De 2013 a 2024, en estas libretas, aunque parezca mentira, está la nueva novela acabada. Falta pasarlo a ordenador y limpiarlo ahí, poner, quitar, leer dar coherencia. Que lo haga bien o mal es otra cosa. Pero espero tenerlo para fin de año, a más tardar no lejos de ahí. Y sí, salís muchos en nombre, que no es el personaje vosotros, solo el nombre. En homenaje. Lo he acabado en el bar Los Amigos, donde les ha dado igual, pero no puedo competir con el flamenco bachata, claro está, pero conozco mucha gente allí y me siento bien. Tiene sus momentos. Este último tirón han sido varios días allí. como de costumbre no os anticipo nada, nada hasta que no sea ahora algo más material, más de: la publico. Pero de momento estoy satisfecho con haberla acabada, más cuando sufrió varios atascos en su proceso. Además, entre medias, si os fijáis en las fechas, fue escribiendo otros libros. Incluidos varios de poesía sin publicar. Y luego está el tema de las libretas. Dos regaladas por una amiga editora, una por un amigo escritor, otra por un archivo, una comprada a una amiga pintora, otra al Museo Arqueológico Regional de Madrid, otra a la librería Domiduca, con su sello incluido, y otra es de librería normal. Las voy a guardar todas juntas en una bolsita de tela que me hicieron de regalo hace un par de años a partir de la tela de un bolso de una amiga. Me siento contento de haber acabado esta novela. Sea su resultado bueno o malo. Lo cierto es que de todos mis libros de muy pocas personas, contadas con la mano, he recibido su sensación al leer alguno. Ya se sabe, escribir es la más solitaria de las artes creativas. Lo cierto es que ayer, mientras estaba acabando el libro, se me acercó una cliente habitual del bar para hacerme una pregunta que no suelen hacerme cuando me ven escribir. Lo habitual es que me pregunten qué escribo y luego idealicen qué escribo. Algunos me aplican tópicos de poeta o de escritor, sin preguntarme o sin interesarles realmente lo que pueda contestar, están ya al comentario y a las sugerencias más o menos habituales. Pero ayer una clienta me preguntó tras saber que estaba escribiendo una novela, primero algo normal: que de qué iba la novela (preguntando por el género) y tras eso, la pregunta no tan frecuente: por qué escribo de esta temática, qué me hace escribir. Y estaba realmente interesada en saber la respuesta. Y eso para mí ayer tuvo un valor, sobre todo porque ayer acabé la novela y creo que fue la única persona que prestó atención real a lo que acababa de decir cuando dejé de escribir, y eso que esa cliente no suele tener habitualmente conversaciones conmigo.
Saludos y que la cerveza os acompañe.
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