración, trasladado a Dancabia y a Ogadén en 1942, y regresado a Italia en un buque de la Cruz Roja Internacional en 1943.

Un año después, en 1944 con 17 años de edad, ocurre otro hecho trascendental que se va a reflejar en su obra. El gobierno intolerante del fascismo italiano de Benito Mussolini, por entonces en un teórico Reino de Italia, había caído por la invasión aliada en 1943. Ese mismo año sus aliados, la Alemania NAZI de Adolf Hitler, tomó el control militar de las operaciones en Italia. Aunque entregaron a Mussolini el gobierno de una República Social Italiana (en realidad fascista), eran los propios alemanes quienes controlaban la situación. Por ello, estando el joven Pratt en Venecia fue arrestado por las SS alemanas  al confundirle con un espía sudafricano. Le ofrecieron enrolarse en la policía marítima del III Imperio Alemán (III Reich), pero no sólo se negó sino que desertó para unirse con los aliados como intérprete y organizador de espectáculos para los soldados. Los alemanes que conoció eran la representación más dura y pura de la intolerancia cultural, racial, religiosa, ideológica y democrática. Por ello se podría hablar de un cambio de bando si se considera sus inicios dentro de la policía italiana en Abisinia en el comienzo de la guerra, y el trabajo para los aliados en el final de la misma, pero no se podría hablar realmente de un cambio de ideología, ya que Pratt, en el fondo, había criado un amor y respeto por lo intercultural, y por el resto de personas en sus creencias en general, desde su crianza en África. Es por ello que sus primeros cómic y buena parte de los posteriores serán cómic bélicos donde los héroes eran los aliados, inspirados en los cómic estadounidenses del mismo género. Pero, más significativo es que Corto Maltés comenzara su primera aventura llegada al público, Balada del Mar Salado (Una Ballata del Mare Salato, 1967-1969, ambientada entre 1913 y 1915) siendo aliado de los colaboracionistas con el II Imperio Alemán de la I Guerra Mundial (1914-1918), y acabando dicha guerra actuando a favor de los aliados, si bien la persona y las decisiones y actos individuales de estas, independientemente de su filiación y nacimiento, es lo que al antihéroe Corto Maltés le importa más. Esto es evidente sobre todo en Las Célticas (1971-1972, ambientada entre 1917 y 1918)[6]; donde por otra parte aparece en el capítulo En el Tínglado de la Antigua Farsa un argumento en torno a una compañía de entretenimiento a las tropas aliadas y espías. Las similitudes con lo vivido y formas de ser entre personaje y autor quedan más que patentes. Comienzo en un bando, finalización por simpatía con otro, en realidad vitalmente guiados más por la valoración de las personas en sí más que de sus gobiernos o ideologías.

Esta etapa donde descubría el respeto hacia los demás fue aún más profunda. También en Corto Maltés son más que evidentes los lazos que el marino tiene con Venecia, al igual que Pratt. Corto Maltés regresa a la ciudad de los canales en 1917, en El Ángel de la Ventana de Oriente[7], ya que en La Casa Dorada de Samarcanda en una conversación telefónica de Corto Maltés con el propio Stalin, comisario del pueblo para las nacionalidades y presidente dictatorial de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, cita que había estado en Venecia previamente en 1907[8]. Pero también regresa a ella después de la I Guerra Mundial, en 1921[9]. Tanto es así que se llegó incluso a escribir y dibujar una guía turística de Venecia, de mano de los recorridos de Corto Maltés por ella[10]. Igualmente fue en esta ciudad donde en febrero de este año 2011 se abrió un museo dedicado a Pratt, y especialmente a Corto y el cómic[11].

No son datos porque sí estos datos venecianos. Hugo Pratt se sentía muy arraigado a esta ciudad por cuestiones muy precisas. El autor era un maniaco de la documentación exhaustiva, hasta el punto que a la hora de su muerte contaba con una biblioteca de miles de libros. La erudición literaria, histórica y visual es altamente patente en toda su obra. Esto hace que los dibujos de su ciudad predilecta sean especialmente cuidados y delicados en cada detalle arquitectónico, dotándoles hasta de cierta poesía en sus luces, sombras y enfoques. Regresaba a ella con frecuencia no sólo físicamente en su vida real, sino también en la vida ficticia de su otro yo, Corto.




En su erudición buscó también sus orígenes. Descubrió que sus antepasados más remotos eran de la Normandía que conquistó Inglaterra en siglos medievales. Si bien esto pudiera ser parte de la leyenda de la que quiso dotarse, si que es cierto que sus antepasados paternos más remotos estuvieron viviendo en las Islas Británicas hasta el siglo XVIII, y que se exiliaron a Francia por jacobinos. Supo que estos habían regresado a Inglaterra y vuelto a Francia, para acabar en Italia. De este modo su abuelo había nacido hijo de un inglés en la ciudad francesa de Lyon, aunque había vivido en Italia. Cosa que le fascinaba. De esta línea familiar contaba como familia indirecta con el actor Boris Karloff (William Henry Pratt)[12].

Pero cobra más importancia su familia materna. No obstante, ante el trabajo y la prematura muerte de su padre, Hugo Pratt se crió más tiempo con su madre. El propio Pratt recordaba en el artículo llamado “Una abuela veneciana” su relación con su abuela materna en la propia Venecia de su más profunda infancia, anterior a su ida a Abisina en 1937[13]. De ella supo que en realidad su familia tenía un origen judío sefardí remoto. De hecho le llevaba con cuatro años a visitar a sus amigas judías, entre ellas Bora Levi. Los Pratt por línea materna estaban emparentados con una familia importante de rabinos instalados en el Toledo español cuando fueron expulsados por los Reyes Católicos en 1492. Su rama familiar cambió su apellido a Toledano, con la idea de recordar siempre el lugar al que regresar, y se instalaron en Venecia. En algún momento por diversas causas y muy concretamente por el ascenso del fascismo en los años 1920’ italianos, la rama de la que él descendería abandonaría el judaísmo, aunque su abuela se veía atraída a la conservación de muchos de sus misterios, sobre todo los menos religiosos y sí los más alquímicos y mágicos[14]. Fue a través de ella que encontró los rincones más secretos de Italia, y diversos diablos mágicos y rituales que luego saldrían reflejados no sólo en Fábula de Venecia, sino también en Las Etiópicas[15].

Es de hacer constar que otro de los personajes que figuran en la saga del marino es precisamente un rabino llamado Ezra Toledano, quien le educara de niño, y otro más es el filántropo y aficionado a temas de ocultismo y mitos Levi Columbia, que le proporcionará medios para viajar a los lugares más fantásticos, como la isla de Mü, donde supuestamente se encontraba una civilización descendiente de la desaparecida Atlántida de los mitos griegos[16]. Es evidente que Pratt daba en su obra múltiples puertas abiertas a su propia vida, ya fuese por medio de acercar nombres cercanos a él mismo hacia Corto Maltés. Su abuela, en todo caso, mezclaba la cábala, la simbología y la tradición, en su intento de enseñárselo[17].

Corto Maltés recorre precisamente esos patios y siente igualmente un cierto rechazo hacia los camisas negras de la Italia prefascista del año 1921 del desarrollo de su aventura veneciana, los cuáles le persiguen para matarle. Hay que tener en cuenta que Mussolini se haría con el poder en 1922. La Venecia de Corto aún tiene, tanto durante la I Guerra Mundial como en la aventura de 1921, patios secretos, hermandades mistéricas, hermandades masonas, confluencia de diversas religiones… Todo aquello que cuando regresó en 1943 echó en falta el autor, junto a muchos vecinos que jamás reencontró y que jamás volvió a ver por ser de origen judío ante las atrocidades de la II Guerra Mundial.

“Cuando regresé a Italia, aún no había terminado la guerra: las casas del guetto de Venecia estaban cerradas, y los judíos que habían huido de ellas se escondían en casas de venecianos. (…) Acabó la guerra. Desde entonces voy y vengo por el mundo, casi sin rumbo. Pero casi siempre acabo en Venecia. (…) Busco los lugares que conocí de niño, pero muchas veces no los reconozco. Ya no existe la ‘escalera loca’, ni tampoco está la señora Bora Levi. Las ventanas de su casa aparecen tapiadas: es otro sitio. Mis preguntas quedan sin respuesta, bien porque los jóvenes no saben, bien porque los viejos no se quieren acordar.”[18]

            Corto Maltés comparte mucho más de todo esto con Hugo Pratt. Él es hijo de un militar inglés de Cornualles que vive destinado en La Valetta (Malta) cuando Corto nació. Este padre ficticio también murió joven al igual que el del propio Hugo. La madre del marino es una gitana de Sevilla (España), apodada “la Niña de Gibraltar”, y que se lo lleva a vivir con ella a Andalucia, entre Sevilla y Córdoba, donde es educado por el rabino Ezra Toledano, y por ella misma y sus amigas, que practicaban la quiromancia. La anécdota más común del personaje es que con una navaja se trazó su propia línea del destino, curiosa metáfora para un autor, Hugo Pratt, que quería mezclar leyenda y realidad en el propio recuerdo de su vida. No quedan aquí las similitudes de ambas juventudes, pues si damos crédito a que Corto Maltés pudiera haber nacido en 1887, lo cierto es que en la introducción de La Juventud, entre otros sitios, se menciona que en 1900 estaba en Pekín (actual Beijing, capital de China) tomando parte activa de la Revuelta de los Bóxer siendo muy joven[19]. Así pues, ambos, personaje y autor, comparten un origen familiar similar, una educación similar y un pasado juvenil viajero y bélico similar (ambos se ven envueltos en una guerra tomando parte entre los 13 y los 14 años).



[1] Véase por ejemplo Juan Antonio de Blas, “Retrato del Marino Adolescente”, en Corto Maltés, la juventud, ed. Norma, Barcelona, 1996, Págs.: 15-19. O del mismo autor, “documentos referentes a Corto Maltés”, en el blog oficial Corto Maltés, http://www.dreamers.com/corto/biopratt.html.
[2] Umberto Eco, “Hugo Pratt ha fallecido pero nos queda Corto. El homenaje de Umberto Eco”, en l’Expresso, 4 de septiembre de 1995, y en A Suivre, número especial de septiembre de 1995.
[3] Su página oficial dice que nació en La Valetta (Malta), y se atreve a datar el 10 de julio de 1887 como fecha de la onomástica, a pesar de que algunos estudiosos de la obra lo ponen en duda, http://www.dreamers.com/corto/cortovid.htm
[4] Michel Pierre, “Hugo Pratt… o las trampas de la biografía”, en Tótem, nº 24, s.f.
[5] Renato Gaita, “El África de Hugo Pratt”, en Ana de la Jungla, ed. Norma, Barcelona, 2000. Pág.: 4.
[6] Véase especialmente en el título citado (Hugo Pratt, Las Célticas, ed. Norma, Barcelona, 2003) el capítulo Vinos de Borgoña y rosas de Picardía (Págs.: 59-80), donde Pratt narra desde la ficción de Corto Maltés la historia real de la muerte del Barón Rojo, entre la aventura, la ironía y la crítica al fenómeno de la  guerra.
[7] Originalmente editado por Tótem dentro de Las Célticas, posteriormente editado como capítulo suelto por Norma Editorial, y actualmente en Hugo Pratt, La Laguna de los Misterios, ed. Norma, Barcelona, 2010, Págs.: 67-88.
[8] Hugo Pratt, La Casa Dorada de Samarcanda, ed. Norma, Barcelona, 2006, Pág.: 152.
[9] Hugo Pratt, Fábula de Venecia, ed. Tótem, Humanes (Madrid), 1983, y también en ed. Norma, Barcelona, ed. 2010.
[10] Guido Fuga y Lele Vianello, La Venecia secreta de Corto Maltés: itinerarios fantásticos y ocultos de Corto Maltés en Venecia, ed. Norma, Barcelona, 2006.
[11] Milena Fernández, “Reportaje: Corto Maltés abre casa en Venecia”, en EL PAÍS, 21 de febrero de 2011.
[12] Ídem nota 1.
[13] Hugo Pratt, “Una abuela veneciana”, en Fábula de Venecia, ed. Tótem, Humanes (Madrid), 1983, Págs.: 10-16.
[14] Antonio Guiral, “En la Argentina fui actor de fotonovelas”, entrevista a Hugo Pratt publicada en http://www.lamaga.com.ar/www/area2/default.asp
[15] En el capítulo de “Otros Romeos y otras Julietas”, aparece un personaje histérico llamado Shamaël, el cual era uno de los diablos mistéricos que vio y le enseñó su abuela de niño. Hugo Pratt, Las Etiópicas, ed. Norma, Barcelona, 2006, Págs.: 61-82. Volverá a reaparecer en La Casa Dorada de Samarcanda y En Siberia como alucinación.
[16] Ver Hugo Pratt, Bajo el Signo de Capricornio, ed. Tótem, Humanes (Madrid), s.f. (hoy día partido entre Hugo Pratt, Suite Caribeña, ed. Norma, Barcelona, 2006, y Hugo Pratt, El Mar de Oro, ed. Norma, Barcelona, 2004), y Hugo Pratt, , ed. Norma, Barcelona, 2007.
[17] Ídem Nota 16.
[18] Ver nota 14, Pág.: 15
[19] Ídem nota 2.

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