jueves, octubre 20, 2022

NOTICIA 2168ª DESDE EL BAR: PABLO PÉREZ-MÍNGUEZ, ESA MOVIDA

El Archivo Regional de Madrid, allí cerca de la estación de tren de Delicias en Madrid capital, cerca de Atocha,  ha inaugurado el pasado 18 de octubre, hace dos días, una exposición temporal de uno de los fotógrafos importantes que dejaron testimonio de los años de La Movida madrileña en la primera mitad de la década de 1980, junto a otros como Ouka Leele o García-Alix, a quienes conocía y de los que ya solo queda García-Alix. Quizá Pérez-Mínguez sea de los tres el que menos suene su nombre a la gente, pero él fue Premio Nacional de Fotografía en 2006. La cosa es que fue un fotógrafo que va más allá de los años de La Movida madrileña, es más, si de movidas nos referimos también anduvo por La Movida viguesa y en los ambientes de lo que fue La Zona en Alcalá de Henares. Es testigo fotográfico de la segunda mitad del siglo XX y de las primeras décadas del siglo XXI. Su obra va más allá de los retratos de estudio en los que se especializó y por los que pasaron numerosos músicos y gente del cine y también anónimos. Si ahora mismo la gente está encantada con aquellos fotógrafos que nos han dejado testimonio de la primera mitad del siglo XX y de sus décadas centrales en la posguerra, Pérez-Mínguez es referente la segunda mitad. No es único, también están los citados Ouka Leele y García-Alix, pero también gente como Aurora Fierro y otros, aún por explotar su difusión plenamente para conocernos mejor. En todo caso, Pérez-Mínguez, más allá del hombre que retrataba gente que acabó siendo famosa, era el fotógrafo que fotografió hasta el último detalle de la vida común, de la gente común, de sus juergas nocturnas, de sus vacaciones, de su ir y venir diario por las calles, e incluso, un documentalista total de la revolución sexual desde el franquismo a la actualidad y total documentalista gráfico de la homosexualidad, razón por al cual alguna revista como Zero usó de sus fotos, pero también diarios como El País o Diario 16. 

Nació en 1946 en una familia dada a la fotografía, a la pintura, a la escritura... y con amistades que serían gente famosa. Él mismo es retratado desde recién nacido, como la gran mayoría de la gente desde esa segunda mitad de siglo XX, pero su actividad profesional como fotógrafo le llegó de estudiante en la segunda mitad de la década de 1960, cuando trabajó como fotógrafo liberado (free) yendo a conciertos y recitales cuyas fotos vendía luego a prensa como ABC. Así comenzó también una serie de afortunadas amistades cuyo éxito elevó el suyo propio por poder estar donde otros no estaban. Serrat, Cecilia, Gómez-Escolar, Aguaviva, Patxi Andion, Honorio Herrero de La Charanga del Tío Honorio... son algunos de los muchos nombres que le abrirían puertas junto a unas impecables fotografías en blanco y negro que vender a la prensa, mientras a la vez realizaba fotografías personales y experimentales muy acertadas, muchas de ellas testigo del día a día tanto de la gente común, como de las juergas. Dejará reflejado el cambio político de la década de 1970 en detalles que se veían en la calle mientras con Carlos Serrano y Txomin Salazar iba abriendo nuevos caminos con revistas como Nueva Lente y espacios como Photo Centro donde exponer a los más experimentales. Fue ahí donde comenzó la premovida, en la Transición, y fue ahí donde aparecen en su vida Ouka Leele, García-Alix, Perpignan, pero también el siguiente paso: Almodóvar, McNamara, Carlos Velázquez "Solrac" batería de Radio Futura, Javier Furia, Santiago Auserón y su hermano, Enrique Sierra, Herminio Molero también de Radio Futura, Miguel Ángel Arenas "Capi" gran promotor de innumerables grupos musicales, Imanol Arias, Alaska, Ana Curra, Eduardo Benavente de Parálisis Permanente, Tino Casal, Carlos Berlanga, la presentadora de La Movida por excelencia: Paloma Chamorro, la musa del momento May, el Gran Wyoming, alguno de los miembros de Los Enemigos y Siniestro Total, grupo femenino Las Chinas con Miluca, los pintores Costus (Enrique Naya y Juan Carrero), los modistas Pepe Rubio, Agatha Ruiz de la Prada, Antonio Alvarado y Pepe Patatín, creadores como Julio Juste, el músico Bonezzi, Rosendo con Leño, Tessa Arranz de Los Zombis, Paco Clavel, la actriz Eva Lyberten (muy amiga suya y su musa perdurable hasta el último de sus días igual que Javier Furia y su amiga artista plástica Paz Muro), Macarena Medina de Toro, Gurruchaga y la Orquesta Mondragón, Los Coyotes, Lucky Luke, Nacha Pop, Martes y Trece, Gomaespuma y en fin todo el plantel de La Movida madrileña más la gente anónima que iba a todos los conciertos y salas y que acabaron siendo amistades de de Pérez-Mínguez y posando para él. Vemos en sus fotos las salas Marquee, Rock-Ola, Oh!, entre otras, tanto en sus ambientes, como en sus escenarios y hasta sus camerinos.

Su casa en la década de 1980 fue escenario de Laberinto de pasiones, la película de Almodóvar, y para ello le pintó uno de sus salones el pintor Guillermo Villalta. Radio 3 le concedió un espacio para hacer un taller fotográfico y así andando el tiempo y acabando La Movida él pudo seguir retratando los cambios de la sociedad en las calles y en su casa mientras a la par seguían solicitándole en los estudios Rosario Flores, Loco Mía, Joaquín Sabina, José Luis Perales, Rocío Jurado, Julio Iglesias y su padre el torero Dominguín, Estefanía Augsburgo, Bimba Bosé... y seguía la misma dinámica en la década de 1990 con calles llenas de curiosidades y bromas con textos públicos y cosas que ocurría junto a ellos a la gente, mientras fotografiaba a un desconocido Alejandro Sanz, a Chayanne, a Álex de la Iglesia, a Santiago Segura, Tamara, Mónica Naranjo, hacía lo que llamó Fototextos (en realidad los hizo toda su vida) y otros... y así siguió hasta el último de sus días, desde Rebeca en la década del 2000 por poner un ejemplo a Carla Antonelli, cuando se hacía diputada, o salían ante su cámara Mario Vaquerizo, Luis Miguélez y Juan Tormento; contaba ya con la colaboración de otros fotógrafos como David Paquet, Alexis Moreau o un inseparable Martín Sampedro Muñoa. Llegada la década de 2010, mientras en ese 2010 fotografió una manifestación republicana a favor de que no destituyeran al juez Baltasar Garzón por investigar crímenes del franquismo a la vez que fotografiaba la celebración por el Mundial de Fútbol de África y la gigantesca bandera de España que colocaron en la Plaza de Colón. En 2011 se hizo testigo fotográfico anónimo de la Plaza del Sol en el 15M y del encuentro de jóvenes católicos con el Papa en Madrid. En 2012 todavía fotografiaría pancarta y algún manifestante de las huelgas generales, pero la muerte le alcanzó en 22 de noviembre de ese año.

Inauguraron la exposición y fui a verla por la tarde al salir del trabajo. Compré el nuevo catálogo que le hicieron, que es el primero que no hace él, por la evidente razón de ser el primero publicado tras su muerte. Se llama P.P.M. Pablo Pérez-Mínguez Modernidad y Movida de un fotógrafo transgresor. la mayor virtud de este catálogo está en que por primera se le da importancia al texto dando testimonio de cómo era y cómo trabajaba en voz tanto de directivas del Archivo Regional de Madrid, como sobre todo de gente amiga y familiar tales como su sobrina Rocío Pérez-Mínguez (en la exposición también estuvo Joaquín, hermano de Pablo, pero no Luis, que murió, y no me consta que Rita), Luis Gómez-Escolar (el letrista de canciones altamente conocidas desde Cecilia a la actualidad), el escritor Ignacio Gómez de Liaño, José Tono y otros. No obstante muchas de las formas como entendió él la foto de estudio y la estética marcaron los años de 1980 en España y mucho de lo que hoy se venera en formas, colores y composiciones, son cosa suya. Ahora bien, el catálogo tiene esa virtud de textos de gente próxima aproximando por primera vez su figura, pero no es buen catálogo, a pesar de contener obra inédita en libro (no en otro tipo de publicaciones y exposiciones) al haber optado por partir las fotografías con páginas dobles, perdiéndose detalles y composición y estropeando bastantes imágenes. El propio Pérez-Mínguez se preocupó en vida de que esto no ocurriera, por ello son en cuanto a material fotográfico mejor catálogo los que publicó como Mi vida Foto Gráfica, Mi Movida y Miradas, así como otras publicaciones tales como la caja de Iconos con las cuarenta fotografías por las que deseaba ser recordado cuando el dieron el Premio Nacional de Fotografía en 2006. 

Detrás de todo esto hay un amplio trabajo de archiveras y archiveros a los que se les da las gracias en modo general y en algunas partes se centra en lo particular de los cargos directivos, olvidando a los archiveros y archiveras de la función pública más de base, que son los que más trabajo suelen tener, aunque al menos se menciona a ese cuerpo de archiveros del cuerpo funcionarial, aunque lo habitual es que también haya becarias, becarios y archiveros de apoyo mediante la contrata de una empresa privada, estos últimos suelen no mencionarse nunca y ser ocultados. Sea como sea, Los archiveros son necesarios tanto para el trabajo del investigador, como para el del historiador, como para el del patrimonio cultural de todos y en otros ámbitos para la administración y el funcionamiento de la sociedad. Tengo la impresión que Pérez-Mínguez hubiera retratado a los anónimos trabajando con alguna imagen ciertamente irónica o sutil, sin detenerse exclusivamente solo en los grandes nombres. De hecho, la mayor parte de los grandes nombres que retrató en su vida, al comienzo solo eran anónimos desconocidos que aspiraban a cantar en un bar, no eran los Rolling Stones ni los Beatles, ni siquiera Los Bravos.

El actual catálogo también me da la sensación de que blanquea un poco la figura de Pérez-Mínguez y le aleja también de lo que era también el mundo de lo soez o la antifotografía, idea que compartió con su hermano Luis Pérez-Mínguez, así como pasa muy brevemente por el asunto del desnudo masculino, del cual fue defensor al razonar que hoy día ofende y levanta más polémica uno masculino que uno de los femeninos por el mero hecho del machismo y de la homofobia, aunque un desnudo masculino no tenga porqué ser homosexual. 

Le gustaba que hubiera "rollo", el término de la Movida para denominar a la gente con buen ambiente, que daba alegría y vitalidad. Y esa vida en busca del rollo no termino de verla en el catálogo, aunque lo acabo de adquirir y tengo que leerlo y observarlo mejor. En un principio creo que hay una sobriedad por acercarle a algo más serio y cercano a una imagen fabricada de La Movida como algo de famosos, cuando el propio fotógrado lo que defendía era que La Movida era sobre todo la gente anónima que estaba en el ambiente, los famosos solo eran la punta de la montaña. 

Quizá con el tiempo merezca la pena que haya historiadores de la Historia actual e historiadores del Arte y la fotografía que ahonden más en su figura y obra y lo que esta nos aporta en innumerables aspectos, más allá de una obra que, interesante por los testimonios que aporta, está creada desde el recuerdo y el afecto de amigos y familiares. 

Sea como sea, os recomiendo ir a la exposición. Además, si conocéis algunas de las fotos, aunque sea en carpetas de discos, o de libros de Arte o de Historia, os impactará alguno de los objetos reales que se usaron. Es gratuita. Abre por la mañana y por la tarde, pero cierran para comer. Consultad los horarios.

Saludos y que la cerveza os acompañe.

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