lunes, junio 22, 2015

NOTICIA 1495ª DESDE EL BAR: Y RESULTA QUE TENÍA CORAZÓN


"Y resulta que tenía corazón", piensa el forense del cuadro. Así se llama de hecho este cuadro pintado en 1890 por Enrique Simonet y que se puede ver en el Museo de Bellas Artes de Málaga. Tiene un segundo nombre más prosaico, menos poético, "La autopsia". El cuadro representa todo un homenaje a los avances de las ciencias médicas a finales del siglo XIX, pero también es un cuadro de crítica social. Aunque en el retrato nada nos hace pensar hoy día quién era ella y toda la atención se centra en la actitud del impecable forense, parece ser que lo que representa en parte es una especie de humor negro en el que se sobreentiende que ella era prostituta, o sea: ofrecía su cuerpo para el sexo por dinero, no por amor, y al creerse románticamente que el amor reside en el corazón, he ahí el chiste del nombre "Y resulta que tenía corazón".

Ignoro si Simonet lo pintó con ese nombre o simplemente lo pintó como "La autopsia" y el otro nombre le sobreviniese por parte de los espectadores. Lo que queda claro es que hay una confrontación entre la realidad poética y la realidad pragmática. Este médico mira el corazón extirpado de ella como el príncipe Hamlet miraba el cráneo de Yorick, conocido suyo en vida. Reflexiona sobre la vida y la existencia. La realidad poética está en la vida misma y todo aquel sentido que cada uno le quiera dotar, la realidad pragmática es el mecanicismo de la vida. El corazón como residencia de sentimientos y el corazón como válvula propulsora de la sangre que ha de alimentar de oxígeno a nuestras células del cuerpo. El cuadro puede dar más de sí, podemos dotarle de historias diversas a los dos personajes. Podemos inventarnos todo un mundo para ellos. La sugerencia para que el espectador le dé un sentido a la escena queda abierta. Aunque probablemente la realidad de Simonet esté entre la crítica social de las prostitutas que morían anónimamente en las calles a finales del siglo XIX, quedando sus cuerpos a merced de los estudios médicos, igual que el de los vagabundos, y el homenaje a unas ciencias médicas que viven desde la segunda mitad del siglo XIX, quizá desde finales del siglo XVIII, unos avances en conocimientos cada vez mayores. Tanto que incluso hoy día, en 2015, seguimos oyendo avances del tipo mejoras en los tejidos a partir de células madre para los futuros trasplantes de corazón, mejoras para frenar los efectos del SIDA, mejoras para combatir el cáncer, etcétera. 

Quizá todo sea una reflexión sobre la fragilidad de la vida, o sobre que las partes componen un todo. Se podrían hacer múltiples reflexiones de lo que nos muestra este cuadro. Pero si uno se acerca a esos cuadros de finales del siglo XIX, como este de Simonet o como los de Ulpiano Checa o como los muchos que hay en museos de Bellas Artes provinciales o municipales, tales como por ejemplo el de Cádiz, el de Bilbao o el de Sevilla, por citar algunos de los muy destacables, uno lo que piensa es ¿cómo es posible que casi no se nos hable de estos cuadros y de estos creadores? Muchas de sus obras a mí me resultan muy estimulantes. Quizá se deba a que en España nada más empezar el siglo XX aparecieron otros autores de fama mundial del tipo Picasso, Juan Gris, Salvador Dalí, Miró y otros, autores muy alejados de esta otra forma de pintar más romántica y más figurativa. Suelen recibir la crítica que recibían en su propia época de ser un Arte que trataba de copiar las escuelas francesas. A los autores jóvenes en esos momentos, los que acabo de citar, este tipo de Arte se les quedaba anticuado. Ellos mismos harían algo en estos estilos del impresionismo o el expresionismo, pero enseguida se pondrían a crear el cubismo, el surrealismo, el abstracto... Les interesaba el concepto puro, se alejaban de las formas. Tuvieron tanto éxito que su crítica al Arte anterior, al inmediatamente cercano a ellos, lo sepultaron en críticas que perviven en este siglo XXI. Sin embargo miro estos cuadros y me hago las misma pregunta que el forense de este cuadro con el corazón en la mano.

Este sábado pasado, día 20, se celebró en Alcalá de Henares el Día Internacional de la Música. En parte fue gracias a la labor de un joven César Gallegos, que hace tiempo que intenta fomentar la música de los grupos de la ciudad en diversos actos y lugares públicos y privados. El Día Internacional de la Música es una iniciativa francesa que se produce para celebrar el primer día de verano, que es el 21 de junio. Igualmente, como ya he mencionado en el pasado varias veces, el Día Internacional de la Poesía es el 21 de marzo, comienzo de Primavera. Alcalá también celebró ese día este año, como ya conté. Yo participé. Uno compara la publicidad que se le ha dado a unos y a otros, los medios que se les ha dado a unos y a otros, el presupuesto dado a unos y a otros, y se hace cargo de las grandes desigualdades que han existido. Yo disfruté de los conciertos del Día Internacional de la Música, aunque eché mucho de menos que hubiera algún grupo no alcalaíno con algo de nombre conocido. Se me dice que la idea es fomentar los grupos locales, eso está bien, pero llevamos varios años fomentando sólo a los grupos locales. Eso termina produciendo un producto endogámico, sólo de mirarse a uno mismo, y lo bueno sería lograr un equilibrio entre lo de aquí y lo de otros sitios. Me acuerdo cuando en los años 1990 en Alcalá tocaban sin problema grupos que luego han sido referentes, grupos que no eran de Alcalá pero eran de lugares cercanos, incluso alguno era de Madrid, hablo de gente como Sobrinus, Super Skunk, Alameda Do Soulna, La Vaca Azul... Pero sobre todo pienso también esa diferencia excesivamente descompensada entre los medios, publicidad y trato dado a los músicos y el que se nos dio a los poetas. Luego leo habitualmente cómo los músicos de Alcalá no paran de quejarse (en líneas generales) de "lo poco" que se hace por ellos en la ciudad, cuando uno piensa que no paro de ver eventos municipales que constantemente cuentan con ellos y fomentan la publicidad de ellos. Hoy el Día de la Música, en otras ocasiones la Noche en Blanco, otras veces las ferias y fiestas, o el Mercado de Cervantes, o el Día de los Libros (que también lo aprovechan igual , lo mismo que el de la Poesía, donde incluso se anuncian con más importancia que los actos de los poetas), etcétera, y eso cuando no llaman a alguno para cubrir otros eventos del tipo Alcine o entregas de premios y homenajes. Entre el gran escenario de la Plaza de Palacio para los músicos este sábado y la modesta tarima para los poetas en marzo, entre los innumerables trípticos en papel con el programa musical y un mapa de Alcalá y la absolutamente nada para los poetas, hay una gran descompensación. 

No me quedaré en esta crítica, con afán constructivo, porque es verdad que disfruté mucho de los conciertos, donde había una gran cantidad de amigos y es a la vez un gran triunfo de la cultura popular. Fue muy divertido. hay muchas cosas positivas que decir de este sábado pasado, pero como todo el mundo ya las ha dicho y escrito, creo que esto otro también debía quedar reflejado, sumándome aparte también a toda la visión positiva del evento, pues insisto que es cierto que yo también lo disfruté. La ciudad de Alcalá se quiere vender como motor cultural de Madrid Comunidad, tras la capital. Por eso no viene mal preguntarse cómo se hacen unas cosas y cómo se hacen otras. Si se busca realmente cultura, o espectáculo, o que hagan caja los comerciantes de alrededor. Hay que mirar si esta ciudad resulta o no resulta que tenga corazón.

Saludos y que la cerveza os acompañe.

1 comentario:

Canichu, el espía del bar dijo...

Copio y pego otra crítica que varios músicos de Alcalá de Henares han compartido en las redes sociales a través de las palabras de uno de ellos, I. M., uno excomponente de Muro y de Silverfist, el cual es de esta ciudad y ha vivido en esta ciudad hasta este año. Coincido en esto con él, como hace poco también escribí. Yo razoné en su día que no se puede hacer un programa cultural esperando que todos hagan cosas altruistas por la ciudad porque así lo planee el ayuntamiento, como si las cosas culturales no requirieran un trabajo por detrás. Dije entonces: "¿trabajaráin los concejales gratis? Pues eso". Las palabras de I.M.:

"Se hace un Día de la Música en Alcalá de Henares, donde hay músicos y bandas en cada esquina, y no cobra nadie, ni en concepto de gasto de equipo ni desplazamiento...ya no digo caché; y toca todo cristo.
Imaginaos por un momento que todos os plantáis en los escenarios y nadie oye una sola nota, la gente pregunta el por qué y les contáis lo que tanto nos gusta berrear por las redes sociales sobre el tema, cómo está y a dónde nos lleva. ¿Qué repercusión hubiera tenido? Las fotos han quedado muy chulas y salis en algunos medios, pero quien se ha hecho un buen lavado de cara ha sido el ayuntamiento, el músico sigue siendo el último mono.
Imaginaos por un momento que se hace una Feria de la Tapa y no cobran ni cocineros ni camareros.....íbamos a comer aire.
Luego me preguntan que por qué colgué los guantes......"