Este año me resultaba algo difícil elegir una sola fotografía como una de las fotografías que más me han gustado del fotorreportaje de este año. Sin duda la más impactante es esta de nuestra estrella, El Sol, desarrollando la tormenta de radiación solar más grande de los últimos veinticuatro años. Se produjo entre el 31 de octubre y el 1 de noviembre de este 2014. La foto es de la agencia aeroespacial SDO-NASA. Sus efectos podían haber afectado a todos los aparatos eléctricos y electrónicos de La Tierra apagándolos, o al menos a los de la mitad del planeta. Al final estos efectos casi no tuvieron esa repercusión. La magnitud y la belleza de esta tormenta solar nos recuerda que apenas somos nada en el Universo. Hemos de alegrarnos de su belleza y de nuestra existencia. Somos una generación afortunada al poder ser testigos oculares de esto, pues antes que nosotros nunca tuvieron estas imágenes.
Pero sin duda este ha sido un año con otro tipo de fuego muy presente en las vidas de millones de personas, el de las guerras. Oriente Próximo y Medio han vivido revoluciones transformadas en guerras, las cuales empalmaron con la creación de un Estado Islámico altamente peligroso, fanático religioso y belicoso. Algunas de las revoluciones árabes de 2011 derivaron en retornos a gobiernos de dudables garantías democráticas, como el de Egipto o las derivas autoritarias en Turquía. Corea del Norte ensayó la guerra cibernética mientras cada poco tiempo marcaba su territorio con pruebas militares arriesgadas. China y Japón rivalizaron por sus aguas territoriales. Así podríamos seguir con múltiples conflictos. Pero es la guerra de Ucrania la que más fotografías espectaculares nos ha dado. Muchas de ellas parecen cuadros del Barroco o del Neoclásico puestos al día en el siglo XXI. Edificios de siglos atrás como fondo de manifestaciones, militares o escenas de combate se combinan con otras imágenes alegóricas de que algo está sucediendo en el lugar o bien con otras donde se muestran habitaciones repletas de cadáveres de milicianos que cayeron en la defensa de sus bastiones. Esta fotografía es una iglesia ortodoxa ardiendo en el Este de Ucrania, entre primavera y verano, pero ignoro el autor. Fue popular en Internet. Impacta la visualización del parque infantil que se ve en la esquina inferior derecha. Esta guerra ha derivado en incursiones de la Federación Rusa por su lado de la frontera que ponía nerviosos a los países europeos y a Estados Unidos, que acusaban a los rusos de pasar armas y soldados en ayuda de los separatistas del Este de Ucrania. El derribo de un avión civil lleno de científicos expertos en aportar soluciones a la enfermedad del SIDA fue la gota que colmó el vaso. Rusia fue sometida a un castigo económico que está provocando una gran crisis en el país. Como respuesta, el gran gigante comienza a abandonar sus relaciones económicas con la Unión Europea para establecerlas con China. A la vez, ha realizado entre doscientas y trescientas incursiones aéreas militares sin aviso ni permiso sobre cielos de la Unión Europea, y llegó a colar sin permiso un submarino de guerra también en aguas de la Unión. Se crea así unos precedentes y unos resentimientos peligrosos mientras según avanzan unionistas de Ucrania o independentistas del mismo país se encuentran fosas comunes de muertos de uno y otro bando.
No podía faltar el cambio de rey en España. Hablé mucho de ello por ejemplo en la Noticia 1351ª, tratando sobre el final de Juan Carlos I, en la Noticia 1352ª, sobre la censura otra vez en EL JUEVES, en la Noticia 1355ª, sobre las votaciones en el Congreso y en el Senado, donde estuvo muy presente la petición de una República, y en la Noticia 1357ª, cuando el ya rey Felipe VI citó a autores republicanos en su discurso de coronación el 19 de junio. La foto que he elegido es del 10 de junio. Aún era príncipe de Asturias. La foto es del fotoperiodista Luis Sevillano, y me parece la mejor de las fotografías para mostrar el cambio de reinado, al margen de las obvias del día de la proclamación. El príncipe Felipe y su esposa, doña Letizia, se acercan al grupo formado por el rey Juan Carlos I y la reina Sofía que le esperan junto al presidente de México, Peña Nieto, y su esposa. Están a los pies de las escaleras del palacio de La Zarzuela. La imagen capta metafóricamente muy bien el cambio generacional en la institución monárquica, entre un rey anciano apoyado en su bastón que ha tenido uno de los reinados más largos de España y un príncipe joven que camina firme y decidido a tomar su sitio. El discurso de Navidad de Felipe VI, el primero que da como jefe de Estado, ataca a la corrupción, a pesar de que estaba a dos días del encausamiento de su hermana acusada en uno de esos casos de corrupción. Es paradójico también que una de las imágenes más conocidas de sus primeros meses de reinado sea precisamente aparecer junto a la Reina el día de su proclamación dando la mano a un joven impostor llamado Nicolás, el cual se hizo un nombre entre grandes políticos y empresarios diciendo que era amigo de ministros y de la Casa Real, todo pretendiendo hacer negocios mediante lo que se insinuaba tráfico de influencias. Todo el mundo ha puesto el escándalo en cómo burló a todos siendo nadie realmente, pocos son los que han puesto la mira en que su ascenso incuestionable fue gracias precisamente a que decía poder tener influencias para crear negocios. El discurso de Navidad de Felipe VI recordó también el asunto de Cataluña diciendo que en la España de hoy nadie es enemigo de nadie. Sin embargo, la España de hoy probablemente sean ya no dos, sino tres o cuatro Españas gracias a uno de los gobiernos de la monarquía parlamentaria actual mas dañinos para toda la sociedad en su conjunto, el de Mariano Rajoy. No obstante, el joven Felipe VI insistió en la necesidad de la existencia del Estado del bienestar en España y en que aún la crisis nos mantiene a muchos en el peor de los casos del desempleo de larga duración.
Y casi en el final del año, el 17 de diciembre, en una tarde española muy avanzada, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el presidente de Cuba, Raúl Castro, anunciaron un intercambio de prisioneros y una apertura de recepciones de embajadas recíprocas. No hay aún fotografía oficial de este reencuentro, quizá no se dé ya hasta algún momento de 2015, así que la mejor imagen la supo captar el periodista Doug Mills (Pool, TVC), usando las imágenes televisivas de ambos líderes anunciando el final de un desencuentro a sus ciudadanos respectivos, y aunando esas imágenes en una sola. Cuando Fidel Castro inició la revolución cubana en la década de 1950 la Guerra Fría estaba en su etapa más caliente. Sin embargo, Castro no se había decantado por el sistema político que iba a seguir, si bien las ideas de justicia social las tenía claras. Admiraba a Estados Unidos e incluso había sido jugador de béisbol. Cuba estaba en manos de otra dictadura, la del general Batista, que había transformado la isla en un lugar de juegos para los norteamericanos y les había cedido una gran cantidad de los mejores negocios de la isla. Todo gracias a las leoninas leyes que tenían los cubanos desde la independencia de España en 1898. La ayuda norteamericana se pagó cara, era un nuevo tipo de colonialismo sin serlo. La revolución triunfó entre Año Viejo de 1958 y Año Nuevo de 1959. Cuba se sitúo en los países No Alineados de la Guerra Fría. Pese a ello, para lograr modernizar la isla, la revolución necesitaba un mejor reparto del trabajo y de los bienes que producían los cubanos. Nacionalizó las empresas norteamericanas en 1960, aunque respetó que mantuvieran la base militar de Guantánamo, cedida por la ayuda de 1898. El presidente norteamericano, Kennedy, que este año que viene cumplirá uno de sus aniversarios redondos, respondió embargando a Cuba y aislándola económicamente. Ayudó a la contrarrevolución en un intento de matar a Castro en 1961. El desembarco de Bahía Cochinos fue un fracaso, pero la implicación norteamericana quedó evidenciada. Castro reaccionó buscando un aliado en el bloque soviético. La unión Soviética a cambio mandó misiles nucleares a la isla. El escándalo de los misiles de Cuba en 1962 casi llevó a la Tercera Guerra Mundial. Al final todo se solucionó para bien, excepto para los cubanos. Hubo quien creyó que estuvieron detrás del asesinato de Kennedy en 1963. La ayuda norteamericana a la contrarrevolución instalada en Florida, y los casos mutuos de espionaje fueron lo habitual a lo largo de ese periodo 1962-1991. El asunto más grave fue el asesinato de Ernesto "Che" Guevara en 1967 en Bolivia con ayuda de la CIA. En 1991 cayó la Unión Soviética y era lógico que Estados Unidos abriera la mano con Cuba, pero no lo hizo. En su lugar realizó la Ley Helms-Burton, mediante la cual Estados Unidos pretende atacar económicamente a aquellos países cuyas empresas hagan negocios con antiguas propiedades norteamericanas en Cuba. Era toda una promesa de invasión tras Castro. España sería la principal perjudicada. Pero no se abrió la mano hasta mediados los años 1990, cuando Clinton permitió una serie de cuestiones entre sus ciudadanos que fue contestado por Fidel Castro con el permiso a sus ciudadanos para irse de la isla si tenían con qué. Mucha gente optó por irse en balsas improvisadas. Muchos cubanos murieron en el mar. La indignación del mundo fue grande y Castro volvió a poner restricciones. En 2001 Fidel Castro ofreció ayuda médica y alimentos a los afectados por el atentado islamista del 11 de septiembre, y volvió a hacerlo en 2005 a causa de los destrozos del huracán Katrina en New Orleans. En 2008 Fidel dimitía como presidente de Cuba y, como si de una dictadura hereditaria se tratara, pasó a gobernar su hermano Raúl Castro. Él permitió poder obtener bienes de consumo que antes no se podían obtener. Desde entonces se ha acelerado un proceso en el que la dictadura evoluciona a una democracia. La Unión Europea, gracias a España, decidió abrir sus relaciones económicas con la isla debido a esas iniciativas democratizadoras. Los empresarios estadounidenses se estaban quedando fuera. Quizá el gesto de Obama vaya en ese sentido. Lo tiene difícil, pues queda acabar con el embargo a la isla, y para eso tiene un año entero de gobierno para negociarlo con el Congreso, hoy por hoy en manos de sus adversarios políticos, los republicanos. Sea como sea, les esperamos lo mejor para el 2015.
Y esta fotografía la pongo de mi cosecha. Es mía. Se trata de un viejo abanico de mi madre. El gobierno de Mariano Rajoy es el peor de toda la monarquía parlamentaria actual. A pesar de que se enarbola la recuperación económica a finales de año, esta no se ha dado. Como dijo Juan Carlos I en su último discurso de Navidad, en 2013, la crisis no ha terminado hasta que no dejen de padecerla todos los españoles. No vale que los grandes empresarios tengan cifras que creen favorables. Nunca les fueron desfavorables. Si uno mira la serie de cifras de los resultados anuales de los grandes empresarios y los bancos españoles, lo primero que encontrará es que nunca tuvieron pérdidas, tuvieron menos beneficios económicos de los que habían previsto. A partir de ahí optaron por despidos masivos, cierres y presiones políticas hasta el punto de que no se sabe si gobierna la gente elegida democráticamente o ellos. Al comienzo de su gobierno, Rajoy en 2012 hizo leyes que recordaban algunas de la dictadura de Miguel Primo de Rivera (1923-1930), luego, entre ese 2012 y 2013 hizo innumerables reformas que recordaban a la Transición política (1975-1982), cuando no a alguna que otra que nos recordaban los historiadores a leyes de los últimos veinte años del siglo XIX (1880-1900). Ahora, en 2014, se han hecho leyes que recuerdan a la dictadura de Franco (1939-1975). ¿Es Rajoy modernidad? No. ¿Es democracia de Estado de bienestar? Hay motivos de duda. España parece volver a un pasado de pandereta. Todos los que somos ciudadanos de a pie esperamos y confiamos en un 2015 donde las cosas empiecen de verdad a ir bien para los que realmente hacemos este país, la gente común.
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