domingo, enero 22, 2017

NOTICIA 1675ª DESDE EL BAR: ARTE ISLÁMICO, BÁSICAMENTE (1 de 2)

Hace un par de meses me dijeron que había muerto Juana Hidalgo. Quizá a un gran número de personas no les diga nada este nombre. Juana Hidalgo era profesora de Historia del Arte en la Universidad de Alcalá de Henares. Fue mi profesora en varias de las asignaturas dedicadas al Arte a lo largo de la carrera universitaria de Historia. Sinceramente no era la profesora más destacable para mí. Pedagógicamente tenía muchas deficiencias, pero el anuncio de su muerte me hizo pensar, ya que era una mujer relativamente joven, debió morir con 52 años, si no falló en el cálculo quien me lo dijo, en todo caso moriría entre los 50 y los 55 años. La causa fue un cáncer mal curado. Como sea, entre las asignaturas que impartió hubo una que ella misma insertó en los planes de estudio como asignatura optativa. Antes de ella no existía. Sé que hubo un momento que no tuvo alumnos suficientes para mantenerla programada y la facultad eliminó esa asignatura, sin que se pudiera recuperar ni por Juana ni por ningún otro profesor o profesora. Aquella asignatura, que estuvo varios años ofertada, se impartía por las tardes, lo que de por sí hacía que tuviera todas las papeletas para ser eliminada por falta de alumnos, ya que muchos de los estudiantes de Historia, Humanidades y Filologías o eran de fuera de Alcalá de Henares o simplemente preferían acumular todas sus horas docentes por las mañanas para, como es comprensible, tener tiempo libre en su vida privada. La asignatura, aún con todo, era la única asignatura de Historia del Arte en la que noté a esta profesora de Historia del Arte realmente cómoda y segura de sí misma. Se notaba que aquella creación y aportación suya a la oferta educativa en cuanto a Arte en la Historia era lo que le apasionaba. Se trataba de la asignatura Arte Islámico y Mudéjar. Yo la cursé en 2º curso de Historia, en la segunda mitad del año 2000.

En el año 2000 la segunda mitad correspondía a los primeros cuatrimestres del curso 2000-2001, comenzaba en septiembre, por lo que esta asignatura en el curso que yo la recibí tuvo su inicio un año antes de los sucesos de New York de 2001. Por entonces nadie se imaginaba lo que iba a ocurrir, ni que desembocaría en un choque entre la cultura occidental y el islamismo más radical. La preocupación del momento por entonces era más bien las consecuencias del final de la Guerra Fría en 1991, ya que esto había provocado una serie de políticas económicas mundiales que estaban afectando a las políticas sociales y a los derechos democráticos adquiridos, implantándose un capitalismo salvaje que tenía su máxima expresión en la globalización, la cual era contestada por movimientos antiglobalización que se reunían allá donde se reunían los líderes mundiales. Tal proceso se frenó tras los atentados de 2001 y sus guerras consecuentes, pero se retomó unos años más tarde, como es sabido y como hoy día vivimos aún su desarrollo histórico.

En el año 2000, con una carrera de Historia que no sólo no tenía necesidad de alumnos, si no que llegaba a tener tantos que tenía dos grupos y varias aulas para acogerlos, muchos teníamos inquietudes por aquellos aspectos de la Historia de España y de la Historia Universal que se nos habían ido escamoteando de la enseñanza hasta ese momento. Lugares comunes a todo alumnado de España, pues la queja siempre era común en cuanto contactábamos entre nosotros en diversos foros por entonces incipientes y hoy día más que normalizados gracias a Internet y gracias a las conferencias y congresos de Historia. Hablamos de la Plena y Baja Edad Media, de la segunda mitad del siglo XVII, del siglo XVIII, del siglo XX español, en especial de la dictadura de Franco, y, ¿cómo no?, del Islam tanto en España como en el mundo. La carrera universitaria de Historia en Alcalá tenía unos pocos profesores que se atrevían a ofertas asignaturas que daban respuesta a todas esas carencias, aún activas en nuestro sistema educativo. Una de esas profesoras fue Juana Hidalgo con su aportación desde su cátedra de Historia del Arte, si bien existía otro profesor, Barrios, que daba Historia Medieval del Islam en España y en el mundo. Ambas asignaturas las cursé para poder tener bien los conocimientos de visión global de aquellos periodos. Aparte de que comprendía que sólo con ese conocimiento podría comprender mejor la actualidad, el mundo del hoy.


Siguiendo los apuntes de aquella asignatura de Juana Hidalgo, y en homenaje a ella, os anoto unas muy simples y pequeñas pinceladas sobre Arte Islámico.

Conceptos básicos del Arte Islámico:

1.- El Arte Islámico, como cualquier otro Arte, tiene diferentes etapas creativas con sus diferentes estilos, motivos y técnicas, los cuáles se corresponden con la evolución y sucesión de los acontecimientos de la Historia del Islam, sus sociedades, sus Estados y su economía. Es totalmente ingenuo creer que el Arte Islámico es algo estancado o que todas sus formas se repiten en todas sus épocas y siglos.

2.- El inicio de los pueblos islamizados está en pueblos camelleros de Arabia en el siglo VII d.C.. Estos pueblos inicialmente se caracerizan por ser unas culturas en buena parte analfabetizadas, de cultura oral y conocimientos rurales y del desierto. Los conflictos de Mahoma y su viaje de Medina a La Meca en el año 622 iniciará una serie de guerras, de conquistas y de dinastías de gobierno que, al expandirse, hacen que sumen personas de los mundos urbanos y personas alfabetizadaas y con conocimientos cultos. La expansión territorial que emprenden por el mundo no les hace rechazar en principio las culturas y creencias de los pueblos conquistados, por lo que asimilan los estilos artísticos y conocimientos científicos y humanísticos de los lugares que conquistan. Realizan mezcla de todos ellos y dan por resultado un enriquecimiento cultural y una serie de avances y aportaciones propias con características regionales de cada lugar del Imperio islámico, a pesar de que en la base de todo ello lo fundamental es la asimilación y mezcla de todo aquello que van conociendo de las culturas que asimilan.

3.- Los gobiernos islámicos mediévales consideran que han de potenciar el Arte como signo de poder frente a otros pueblos del momento. Europa Occidental en esos momentos estaba en la Alta Edad Media, gobernada por pueblos germanos bastante barbarizados, los cuáles habían acabado con buena parte del Arte y cultura clásica de Roma y Grecia, aunque aspiraban a legitimarse como heredereos de Roma. Hablamos de pueblos como los merovingios, los ostrogodos, los visigodos, los lombardos, los suevos, los alanos, y otros. Mientras, Europa Oriental, como Imperio Bizántino, aún tendrá algo de explendor, pero inicia su decadencia y pérdidas territoriales ante el avance del Imperio Islámico. Con todo, de los bizantinos aprenden que el uso del Arte puede ser útil tanto en el goce y el bienestar, como por elemento de poder de unas elites y frente a otros pueblos. No serán los únicos lugares de los que aprendan. También aprenden de los lugares que conquistan del Norte de África, como Egipto, Argelia, Túnez... como de lugares al Este de lo que quedó del Imperio Persa Sasánida y hasta los reinos de la India. Como sea, el Arte y la Cultura son patrocinados y fomentados por los gobiernos y dinastías del Islam como signo de poder y de diferenciación y progreso social frente al mundo no islamizado.

4.- Inicialmente el Islam no tiene reparos en representar figuras humanas, incluídos ángeles, o incluso a Mahoma y representaciones simbólicas de Alá, pero tras las primeras décadas y un conflicto teológico al respecto, no exento de conflicto político, el Arte islámico evoluciona a ser fundamentalmente de formas basadas en lo geométrico. Aunque hay representaciones de vegetaciones y animales, tienden a lo abstracto para alejarse de lo cotidiano, de lo vulgar, no buscan representar con exactitud lo que ya se ve en la Naturaleza, si no dotarle de otra dimensión estética y simbólica especial. Repiten módulos geométricos. Son arquitecturas cerradas, pero también con un deseo de espacialidad. Así nacen las mezquitas columnarias, que permiten las ampliaciones del edificio si es necesario. Enmascaran esa arquitectura para aparentar también dimensiones y formas del espacio que no son las reales, o también para aparentar una riqueza y un lujo no correspondidos con los materiales, que suelen ser pobres. Trabajan mucho los adobes (ladrillos) y los azulejos, estos últimos dependiendo de la etapa histórica, no en todas. Las enmascaraciones se hacen con placas de yeso, azulejos de colores, juegos de luz interior, mosaicos variados iluminados de forma que parecen moverse... Las celosías (rejillas entrevaradas) permiten pasar la luz de modo que, al paso del día, parece que esta luz se está moviendo.

5.- Reniegan de las imágenes. La figura pierde en naturalismo y gana en abstracción. Con el paso del tiempo y de los siglos volverán a representarse alguna figura en la zona persa, pero se evita emular el espacio real. Desean crear un espacio distinto. Quieren crear algo que no imite lo ya existente, aún estando muy avanzados en el tiempo mantienen este deseo estético. La escultura y la pintura existieron profusamente en principio, pero fueron criticados alegando que el querer representar formas era pretender parecerse a Dios, cosa que les provocaba repulsión. Aunque sí que crearon pequeñas figurillas, como muñecos. En los primeros tiempos habrá pequeñas imágenes, pero desaparecerá su producción. Prácticamente no hay imágenes en el Arte Islámico, ni siquiera en las monedas. No son algo normal, ni habitual.

6.-  La caligrafía, como escritura rúfica, les sirve para ornamentar las construcciones. Loan a Alá o aluden a los gobernantes que las mandan construir, o bien hay poesías al edificio o a aquello a lo que este, o la sala donde están, desean consagrar o dedicarse. También hay inscripciones sobre las abrupciones en los lugares con agua o sobre la justicia, en lugares de Justicia. La escritura se encuentra en fragmentos en franjas que intentan organizarlos. A sus lados suele haber otros ornamentos, los más habituales son tallos abstractos de árbol, atauriques. Estos también están insertos en una especie de paneles. La caligrafía y los atauriques están en bandas geométricas que pretenden organizarlos.

Como es de esperar ante este panorama, en el mundo del Arte Islámico la arquitectura es la más destacada de las Artes. Sin embargo, los arquitectos, escultores, pintores, orfebres, vidrieros y otros no eran considerados artistas, sino artesanos. El arquitecto era el que más prestigio tenía, mientras que pintores y escultores no gozaban de prestigio, pues estaban mucho más condicionados socialmente como considerados artesanos, o sea: personas que desempeñan un oficio como otro cualquiera. Dentro de los arquitectos, repito: considerado artesano pero con cierto prestigio social, se distinguían:

Mi'mar: que era el escalafón más bajo en la construcción, podría equipararse al delineante.

Bonna o banna: Arquitecto que dirige la obra, pero no la ha proyectado.

Hâsib: arquitecto que proyecta la obra. Es el más prestigioso.

Todos ellos colaboraban además con los artesanos que son los artistas que deben completar y decorar sus construcciones, así como los artesanos que deben hacer cuestiones más utilitarias como son por ejemplo las canalizaciones de agua. Todos ellos estaban asistidos por los hisbas, que son los ordenanzas de oficios, que son los que debían preservar las obras de arte en la construcción. Después, cada artista debía estar especializado, no todos debían o podían trabajar todo tipo de asuntos en la obra. Así por ejemplo podía existir un pintor para fondos, otro para paisajes, un ebanista para atauriques, otro para celosías, otro para mobiliario, etcétera. Si estos oficios artísticos se desempeñaban en torno a la arquitectura, recibirán una nomenclatura especial y diferente a aquellos que la ejercían en objetos que no eran usados en la construcción, como el citado ebanista para hacer muebles, o aquellos que trabajaban la orfebrería, el vídrio, etcétera. En todo caso, en el mundo islámico la mayor importancia y fama de quien construía un edificio o monumento no era del arquitecto ni del artista, era en todo momento, y especialmente en los tiempos del Imperio Turco Otomano, del gobernante que encargaba construirlo, de ahí que las obras islámicas recuerden y ensalcen nombres de emperadores, reyes y gobernantes como constructores del edificio, en lugar de recordar a aquellas personas que realmente los proyectaron y construyeron. De este modo, recordando que el Arte era usado como signo de poder, se reforzaba esa idea de poder al considerar al gobernante que ordenaba y pagaba la construcción como la figura más importante de la mezquita, mausoleo, palacio, ciudad, escuela o lo que quisiera que se hubiera construido.

El mundo islámico en sí no tiene una tradición arquitectónica propia. Al ser en origen grupos y clanes camelleros de Arabia, sus poblados eran campamentos nómadas. En todo caso, pequeños pueblos de casas humildes de adobe. Fue sus conquistas y expansiones las que fueron adoptando como propios los elementos arquitectónicos que iban conociendo. Así por ejemplo los arcos de herradura venían del mundo antiguo y del medieval occidental, especialmente de los pueblos germanos como el de los godos. La famosa Mano de Fátima, en realidad era un motivo decorativo y simbólico de los visigodos. Las cúpulas altas y los patios columnados vienen de Bizancio. Los mosaicos eran elementos de la antigua Roma. Determinadas esquematizaciones eran del Arte africano. Las aportaciones de mezquitas en cubo eran copia de algunas construcciones de Egipto, y así podríamos seguir con cada elemento que, combinados y mezclados entre sí, sacados de su contexto original, dan por resultado la arquitectura islámica. Pongamos por caso también que las mezquitas en principio imitan la forma de la casa de Mahoma, donde se hicieron los primeros actos religiosos del islam. Se trataría en principio de una casa con una sola planta y sala rectangular, con un patio previo de acceso, rodeado de un muro. Esa es la planta básica, luego, igual que las iglesias cristianas parten de una forma en cruz que posteriormente se transforma en formas más complejas, las mezquitas, sin abandonar esa idea básica, se vuelven más complejas, como las que tienen patios porticados de columnas, cúpulas bulbosas, dobles minaretes, salas anexas para diferentes tareas, entradas porticadas, etcétera. Habría cuatro tipos de mezquita básicos, sin  olvidar que la Mezquita de la Meca tiene una forma particular y excepcional. Las habría con patio abierto, con patio cerrado, con patio de columnas, y en cubo, más algunas que incluyen cúpulas como la Mezquita de la Cúpula o de La Roca, en Jerusalén, que además es una planta central. O bien recordemos la Mezquita Azul de Estambul, cuya cúpula imita la de la mezquita que hoy día es lo que fue la Iglesia de Santa Sofia, también en Estambul, antes Constantinopla, conquistada por el Imperio Turco Otomano.

1 comentario:

Laport dijo...

Muchas gracias, desde luego que hay conceptos que tenía bastante confusos con las pocas explicaciones que se daban en el colegio y en el instituto.Era más ver fotos, fotos, fotos...con una lista interminable asociada de nombres,lugares y fechas imprescindibles para aprobar.Esperando la segunda entrega.