martes, marzo 15, 2011

NOTICIA 910ª DESDE EL BAR: AQUELLAS CARTAS ESPAÑOLAS QUE SÓLO VIAJARON DENTRO DE FRANCIA

A veces en mi trabajo uno se encuentra cosas bien curiosas. Entre ellas, de vez en cuando, uno encuentra cartas de gente anónima que en su exilio francés en París les contaban sus pareceres políticos y sus vivencias más o menos acuciantes del momento. Así, de entre las cartas dirigidas al Grupo Socialista de París de exiliados españoles entre 1944 y 1948 se encuentran hasta tres de ese tipo de correspondencia cuyos autores les mandaron poemas compuestos por ellos mismos. No son grandes poemas. En general confunden el recurso de la rima con la poesía en sí misma. Ignoran que la rima es sólo una herramienta de la literatura poética, y que incluso hay poemas que no tienen rima. De ahí la confusión y su uso abusivo de la rima como si ella sóla sirviera como poema total. Prácticamente no hay anáforas, hipérboles, aliteraciones, metáforas, antítesis, similes, hipérbaton, epítetos, sinestesias o cualquier otro recurso poético. Pero sobre todo lo que no hay es intención poética. Me explico. Prácticamente son tres poemas donde los autores querían explicar cómo era su vida diaria y sus sentimientos lejos de una España de la que tuvieron que exiliarse en 1939 y tras vivir su guerra civil y posteriormente la II Guerra Mundial, aún en curso en Francia, o recientemente acabada, según el año de creación de la carta. Más les hubiera valido escribirlo todo en prosa. Hay poemas en prosa (el verso también es sólo un recurso poético, el más usado, eso sí), pero estos, para ser poemas, tienen ante todo intencionalidad poética, por lo que usan en abundancia el resto de recursos. No es el caso. Bien hubieran podido escribirlo en prosa, repito, y hubiera quedado simplemente como un texto de literatura en prosa, que quizá es lo que más les hubiera cuadrado. Pero sus autores eligieron la poesía. Nunca llegarán a figurar entre los grandes literatos españoles, ni siquiera del exilio. Tal vez algún día alguien incluya sus escritos entre los textos poéticos de los exiliados españoles de 1939 a 1975, como los de cierto anarquista de los años 1940', o los de exiliados de todas las tendencias del "Romancero de la Guerra de España" (cuyo primer tomo se acaba de publicar el año pasado), pero de momento sólo se pueden encontrar en los archivos, estos tres casos concretos en el de la Fundación Pablo Iglesias (en cuanto acabe yo mismo de archivarlos debidamente).

Nunca llegarán a figurar entre los grandes literatos españoles del siglo XX, como digo, sólo en esas otras recopilaciones generales de escritos del exilio. Ni con reconocidos exiliados, ni con reconocidos no exiliados. Ni con Antonio Machado, ni con Leopoldo Panero; ni con Juan Ramón Jiménez, ni con Dionisio Ridruejo; ni con Vicente Alexaindre, ni con Gerardo Diego; ni con Rafael Alberti, ni con Rafael Sánchez Mazas. Coinciden con estos conocidos autores estos desconocidos exiliados de los que yo hablo, gente de a pie de la calle, normal y corriente, en querer expresar en poesía sus vivencias, ideas y sensaciones y sentimientos. Mala poesía, como he dicho, pero poesía a fin de cuentas. Sus penurias lejos de la tierra donde crecieron y a donde ya no podían volver, tras vivir dos guerras para sobrevivirlas a ellas y a la post guerra, quedan reflejadas en esos versos. A menudo oscilan entre la ideología democrática y las vivencias cotidianas en el exilio francés. A veces tienen algún acierto entre sus versos. Así, en el poema "Las ovejas salvajes y la fiesta del lugar", de una página y media a doble columna, manuscrito con pluma estilográfica, Domingo González, un afiliado al reconstituido Grupo Socialista de París, escribía unos versos en un fragmento del poema que reflejan cierto ambiente entre lo erótico y lo amoroso que, en realidad, nos hablan de una libertad sensual y sexual, la cual, tras ser gozada durante la II República en España y en esos momentos en la República de Francia recién liberada, no existía en España permitidamente. Esos mismos versos, sacados del contexto del resto de sus versos, podrían tomarse (o confundirse) como metáfora de su exilio respecto a España, quizá subconscientemente así fuera... Sin embargo, tengo mis dudas sobre esa intencionalidad (conscientemente no, de eso estoy seguro, inconscientemente, tal vez, no obstante el nombre de Dulcinea no era ya un nombre habitual entre las españolas desde hacía siglos -si es que acaso alguna vez lo fue- y sí un recordatorio y una alegoría a la española castellana por referencia a la novela "Don Quijote de la Mancha", de Miguel de Cervantes).

(...)
Pierdo con gusto y me voy.
La cena está preparada,
Dulcinea enamorada
que los jóvenes abrazan
hasta llegar la mañana.
(...)

(Domingo González, "Las ovejas salvajes y la fiesta del lugar", 28 de agosto de 1945, Bois de Bay-Faurilles-Dordogne, Francia).

P.D.: La fotografía pertenece a un membrete de un documento oficial del gobierno de la II República Española en el exilio, no recuerdo si de 1948 ó de 1954. Llama la atención que en pleno exilio existiera un "Ministerio de Emigración".

5 comentarios:

Alegoria dijo...

En estos momentos has logrado que envidie tu trabajo. ¡Con lo que me gusta husmear en correpondencias ajenas y papelajos del siglo pasado! ¡Ayyyy!

Canichu, el espía del bar dijo...

Bueno, todo el año pasado ya tenía un trabajo de lo mismo, pero en otros dos archivos diferentes y uno de ellos, te recuerdo, era con expediente judiciales del siglo XVIII. Saludos.

Bardamu dijo...

Buena documentación para un escritor

noticias dijo...

guaaa!! me encanta el blog, siempre encuentro temas muy interesantes.

Canichu, el espía del bar dijo...

Pues muchas gracias. Espero que siga gustándote. Saludos y que la cerveza te acompañe.