Presentado mi libro ayer y ya disponible en cualquier librería que lo solicitéis, a mí hoy me gustaría hablar de una obra de teatro a la que fui el pasado día 18. Era gratuita y no la hacía un grupo de teatro profesional. Invitado por una amiga, la obra de teatro era la de un grupo de estudiantes de secundaria dirigidos por uno de sus profesores, que era a la vez amigo de mi amiga. La obra, de hecho, la había escrito él. Yo no sé muy bien si se llamaba "El asesinato". Se representó en la enorme sala que hay dentro del Instituto de Educacion Secundaria Antonio Machado, de Alcalá de Henares, antigua Universidad Laboral en los tiempos del dictador Franco.
Se trataba de una comedia con un argumento clásico, pero con un desarrollo humorístico muy actual y muy sutilmente crítico con las costumbres sociales españolas de hoy y parte de la vida pública. Realmente la comedia tenía mucho de obra de teatro elaborada con los mismos esquemas que las antiguas comedias de teatro de comienzos o mediados del siglo XX, pero era una comedia realmente divertida.
Lo que me sorprendió de aquella obra es que la temática y el lenguaje empleados hubieran sido motivo de escándalo si algún medio de comunicación con ganas de crear titular hubiera estado presente. Lo cierto es que no lo critico. Soy defensor de que los creadores deben ser libres y que las obras no tienen una obligación pedagógica, aunque todo Arte cumple con esa tarea. Pensaba, eso sí, cómo han cambiado los tiempos. Por palabras menos subidas de tono a mí y a un grupo de amigos con los que editaba la revista El Recreo en el Instituto de Bachillerato Cardenal Cisneros (hoy de secundaria), en los años 1990, fuimos censurados y hasta casi a punto de ser carne de consejo escolar. La libertad de expresión ha llegado a las aulas, sea siempre bienvenida.
De entre la obra destaco y mucho la interpretación que hizo la actriz que interpretó a una vidente y a la vez a un yonki. Todos los que actuaron lo hicieron muy bien, así por ejemplo el actor que hacía de muerto y de asesino o las chicas que hacían de pijas eran actuaciones muy destacables. La comedia hizo reir, es por ello que es buena comedia, pues cumple su función.
La sala, tenía mucha gente, en su mayoría adolescentes, sin duda amigos y compañeros de las actrices y actores. Otra diferencia con las cosas que hacíamos nosotros en los años 1990 es precisamente la presencia femenina. También nosotros hicimos un cortometraje, pero daba igual que fuese una revista o un cortometraje, nos era muy difícil que una chica quisiera colaborar y hacer. No es que no lo ofreciéramos. Siempre que veíamos a alguna compañera que escribía bien le ofrecíamos escribir y publicar junto a nosotros, del mismo modo que cuando necesitamos actrices lo ofreciámos también. Pero eran ellas las que por unos motivos u otros lo rechazaban. En general el motivo era que no se veían capaces a sí mismas de hacer algo en público por temores y vergüenzas varias. Alguna había que sí lo hacía, pero costaba. Pues en esta obra de teatro de hace unos días había trece personas actuando, de las que tres eran chicos y diez eran chicas. Me pregunto ahora si habrá cambiado la tendencia y sea ahora los chicos los que sientan vergüenza. Puede ser algo anecdótico o puede haberse vivido realmente un cambio de percepciones sociales. Eso lo dejo a los que realicen estudios sociológicos, pero tengo la ligera impresión de que sí se ha producido un cambio en estos últimos veinte años.
Personalmente veo que en los últimos tiempos hay mucha gente joven que está muy activa haciendo y participando de cuestiones creativas, como mi grupo de amigos y yo hace veinte años o veinticinco. Hay unos poetas jóvenes en esta ciudad de los que ya he hablado, hay alguno haciendo música sin haber llegado a los veinte años y ahora me encuentro a este grupo teatral. La juventud nunca estuvo inactiva, pienso así, por contra de lo que piensa el común de la gente. De hecho sea en cuestiones culturales o en cuestiones sociales la juventud estaba y está movilizada. Pensemos si no en aquella petición de 0'7% para el tercer mundo de los años 1990, la limpieza de las playas gallegas del petróleo del Prestige, o cualquier otra cosa. Lo que ocurre, y esto es una opinión personal, es que quizá desde los hechos de 2011 y el 15 de Mayo ese despertar social que ha cambiado muchas percepciones es probable que también haya afectado a los más jóvenes, menores de edad en 2011, adolescentes en 2016. Se sienten más libres de hacer o de decir y se sienten más decididos. Además está la cuestión de la crisis. Mientras nosotros nos criamos en la primera generación de jóvenes nacidos con la dictadura recién acabada, en unos años 1980 donde nuestros padres trataban de darnos materialmente una gran cantidad de comodidades que ellos no tuvieron, ellos se han criado en un mundo en una crisis económica nacida en 2008 más grave que la de 1929. Mientras nosotros basándonos en que crecimos con una infraestructura económica más o menos estable creíamos que determinadas cosas sólo se podían hacer si tenías medios, ellos parten de la idea de la inestabilidad y de la falta de medios por lo que todo es posible porque todo parte de cero. Por supuesto hablo en términos generales, porque así por ejemplo, mi grupo de amigos y yo siempre contamos con la idea de que nada teníamos y todo lo hacíamos nacer con lo poco que íbamos consiguiendo y haciendo. Quizá por eso mismo me siento más conectado a algunos de los grupos de jóvenes de ahora, porque me recuerdan a mí y a la gente con la que crecí en la vida.
Saludos y que la cerveza os acompañe, y si alguien de esa obra de teatro lee esto, enhorabuena por la obra.
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