LOS BEATLES EN EL CINE
En la entrega anterior os expliqué cómo los Beatles pasaron de ser conocidos en Reino Unido a ser famosos en Europa, y de ahí a ser famosos mundialmente al cosechar numerosos éxitos en Estados Unidos (USA) gracias a adaptar sus discos al mercado norteamericano. Hice un repaso rápido de la ajetreada y abultada agenda de los Beatles en 1964 y dejé reservado para esta entrada los discos propiamente grabados ese año, aunque ya señalé algunos de los que sacaron en USA. En Norteamérica aún saldrían entre ese año 1964 y 1965 otros discos más que eran recopilatorios interminables en album y en EP de las nuevas canciones de ellos mezcladas con antiguas canciones. Existirá en Norteamérica un The Beatles Story (Una historia de los Beatles), de noviembre de 1964, un Beatles '65, de diciembre de 1964, un The Early Beatles (Los primeros Beatles), de marzo de 1965, un Beatles VI, de junio de 1965 y un The Beatles Million Sellers (El millón de vendidos de los Beatles), de diciembre de 1965. A todo esto, los discos que se produjeron entre los que hoy presento y hasta Revolver de 1966 tuvieron pequeñas variaciones entre las versiones británicas y las americanas, aunque al final los americanos terminaron aceptando las versiones europeas.
El tercer disco de los Beatles propiamente dicho fue consecuencia de un contrato con una productora de cine. Los estadounidenses querían hacer dinero a toda costa con los productos Beatle y ellos querían potenciar su imagen. Una manera que tenían los americanos de rentabilizar el máximo dinero posible era generar un disco donde fuera una productora de cine la que se llevara el máximo de dinero posible y no los músicos, esto era posible gracias precisamente a la generación de una banda sonora. Sería un producto propio del largometraje, y no tanto un producto discográfico aunque fuera un disco. Como la discográfica estaba interesada en generar beneficios del disco que saliera en el mercado europeo, todo confluyó para que le presentaran la idea a los cuatro Beatles durante su primer viaje a USA. Aceptaron porque les hizo gracia e ilusión la idea, pues hasta ese momento sólo habían hecho películas los rockeros más consagrados, entre ellos su idolatrado Elvis Presley. Hasta esa fecha las películas de músicos eran películas promocionales donde las tramas eran bastante malas y burdas, meras excusas para que el cantante cantara y bailara. Brian Epstein no quería una película así. Quería un producto cinematográfico que no fuera una promoción más, sino una película que fuera memorable en la Historia del Cine. Contrataron al director Richard Lester, que con el tiempo iba a ser uno de los más importantes de los años 1970 y 1980, fue uno de los responsables de la creación de las películas sobre el superhéroe Superman, por ejemplo, pero eso aún no había ocurrido. Se rodó en blanco y negro y el guión se encargó a escritores profesionales que supieron captar totalmente la personalidad de los cuatro Beatles de manera individual. Además, la fotografía y los enfoques se escapaban a lo convencional hasta la fecha, asentaban la estética del Arte Pop en el cine. De paso, se criticaba el conflicto generacional que se estaba viviendo, el cual iba a dar una revolución social pacífica basada en el amor y la tolerancia. Hay imágenes clave como el choque de Harrison con un empresario que intenta decirle qué está de moda sin contar con sus gustos o el choque que sufren los cuatro músicos con personas adineradas o cultas que les tratan como si fueran objetos o mascotas. De hecho, entre el resto de rockeros y jóvenes de la época sí que hubo reacciones contra los intelectuales universitarios que se aproximaban al rock por mera cuestión precisamente intelectual; aunque no se criticaba a los Beatles, cuyas actitudes seguían siendo muy desafiantes y sarcásticas contra las convenciones sociales de la época (como se reflejó también en la película). En este sentido es recomendable ver la película de los hermanos Coen A propósito de Llewyn Davis, de 2013, basada en buena parte en los inicios de Bob Dylan y sus encontronazos con algunas personas de ambientes universitarios, como ya expliqué en la Noticia 1288ª.
En la entrega anterior os expliqué cómo los Beatles pasaron de ser conocidos en Reino Unido a ser famosos en Europa, y de ahí a ser famosos mundialmente al cosechar numerosos éxitos en Estados Unidos (USA) gracias a adaptar sus discos al mercado norteamericano. Hice un repaso rápido de la ajetreada y abultada agenda de los Beatles en 1964 y dejé reservado para esta entrada los discos propiamente grabados ese año, aunque ya señalé algunos de los que sacaron en USA. En Norteamérica aún saldrían entre ese año 1964 y 1965 otros discos más que eran recopilatorios interminables en album y en EP de las nuevas canciones de ellos mezcladas con antiguas canciones. Existirá en Norteamérica un The Beatles Story (Una historia de los Beatles), de noviembre de 1964, un Beatles '65, de diciembre de 1964, un The Early Beatles (Los primeros Beatles), de marzo de 1965, un Beatles VI, de junio de 1965 y un The Beatles Million Sellers (El millón de vendidos de los Beatles), de diciembre de 1965. A todo esto, los discos que se produjeron entre los que hoy presento y hasta Revolver de 1966 tuvieron pequeñas variaciones entre las versiones británicas y las americanas, aunque al final los americanos terminaron aceptando las versiones europeas.
El tercer disco de los Beatles propiamente dicho fue consecuencia de un contrato con una productora de cine. Los estadounidenses querían hacer dinero a toda costa con los productos Beatle y ellos querían potenciar su imagen. Una manera que tenían los americanos de rentabilizar el máximo dinero posible era generar un disco donde fuera una productora de cine la que se llevara el máximo de dinero posible y no los músicos, esto era posible gracias precisamente a la generación de una banda sonora. Sería un producto propio del largometraje, y no tanto un producto discográfico aunque fuera un disco. Como la discográfica estaba interesada en generar beneficios del disco que saliera en el mercado europeo, todo confluyó para que le presentaran la idea a los cuatro Beatles durante su primer viaje a USA. Aceptaron porque les hizo gracia e ilusión la idea, pues hasta ese momento sólo habían hecho películas los rockeros más consagrados, entre ellos su idolatrado Elvis Presley. Hasta esa fecha las películas de músicos eran películas promocionales donde las tramas eran bastante malas y burdas, meras excusas para que el cantante cantara y bailara. Brian Epstein no quería una película así. Quería un producto cinematográfico que no fuera una promoción más, sino una película que fuera memorable en la Historia del Cine. Contrataron al director Richard Lester, que con el tiempo iba a ser uno de los más importantes de los años 1970 y 1980, fue uno de los responsables de la creación de las películas sobre el superhéroe Superman, por ejemplo, pero eso aún no había ocurrido. Se rodó en blanco y negro y el guión se encargó a escritores profesionales que supieron captar totalmente la personalidad de los cuatro Beatles de manera individual. Además, la fotografía y los enfoques se escapaban a lo convencional hasta la fecha, asentaban la estética del Arte Pop en el cine. De paso, se criticaba el conflicto generacional que se estaba viviendo, el cual iba a dar una revolución social pacífica basada en el amor y la tolerancia. Hay imágenes clave como el choque de Harrison con un empresario que intenta decirle qué está de moda sin contar con sus gustos o el choque que sufren los cuatro músicos con personas adineradas o cultas que les tratan como si fueran objetos o mascotas. De hecho, entre el resto de rockeros y jóvenes de la época sí que hubo reacciones contra los intelectuales universitarios que se aproximaban al rock por mera cuestión precisamente intelectual; aunque no se criticaba a los Beatles, cuyas actitudes seguían siendo muy desafiantes y sarcásticas contra las convenciones sociales de la época (como se reflejó también en la película). En este sentido es recomendable ver la película de los hermanos Coen A propósito de Llewyn Davis, de 2013, basada en buena parte en los inicios de Bob Dylan y sus encontronazos con algunas personas de ambientes universitarios, como ya expliqué en la Noticia 1288ª.
La película y disco de The Beatles se llamaba A Hard Day's Night (Una noche de un día duro, que en España se tradujo como Vaya noche la de aquel día) y se estrenó en el verano de 1964. Fue un éxito de público y actualmente incluso está considerada dentro de la lista de las cien películas imprescindibles para entender el siglo XX. En ella se refleja la beatlemanía y cómo la fama de los Beatles les divertía a ellos mismos pero a la vez les mantenía como presos sin poder ser libres. El fenómeno de masas y la fama extrema propios de la segunda mitad del siglo XX tienen un fiel reflejo con algunas escenas que por un lado se basaron en anécdotas reales y por otro lado eran escenas reales con admiradoras reales gritando y corriendo. Como nota de morbo, durante esta película George Harrison se enamoró de una de las actrices, que era una modelo y a la vez fan del grupo, la cual aparece en la escena del vagón portamaletas del viaje en tren, mientras ellos están como en una cárcel jugando a las cartas. Ella era Pattie Boyd.
En junio salió la versión americana del disco, que en realidad era la banda sonora con siete canciones de los Beatles más cuatro cortes instrumentales de orquesta. Ese disco lo rentabilizó la productora de la película. En julio se publicó la versión inglesa, cuya cara A eran las siete canciones de los Beatles para la banda sonora y la cara B eran seis canciones nuevas compuestas por ellos, que lo rentabilizó la discográfica. Aparte, se editó un par de singles directamente de la película, porque se editaron otros singles que no tenían que ver con A Hard Day's Night, y se editaron dos EP con varias de las canciones.
El título volvió a ser una confusión de Ringo Starr que hizo gracia en general, porque, aún con todo, la película era una comedia sobre la vida de los Beatles como artistas cuando van de camino a un programa de televisión a grabar un concierto. No volveré sobre la traducción que ya os he dado, pero sí que la confusión es de difícil traducción en español, pues el genitivo anglosajón, que se construye con apóstrofe, sólo se puede aplicar a personas o seres vivos, el error de Ringo al hablar era aplicar a la noche ser sujeto de propiedad del día, que no es un ser vivo sino un espacio temporal. Pero a la vez es un juego de palabras que juega entre ese genitivo sajón y la idea de que quizá se trate del verbo ser comprimido: Un día duro es una noche. Siento si hay error por mi parte en la traducción, pues ya digo que es de difícil comprensión y difícil traducción este chiste en español. El contexto de la "gracieta" de Ringo fue un programa de televisión en el que estaba siendo entrevistado y al responder que había sido un día duro de trabajo (it's been a hard day) le dijeron que ya era de noche, o se dio cuenta él, y completó la frase añadiendo el genitivo sajón y la palabra noche (it's been a hard day's night).
Por tercer disco consecutivo las notas informativas de la contraportada las escribió Tony Barrow, y por segundo álbum consecutivo confiaron en el fotógrafo Robert Freeman para la portada. Realizó una de las portadas más identificables del Arte Pop en relación a un producto musical hasta esa fecha. Se trata de un rectángulo formado de cuatro filas (una por músico) divididas en cinco columnas con fotografías de retratos de primer plano en blanco y negro de cada uno de ellos poniendo diferentes gestos expresivos de temperamento. Daba una sensación de fotografías de los antiguos fotomatones de la calle, una de las formas de fotografía más populares e industriales del siglo XX. El fondo en el álbum era azul, aunque en singles y EP's podía ser rojo. Nadie se había planteado hasta esa fecha que una portada pudiera intentar ser como un cuadro de arte (Pop en este caso), ni que se pudiera pretender que los artistas no posaran como galanes.
El ingeniero de sonido era de nuevo George Martin. Todas las canciones fueron compuestas por McCartney/Lennon. Era el primer disco que no había una sola versión. Se agotó en ventas una tras otra y otra reedición. No seguían al rock and roll clásico de los años 1950, aunque partían de él, pero sí comenzaron a hacer canciones que se aproximaban al rock and roll que se estaba haciendo en Estados Unidos en ese momento, más alegre y próximo a la música negra grupal. Predominaban canciones con voces a dúo y coros, como en el soul que se estaba haciendo en ese momento. Aparte de la canción que da título al álbum y la película destacan canciones como "Can't buy me love" (No puedes comprarme amor) o "Any time at all" (En cualquier momento). Todo el álbum en general es de tono muy bailable. Su mayor cualidad es que los Beatles comienzan a ejercer como controladores y compositores de todas sus canciones.
En el viaje a USA de ese año habían conocido a Elvis Presley y, a pesar de la ilusión que les hacía, descubrieron en él a una persona rodeada de objetos materiales y personas, pero en realidad totalmente abandonado, sólo y resentido. Más tarde se enteraron que Elvis les consideraba comunistas, por lo que se había ofrecido a la CIA para informar de ellos de todo lo que supiera de sus encuentros privados. Claro que esto lo supieron una vez que Elvis murió en 1977. De aquella visita aprecieron mucho más la amistad entre ellos y lo afortunados que eran como grupo. Consideraron que lo mejor era vivir el momento.
Uno de los singles que no eran de este disco fue "I feel fine / She's a woman" (Me siento bien / Ella es una mujer). "I fell fine" haría algo totalmente contraindicado hasta la fecha, incluir un acople de sonido como parte de la canción, y además como una parte importante: el comienzo. El largo acople de la guitarra resultó fundamental y muy imitado. Era otra barrera a derrumbar y de la que tanto se beneficio Jimi Hendrix pocos años después. Sin duda esa innovación provocadora de Harrison, hoy aceptada con naturalidad en la música, ha sido una de las aportaciones más influyentes. En breve The Kinks (Los Chalados, o Los Perversos, o Los Gamberros, o Los Retorcidos), por ejemplo, comenzarán a tocar sus guitarras frente a sus amplificadores para crear unas distorsiones que aumentaran su potencia de sonido, por ejemplo en su canción "You really got me" (Me pones a cien), de ese mismo 1964, y a ellos les copiaría más tarde Led Zeppelin (Zeppelin de Plomo), que nacerían en 1968, pero que en esa fecha algunos de ellos trabajaron con los Kinks como músicos de estudio. Y de ahí, ya se sabe, al hard rock y al heavy metal de los años 1970.
Y si entre junio y julio de 1964 se había estrenado ese tercer disco, el cuarto disco llegó el 4 de diciembre de 1964, era Beatles for sale (Beatles a la venta). Las notas de prensa de la contraportada esta vez ya no eran de Tony Barrow, si no de Derek Taylor. La fotografía sí volvía a ser de Robet Freeman. Se trata de una fotografía muy invernal donde se nota un gran cansancio en sus caras. Si se hace memoria de las entregas anteriores podrá comprenderse que a estas alturas no habían podido descansar desde las Navidades de 1962, si no incluso desde 1960, y estaban en las Navidades de 1964. Además, 1964 había sido un año de excesivos conciertos por todo el planeta, con sus respectivas juergas y fans, grabaciones, programas de radio, de televisión, el rodaje de la película y, en el caso de Lennon, el nacimiento de Julian en abril, al que ya dijimos que casi no veía, por lo que casi no le conocía. Hay quien ha dicho que es una portada con ojos de haber fumado marihuana. La marihuana apenas la habían probado en esas fechas Harrison y Lennon. Todos los testimonios de ellos y de gente de su alrededor coinciden en que cuando grabaron este álbum había ya un cansancio y un agotamiento extremo en toda la "familia Beatles", Hasta George Martin, el técnico de sonido, había trabajado extra con orquestas sinfónicas para las grabaciones americanas y las promociones del anterior disco.
Como debían grabar el disco por obligaciones de contrato con EMI volvieron a realizar versiones de canciones clásicas del rock and roll de los años 1950. Había siete canciones que eran versiones de Little Richards, de Chuck Berry, de Buddy Holly, Carl Perkins y alguna que cantó Elvis Presley. Dos de ellas "Kansas city/Hey hey hey" (Ciudad de Kansas/Hey hey hey) las habían tocado en conciertos desde antes de ser famosos, de hecho ya aparecían en uno de los singles grabados con Tony Sheridan. La más llamativa era "Rock and roll music" (Música rock and roll). Había ocho canciones que eran compuestas propiamente por Lennon/McCartney. Entre ellas se destacan "No reply" (Sin respuesta), Baby's in black (Mi nena está de luto), "I'm a loser" (Soy un perdedor), "Eight days a week" (Ocho días a la semana) o Every little thing (Cada pequeña cosa). Lo innovador del disco es que comenzaban a romper los esquemas compositivos habituales en el rock, como hemos visto en "I fell fine", pese al cansancio. Siguen bebiendo de las fuentes del soul de la época, cosa que es muy notable, pero el esquema clásico de A-A-B-A ya no aparece tanto. Golpes de sonido porque sí, maracas, pianos, órganos... Una de las contribuciones más notables es lo que Ringo Starr llamó silencio de percusión. Había sido acusado de ser un mal batería y él se defendió diciendo que simplemente entendía la batería como un acompañamiento de la canción y no como un lucimiento. Ringo había hecho redobles de batería en el pasado, pero no le gustaban los solos de batería, porque decía que eso estropeaba canciones como aquellas, pensadas para contar una historia y no para lucir la música. Así que en algunos momentos se creaban incluso momentos en los que la batería se silenciaba brevemente para dar más emoción a la línea vocal. Lo habitual es que el acompañamiento de la batería sirviera para marcar el ritmo, más que para decorarlo. Aunque no fue tomado en serio por algunos, lo cierto es que esa técnica, a su modo, ha sido usada hasta nuestros días, siendo el más notable en usarla el grupo Nirvana de los años 1990 y también por Pearl Jam, de estilo rock grunge.
Y así llegamos al año 1965. Ringo Starr se casó con Maureen, cuyo matrimonio tuvo varios hijos, entre ellos Zak, actual baterista de The Who y por un tiempo breve de Oasis cuando sufrieron su crisis de final de los años 1990. Maureen y Ringo se divorciaron en 1975, pero Ringo se volvió a casar con una antigua modelo de la revista Playboy que luego fue una actriz que apareció en las películas de espionaje de 007, Barbara Bach, eso fue en 1981 y el matrimonio continúa. Nos viene bien mencionarlo pues el quinto disco de los Beatles tenía mucho que ver con 007. Se trata del álbum Help! (¡Socorro!), que se estrenó el 6 de agosto de 1965, aunque tuvo un single previo en julio. Desde diciembre de 1964 a agosto de 1965 hubo un gran paréntesis simplemente porque los Beatles necesitaban un descanso y presentaron un plante a Brian Epstein si no tenían vacaciones. Con la gran producción de discos y canciones de 1964 rellenaron en buena parte ediciones y reediciones de material entre enero y agosto de 1965. Eso no evitó que los dieciséis primeros días de enero dieran conciertos en el cine Odeón de Londres. Luego Brian Epstein les embarcó en el rodaje de una nueva película, que era Help! y en una gira europea entre junio y julio que les llevó a actuar en Francia, Italia y España, el sur de Europa. Pensemos que en estas épocas incluso se plantearon comprarse una isla griega para poder moverse con libertad, sin masas de gente detrás, ni periodistas. Llegaron a veranear en una, pero no la compraron.
Merece la pena hablar de los dos conciertos españoles aunque no fueron en absoluto relevantes en su carrera. Uno fue en la plaza de toros de Madrid (Las Ventas) y otra en la plaza de toros de Barcelona (La Monumental), el 2 y el 3 de julio. Hasta ese momento habían tocado en auditorios, palacios de la música, teatros, cines, bares, salas de espectáculos... lugares que eran espacios reducidos, por muy amplios que fueran, y que eran los lugares propios de los conciertos hasta entonces. En esta gira dieron conciertos en velódromos italianos y ahora en plazas de toros en España. Eran los lugares de espacio abierto más grandes en los que se había hecho un concierto que no fuera un festival. Lugares donde se podía alcanzar cerca del millar de espectadores. España era una dictadura militar nacida del fascismo de la época de las guerras mundiales. En las mentes de muchos europeos comunes estaba aún la imagen de Franco y Hitler juntos. Pero en las autoridades franquistas, nacionalcatólicas, estaba la imagen de los Beatles como un conato de comunismo y amoralidad social. Los Beatles fueron recibidos en España con mucha publicidad en su contra. El propio ministro Carrero Blanco les consideraba un peligro comunista y un ejemplo negativo para la juventud, sobre todo por su pelo largo, que él asimilaba con homosexualidad. Recomiendo aquí la Noticia 76ª, donde escribí sobre la Historia del Rock en España.
Algunos de los Beatles ya habían estado en España en el pasado, de viaje de placer, antes de ser famosos a nivel planetario. Tenían la costumbre de aparecer en cada país donde daban un concierto con algún elemento de disfraz de los tópicos del país. En el caso español lo hicieron con trajes de toreros, en concreto con monteras. Las autoridades franquistas intentaron burlarse de ellos, aunque ellos no se dieron cuentas, no les hicieron salir al escenario por la puerta de toreros, sino por los toriles. Además, los informativos españoles enfocaron al público antes de que comenzara el concierto y montaron la noticia como si a los españoles no les gustara los Beatles, había muchos asientos vacíos y mucha gente sentada y sin gritar. En realidad ambos conciertos se llenaron de gentes vociferantes, personas que pudieron pagar la entrada, gente adinerada proclive en su mayoría a Franco, muchos de ellos personas que iban sobre todo por estar a la moda o por hacer gestos estratégicos en sus intereses particulares de cara a los ingleses y americanos. Los Beatles lo sabían, y sabían que afuera había miles de jóvenes gritando, que eran los hijos e hijas de los obreros que querían verles y que estaban sufriendo una carga policial propia de la dictadura, aunque de lo de la carga policial se enteraron más tarde, cuando ya no estaban en España, donde a ellos les llevaron a un tablao flamenco y a una bodega de vinos de Jérez. De momento en el concierto de Madrid ellos subieron el volumen de sus altavoces para ver si les oían las personas de fuera. Esto fue narrado por McCartney en su promoción del disco Flowers in the dirt (Flores en la basura), de 1989, y corroborado en otras entrevistas por Harrison y por Starr años después. Tuvieron por teloneros a Torrebruno y a los Pekenikes, uno en cada ciudad. En España sus conciertos significaron el despertar musical de innumerable grupos, como Los Bravos, Los Brincos, Miguel Ríos y otros, así como intereses nuevos por gente como Los Salvajes. Los conciertos de los Beatles ya dije que duraban media hora. Era lo habitual para todos los grupos en aquellas alturas de los años 1960. Pero en España el concierto de Barcelona duró menos. Si afuera también golpeaban a la gente, dentro uno de los road managers, Mal Evans, descubrió que el técnico de sonido estaba tratando de grabar sin permiso el sonido del concierto, lo que podía terminar en el mercado negro discográfico, tal como ya había aparecido alguna grabación pirata, por ejemplo discos con los conciertos para la televisión francesa. Desconectó los cables y los Beatles, con una canción más, terminaron el concierto en veintipico minutos, casi acabando el concierto, pero no acabando. Para colmo, la prensa oficial del régimen dictatorial dijo que habían venido unos Beatles agotados de ideas, nada más astronómicamente lejos de la realidad. Se puede decir que tuvieron un mal sabor de boca con estas dos experiencias, aunque disfrutaron la visita a España y se conformaron con creer que al menos habían llevado algo de esperanza y alegría con su música a los jóvenes del país. A diferencia de todo esto, The Rolling Stones rechazaron tocar en España en esas fechas y declararon que no lo harían jamás hasta que no se acabara la dictadura. Tampoco creo que las autoridades franquistas les esperaran, teniendo en cuenta que fueron capaces de detener a los Kinks en la Plaza de España de Madrid, o que abofetearon a Tom Jones en Barcelona. The Rolling Stones cumplieron su palabra, su primer concierto español fue en 1976, y fue un pistoletazo de salida a la llamada Movida Española. Aunque, también hay que decirlo, los Rolling sí tocaron en la República Popular China en abril de 2006, la cual es una dictadura comunista.
Tras esa gira los Beatles acabaron el año con una gira nueva por Estados Unidos y Canadá en agosto, y no volvieron a dar conciertos hasta diciembre, en Reino Unido, pero de esas giras hablaremos en la próxima entrega. Entre tanto mencionaré el single "Ticket to ride / Yes it is" (Billete para viajar o Billete para irse corriendo / Sí lo es) en abril de 1965. Se trata de un single donde se empieza a analizar cuestiones psicológicas más allá del chico conoce chica.
En agosto sacaron Help!, como he dicho. Estuvo a punto de llamarse Eight Arms to Hold You (Ocho brazos para abrazarte), ya que el hinduismo estaría presente, sería el primer contacto de Harrison con la religión y con su música. Era la misma idea de producción que A Hard Day's Night. La película la volvió a dirigir Richard Lester, esta vez en color. Era una comedia ligera un poco más pop y un poco más comercial que la anterior, pero menos artística. Parodiaba las películas de espionaje de 007, mientras mostraba a unos Beatles como personajes venidos de la anterior película con unas vidas muy excéntricas. Una secta oriental perseguía a Ringo para matarle en sacrificio a costa de que llevaba puesto un anillo ritual que no se podía sacar del dedo. El protagonista principal seguía siendo sin duda él, quizá el más cinematográfico de los cuatro. Hubo un gasto económico muy grande con este proyecto, se llegó a rodar incluso dentro del Palacio de Buckingham y a contar con un tanque militar y explosivos, por cierto que esa escena nunca la compendieron pero la aceptaron por confianza ciega en Richard Lester. Ellos exigían sus vacaciones, como ya he explicado, y Brian Epstein se las concedió combinándolas con trabajo. El guión se fue reescribiendo e improvisando según ellos sugerían sitios donde les interesaba divertirse para descansar. Para esquiar se fueron a los Alpes, para bañarse se fueron a las islas del Pacífico, y así uno tras otro lugar del mundo. Ahora todos tomaban marihuana, y el último en tomarla, McCartney saldría en los medios de comunicación diciéndolo como si fuera el más fumador de todos, para incomodidad de los otros tres Beatles por su afán de protagonismo por declararlo y por declararlo como lo declaró, en 1967. Pero también para escándalo de mucha gente adulta. En la película se ven numerosas escenas donde hay caras sonrientes y actitudes torpes, estaban fumados de marihuana en esos momentos, la más evidente de las escenas es en la que esquían y practican deportes de invierno. El culpable del asunto de la marihuana había sido Bob Dylan, que en una conversación privada les habló de lo mucho que admiraba sus canciones (él acababa de pasarse al rock eléctrico) y les hablaba de las metáforas a la marihuana en la obra de ellos, aunque ellos casi no la habían fumado, y en el caso de McCartney y Ringo todavía no lo habían hecho, no hasta el rodaje de la película. Se podría decir que sus primeros porros y su afición enorme por ellos vino de la mano de Bob Dylan. Pero de Bob Dylan también vino otra cosa, la admiración que tenían por su pensamiento, su literatura poética en sus canciones y su filosofía de vida, más allá de vivir el momento, comprometido con la sociedad. Todo eso se iba a empezar a transmitir en sus canciones, empezando por el disco de esa película.
El disco como banda sonora en USA se estrenó en agosto con siete canciones de ellos y seis temas instrumentales de los que se encargó George Martin. Este técnico de sonido llegó a decir años después que sospechó que fumaban marihuana pero no quería reconocérselo a sí mismo, no obstante él era bastante mayor que ellos. Aquella versión del disco también contenía pequeñas cuñas de sonido como las primeras notas de la banda sonora de 007. El disco como parte de la discografía propiamente dicha, como el quinto disco, salió en Reino Unido y en USA un mes antes, en julio, con aquellas siete canciones de ellos en la cara A, más siete canciones más que grabaron para la cara B. No hubo nota de prensa en la contraportada, y la portada fue una fotografía de ellos en la nieve haciendo la palabra Help! en símbolos de lenguaje de aviones desde control de tierra. Además había un fotomontaje al poner esa misma palabra quemándola en el negativo original para sobreponerla en la nieve como un haz de luz, en otras portadas es la misma idea, pero con la palabra "Help!" en un dibujo de estilo Arte Pop bastante llamativo que daba sensación de aparecer rápidamente de la nada, quizá mejor diseñado que el otro logo. El artista creador una vez más fue Robert Freeman.
Las canciones comienzan a tener esos intentos de salirse de las temáticas habituales, intentando alcanzar la potencia creativa de Bob Dylan. La canción que da nombre al álbum, "Help!" (¡Socorro!) era una llamada de socorro de Lennon, que se veía en una encrucijada de contradicciones internas, empezando por su vida matrimonial donde Cinthya y Julian eran los principales dagnificados, aunque él sentía serlo él. Diez canciones del disco eran de Lennon/McCartney, dos eran de George Harrison, y dos más eran versiones de canciones country y rock and roll, una de ellas cantada por Ringo Starr en homenaje al cine, "Act naturally" (Actúa naturalmente). El country y el folk norteamericano hacen su aparición en este álbum que quizá es el más agitado en cuanto a rock. La cuestión del folk y el country puede venir también por el impacto que les ocasionó conocer a Dylan. El mejor ejemplo en cuanto al estilo musical folk es "I've just seen a face" (Acabo de ver una cara), aunque la influencia de Dylan como letristas se verá más claramente en el segundo disco de 1965, de que ya hablaremos, a pesar de que en este ya hay ligeros matices de percepción psicológica en las historias de amor que cuentan, más profundas. Pero la canción más conocida era una que en principio fue la cara B y terminó siendo hasta innumerables singles y la canción más versionada de la Historia, "Yesterday" (Ayer), una balada que sólo necesitaba un sólo de guitarra acústica, aunque tiene algo más de acompañamiento, uno muy especial: violines. Aunque ahora pasen como algo en lo que la gente no reflexiona en ello, era impensable que fuera combinable la instrumentación eléctrica de una banda de rock con la instrumentación clásica de la música de cámara o la sinfónica. "Yesterday" es la primera canción que lo hizo por inspiración de Paul McCartney tras ser sugerido por George Martin, quien, como ya se ha dicho, tenía su propia orquesta sinfónica. Además su novia, Jane Asher, era una apasionada de la música clásica y se estaba encargando de instruir musicalmente a su novio, el cual nunca había aprendido música de manera formal, todo lo aprendió por práctica e instinto, y siendo zurdo. La mezcla fue un éxito y los Beatles metieron más instrumentos clásicos en sus canciones, mientras el resto de grupos hacían lo mismo por imitación a ellos. A partir de este momento a nadie le parece descabellado experimentar diversos instrumentos clásicos con instrumentos titpicamente rock (guitarras y bajos eléctricos, batería, armónicas, pianos y órganos; trompetas, saxofones y otros vientos ya estaban introducidos en el soul, que comenzaban a ser soul-rock). Por otro lado, las letras de todo el disco comienzan a realizar introspecciones psicológicas más allá del amor o el desamor. Ellos comienzan a ejercer más como compositores de cantautor, más que como compositores de estrellas rock. Tocan temáticas más profundas o más allá del amor, aunque el amor siga presente, sirva de ejemplo "You've got to hide your love away" (Debes esconder profundamente tu amor).
Habría que destacar también la canción de Harrison "I need you" (Te necesito). Aparentemente parece una canción sencilla, pero incluye un sonido que no se había usado en una canción y que pilló a contrapie a muchos profesionales de la música. Las pedalera wah-wah, distorsionadoras de sonido, estaban a punto de inventarse, encumbrarían a Jimi Hendrix en 1966-1967, pero existían otras pedaleras como las que permitían controlar el volumen de la guitarra mientras tocabas. Sólo se usaban para los ensayos y para controlar que no se colara sonido indeseado en las grabaciones, tenían un uso de trabajo, pero no creativo. Harrison usó la pedalera en la canción como un medio más de crear un sonido musical, subía y bajaba el sonido de su guitarra con esa pedalera como parte decorativa de la música. Quedó extraño y muy atráctivo para el oyente. El resto de los músicos se quedaron sorprendidos de que algo tan obvio se les hubiera escapado a todos menos a los Beatles. A veces lo menos es más, y hasta los pequeños detalles a los que no damos importancia hoy día, tienen un origen revolucionario pues alguien debe romper algunas normas para hacerlo por primera vez y demostrar que no era algo mal hecho. En este sentido, comienzan a ser más artesanales en su modo de componer la música, y menos sujetos a esquemas previos y normas que se daban por hecho obvio. Jimi Hendrix era en aquellas épocas un desconocido músico de estudio en álbumes de blues norteamericano, pero debió tomar nota de aquel uso, pues en 1966, cuando intentó despegar una carrera propia con nombre propio, empezó a integrar las pedaleras de tal manera que llamó la atención a uno de los miembros de los Animals, que lo trajo a Reino Unido, donde le oyeron los Rolling Stones y le contrataron para una fiesta privada llena de casi todas las estrellas rock británicas, incluidos los propios Beatles. La fiesta se celebró un día después de estrenarse Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, de los Beatles, en 1967. Hendrix tocó varias canciones del disco con menos de veinticuatro horas para aprenderlo, lo hizo sin avisar a nadie de que lo haría. Usó las pedaleras conocidas como esta citada que usó Harrison, más los nuevos wah-wah. A partir de ahí comienza la historia mítica de Hendrix.
Fue grabado en estéreo y en mono. Ahora sí, The Beatles al haber controlado expresamente la grabación para que fuera a drede en estéreo, pudieron controlar todas las modulaciones del sonido y por dónde y cómo saldrían en los altavoces. Dejó impresionados a todos los músicos del momento, aunque el disco también se vendía en mono. La diferencia con los otros discos es esa: la versión estéreo no fue una adaptación de las cintas grabadas en mono, sino que se grabó en mono y en estéreo, lo que hacía que se notara que era un sonido cuidado para que en estéreo nada sonara como no debía. Además, cada vez más gente ya no quería el sonido mono tras probar el sonido estéreo, aunque los de mejor oído sabían identificar cuándo quedaba bien y cuándo no cada sistema, así como que no a todos los estilos musicales le venía bien uno u otro. Lo cierto es que los equipos estéreo eran caros, no todo el mundo los tenía. Se irían abaratando a lo largo de la década, así que muchas familias tenían pinchadiscos con un sólo altavoz. Los estéreos se estaban popularizando en USA y en Reino Unido, poco a poco llegarían a otros sitios, pero en países como España, Francia, Italia, y demás, lo común es que diera igual que el disco estuviera grabado a drede en uno o en otro sistema, pues en sus casas había un sólo altavoz. Este era un hecho por el cual muchos músicos de todo el mundo desconfiaban del estéreo. Deseaban que la gente escuchara sus canciones tal como las idearon, y tanto de la música como del cine, una vez que deben ser reproducidas por salas o particulares, se pierde el control del artista, pues todo depende del equipo de quien tiene la copia musical o cinematográfica en su casa o en su negocio. Esto es algo sin solución que no ha dejado de ocurrir. Por muchos medios que ponga un creador para que el producto comercial final sea fiel al sonido o imagen tal como lo creó él, siempre chocará con el estado de la copia que le llegue al usuario y con el equipo reproductor del usuario, así como el espacio donde lo use. Si esto sigue siendo así hoy día, hay que ponerse en situación de lo frustrante que podía ser para un artista en la primera mitad de los años 1960, dados los medios escasos de unos y otros a lo largo de todo el proceso, y explicaría porqué muchos seguían prefiriendo grabar en mono. Además, desde otro punto de vista, el de una discográfica, una mala calidad de sonido en una casa particular podía llevar a ideas erróneas sobre ese artista y en consecuencia a perder futuras ventas.
Hasta este disco buena parte de la producción musical en cuanto a letras habían tenido una gran cantidad de aportaciones de John Lennon, pero a partir de aquí, aparte de que sus canciones se volverán más oscuras, empezará a ser en los dos próximos discos algo más equilibrado entre McCartney y él. Mientras Lennon se seguirá aferrando al rock and roll, McCartney comenzará una evolución del mismo que hace que ya se empiece a hablar de rock, a secas, no de rock and roll. El rock es una música de raíces en el rock and roll y por vía directa una regresión al el Rythm and Blues que no necesariamente fuese acelerado para bailarlo "dando vueltas", a veces ni para bailarlo. El rock se nutrirá del country, del blues, del folk, de la música clásica, del soul, del jazz, de la experimentación y de muchos estilos más. Algunos de los cambios ya hemos empezado a hablar de ellos. Fueron cambios progresivos, en aquella época a tiempo real no se percibieron y no se diferenció entre rock and roll y rock. Para lo que nos interesa, podríamos decir que si John Lennon tuvo más influencia en estos cinco primeros discos es porque él se estaba quedando más anclado en el rock and roll puro, mientras McCartney y Harrison eran más receptivos a mezclar estilos, de lo que nacería el rock. Lennon sería un experimentador nato, y haría experimentos musicales muy osados, pero algo le anclaba en lo más profundo de su ser compositivo, a pesar de los muchos sonidos extraños que nos ha legado. Pero eso ya lo veremos.
John Lennon pasaba una crisis personal y se exploraba a sí mismo. Una crisis que parecía interminable y cuyo origen arranca de su infancia. Ese año 1965 escribió el libro "Un español en el trabajo" (A spaniard in the work), un libro que algunos consideraron racista, aunque como él mismo explicó no lo era. La traducción, según me dicen, era otro juego de palabras que asemejaba la frase A spanner in the works, algo similar a: Un palo en las ruedas [del engranaje]. Aún escribiría otro libro más en su etapa con los Beatles, y uno de poemas. Y con esa referencia bibliográfica, la recomendación de cine para este capítulo es obviamente Help!, de Richard Lester en 1965.
2 comentarios:
Se aprende mucho.
Gracias, se intenta ser didáctico.
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