viernes, julio 12, 2019

NOTICIA 1889ª DESDE EL BAR: CORREO DESDE MADEIRA

A comienzos de semana me llegó al buzón algo tan bonito como una postal. Qué ilusionante es siempre que ocurre esto. Yo sigo mandando cartas y postales por correo ordinario a las personas que están fuera y de las que tengo dirección postal. A menudo no hay contestación a vuelta de correo, pero a veces me llegan cartas y postales. Es algo que me gusta. De hecho podría dar discursos completos sobre el precio de los sellos y de los sobres y su evolución al alza inexplicable desde que gobernó Rajoy. También mando paquetería de vez en cuando. En la estafeta de Correos que me corresponde los más veteranos me conocen la cara, pero como hace unos pocos años que los van turnando por sitios o bien renovando, hay veces que hay gente que no me conoce. Por supuesto, los buzones los uso, pero hay veces que hay que usar las estafetas. Me hizo gracia el año pasado cuando tenía que enviar a una dirección que era enormemente larga. Escribirla supuso dejar un espacio muy justo para el sello. Como era un sobre acolchado con un libro dentro, fui a la estafeta. La mujer que me atendió se indignó porque hiciera así la dirección y, aludiendo a mi juventud y por tanto a una teórica ignorancia mía que sólo existía en su imaginación y prejuicio, me explicó cómo poner sellos en un sobre. Escuché y le di las gracias, sin decirle que llevo escritas y mandadas un conjunto de cartas tan grande como si viviéramos en otra década y que los casos excepcionales de falta de espacio se dan en absolutamente todas las épocas. De todas formas suele ser normal que ante los comentarios de quienes hablan sin saber ni preguntar, que hablan porque tienen boca y les parece imposible no hablar, escuche y nada más. En algunos casos he intentando hablar, corregir o aclarar, pero por lo general hay algunos tipos de personas que es mejor no gastar energía vanamente; la vida termina enseñando a cada cual con qué tipo de persona mejor no desgastarse, que se recuezan en su salsa.

La cosa es que a comienzos de semana, como decía, encontré en mi buzón que una antigua y buena amiga me mandó una postal desde Madeira. ¡Ay, Portugal! ¡Qué precioso mundo y sociedad descubrí cuando fui! De acuerdo que Madeira es, salvando las distancias, como las Canarias españolas pero para los portugueses, por lo que la vida de los de aquella isla será ligeramente diferente a los portugueses continentales. Mi amiga se había ido de vacaciones y me mandó esta postal. Qué ilusión y qué bonito recibirla. 

Alguna vez, pocas, casi anecdóticamente, he escrito y puesto en esta bitácora alguna de las postales que me escribieron en el pasado, aunque la gran mayoría no están referenciadas por aquí, porque tampoco tengo porque dejar constancia de todo lo que pasa por mi vida. Así por ejemplo la que me mandó Barón Rojo en su día desde Francia. De hecho estoy abierto a que me mandéis cartas y postales, yo respondo si hay dirección remitente. 

Madeira, como archipliélago, está ubicado en el Océano Atlántico entre la península Ibérica y Canarias, pero un poco desplazado hacia el interior del mar. Los antiguos romanos sabían de su existencia, tal vez los griegos y fenicios. De todos modos, en algún momento cayeron en el olvido, o al menos oficialmente y en el conocimiento general de Europa. Algún relato existe de navegantes judíos de Al-Andalus que los vientos les arrastraron hacia islas del interior del mar, lo que podría ser estas islas u otras; o bien quepa a la especulación la posibilidad de que algunos piratas de la Edad Media pudieran usarlas de refugio para huir de las flotas portuguesas o castellanas. Sea como sea, ante el desconocimiento de un documento o resto arqueológico que pudiera avalar especulaciones o posibles fabulaciones, no se volvió a saber de estas islas hasta que en 1418 unos exploradores portugueses las volvieron a descubrir. 

Las islas, según se lee en algún lugar, conservan aún partes de bosque virgen que se remonta a los siglos previos a ese 1418, parte por la cual están dentro del reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad.

Esta mañana al levantarme vi un capítulo antiguo de los dibujos animados de "Érase una vez el hombre", en Telemadrid. Era el que le correspondía a la Historia de Francis Drake, como persona que circunnavegó La Tierra por segunda vez. Así es, fue la segunda vez, a pesar del protagonismo que le dió esta serie para educar niños. La primera vez en realidad lo hizo un español, Juan Sebastián Elcano, que había logrado atravesar más de la mitad del globo terráqueo a las órdenes del portugués Magallanes, al servicio de Reino Hispánico (hoy día: España), tras eso completo la vuelta al mundo. De hecho este año se cumplen quinientos años de eso y les han dedicado una película también de dibujos animados, exposiciones y libros. Como sea, aquella serie le daba más importancia a Drake, un corsario al servicio de los ingleses. Este pasó por islas portuguesas y españolas, por entonces todas del Reino Hispánico, antes de atravesar el Atlántico rumbo a América. Este capítulo se enlazó en mi mente a la postal que me mandó mi amiga.

Lo cierto es que en ese capítulo trataron la figura de Drake como un honorable noble inglés, que poco más o menos es como se le recuerda hoy día en Reino Unido, en lugar de hacerlo como el corsario que era, cuya estrategia de acción era asaltar lugares geográficos políticamente de España, asesinar, robar, violar y destruir, y lo mismo para los barcos españoles. El capítulo trató el asunto como si todo aquello no hubiera ocurrido. Como mucho, llegado al Océano Pacífico, le fue imposible al guionista eludir el asunto de la destrucción de Valparaíso y, aunque se intuye en una imagen un degollamiento, se dice que "el tesoro" cambió de propietario, haciendo así un maquillaje de la realidad que no es falso, pero que paradójicamente oculta la total realidad de lo que fue una matanza y un robo a una población que en principio no tenía porqué temer. Tampoco pudo eludir el robo de la recaudación que venía de Filipinas, en el galeón de Manila, aunque igualmente lo suavizaron. Pero sí que se preocuparon de hacer pasar por malvado a uno de los oficiales de Drake que se amotinó en su día y se pasó a la causa española por considerar que él no se había enrolado para hacer piratería. 

Es una reinvención de la realidad. A partir de fragmentos y de manipulaciones se narra lo que la asesora del presidente de Estados Unidos llamaría "una historia alternativa", como cuando Trump el pasado 4 de julio dijo en su discurso una felicitación a los milicianos estadounidenses que tomaron los aeropuertos frente a los ingleses en 1776. Es una barbaridad y una falsedad como un castillo de grande, pero siempre habrá quien diga: "tal cual" y quien, como la asesora, lo justifique como "una historia alternativa". 

Reconduciendo el tema os digo que me ha alegrado mucho recibir esta postal. Saludos y que la cerveza os acompañe.

1 comentario:

Laport dijo...

Está bien saber algo más de Madeira, la verdad,aparte de la noticia aquella de hace unos meses sobre un accidente de autobús, poco o nada se suele contar de allí.Ni siquiera ponen documentales. Por otro lado, lo de Francis Drake me ha recordado la canción esa de "...todas esas cosas, había una vez...cuando yo soñé con el mundo al revés...".Una pena.
Y por último, respecto al motivo del post, muy bonita la postal. Es una tradición que no se debería perder.Por mucho que se utilicen y defiendan las nuevas tecnologías creo que no hay nadie a quien no le guste recibir cartas.