Ayer se anunciaba la muerte de uno de los grandes del rock español reciente, Jorge Martínez, cantante de Los Ilegales. No era mi grupo de cabecera de entre los grupos del rock español, un rock urbano que tonteaba con el punk y con el garage en ocasiones, pero sí era un grupo que escuchaba desde joven, del que tenía alguna canción grabada y al que vi con un amigo en Madrid, hace años, aunque no precisamente en un concierto propio, sino como cantante invitado en un concierto del Doctor Deseo, si no recuerdo mal. No mal lamentábamos los rockeros esa pérdida cuando esta mañana encendía la radio a las 8:00 a.m. para comenzar a trabajar y se anunciaba que había muerto Robe Iniesta, cantante de Extremoduro.
Este es un blog de un escritor cervecero que pretende hablar de él, de Historia, de sus ídolos, de sus paranoias propias, mostrar sus escritos... pero en definitiva son informes de un espia en el bar.
miércoles, diciembre 10, 2025
NOTICIA 2429ª DESDE EL BAR: QUE LE ENTIERREN CON LA PICHA POR FUERA
Ostia, han muerto casi juntos. Que la tierra les sea leve a ambos. Y la cosa es que Robe Iniesta me ha dado muchos momentos de mi vida, sobre todo en juventud, pero en realidad a lo largo de mi vida. Soy de los pocos que pueden decir que tuve en casete grabado la primera maqueta junto al primer álbum antes de que fueran famosos a los niveles que Extremoduro lo es. Y si, era un crío entonces. La casete no era en realidad mía, pero era de la familia. De todos nosotros era yo el que más la escuchaba, tengo la impresión. Aún siendo un niño. Pensemos que Extremoduro empezó en 1987 y que aquella cinta grabada quizá llegó a mi casa vía compañeros escolares no míos hacia el final de la década probablmente, sobre 1988 ó 1989 (las grabaciones en casete eran muy comunes y regalarse o pasarse grabaciones de casetes originales eran la orden del día en esos días). A más tardar quizá en los muy primeros años de la década de 1990, pero creo que debió ser en 1989, porque la canción JesuCristo García era de 1989 y aquella cinta la contenía en su álbum completo, Rock transgresivo, y ellos aún no habían dado la explosión de fama, lo dieron con ese álbum precisamente, y posiblemente gracias a que montones de jóvenes se pasaban cintas grabadas en los barrios obreros y marginales. Así que en el final de mi infancia yo ya oía algunas canciones de una maqueta y el álbum Rock transgresivo.
Entré en la preadolescencia y en la adolescencia con este álbum y otros, aparte de Beatles, Brincos, Who, Jimi Hendrix, Rolling Stones, Iron Maiden, Metallica, Guns ´n´ Roses... entre el rock español del momento yo me desarrollé (con permiso de Duncan Dhu y Héroes del Silencio, que también) con estos y con Astumpeta, Barricada, Siniestro Total, Reincidentes, SA, Skape o Los Suaves. Extremoduro les llegó a algunas de mis amistades más antiguas a través de mí, que les grabé esta misma casete ya de por sí grabada, deteriorando cada vez más su sonido, como buen rock transgresivo que era en sí. Una forma de vida y una falta de dinero. En el instituto, durante el bachillerato alguien se grabó unos discos de ellos que ya tenían unos pocos años, Somos unos animales (1991), Deltoya (1992) y ¿Dónde están mis amigos? (1993). Era precisamente en 1993 que yo empezaba el bachillerato. Y aquellos fueron parte de la banda sonora de aquella adolescencia, especialmente cuando se terminó de formar mi grupo de amigos más antiguos y a dos de las chicas les gustaba el Deltoya, mientras a la vez nos dejábamos arrastrar por Nirvana y Pearl Jam, y algún otro nos metía a todos en Blind Guardian y en Megadeath y Sepultura. Y así, cuando llegamos a ser los jóvenes del botellón y del Boisán llegó Pedrá (1995) y Agila (1996), y aunque yo estaba más metido en otros grupos en ese momento, nunca dejé de bailarles, de cantarles y de escucharles en los buenos y malos momentos del Boisán.
Muchas de sus canciones tienen la rebeldía y el grito de protesta generacional de aquella generación de jóvenes que fuimos entre los 1990 y el comienzo del 2000. Luego, sin perder la rebeldía, se transformó un poco más en algo más refinado, cercano a cantautor, de ahí que le recuerden como poeta algunos, un poeta que cuando ese tipo de poesía la hace un poeta de verdad, no un cantante de rock, en España le rechazan. Pero vamos al meollo, sus canciones probablemente eran gritos generacionales y por elo mucha gente de mi generación y cercanas hoy unánimemente le reivindicamos por todos los medios.
He de reconocer que nunca llegué a comprarme un álbum de Extremoduro, aunque nunca me dejé de plantear querer comprarme uno, quizá uno de aquella juventud, porque escucharles, siempre se les ha escuchado hasta la fecha de hoy en 2025.
Creo que fue este mismo año, a comienzos de este 2025, que en la casa de mi amigo el cantautor Juan Izardui escuché en vinilo el que fue el último álbum en solitario de Robe Iniesta, pero no fue ahí la última vez que le escuché antes de que muriera. Fue la semana pasada, en un bar llamado Los Amigos, donde me pidieron que les buscara y pusiera la canción que cantó junto a Leiva, otro de los importantes en mi vida. La canción era "Caída libre".
Jorge Martínez y Robe Iniesta parecen haber quedado para morir juntos. El primero cantaba aquello de que vivir es ir hacia la muerte como si fuera a la muerte de otro. Robe Iniesta cantó que cuando el entierren, entierren con la picha por fuera. Gracias por el rock. Hay una muerte en el rock, cantaron Los Suaves, hoy hay dos y la España rockera está de luto. Larga vida al rock. Que la cerveza os acompañe.
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