miércoles, diciembre 13, 2006

NOTICIA 189ª DESDE EL BAR: FINALES ALTERNATIVOS (1)

Pues ya tengo final alternativo del comienzo de relato que os propuse en el anterior post para publicar en La Botella Vacía. He elegido el de 3'14, porque me ha parecido muy surrealista y divertido. El resto de finales alternativos me han gustado, los hay oscuros, los hay muy pensados, me han gustado también. Pues lo dicho. Publico aquí los tres finales alternativos que no seleccioné y guardo el cuarto, el de 3'14, para la revista. El de 3'14, que es el electo, lo publicaré en el blog la semana que viene, más o menos coincidiendo con la publicación en papel del fanzine y su presentación en la lectura del día 21. La publicación del nuevo número del fanzine en su web tardará un poco más, dependerá del Chico Gris.

Gracias a Harry Reddish, Koprófago y Andrés David. Y ahora, cual mundos paralelos, los finales alternativos que ellos tres propusieron:


EL INFORME FINALES ALTERNATIVOS:


EL HOMBRE DE LA TIENDA DE NEUMÁTICOS
(alternativa Koprófago)

Vaya, parecía que iba a ser un día tranquilo, pero hubo tantos clientes que se pasó el día vendiendo neumáticos. Sin embargo no era normal lo que estaba ocurriendo justo ahora que se iba a casa. Sólo había apagado las luces cuando entró aquel tipo alto con gabardina y sombrero como si de un circo de empleados de oficina de funcionarios hubiera salido. Lo curioso es que tenía una pierna humana en su mano derecha. Nunca antes había entrado un cliente con una pierna humana en su mano derecha.

-Perdone -le dijo volviendo a encender las luces-, ¿quiere algo?, estaba cerrando.
-No, no quería nada sólo quería hablarle de esta pierna humana de mi mano derecha.
-Ah, ya me había fijado en ella, ¿le pasa algo?
-No, nada especial, es que no podía cargar con todo el cadáver.
-Entiendo... ¿Y cómo era el cadáver?
-Exquisito. Muy rico. No estaba nada mal su sabor. Pero yo quería hablarle de la pierna humana que tengo en mi mano derecha.

El vendedor de neumáticos cogió un trapo para limpiarse las manos un poco y se acercó al individuo con la pierna humana. La observó un rato y dijo:

-Pues parece una bonita pierna.
-Sí, lo parece, me consta, pero...

Aquel tipo parecía un tipo tímido, se había sonrojado cuando recibió ese piropo a la pierna humana que portaba en su mano derecha.

-Verá, no quiero parecer grosero, pero tengo que cerrar. No se si esto es una broma o si se ha metido en un lío. Yo no quiero problemas.
-Perdón, déjeme hablarle de la pierna humana que llevo en mi mano derecha. Usted ha dicho que era bonita y...
-Si, bueno, es bonita. Pero ya está. Para qué quiero yo una pierna mutilada de mujer. Entiéndalo, estoy cansado y no tengo ganas de juegos.
-Ya, pero esta es la dirección que me dieron -dijo el tipo de la gabardina algo nervioso-, la tienda de neumáticos de la Calle Rosario.

El hombre de la tienda de neumáticos encendió un cigarro y con un gesto le dijo al tipo de la gabardina que esperase. Recogió sus cosas y apagó las luces de nuevo. Ambos fueron al exterior de la tienda y mientras echaba el cierre, el vendedor dijo:

-Esta es la Calle Rosario, pero hay otra tienda de neumáticos un poco más arriba. Ahora, si me haces el favor, guárdate un poco esa pierna, y si quieres te acerco a la tienda de Amadeo.
-Gracias, es muy amable. Disculpe las molestias, pero me dijeron que viniese a la hora del cierre y pensaba que esta era la única tienda de neumáticos de la calle.

Los dos montaron en el coche del vendedor de neumáticos y se dirigieron calle arriba hasta la otra tienda. Ambos parecían tranquilos, y cuando llegaron, el tipo de la gabardina bajó del automóvil y le dijo al vendedor:

-Muchas gracias, ¿no va a venir conmigo?
-Ya le he dicho que no quiero problemas. No le contaré a nadie lo de la pierna. Creo que ya he hecho demasiado por usted.
-Venga hombre, no sea soso. Acompáñeme.
-No se si a Amadeo le hará mucha gracia que a la hora del cierre entren en su tienda un tío con una pierna humana en su mano derecha y un vendedor de neumáticos de la competencia...
-Hágame caso, lo pasaremos bien. Venga conmigo.

El hombre de la tienda de neumáticos bajó del coche, y con cara de extrañeza acompañó al tipo de la gabardina hasta la tienda de Amadeo. Cuando llegaron a la puerta, observaron que el cierre estaba parcialmente echado, pero podían ver una luz en el interior. El tipo de la gabardina golpeó el cristal de la puerta con la pierna humana que llevaba en su mano derecha. Tras unos segundos, llegó hasta la puerta un hombre alto y de anchas espaldas que les abrió y les invitó a entrar.

-Hola, quería hablarle de esta pierna humana de mi mano derecha -dijo el tipo de la gabardina a modo de saludo.

El hombre de la espalda ancha hizo un gesto de aprobación con la cabeza y les llevó a la trastienda. De allí salía la luz que se observaba desde el exterior. En la trastienda, un pequeño despacho desordenado lleno de papeles y bolígrafos, esperaba sentado en una silla de ruedas un hombre de unos sesenta años, de pelo cano y con poblado bigote blanquecino.

-Disculpen que no me levante -dijo el hombre canoso mientras se señalaba las piernas-, espero que me comprendan.
-Hola Amadeo, no sabía nada de esto -contestó el vendedor de neumáticos después de observar que al hombre canoso le faltaba una pierna-, lo siento. Hace tiempo que no nos vemos.
-Vaya faena -agregó el tipo de la gabardina-. Pero bueno, yo quería hablarle de esta pierna humana de mi mano derecha.

Amadeo ignoró al vendedor de neumáticos y con una seña, ordenó al hombre de la espalda ancha que se lo llevase de allí. Ambos salieron de la trastienda y se dirigieron a la puerta de entrada.

-Así que quieres hablarme de la pierna humana que llevas en tu mano derecha.
-Si. Es bonita, ¿verdad?
-Si, muy bonita. Pero es de mujer. Y creo que en mi encargo dejé claro que la pierna que quería era de hombre.

El hombre de la espalda ancha entró de nuevo en la trastienda. Lentamente, abrió uno de los muebles del despacho y sacó un tablón grueso y alargado.

-También dejé claro que la pierna debería venir dentro de una nevera con hielos -añadió Amadeo cambiando el gesto-. ¡Y tú me has traído una pierna de mujer que ya está empezando a descomponerse y a oler a puta mierda! Algo habrá que hacer, ¿no?

Cuando recuperó la conciencia, el tipo de la gabardina se llevó la mano a la nuca. Le habían dado un buen golpe. El sol le molestaba en los ojos. Miró a su alrededor y vio su sombrero. Estaba en un descampado. Intentó levantarse, pero no podía. Le faltaba una pierna.

-Es lo que tienen los negocios. A veces salen bien y a veces no -pensó con una ligera sonrisa.

Koprófago y Daniel L.-Serrano

EL HOMBRE DE LA TIENDA DE NEUMÁTICOS
(alternativa Andrés David)

Vaya, parecía que iba a ser un día tranquilo, pero hubo tantos clientes que se pasó el día vendiendo neumáticos. Sin embargo no era normal lo que estaba ocurriendo justo ahora que se iba a casa. Sólo había apagado las luces cuando entró aquel tipo alto con gabardina y sombrero como si de un circo de empleados de oficina de funcionarios hubiera salido. Lo curioso es que tenía una pierna humana en su mano derecha. Nunca antes había entrado un cliente con una pierna humana en su mano derecha.

-Perdone -le dijo volviendo a encender las luces-, ¿quiere algo?, estaba cerrando.
-No, no quería nada sólo quería hablarle de esta pierna humana de mi mano derecha.
-Ah, ya me había fijado en ella, ¿le pasa algo?
-No, nada especial, es que no podía cargar con todo el cadáver.
-Entiendo... ¿Y cómo era el cadáver?
-Exquisito. Muy rico. No estaba nada mal su sabor. Pero yo quería hablarle de la pierna humana que tengo en mi mano derecha.

El vendedor de neumáticos cogió un trapo para limpiarse las manos un poco y se acercó al individuo con la pierna humana. La observó un rato y dijo:

-Pues parece una bonita pierna.
-Sí, lo parece, me consta, pero...

Aquel tipo parecía un tipo tímido, se había sonrojado cuando recibió ese piropo a la pierna humana que portaba en su mano derecha. El vendedor señaló la trastienda.

-Si quiere podemos hablar allá.
-Estaría mejor, gracias.

El espacio era pequeño y estaba ocupado por un escritorio lleno de facturas, notas y fotografías, dos asientos plásticos y una heladera azul con un radio encima. El vendedor limpió uno de los asientos para ofrecérselo a su visitante. El hombre con la pierna humana en su mano derecha aún se veía incómodo. El vendedor abrió la heladera, sacó dos cervezas y un tazón de ojos congelados. Después de poner el tazón sobre el escritorio, destapó ambas cervezas y le entregó una al visitante. Bebieron sorbos lentos y masticaron un par de ojos antes de que alguno hablara.

-Se preguntara...
-Pues claro. Es la primera vez que entra alguien con una pierna humana en su mano derecha. Además dijo que quería hablarme de ella.
-Sí, pero no es fácil.
-Sólo empiece.

El hombre puso la pierna sobre sus rodillas. La acarició con cariño desde el muslo recortado hasta el tobillo, recorriendo los músculos que se marcaban bajo la piel afeitada. Suspiró, agarró un ojo, lo masticó y habló con la boca llena.

-Como le dije antes el cadáver, exquisito. Pero la pierna...
-¿Qué le pasa a la pierna? Se ve bastante bien.
-De verse se ve bien, pero de saber... es lo más delicioso que he probado.
-Pues bien, felicitaciones pero ¿eso qué tiene que ver conmigo?
-Usted vende neumáticos.
-...
-Es que, los neumáticos son de caucho.

El vendedor bebió de su cerveza mirando al visitante sobre la botella. Al terminar su sorbo, se inclinó para tocar la pierna. El rigor mortis estaba pasando. Una hermosa pierna de deportista o bailarín, pensó.

-¿Y eso qué?
-No es el caucho en sí, es por algo que dijo mi almuerzo antes de que lo terminara.
El hombre respiró profundo. Hizo amague de agarrar otro ojo pero se contuvo. Puso las dos manos a ambos lados de la rodilla de la pierna que tenía en su regazo. Siguió hablando:
-Uno minutos antes de quedar inconsciente, entrecerró los ojos y dijo: venir a pincharse el caucho, maldito vendedor.
-Entonces usted asumió que tenía que ser yo.
-Algo así. Era un ciclista y cuando se pinchó pidió ayuda en mi casa. Se había caído y sangraba su rodilla izquierda. Eso me abrió el apetito.
-¡A quién no!
-Me alegra que entienda. El punto es que mientras lo almorzaba noté que le faltaba el ojo derecho era de vidrio. No le habría dado importancia si no hubiera hablado del vendedor.

El vendedor puso su cerveza en el escritorio, se inclinó hacia el visitante y lo observó por un rato. Después le preguntó:

-¿Pasa por esta calle a menudo?
-Todos los días.
-Y siempre...
-...veo su anuncio. El almuerzo estaba tan exquisito que tuve que venir a ofrecerle la pierna.

El vendedor de neumáticos tomó la pierna, la metió en la heladera y dijo:

-¡Brindo por los buenos modales!
-¡Salud!

Afuera, la luz de un farol ilumina la fachada de la tienda. Debajo del gran anuncio, en una ventana, hay un pequeño cartel blanco con letras rojas que reza: compraventa de partes.Por

Andrés David Aparicio y Daniel L.-Serrano

EL HOMBRE DE LA TIENDA DE NEUMÁTICOS.
(alternativa Harry Reddish)

Vaya, parecía que iba a ser un día tranquilo, pero hubo tantos clientes que se pasó el día vendiendo neumáticos. Sin embargo no era normal lo que estaba ocurriendo justo ahora que se iba a casa. Sólo había apagado las luces cuando entró aquel tipo alto con gabardina y sombrero como si de un circo de empleados de oficina de funcionarios hubiera salido. Lo curioso es que tenía una pierna humana en su mano derecha. Nunca antes había entrado un cliente con una pierna humana en su mano derecha.

-Perdone -le dijo volviendo a encender las luces-, ¿quiere algo?, estaba cerrando.

-No, no quería nada sólo quería hablarle de esta pierna humana de mi mano derecha.

-Ah, ya me había fijado en ella, ¿le pasa algo?

-No, nada especial, es que no podía cargar con todo el cadáver.

-Entiendo... ¿Y cómo era el cadáver?

-Exquisito. Muy rico. No estaba nada mal su sabor. Pero yo quería hablarle de la pierna humana que tengo en mi mano derecha.


El vendedor de neumáticos cogió un trapo para limpiarse las manos un poco y se acercó al individuo con la pierna humana. La observó un rato y dijo:

-Pues parece una bonita pierna.

-Sí, lo parece, me consta, pero...

Aquel tipo parecía un tipo tímido, se había sonrojado cuando recibió ese piropo a la pierna humana que portaba en su mano derecha.

-…pero le pediría un poco de discreción. Ya sabe que la policía es bastante quisquillosa con estos asuntos y que las paredes oyen…

-Sí, sí, me hago cargo, discúlpeme.

-No, no tiene de qué disculparse, yo sólo se lo decía por evitarle problemas. Ya sabe que este sucio condado está lleno de moralistas dispuestos a delatar a gente como usted y yo.

-Desde luego, ya sé como se las gastan por aquí. Pero no tiene usted de qué preocuparse, por Dios. Justo ahora mismo iba a cerrar y como ve, ya no queda nadie en la calle. Si me permite, iré echando el cierre y después, podemos tratar el asunto en la trastienda mucho más tranquilos, ¿le parece?

-Estoy de acuerdo, me parece bien - contestó el cliente.

-Si tiene usted la bondad, entre por aquella puerta y tome asiento, por favor. No tardo nada.

El cliente pasó a la trastienda y se sentó en una bonita silla de oficina frente a una robusta mesa de escritorio donde el dueño del negocio llevaba todos los asuntos contables de la tienda. Mientras, el vendedor de neumáticos bajaba la cancela de la puerta principal y con un mando a distancia accionaba el mecanismo que cerraba la puerta del garage. Una vez hecho esto, entró en la trastienda para atender al cliente.

-Y dígame, ¿quién le hizo llegar hasta mí? - preguntó el vendedor de neumáticos

-El pastor Roberts me dijo que usted me podría ayudar

-Ese viejo hijo de puta borracho - espetó una sonora carcajada -ya me lo imaginaba. Hace años que no viene a la Logia desde que decidiera cambiar la dieta. Supongo que le habrá vuelto el hambre de carne humana y la única manera de congraciarse con nosotros es enviarle a usted aquí.

-Ignoro sus motivaciones y la verdad, todo sea dicho, se mostró muy comprensivo conmigo. Parecía que me quisiera ayudar.

-¿Problemas de conciencia?

-En absoluto, llegué a él por casualidad hace un par de días, en el burdel que hay en las afueras. Entró por equivocación en el cuarto en el que estaba yo y me sorprendió con la pierna. Hicimos muy buenas migas…

-He de suponer que la pierna es de una de las chicas

-No, la verdad es que me metí allí para evitar a la policía, y por qué no decirlo, pasar un buen rato - dijo sonriendo tímidamente con la mirada puesta en sus zapatos.

-¿Entonces, la pierna…? - inquirió el vendedor de neumáticos

-Ah, sí, la pierna… Fue hace una semana, en la ciudad, donde resido. Un tipo vino a la oficina de patentes donde trabajo para registrar una máquina para desollar cerdos. El caso es que el individuo tenía prisa y quería a toda costa que llevara a cabo el registro con toda celeridad. Y sinceramente, hay trámites que requieren cierta calma y aquel tipo me estaba poniendo de los nervios con su insistencia, ¿me explico?

- Sí, sí, con toda claridad - dijo el vendedor de neumáticos mientras se levantaba e iba al mueble-bar a servir dos copas de bourbon.

-Me puso muy nervioso y no veía la manera de quitármelo de encima. Uno es muy paciente, pero cuando le tocan las narices…

-Le mató.

-Sí, no tuve más remedio que darle con el pisapapeles de plomo en la cabeza, estaba muy irritado.

-Entiendo - contestó el vendedor que parecía ocupado revolviendo en un cajón - Siga, siga, disculpe la interrupción, yo le escucho.

-Pues imagínese la situación. Yo, un honrado registrador de patentes había asesinado a un hombre. Se me cayó el mundo encima. A todo esto tenía las manos ensangrentadas y no pude evitar lamerlas…y no vea qué delicioso…

-Me lo puedo imaginar - dijo situándose a su espalda mientras ocultaba un objeto en su mono de trabajo.

-Pues probé su maquina de desollar cerdos con él, ¡Qué maravilla de invento!, quedó desollado en menos de dos minutos. Luego lo despedacé y lo fui cocinando de todas las maneras que se me ocurría… ¡cómo he disfrutado!, créame. La cuestión, y ahora le explico el motivo de mi visita, es que hablando con el pastor Roberts, me comentó la existencia de su cofradía de mentes liberales y me preguntaba si yo podría ingresar en su selecto club… me he reservado esta pierna, que pensaba cocinarla al ajillo, como cuota de inscripción para formar parte de su Logia.

-Bien, caballero, bien…he de decirle que la pertenencia a nuestra sagrada Logia se adquiere de padres a hijos. El padre de Roberts, un hombre también piadoso, pertenecía a la Logia, así como mi padre y en su día mi abuelo. En sus más de trescientos años de historia no hemos admitido a ningún profano, por lo que comprenderá, no podemos más que declinar su solicitud.

El vendedor de neumáticos echó su brazo hacia atrás y le asestó un golpe certero en la sien con una llave inglesa del 8. El cuerpo del cliente se derrumbó en la silla y un gran chorro de sangre brotó de su cabeza manchando el suelo de la trastienda

-Habrá que felicitar a Roberts, otra vez lo ha vuelto a conseguir el muy hijo de puta - sentenció el vendedor de neumáticos con una sonrisa de satisfacción mientras apagaba las luces de la tienda y salía por la puerta de atrás.

Enrique Bermejo Dotor (Harry Reddish) y Daniel L.-Serrano (Canichu).


18 comentarios:

el fantástico amante de pástico dijo...

mecachis en la pús, que no he llegao a tiempo..con lo bonico que se me estaba quedando.

bien, si me dices como, te pongo un enlace en mi cutreblog.(que menos), eso si no me envien nada al emilio, todo por blog

Andrés David dijo...

Que buenos finales y que buen ejercicio. Sería bueno repetirlo después para que Canichu pueda participar.

Liliana dijo...

Pude leer solamente el de Harry, ya que a los otros dos les falta una parte en cada margen (¿o será mi configuración?)
El cuento de Harry está muy bueno, sobre todo al final, cuando se devela lo de la congregación (jeje).

Canichu, el espía del bar dijo...

EL FANTASTICO HOMBRE DE PLÁSTICO: Pues coges tu plantilla y escribes esto todo junto para que salga en la barra donde tienes tu perfil, yo te lo escribo todo separado para que no se me haga aquí una conexión, tú tienes que juntarlo:

< li > < a href = "http :/ /ww w. espiadelbar. blogspot . com" > Noticias de un Espía en el Bar < / a > < / li >

espero que te sea útil. Pues nada, gracias por intentarlo, aunque no llegaras a mandarlo.

ANDRÉS DAVID: Bueno, sólo quería probar una colaboración con alguien nuevo. Ya había colaborado con amigos de mi vida diaria y me apetecía colaborar en la blogosfera de cara a publicar en mi propio fanzine. Nos vemos. Gracias.

LILIANA: Pues no eres la única que se ha quejado de esa apariencia. El problema está que con viejo blogger podías prepararte cosas en word y luego las copiabas y las pegabas en la creacion de posts sin problemas, pero ahora con blogger beta haces eso y reza porque salga como tú quieres, espero haberlo solucionado. He tenido que desplazar el final de harry al final del post, pero espero haberlo solucionado. Un saludo.

Andrés David dijo...

Pues cuando quieras agarramos otra pierna y vemos que ocurre. Gracias por el vínculo.

Harry Reddish dijo...

Canichu, es todo un honor para mí aparecer en tu blog. Me gustó mucho escribir una continuación para tu historia. Espero que no sea la última colaboración
Mil gracias (a tí y a liliana por su amable comentario)

Salud

Anónimo dijo...

Uhm... Acabo de leer los finales alternativos, y creéme Canichu, cuando cuelgues el mío te va a costar convencerles de que en tu elección no hubo algo más que la gracia que te pudo causar mi relato por surrealista y divertido.(ni el cheque que te envié, ni los favores sexuales espero que no salgan a la luz) ;)

Hay un elemento común a los tres relatos y es que en todos los personajes pasan la acción a una trastienda, con claros síntomas de que el portador de la pierna y el vendedor son conscientes de que algo no demasiado legal envuelve todo el asunto de la extremidad desmembrada... jeje... también pensé en pasar a la trastienda, sólo que en ese caso, se hubiera tratado de un almacén de brazos amputados para ventas clandestinas (similar al relato de koprófago) y ahí hubiera habido un conflicto, pero nada d empezar a comerse los unos a los otros... aunque, para darle sentido al hecho de que se comiera el resto del cadáver, algo de instinto caníbal debía haber por ahí... En fín, los tres son muy buenos. Originalidad e imaginación no os falta :))

Anónimo dijo...

harry harry
me sorprende usted

Canichu, el espía del bar dijo...

HARRY REDDISH: Pero tú y yo de hecho ya tenemos una colaboración más para el próximo número, recuerda que me dio por acab ar un post tuyo y pedirte permiso para publicarlo como relato hace un tiempo... pues lo estamos enmaquetando.

3'14: los relatos estaban bastante bien en si todos, pero te subestimas en tu final, es bastante bueno. Me gustó el toque a lo Vian que tiene. No tiene desperdicio (aún no me llegó la pata de jamón).

MARI: Mari, Mari, ay, Harry, Harry, nos sorprende.

Anónimo dijo...

Felicitar a los participantes por el muy alto nivel demnostrado, yo me kede sin tiempo tal vez en el segundo festival de realtos cortos canichu...

Muy bueno tiene que ser el de 3,14 (que no lo dudo) para estar por encima de ese espectacular final de koprófago...
De nuevo felicitaciones a todos...

Liliana dijo...

Muy buenos los tres, tanto... que hasta me ha dado hambre.
Los felicito, muchachos, y a ti, Canichu, que has dado el puntapié inicial (espero que no haya sido con esa pierna derecha tan bonita).
Saludos y que se repita.

Anónimo dijo...

Canichu, no conocía a Boris Vian hasta que me lo comentaste después de leer mi relato, busqué información sobre él y bueno, será una interesante manera de acabar el año con la lectura de "La espuma de los días".

Raquel dijo...

Estupendos los tres, muy imaginativos. El comienzo me recuerda el sentido del absurdo de Álvaro de Laiglesia.

Raquel dijo...

Bien, al fin blogger me permitió dejarte el comentario que llevaba intentando colgar desde esta mañana. Un saludo.

el fantástico amante de pástico dijo...

lo he intentado, pero me da error

me colocas, dode debe ir junto, un * por ejemplo, por que igual algún espacio hay que dejar

lease: <*li*> y su situación dentro del programa

yo mientras voy por el soplete

Canichu, el espía del bar dijo...

LUÍS EL MúSICO: pues me alegro que te guste, Koprófago, no sé quién es, seguro que está encantado de que le haya gustado el suyo en especial.

LILIANA: Pues la verdad es que ahora que lo dices deberé comprobar si tengo las dos piernas... ;P

3'14: es un muy buen comienzo para conocer a Vian, luego hazte con el que te dije de El Otoño en Pekín.

RAQUEL: me anoto a älvaro de la Iglesia, aún no lo leí. Un saludo.

EL FANTASTICO AMANTE DE PLÁSTICO: Quitale todos los asteriscos y es asi:

<*li*>*<*a*href*=*"http*:/*/ww*w.*espiadelbar.*blogspot*.*com"*>*Noticias de un Espía en el Bar*<*/*a*>*<*/*li*>

a ver si ahora te sale.

Anónimo dijo...

Hola, me estreno en los comentarios. Había visitado la página unas cuantas veces pero nunca había escrito nada, así que hoy me desvirgo...
Me alegro de que te haya gustado Luis. La verdad es que los otros dos son muy buenos, personalmente, me gusta mucho el de Harry Reddish. A ver el de 3'14, que me imagino que irá en una onda diferente.
Me ha molado el rollo este, a ver si se repite...

Canichu, el espía del bar dijo...

KOPRÓFAGO: escribe cuando quieras, cuando te apetezca. Un saludo.