En este curso para desempleados de secretariado de alta dirección hay una asignatura llamada "relaciones públicas en la comunicación". La táctica de la profesora no se basa en darnos teoría a lo bestia, eso lo ha reservado para el manual que nos han facilitado, si no que dando apenas unas nociones de esa teoría, para ponernos en situación, crea equipos de trabajo entre nosotros que deben resolver casos prácticos basados en casos reales (presentar una central nuclear a un pueblo para que admitan su construcción en él, promocionar una empresa nueva, crear publicidad gratuíta en los medios de comunicación, etcétera).
Esta asignatura la hemos tenido hoy, esta vez tratamos el caso de que (si llegamos a trabajar como secretariado de alta dirección) tengamos que formar parte de gabinetes de crisis en la empresa. Durante cinco horas seguidas de curso he formado parte de tres gabinetes de crisis. Vamos que la empresa, de ser real, no es recomendable para invertir en ella. Estos gabinetes de crisis eran los formados por las secretarias/secretarios destinados a las relaciones públicas de la empresa con los medios de comunicación, los clientes, la opinión pública, los trabajadores, los mismos directores de empresa, etcétera. Las únicas decisiones que se toman son las de presentar de un modo positivo y aceptable una crisis de la empresa. En otras palabras: vender el buen nombre de la empresa aunque les haya estallado un edificio entero por negligencia. Por un lado nos hemos enfrentado a un caso real de 1977 donde la empresa de aguas española Solares pasó de la noche a la mañana de vender 100 millones de botellas de agua a 14, porque se encontró una bactería inofensiva en el envasado que, sin embargo, estaba prohibido que se envasase por una legislación de ese mismo año. Otro gabinete de crisis ha sido el caso real de 1999, donde la clínica internacional Rubber sufrió diversas denuncias porque varios de sus pacientes empeoraron de salud al suministrarles nitrógeno en lugar de oxígeno, cosa de la que se desentendió Premax (la distribuidora de las bombonas de oxígeno). Y el tercer gabinete de crisis fue otro caso real, esta vez un caso holandés de Coca-Cola (Coke) cuando embasaron varias botellas en mal estado que provocó problemas médicos a varios niños.
En esta asignatura normalmente, en los gabinetes de los que suelo formar parte (ya sean de crisis, de prensa, de dirección secretarial, de relaciones públicas, etcétera), las compañeras de esos gabinetes me suelen tomar por el director del gabinete... vamos, dentro de los mismos puestos el que manda o coordina al resto del gabinete. En alguna ocasión he expresado mi renuncia al cargo, pero me niegan la renuncia y debo seguir en él. Confían en que mi lenguaje es más preciso que el suyo, eso dicen ellas, así como una mayor capacidad de organización, eso dicen ellas, aunque la verdad es que todas aportan ideas. Pues hoy, en uno de los gabinetes de crisis han aceptado mi renuncia momentaneamente y después me han vuelto a ascender a la dirección de los gabinetes. ¿Cuándo ha sido? Pues precisamente en el gabinete de crisis del agua Solares de 1977. Tras dirigir la crisis de cara al consumidor, a la prensa y a Sanidad, había que dirigir la crisis de modo interno a los trabajadores. El descenso del consumo de nuestro producto de 100 millones de botellas a 14 millones había producido tener que despedir a mil trabajadores o irse a la ruína y cierre total. Pero ese año, además, es un año de gran conflictividad laboral, siendo España en ese año el primer o tercer país más conflictivo socialmente (huelgas, manifestaciones, sabotajes, etcétera, por ello el gobierno recurrió a realizar lo que se llamó Pacto de la Moncloa y que hablé de él el año pasado en uno de los dos posts dedicados al aniversario de la II República, en Abril).
Pues me admitieron la renuncia justo para dejarme la tarea de portavoz a los trabajadores para anunciarles mil despidos. Yo no sabía que sólo me la admitieron momentáneamente, después volvieron a colocarme en la dirección de los gabinetes. En otras palabras, en un curso para desempleados la tarea ingrata de afrontar mil despidos se la pasaron a este, su espía de bar. Todas estas actividades se interpretan con todo el realismo posible, hay que decirlo. Así, cuando se toman las decisiones la profesora y el resto de compañeras toman el papel de periodistas, sociedad, políticos, trabajadores, etcétera y se representa lo decidido, ellas pasan a hacer ruedas de prensa, a ser periodistas, activistas o lo que toque. En este caso de los gabinetes de crisis casi todo eran ruedas de prensa (muy duras, por cierto) menos en este caso, que eran las trabajadoras. Sólo que al ser la gran mayoría afectadas de despidos (algunos improcedentes) en la vida real se metieron mucho en el papel a representar ante el anuncio de los despidos.
Yo no podía decidir si se les daba indemnizaciones, la cuantía, si hay prejubilaciones o no... nada, sólo hacer de portavoz. Al parecer la empresa estaba al borde de la quiebra y las condiciones de despido eran nulas, prácticamente era mandarles a la calle sin casi nada, lo que por otra parte disgustgaba al comité de empresa de los sindicatos. Id poniéndoos en situación, porque realmente supone una cuestión moral muy dura para quien toma las decisiones (estamos hablando de un gabinete de crisis de relaciones públicas, en otras palabras: decisiones de cómo comunicar lo que los directivos de la empresa han decidido hacer, sólo hablamos de cómo comunicar, no de si les debemos prejubilar o no o cómo despedir y a cuántos) y para los que deben comunicarlas.
Una cuestión moral dura e interesante. Tras reunir a los obreros en una asamblea (ficiticia) donde les comunicaron por medio de mí que se avecinaban mil despidos o el cierre total de la empresa (y fue una contienda esa asamblea), la peor parte es cuando llegan los despidos de hecho. Se tomó la decisión de realizar los despidos entregando la carta de despido en persona a los trabajadores a despedir. Mis compañeras, repito estaban realmente en situación, quizá recordando sus despidos laborales en la vida real, y no fue un papel agradable de representar ni para mí ni para ellas, aunque fue ficción. Tal es así que según iba recibiendo gente pensaba en que me aceptó la renuncia mi gabinete justo para usarme de cabeza de turco, por lo que por un rato me absorví pensando en que si recuperaba la dirección iba a hacer unos cuantos cambios en mi gabinete... Suena a broma ahora, pero realmente cómo afrontaríais vosotros el ser el portavoz de una decisión de mil despidos. en otras palabras, anunciar los despidos. Una compañera de mi gabinete sugirió que el despido se hiciera sin permitir la entrada del obrero a la empresa, pero se impuso que no, que los recibiera en despacho a última hora de la jornada de un viernes, y eso es lo que representamos. Aunque el hombre es un lobo para el hombre, también es cierto que esa empresa quebraría y cerraría provocando el despido total de todos los trabajadores si no se producían los mil despidos. No estamos hablando de casos actuales de descolocación de empresas para lograr mayores beneficios que los beneficios que ya se tienen, si no de una empresa que realmente sus ventas bajaron de 100 millones de botellas a 14 millones porque una noticia denunció el envase de una bacteria inofensiva, pero prohibida en su embasado por la legislación nueva de ese año... en otras palabras, una ida a la quiebra a causa de la alarma social que despertaron los medios de comunicación, pues no olvidemos que la bacteria era inofensiva... y este caso sí fue real (la tal marca sigue embasando agua hoy día, y no dudo de su calidad). La tesis moral de cumplir con el trabajo de anunciar las decisiones de la dirección general de la empresa, es algo que hoy me ha parecido de lo más interesante e inquietante ha recapacitar. No he tenido ni mi descanso de media hora para trabajar el asunto. sobre todo porque todos los que representamos nos metimos en la piel como si lo viviéramos. De cara a decisiones de gabinetes de otros grupos del curso a mí me tocó hacer de periodista en rueda de prensa... y también fuí al cuello (quizá un desahogo por denunciar la catástrofe social que antes me tocó protagonizar como portavoz del gabinete de crisis anterior).
Cuando volvimos a formar el gabinete al que pertenezco me volvieron a ascender a director del gabinete... la profesora, que hacía de directora de la empresa, decidió realizar cambios en los gabinetes de crisis, y redujo el mío de seis componentes a cuatro y cambió hasta compañeras. Ahora tengo un nuevo gabinete para el próximo día... ¿Qué afrontaremos? ¿Publicitar la empresa? ¿Atraer o convencer clientes de determinadas operaciones? Espero no tener que volver a afrontar un gabinete de mil despidos, ni en la ficción ni en la vida real... en la vida real mucho menos... es más, si las condiciones de mi vida me lo permitieran en ese futuro hipotético quizá hasta renunciaría al trabajo al día siguiente, el mismo día o antes del día, de tener que ejercer mil despidos. Lo de hoy sólo fue ficción.
Por lo demás, aparte del estrés producido por estos tres gabinetes de crisis seguidos (uno de ellos resuelto en diez minutos mediante una elaboración de nota de prensa -por falta de tiempo para continuar por hoy la asignatura-), en mi mente estaban mis propias circunstancias vitales, mi vacío existencial... mi falta de trabajo real, mi falta afectiva en cuestión de parejas, mis miserias de cada día, mis vivencias de la noche anterior (donde por cierto en Whelans volvimos a ganar el primer premio el equipo de Trivial del que formo parte con unos amigos que conocéis en este blog).
Un saludo y que la cerveza os acompañe.
Esta asignatura la hemos tenido hoy, esta vez tratamos el caso de que (si llegamos a trabajar como secretariado de alta dirección) tengamos que formar parte de gabinetes de crisis en la empresa. Durante cinco horas seguidas de curso he formado parte de tres gabinetes de crisis. Vamos que la empresa, de ser real, no es recomendable para invertir en ella. Estos gabinetes de crisis eran los formados por las secretarias/secretarios destinados a las relaciones públicas de la empresa con los medios de comunicación, los clientes, la opinión pública, los trabajadores, los mismos directores de empresa, etcétera. Las únicas decisiones que se toman son las de presentar de un modo positivo y aceptable una crisis de la empresa. En otras palabras: vender el buen nombre de la empresa aunque les haya estallado un edificio entero por negligencia. Por un lado nos hemos enfrentado a un caso real de 1977 donde la empresa de aguas española Solares pasó de la noche a la mañana de vender 100 millones de botellas de agua a 14, porque se encontró una bactería inofensiva en el envasado que, sin embargo, estaba prohibido que se envasase por una legislación de ese mismo año. Otro gabinete de crisis ha sido el caso real de 1999, donde la clínica internacional Rubber sufrió diversas denuncias porque varios de sus pacientes empeoraron de salud al suministrarles nitrógeno en lugar de oxígeno, cosa de la que se desentendió Premax (la distribuidora de las bombonas de oxígeno). Y el tercer gabinete de crisis fue otro caso real, esta vez un caso holandés de Coca-Cola (Coke) cuando embasaron varias botellas en mal estado que provocó problemas médicos a varios niños.
En esta asignatura normalmente, en los gabinetes de los que suelo formar parte (ya sean de crisis, de prensa, de dirección secretarial, de relaciones públicas, etcétera), las compañeras de esos gabinetes me suelen tomar por el director del gabinete... vamos, dentro de los mismos puestos el que manda o coordina al resto del gabinete. En alguna ocasión he expresado mi renuncia al cargo, pero me niegan la renuncia y debo seguir en él. Confían en que mi lenguaje es más preciso que el suyo, eso dicen ellas, así como una mayor capacidad de organización, eso dicen ellas, aunque la verdad es que todas aportan ideas. Pues hoy, en uno de los gabinetes de crisis han aceptado mi renuncia momentaneamente y después me han vuelto a ascender a la dirección de los gabinetes. ¿Cuándo ha sido? Pues precisamente en el gabinete de crisis del agua Solares de 1977. Tras dirigir la crisis de cara al consumidor, a la prensa y a Sanidad, había que dirigir la crisis de modo interno a los trabajadores. El descenso del consumo de nuestro producto de 100 millones de botellas a 14 millones había producido tener que despedir a mil trabajadores o irse a la ruína y cierre total. Pero ese año, además, es un año de gran conflictividad laboral, siendo España en ese año el primer o tercer país más conflictivo socialmente (huelgas, manifestaciones, sabotajes, etcétera, por ello el gobierno recurrió a realizar lo que se llamó Pacto de la Moncloa y que hablé de él el año pasado en uno de los dos posts dedicados al aniversario de la II República, en Abril).
Pues me admitieron la renuncia justo para dejarme la tarea de portavoz a los trabajadores para anunciarles mil despidos. Yo no sabía que sólo me la admitieron momentáneamente, después volvieron a colocarme en la dirección de los gabinetes. En otras palabras, en un curso para desempleados la tarea ingrata de afrontar mil despidos se la pasaron a este, su espía de bar. Todas estas actividades se interpretan con todo el realismo posible, hay que decirlo. Así, cuando se toman las decisiones la profesora y el resto de compañeras toman el papel de periodistas, sociedad, políticos, trabajadores, etcétera y se representa lo decidido, ellas pasan a hacer ruedas de prensa, a ser periodistas, activistas o lo que toque. En este caso de los gabinetes de crisis casi todo eran ruedas de prensa (muy duras, por cierto) menos en este caso, que eran las trabajadoras. Sólo que al ser la gran mayoría afectadas de despidos (algunos improcedentes) en la vida real se metieron mucho en el papel a representar ante el anuncio de los despidos.
Yo no podía decidir si se les daba indemnizaciones, la cuantía, si hay prejubilaciones o no... nada, sólo hacer de portavoz. Al parecer la empresa estaba al borde de la quiebra y las condiciones de despido eran nulas, prácticamente era mandarles a la calle sin casi nada, lo que por otra parte disgustgaba al comité de empresa de los sindicatos. Id poniéndoos en situación, porque realmente supone una cuestión moral muy dura para quien toma las decisiones (estamos hablando de un gabinete de crisis de relaciones públicas, en otras palabras: decisiones de cómo comunicar lo que los directivos de la empresa han decidido hacer, sólo hablamos de cómo comunicar, no de si les debemos prejubilar o no o cómo despedir y a cuántos) y para los que deben comunicarlas.
Una cuestión moral dura e interesante. Tras reunir a los obreros en una asamblea (ficiticia) donde les comunicaron por medio de mí que se avecinaban mil despidos o el cierre total de la empresa (y fue una contienda esa asamblea), la peor parte es cuando llegan los despidos de hecho. Se tomó la decisión de realizar los despidos entregando la carta de despido en persona a los trabajadores a despedir. Mis compañeras, repito estaban realmente en situación, quizá recordando sus despidos laborales en la vida real, y no fue un papel agradable de representar ni para mí ni para ellas, aunque fue ficción. Tal es así que según iba recibiendo gente pensaba en que me aceptó la renuncia mi gabinete justo para usarme de cabeza de turco, por lo que por un rato me absorví pensando en que si recuperaba la dirección iba a hacer unos cuantos cambios en mi gabinete... Suena a broma ahora, pero realmente cómo afrontaríais vosotros el ser el portavoz de una decisión de mil despidos. en otras palabras, anunciar los despidos. Una compañera de mi gabinete sugirió que el despido se hiciera sin permitir la entrada del obrero a la empresa, pero se impuso que no, que los recibiera en despacho a última hora de la jornada de un viernes, y eso es lo que representamos. Aunque el hombre es un lobo para el hombre, también es cierto que esa empresa quebraría y cerraría provocando el despido total de todos los trabajadores si no se producían los mil despidos. No estamos hablando de casos actuales de descolocación de empresas para lograr mayores beneficios que los beneficios que ya se tienen, si no de una empresa que realmente sus ventas bajaron de 100 millones de botellas a 14 millones porque una noticia denunció el envase de una bacteria inofensiva, pero prohibida en su embasado por la legislación nueva de ese año... en otras palabras, una ida a la quiebra a causa de la alarma social que despertaron los medios de comunicación, pues no olvidemos que la bacteria era inofensiva... y este caso sí fue real (la tal marca sigue embasando agua hoy día, y no dudo de su calidad). La tesis moral de cumplir con el trabajo de anunciar las decisiones de la dirección general de la empresa, es algo que hoy me ha parecido de lo más interesante e inquietante ha recapacitar. No he tenido ni mi descanso de media hora para trabajar el asunto. sobre todo porque todos los que representamos nos metimos en la piel como si lo viviéramos. De cara a decisiones de gabinetes de otros grupos del curso a mí me tocó hacer de periodista en rueda de prensa... y también fuí al cuello (quizá un desahogo por denunciar la catástrofe social que antes me tocó protagonizar como portavoz del gabinete de crisis anterior).
Cuando volvimos a formar el gabinete al que pertenezco me volvieron a ascender a director del gabinete... la profesora, que hacía de directora de la empresa, decidió realizar cambios en los gabinetes de crisis, y redujo el mío de seis componentes a cuatro y cambió hasta compañeras. Ahora tengo un nuevo gabinete para el próximo día... ¿Qué afrontaremos? ¿Publicitar la empresa? ¿Atraer o convencer clientes de determinadas operaciones? Espero no tener que volver a afrontar un gabinete de mil despidos, ni en la ficción ni en la vida real... en la vida real mucho menos... es más, si las condiciones de mi vida me lo permitieran en ese futuro hipotético quizá hasta renunciaría al trabajo al día siguiente, el mismo día o antes del día, de tener que ejercer mil despidos. Lo de hoy sólo fue ficción.
Por lo demás, aparte del estrés producido por estos tres gabinetes de crisis seguidos (uno de ellos resuelto en diez minutos mediante una elaboración de nota de prensa -por falta de tiempo para continuar por hoy la asignatura-), en mi mente estaban mis propias circunstancias vitales, mi vacío existencial... mi falta de trabajo real, mi falta afectiva en cuestión de parejas, mis miserias de cada día, mis vivencias de la noche anterior (donde por cierto en Whelans volvimos a ganar el primer premio el equipo de Trivial del que formo parte con unos amigos que conocéis en este blog).
Un saludo y que la cerveza os acompañe.
7 comentarios:
Al menos este cursillo te ayuda a pasar mejor las horas muertas.
Un abrazo canichu.
Curioso lo de la creación de gabinetes de crisis y su preparación. Yo tuve una experiencia similar pero en la vida real, cuando nos intentaron cerrar la asociación por un conflicto con el decanato (habíamos denunciado la inexistencia de salidas de emergencia de una forma poco ortodoxa). Actuamos de forma espontánea y nada premeditada y logramos salir airosos de una situación, cuanto menos comprometida. No sé si estos simulacros tienen alguna validez, pq nunca sabes lo que te va a tocar, pero en cualquier caso resulta interesante tener una serie de pautas a seguir.
En cuanto a lo que dices de las chicas y el liderazgo cedido a los hombres, es una lacra de la que no nos podemos librar. Aún nos quedan cosas por hacer en ese terreno. Siento haber promovido una polémica en tu entrada.
Salud
¡Diablos! mutatis mutandis, tu experiencia me recuerda a cuando yo estaba haciendo el CAP y en un cursillo de esos que te daban 0'2 puntos para la oposición me tocó hacer de profesor de instituto al que una alumna menor que le "apreciaba bastante" recurría para contale que estaba embarazada y quería que la ayudase a abortar. ;)
VADE RETRO: Sí... lo curioso es que representase a una fábrica de agua embotellada, cuando yo soy consumidor de cerveza... Un abrazo.
HARRY REDDISH: Yo fuera de este curso y de la ficción, o sea en la realidad. He formado parte de comités parecidos cuando formé parte de la Alianza Socialista Universitaria (mayoritariamente anarquista). Cuando hacíamos conferencias y demás no pasaba nada, pero cuando nos movilizábamos contra la LOU, la guerra, la ley de extranjería de Rajoy, etcétera, a veces teníamos conflictos con los delegados de la delegación de alumnos de la facultad. A la postre yo era una especie de portavoz del grupo que formábamos, y tuvimos más de una reunión de crisis entre "delegacionitas" y nosotros, porque ellos no aceptaban que una parte de los alumnos preferían nuestra asociación antes que ser "representados" por los delegados de curso cuya existencia era impuesta por la facultad. Algún día debería contar batallitas de estas por aquí, ya veremos. En cuanto a lo de las mujeres y el hombre... no creo que sea una cuestión de mentalidad machista en ellas, me temo que me eligen porque soy el único con formación universitaria. Pero es cierto, lo que has propuesto puede ser interesante para debatir en los sucesivos comentarios en este post. Un saludo y una cerveza.
PCBCARP: Menuda papeleta, Me intriga saber cómo lo solucionaste. Desde luego es un tema delicado donde tener en cuenta múltiples factores. La verdad es que estos casos que se proponen en la ficción de algunas enseñanzas complementarias es cierto que se pueden dar en la vida real, a veces nos plantean tomas de postura interesantes. Yo como Unamuno me declaro constante pensador de mí mismo, y por tanto constante adaptador de mí mismo amí mismo y las circunstancias nuevas de la vida en mi entorno y en mí. Un saludo cervecil.
Pues yo celebro que lo que hoy has mencionado me hace parecer, en menos grado... un pàjaro raro. Vaya, las experiencias, las conexiones con energìas que parecen únicas entre los que nos creemos ... " raros"??? no es única.
bueno, en este caso de lo de los gabinetes más que energías eran vivencias. Un saludo.
Trabajo en equipo, ¿eh?
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