Hoy me he acercado a Madrid capital por la mañana para recoger el certificado impreso del CAP (Certificado de Aptitud Pedagógica). Me han cobrado unos 22 euros (redondeo la cifra exacta) por un trozo de cartulina amarilla cuyo texto y dibujo los hubiera trabajado yo mejor con mi ordenador, pero que necesitaba pagar al Instituto de Ciencias de la Educación porque llevaba el sello y firmas correspondientes de la Universidad Complutense. Ni siquiera informa que me certificaron como profesor de Geografía e Historia, si no como profesor en general. Me veo contratado por algún centro privado ingenuo que me pone a dar clases de Física avanzada. Ya soy teóricamente un profesor, otra cosa es que consiga un trabajo como tal y lo pueda ser en la práctica. Delante mía un chico aparentemente mayor que yo le preguntaba a la secretaria del centro que si ahora informarían de cómo conseguir trabajo... y la contestación era obvia: NO. Al Estado le interesa sacar dinero con el CAP, no procurar dar trabajo a los que lo realizan. Le dijeron que diese solicitudes de empleo a colegios privados si es que no se había apuntado a las oposiciones de este año para dar clases en institutos públicos. Obviamente a mí me toca algo similar... si es que continúo por este camino, claro está. Que falso es el mundo. Preferí ir por la tarde a hacer algo más práctico, aunque fútil, llevé una solicitud de empleo como reponedor o vendedor a un centro comercial de música, video juegos, películas y alta tecnología de aquí, de Alcalá de Henares. No era la primera vez que lo solicitaba, pero esta vez me procuré un nombre de alguien que diese referencias de mí, pues el centro en cuestión, Media Markt, te pregunta en su impreso si conoces a alguien allí... y me temo que esa pregunta sólo sirve para fomentar el nepotismo laboral.
Madrid estaba totalmente en obras... las vías de tren mostraban paisajes sucios de industrias y terreras. En Media Markt montones de televisores moviéndose al unísono a ambos lados de uno iluminaban aparatitos de una tecnología que no llegaba a comprender. Entonces tuve una visión.
Se supone que un país rico en el sistema capitalista actual lo es cuanto más desarrollado tiene su sector servicios. Así pues, esta es la evolución económica normal: la salida natural del sector agrario es desembocar su mano de obra al sector industrial, y el sector industrial, según se desarrolla tecnológicamente el país, desemboca en el sector servicios. Pero hoy día el sector servicios también está teniendo una crisis. Los banqueros son sustituidos por cajeros automáticos para determinadas operaciones que han acabado dando paro a los trabajadores de la banca. Los porteros hace años que fueron sustituidos por porteros automáticos. En determinados lugares se empieza a prescindir de las cajeras de tienda por aparatitos que leen el precio de tus productos y te los cobran, necesitando sólo a unas pocas personas que controlen que se pasa por esas máquinas. Las operaciones por Internet cada vez se comen más terreno en ventas directas de tickets, objetos, pasajes, etcétera, no necesitándose tanto personal para realizar esas ventas, ni la infraestructura para ubicar a ese personal y el papeleo concerniente. en algunos lugares las operaciones municipales también se han entregado a los ordenadores. Los barrenderos más modernos llevan aparatos de dudosa efectividad pero que quitan empleos. Los camiones de la basura más modernos ya no necesitan tres personas para recoger la basura, sino una que conduzca y apriete los botones apropiados. Los profesores sufren el constante asedio de programas educativos que ponen más énfasis en que el alumno aprenda por medio de los ordenadores e Internet, casi como sin guía de un profesor. Así hasta numerosos ejemplos de la destrucción del empleo también en el sector servicios. Yo me pregunto: ¿Se creará un nuevo sector? ¿El sector tecnológico? Y teniendo en cuenta como avanza la tecnología, ¿cuánto durará el empleo en ese sector? Me temo que si no humanizamos la tecnología, por muy útil y cómoda que nos resulte, nos comerá el terreno cada vez más para cosas necesarias. Al menos, claro está, que el sistema social cambie de raíz. Y esto último tiene posibilidades de ocurrir tal como esta el panorama en todo el mundo occidental asediado por el capitalismo salvaje de una globalización entendida por las elites poderosas como creación de grandes capitales. O cambia el sistema social, como decía, o nos veremos con colas de paro como las de la fotografía del Jueves Negro de New York en 1929, aunque por otros motivos. Pero el cambio social, si se produce, ¿cómo lo hará? ¿Por qué medios y en qué dirección? El tiempo hablará, quizá para mediados de este siglo haya ya alguna respuesta posible. Entretanto este es abono para la literatura utópica y distópica.
2 comentarios:
El sector tecnológico lleva existiendo muchos años
Si no hubiera soñadores la realidad no cambiaría.
Yo creo que el futuro puede cambiar a mejor, otra humanidad es posible. Pero cambiarlo supondría que las personas nos diésemos de en qué mundo vivimos y eso es muy complicado, el capitalismo nos envuelve como una bruma y nos hace aceptar cosas sin darnos cuenta. Es como lo de la rana a la que se le mete en un cazo y se va subiendo poco a poco la temperatura. Somos muy ranas en ese sentido. De ahí que la literatura utópica sea tan oportuna, porque nos sirve para despertar es la pastilla que Neo decide tomarse o no
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