jueves, marzo 30, 2017

NOTICIA 1693ª DESDE EL BAR: SALUD

Ya sé que he estado demasiado tiempo sin escribir para lo que es la periodicidad corta a las que os tengo acostumbrados. Los problemas de salud de familiares cercanos se ha agravado estas semanas y eso me ha atado y ha comprometido mi tiempo y mi vida a estar en el Hospital Príncipe de Asturias desde la mañana a la noches en estas dos semanas, salvo un día que lo que me ató fue un asunto burocrático derivado de la salud, o a mejor decir falta de ella, de otro familiar el año pasado.
 En todo caso eso ha servido para que en uno de los tiempos muertos en las largas esperas hospitalarias me acercara a la Facultad de Medicina de la Universidad de Alcalá de Henares, justo al lado del Hospital Universitario Príncipe de Asturias. Allí descubrí que la organización no gubernamental Medicus Mundi estaba realizando una exposición temporal de esculturas de arcilla llamada Salud y Derechos Humanos. La realiza con la colaboración de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, la Fundación Felipe Rinaldi y la Escuela de Arte de Pamplona.
 El artista responsable es el escultor Javier Doncel, nacido en Andosilla, criado en Funes. El cual es profesor de técnicas escultóricas en la Escuela de Arte de Pamplona y titulado por la Escuela de San Fernando de Bellas Artes, de Madrid. La idea de la exposición es concienciar sobre la necesidad del respeto a los derechos humanos, promulgar los más básicos, y concienciar en la importancia de la investigación y las medidas que fomentan la salud como son la medicina, la alimentación, la seguridad, la paz, el acceso al agua, los derechos laborales, etcétera.
 Si bien es cierto que la exposición no cumple del todo con su objetivo principal: promulgar y divulgar estos valores. ¿Por qué? es evidente. Si no entras en la facultad en las fechas en la que todavía están las esculturas, no te enteras de que existe. Es el problema de la Universidad, a veces sus facultades crean iniciativas muy interesantes, pero no las difunden, no las anuncian, no las promocionan. Ya sea alguien interesado en el arte o alguien interesado en el mensaje y la información de los trípticos y cartelas que acompañan a las esculturas, estas personas sólo se enteraran si son estudiantes, bedeles o profesores universitarios, y sospecho que en concreto de Medicina, a lo sumo de enfermería también. Estar además en el Campus de Ciencias, alejado de la zona urbana de la ciudad. No ha habido aviso tampoco en los medios de comunicación locales. Es difícil lanzar un mensaje si el mensaje sólo es enviado al cuello de tu jersey. No es raro que en la Universidad, en cualquiera de España, no sólo en esta. se produzcan eventos muy interesantes cuyo enfoque está garrafalmente equivocado de cara a su difusión, transformándose todo en un monstruo de consumo interno que, pese a estar abierto a toda la ciudadanía, a causa de su nula publicidad sólo es un producto de consumo interno para el mundo universitario, en concreto de la facultad respectiva.

 Es muy interesante esta obra. Aunque el estilo es muy formal y correcto, intentando ceñirse a la más estricta realidad, se nota un trabajo delicado y cuidado, muy esmerado que si se pasara a bronce o a mármol tendría aún más ojos admiradores, a pesar de que la obra ya es digna de admirar, pese a su formalidad. Quizá lo que más me llama la atención es el desafío a las tensiones por peso que puedan tener determinadas zonas de algunas esculturas que en principio pudieran parecer que quebrarían la obra por efecto de la gravedad y de los empujes físicos de los pesos, pero ahí están bolsos de arcilla sujetos por cuerdas de arcillas y delicadas piernas africanas de arcilla sujetando tremendos cuerpos, o toda una mesa de investigación llena de objetos sobre finas patas de barro. Por no hablar de los excelentes resultados del artista para captar a la perfección los rasgos étnicos de diferentes modelos de personajes.

Se encuentra además en el pasillo recibidor de la facultad, cuyo interior de ladrillo y su color de arcilla le dota al conjunto un bonito panorama, casi de museo. Uno vagaba por allí, entre asuntos graves de salud, futuros laborales inciertos, espadas de Damocles de asuntos burocráticos, algún poema en la cabeza, alguna sonrisa, alguna tristeza, nada de tiempo propio, todo entregado estos últimos quince días, si acaso uno hurtado una noche fugaz, y esa sensación de que el futuro cada vez parece que se quiere alejar más a costa de sucesos presentes que ahuyentan las llamadas de lo por venir. 

Saludos y que la cerveza os acompañe.

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