Anoche acabé de madrugada en la casa de tres italianas junto a Manowar Kenobi y Acolade. No sé exactamente qué hacía yo allí, pero fue divertido conocer a gente nueva. Eran amigas de Acolade, bueno, lo son, lo siguen siendo. Allí estábamos, sentados en el suelo mientras alguien pasaba un porro de marihuana. Un par de historias absurdas para reírnos y Acolade pidió que pusiesen el Réquiem de Mozart... entonces digo que es mejor el de Ligeti, por un momento parecía que había dicho un sacrilegio, pero, carajo, ¿qué pensaría Mozart si supiese que alguien desea escuchar su Réquiem de madrugada en el suelo de una habitación y fumados de marihuana, aparte de la cerveza ingerida? Menos mal que una de las italianas continuó el ambiente de la noche poniendo música rock o pop rock o no me acuerdo que era aquello. Después de ver que una de las compañeras de piso de ellas, una anglosajona xenófoba de españoles, usaba unas absurdas y feas zapatillas rosa que imitaban una tela parecida al satén, nos fuímos. Tomamos chocolate con una de las italianas en un bar donde habia clientas con penes de plástico colgados del cuello... que sociedad más decadente... si alguna vez os colgáis un pene de plástico suicidaros, aunque el hecho parezca tener su gracia si lo hacéis en alguna borrachera extraña, suicidaros. Estaréis en el fondo del pozo. Acolade me trajo a casa en coche y se fue a nadar a la piscina de madrugada con la italiana. Fue una noche divertida, estuvo bien conocer gente nueva, pero ¿qué diantres hacía yo allí?
EL INFORME: HISTORIA BREVE DE ALCALÁ DE HENARES (épocas actuales, siglo XX, de 1900 a 1950).
Si al final del siglo XIX Esteban Azaña había revitalizado la vida cultural de la ciudad, su hijo, Manuel Azaña será uno de los personajes históricos más importantes de la ciudad (junto a Cervantes) y de la Historia de España, ya empezado el siglo XX. Por un lado perteneció a la edad de Plata de la Literatura Española (Machado, Lorca, Unamuno -que estuvo viviendo una temporada en Alcalá y ahí concibió uno de los personajes de San Manuel Bueno Mártir-, Baroja, Hernández, etc.). Él era ensayista. En su primer libro, precisamente, El jardín de los frailes, habla de su infancia en Alcalá y en El Escorial. Por otra parte, más importante, fue un político que marcaría decisivamente la Historia de España. Era un republicano convencido con una gran fuerza intelectual y una fuerza de hacer discursos y razonar aún no superado en la política española.
En los primeros años del siglo XX Alcalá no varía mucho su historia que parecía abocada a ser una ciudad más o menos importante en su vida cultural y su pasado, pero que tenía una decadencia que la llevaba a formas de vida casi rurales. Poco apuntan sus logros a principios del siglo XX. Su equipo de fútbol obtuvo el título de Real Sociedad Alcalá Club de fútbol, de manos del Rey Alfonso XIII, aficionado. Tiene un ligero aumento de la población. Además, llega el tren hasta la ciudad y en la avenida que da a la estación se asientan casas de la alta burguesía. De estas casas destaca un edificio del siglo XIX y, a su lado, el llamado Hotel Laredo (iniciado en 1880), un edificio que parece mudéjar. Tal edificio fue creado por un millonario amante del modernismo catalán y del romanticismo. Por dentro tiene piezas traídas de ruinas islámicas de Córdoba y Granada. La reutilización ya se había dado en Alcalá, como se dijo, incluso en las murallas, en la torre del Tenorio, se puede ver una lápida romana como sillar. El Hotel Laredo es hoy un edificio de exposiciones. En 1906 llegó por primera vez el cinematógrafo a la ciudad. Además, cada vez surgían más asociaciones en la ciudad, algunas de carácter social y obrera. Incluso en algunos documentos parece poder rastrearse un incipiente anarquismo ya con cierta organización no formalizada pero en vías de querer hacerlo.
En 1910 el alcalaíno Francisco García Cuevas escribía un libro sobre una ciudad futura que vivía de los restos de su pasado. Era un relato entre la utopía y la distopía, género literario muy poco tratado por autores españoles, y que en aquella época era realmente novedoso para lo que se escribía en lengua castellana. Sin embargo, García Cuevas no tiene muchos más libros conocidos y su propio nombre suele ser un nombre olvidado, si acaso recordado por algún historiador complutense o bien por especialistas en utopías y distopías.
Pero sin duda la ciudad recobra importancia cuando, tras la dictadura de Primo de Rivera (1923 a 1930, ante la cual la ciudad no pareció presentar ninguna postura concreta frente a ella), se proclama la II República (1931-1939) y el Rey se exilia de España. Uno de los artífices e ideólogos de la nueva República es Manuel Azaña, quien siempre mostrará cierto afecto hacia su ciudad natal. Por otra parte, Alcalá de Henares pudo influirle en su desarrollo tanto por las vivencias de su padre, y lo escrito en su novela El jardín de los frailes, como porque en la ciudad se desarrollaron círculos republicanos incluso antes de la proclamación de la I República en 1873. Manuel Azaña será ministro del Ejército e iniciará reformas en él, así como colaborará en crear la nueva constitución que garantizaba las libertades democráticas y sociales, a la par que pretendía hacer de España un Estado laico al margen de la Iglesia, que muchos malinterpretaron por una consigna de acabar con la Iglesia. Azaña formará gobierno con los socialistas del PSOE, con Prieto, y llegará a ser encarcelado por sus adversarios políticos en 1934, bajo la acusación falsa de promover disturbios en Asturias. Volvió a gobernar en 1935-1936, pero la división entre los republicanos de izquierdas, defensores de las libertades sociales, y los republicanos y monárquicos de derechas, defensores de los valores conservadores del catolicismo y la monarquía, provocó que el general Mola promoviera un golpe de Estado en 1936 que desembocó en la más sangrienta guerra civil vivida hasta entonces.
Al frente de los golpistas, llamados nacionales por ellos mismos, se colocó al general Franco. Al frente de los leales al gobierno legítimo, se colocó como presidente democrático a Manuel Azaña. Los republicanos se encontraban divididos entre republicanos demócratas, socialistas, comunistas seguidores de la URSS y el dictador Stalin, anarcosindicalistas y comunistas trotskistas. Del lado de los nacionales se encontraban los carlistas, los falangistas, los fascistas italianos de Mussolini y los NAZIS de Adolf Hitler. El desarrollo de la guerra en Alcalá de Henares fue decisivo. En un primer momento los anarquistas y socialistas sofocaron y acabaron con todos los nacionalistas de la ciudad apoyando a las fuerzas gubernamentales leales a la República en la ciudad. Los conservadores de derechas políticas se habían llegado a sublevar en la ciudad iniciándose tiroteos incluso dentro de algunos edificios emblemáticos como la capilla de San Ildefonso, con el sepulcro del Cardenal Cisneros de fondo, el cual se vio dañado. Las milicias surgidas en Alcalá se aprovecharon de las armas que les llegaron de Madrid y que habían participado del asalto del Cuartel de la Montaña. En los cuarteles alcalaínos el batallón de Zapadores número 7 y el Batallón Ciclista, con los generales Monterde y Azcárete al mando, se mantienen leales al gobierno. Controlan a sus soldados y destituyen y detienen a cuatro pilotos sublevados del aeródromo militar de la ciudad (actual barrio de la Ciudad del Aire, sede del Cuerpo de Paracaidistas del Ejército Español, la BRIPAC, donde un monumento les conmemora por sus participaciones en la I Guerra de Irak -1991- , Bosnia-Herzagovina -1991 - 1996- y otros lugares, en 2003 participaron en la II Guerra de Irak). Entre tanto, se neutraliza a los golpistas de Meco. El gobierno legal de la república había triunfado en Alcalá de Henares, que se mantuvo fiel al gobierno desde el comienzo hasta el final de la guerra. Eso provocó que Alcalá fuera duramente bombardeada por los nacionales. Los bombardeos destruyeron techos de edificios como el del convento de las Bernardas, donde mataron por error a nacionales que se habían atrincherado allí (y que luego fueron achacados a los republicanos), parte del techo de la Iglesia Magistral, la Puerta de Madrid, las murallas medievales, etcétera, todo reconstruido después de la guerra, salvo un edificio, la iglesia de Santa María, de la que sólo quedó la Capilla del Oidor y el campanario. Por otra parte, los republicanos, ateos o laicos, destruyeron las cabezas de algunas esculturas religiosas renacentistas y barrocas, y utilizaron parte de la verja del sepulcro del cardenal Cisneros en la fabricación de balas para el frente de combate. La ciudad tuvo gran importancia en la defensa de Madrid capital. Organizó una gran defensa donde la batalla de Guadalajara, contra el avance de las tropas fascistas italianas, fue crucial. Azaña visitó la ciudad en persona, lo que levantó los ánimos y un cierto orgullo de resistencia local. La ciudad tenía un aeródromo militar, como ya se ha dicho, el cual confería mayor importancia a su papel en la defensa de Madrid.
En 1937 miles de voluntarios extranjeros llegaron a España con la idea de combatir al fascismo ya fuese a favor de la democracia o de ideas revolucionarias comunistas prosoviéticas, comunistas trotskistas o anarquistas. Esos voluntarios fueron integrados en las llamadas Brigadas Internacionales. La sede de estas se situó en Alcalá de Henares, dado que tuvieron gran importancia en la defensa de Madrid en el barrio de la Ciudad Universitaria. Aunque en el libro Homenaje a Cataluña, de George Orwell, se nota la gran importancia que tuvieron en Aragón y Cataluña de cara a los procesos revolucionarios anarquistas. Además, con la llegada de ayuda soviética en ese mismo año, el alto mando de espionaje soviético (NKVD, posterior KGB) se instaló en la ciudad. Tomó como cuartel general la iglesia magistral. Su jefe era Orlov, un general que aplicaba, en un secreto a voces, los métodos de represión que se aplicaban en la URSS por órdenes de Stalin. La idea era ayudar al gobierno republicano, pero a la vez introducir a miembros comunistas en el gobierno y presionar con ellos, para eso era necesario acabar con todos los grupos de izquierdas no afines a los soviéticos y que fueran un peligro para sus intenciones. Ese mismo año fue apresado el dirigente comunista trotskista del partido del POUM, Andreu Nin, en Barcelona. Su detención fue un secreto militar, prácticamente un secuestro. Fue trasladado a las cárceles y chekas políticas de Alcalá de Henares donde probablemente fue asesinado. Hoy día no se ha encontrado su cuerpo, aunque el archivo obrero ubicado en la ciudad le dedica una placa. Azaña, que pretendía que imperase la libertad y la democracia abandonó las tareas de gobierno en manos del presidente Negrín. La guerra acabó en 1939. Azaña murió en 1940 en París, asediado por los NAZIS. Orlov defendió la URSS en la II Guerra Mundial, pero murió represaliado por Stalin, bajo acusaciones no probadas. La casa de Azaña fue tomada por los fascistas de Falange Española de las JONS. Por varios años se ubicaron allí. Hoy día Manuel Azaña cuenta con un auditorio al aire libre y una rotonda donde hay una estatua suya. Como reconocimiento de la Guerra Civil también hay otra estatua en la ciudad que es una fuente de agua con la cabeza de Lázaro Cárdenas, el presidente mexicano que dio asilo a los republicanos españoles que huían de la represión de la dictadura de Franco que, sin duda, les mataría a muchos de ellos.
Nada más terminar la guerra se incendió accidentalmente el Palacio Arzobispal, perdiéndose buena parte de sus edificios más emblemáticos, parte de su fachada, de sus murallas, de sus construcciones interiores mudéjares... Sorprendentemente se salvó el Archivo General del Estado, el cual había sido instalado en la ciudad por los Reyes Católicos, y guarda importantísimos documentos de todas las épocas de España. El archivo (aún en uso) está hoy día en un edificio moderno frente a la Plaza de Aguadores, donde hay una fuente en homenaje a los agricultores de Alcalá, del mismo modo que existe otra fuente con igual finalidad llamada De los Cuatro Caños. El arzobispado de Toledo ya no se encontraba en Alcalá, se encontraría en Madrid-Toledo. Parecía que Alcalá iba a sufrir un nuevo declive. La postguerra de los años de 1940 parecen así confirmarlo.
Tal vez de esos años de 1940', quizá principios de 1950', cabe destacar el estallido el estallido del polvorín militar del Cerro del Viso. Con el tiempo se demostró que tal estallido fue fortuito, pero las autoridades franquistas de la dictadura responsabilizaron de la explosión a la actuación de unos comunistas alcalaínos. Por ello, se creó una represión donde se fusiló a diversos comunistas que sirvieron de cabeza de turco. Este incidente motivó una huelga de hambre entre los presos políticos de las cárceles y prisiones alcalaínas.
Si al final del siglo XIX Esteban Azaña había revitalizado la vida cultural de la ciudad, su hijo, Manuel Azaña será uno de los personajes históricos más importantes de la ciudad (junto a Cervantes) y de la Historia de España, ya empezado el siglo XX. Por un lado perteneció a la edad de Plata de la Literatura Española (Machado, Lorca, Unamuno -que estuvo viviendo una temporada en Alcalá y ahí concibió uno de los personajes de San Manuel Bueno Mártir-, Baroja, Hernández, etc.). Él era ensayista. En su primer libro, precisamente, El jardín de los frailes, habla de su infancia en Alcalá y en El Escorial. Por otra parte, más importante, fue un político que marcaría decisivamente la Historia de España. Era un republicano convencido con una gran fuerza intelectual y una fuerza de hacer discursos y razonar aún no superado en la política española.
En los primeros años del siglo XX Alcalá no varía mucho su historia que parecía abocada a ser una ciudad más o menos importante en su vida cultural y su pasado, pero que tenía una decadencia que la llevaba a formas de vida casi rurales. Poco apuntan sus logros a principios del siglo XX. Su equipo de fútbol obtuvo el título de Real Sociedad Alcalá Club de fútbol, de manos del Rey Alfonso XIII, aficionado. Tiene un ligero aumento de la población. Además, llega el tren hasta la ciudad y en la avenida que da a la estación se asientan casas de la alta burguesía. De estas casas destaca un edificio del siglo XIX y, a su lado, el llamado Hotel Laredo (iniciado en 1880), un edificio que parece mudéjar. Tal edificio fue creado por un millonario amante del modernismo catalán y del romanticismo. Por dentro tiene piezas traídas de ruinas islámicas de Córdoba y Granada. La reutilización ya se había dado en Alcalá, como se dijo, incluso en las murallas, en la torre del Tenorio, se puede ver una lápida romana como sillar. El Hotel Laredo es hoy un edificio de exposiciones. En 1906 llegó por primera vez el cinematógrafo a la ciudad. Además, cada vez surgían más asociaciones en la ciudad, algunas de carácter social y obrera. Incluso en algunos documentos parece poder rastrearse un incipiente anarquismo ya con cierta organización no formalizada pero en vías de querer hacerlo.
En 1910 el alcalaíno Francisco García Cuevas escribía un libro sobre una ciudad futura que vivía de los restos de su pasado. Era un relato entre la utopía y la distopía, género literario muy poco tratado por autores españoles, y que en aquella época era realmente novedoso para lo que se escribía en lengua castellana. Sin embargo, García Cuevas no tiene muchos más libros conocidos y su propio nombre suele ser un nombre olvidado, si acaso recordado por algún historiador complutense o bien por especialistas en utopías y distopías.
Pero sin duda la ciudad recobra importancia cuando, tras la dictadura de Primo de Rivera (1923 a 1930, ante la cual la ciudad no pareció presentar ninguna postura concreta frente a ella), se proclama la II República (1931-1939) y el Rey se exilia de España. Uno de los artífices e ideólogos de la nueva República es Manuel Azaña, quien siempre mostrará cierto afecto hacia su ciudad natal. Por otra parte, Alcalá de Henares pudo influirle en su desarrollo tanto por las vivencias de su padre, y lo escrito en su novela El jardín de los frailes, como porque en la ciudad se desarrollaron círculos republicanos incluso antes de la proclamación de la I República en 1873. Manuel Azaña será ministro del Ejército e iniciará reformas en él, así como colaborará en crear la nueva constitución que garantizaba las libertades democráticas y sociales, a la par que pretendía hacer de España un Estado laico al margen de la Iglesia, que muchos malinterpretaron por una consigna de acabar con la Iglesia. Azaña formará gobierno con los socialistas del PSOE, con Prieto, y llegará a ser encarcelado por sus adversarios políticos en 1934, bajo la acusación falsa de promover disturbios en Asturias. Volvió a gobernar en 1935-1936, pero la división entre los republicanos de izquierdas, defensores de las libertades sociales, y los republicanos y monárquicos de derechas, defensores de los valores conservadores del catolicismo y la monarquía, provocó que el general Mola promoviera un golpe de Estado en 1936 que desembocó en la más sangrienta guerra civil vivida hasta entonces.
Al frente de los golpistas, llamados nacionales por ellos mismos, se colocó al general Franco. Al frente de los leales al gobierno legítimo, se colocó como presidente democrático a Manuel Azaña. Los republicanos se encontraban divididos entre republicanos demócratas, socialistas, comunistas seguidores de la URSS y el dictador Stalin, anarcosindicalistas y comunistas trotskistas. Del lado de los nacionales se encontraban los carlistas, los falangistas, los fascistas italianos de Mussolini y los NAZIS de Adolf Hitler. El desarrollo de la guerra en Alcalá de Henares fue decisivo. En un primer momento los anarquistas y socialistas sofocaron y acabaron con todos los nacionalistas de la ciudad apoyando a las fuerzas gubernamentales leales a la República en la ciudad. Los conservadores de derechas políticas se habían llegado a sublevar en la ciudad iniciándose tiroteos incluso dentro de algunos edificios emblemáticos como la capilla de San Ildefonso, con el sepulcro del Cardenal Cisneros de fondo, el cual se vio dañado. Las milicias surgidas en Alcalá se aprovecharon de las armas que les llegaron de Madrid y que habían participado del asalto del Cuartel de la Montaña. En los cuarteles alcalaínos el batallón de Zapadores número 7 y el Batallón Ciclista, con los generales Monterde y Azcárete al mando, se mantienen leales al gobierno. Controlan a sus soldados y destituyen y detienen a cuatro pilotos sublevados del aeródromo militar de la ciudad (actual barrio de la Ciudad del Aire, sede del Cuerpo de Paracaidistas del Ejército Español, la BRIPAC, donde un monumento les conmemora por sus participaciones en la I Guerra de Irak -1991- , Bosnia-Herzagovina -1991 - 1996- y otros lugares, en 2003 participaron en la II Guerra de Irak). Entre tanto, se neutraliza a los golpistas de Meco. El gobierno legal de la república había triunfado en Alcalá de Henares, que se mantuvo fiel al gobierno desde el comienzo hasta el final de la guerra. Eso provocó que Alcalá fuera duramente bombardeada por los nacionales. Los bombardeos destruyeron techos de edificios como el del convento de las Bernardas, donde mataron por error a nacionales que se habían atrincherado allí (y que luego fueron achacados a los republicanos), parte del techo de la Iglesia Magistral, la Puerta de Madrid, las murallas medievales, etcétera, todo reconstruido después de la guerra, salvo un edificio, la iglesia de Santa María, de la que sólo quedó la Capilla del Oidor y el campanario. Por otra parte, los republicanos, ateos o laicos, destruyeron las cabezas de algunas esculturas religiosas renacentistas y barrocas, y utilizaron parte de la verja del sepulcro del cardenal Cisneros en la fabricación de balas para el frente de combate. La ciudad tuvo gran importancia en la defensa de Madrid capital. Organizó una gran defensa donde la batalla de Guadalajara, contra el avance de las tropas fascistas italianas, fue crucial. Azaña visitó la ciudad en persona, lo que levantó los ánimos y un cierto orgullo de resistencia local. La ciudad tenía un aeródromo militar, como ya se ha dicho, el cual confería mayor importancia a su papel en la defensa de Madrid.
En 1937 miles de voluntarios extranjeros llegaron a España con la idea de combatir al fascismo ya fuese a favor de la democracia o de ideas revolucionarias comunistas prosoviéticas, comunistas trotskistas o anarquistas. Esos voluntarios fueron integrados en las llamadas Brigadas Internacionales. La sede de estas se situó en Alcalá de Henares, dado que tuvieron gran importancia en la defensa de Madrid en el barrio de la Ciudad Universitaria. Aunque en el libro Homenaje a Cataluña, de George Orwell, se nota la gran importancia que tuvieron en Aragón y Cataluña de cara a los procesos revolucionarios anarquistas. Además, con la llegada de ayuda soviética en ese mismo año, el alto mando de espionaje soviético (NKVD, posterior KGB) se instaló en la ciudad. Tomó como cuartel general la iglesia magistral. Su jefe era Orlov, un general que aplicaba, en un secreto a voces, los métodos de represión que se aplicaban en la URSS por órdenes de Stalin. La idea era ayudar al gobierno republicano, pero a la vez introducir a miembros comunistas en el gobierno y presionar con ellos, para eso era necesario acabar con todos los grupos de izquierdas no afines a los soviéticos y que fueran un peligro para sus intenciones. Ese mismo año fue apresado el dirigente comunista trotskista del partido del POUM, Andreu Nin, en Barcelona. Su detención fue un secreto militar, prácticamente un secuestro. Fue trasladado a las cárceles y chekas políticas de Alcalá de Henares donde probablemente fue asesinado. Hoy día no se ha encontrado su cuerpo, aunque el archivo obrero ubicado en la ciudad le dedica una placa. Azaña, que pretendía que imperase la libertad y la democracia abandonó las tareas de gobierno en manos del presidente Negrín. La guerra acabó en 1939. Azaña murió en 1940 en París, asediado por los NAZIS. Orlov defendió la URSS en la II Guerra Mundial, pero murió represaliado por Stalin, bajo acusaciones no probadas. La casa de Azaña fue tomada por los fascistas de Falange Española de las JONS. Por varios años se ubicaron allí. Hoy día Manuel Azaña cuenta con un auditorio al aire libre y una rotonda donde hay una estatua suya. Como reconocimiento de la Guerra Civil también hay otra estatua en la ciudad que es una fuente de agua con la cabeza de Lázaro Cárdenas, el presidente mexicano que dio asilo a los republicanos españoles que huían de la represión de la dictadura de Franco que, sin duda, les mataría a muchos de ellos.
Nada más terminar la guerra se incendió accidentalmente el Palacio Arzobispal, perdiéndose buena parte de sus edificios más emblemáticos, parte de su fachada, de sus murallas, de sus construcciones interiores mudéjares... Sorprendentemente se salvó el Archivo General del Estado, el cual había sido instalado en la ciudad por los Reyes Católicos, y guarda importantísimos documentos de todas las épocas de España. El archivo (aún en uso) está hoy día en un edificio moderno frente a la Plaza de Aguadores, donde hay una fuente en homenaje a los agricultores de Alcalá, del mismo modo que existe otra fuente con igual finalidad llamada De los Cuatro Caños. El arzobispado de Toledo ya no se encontraba en Alcalá, se encontraría en Madrid-Toledo. Parecía que Alcalá iba a sufrir un nuevo declive. La postguerra de los años de 1940 parecen así confirmarlo.
Tal vez de esos años de 1940', quizá principios de 1950', cabe destacar el estallido el estallido del polvorín militar del Cerro del Viso. Con el tiempo se demostró que tal estallido fue fortuito, pero las autoridades franquistas de la dictadura responsabilizaron de la explosión a la actuación de unos comunistas alcalaínos. Por ello, se creó una represión donde se fusiló a diversos comunistas que sirvieron de cabeza de turco. Este incidente motivó una huelga de hambre entre los presos políticos de las cárceles y prisiones alcalaínas.
1 comentario:
El señor Acolade tiene una extraña manía de irse con mujeres a hacer deporte después de una noche de juerga. Que sociedad más decadente.
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