viernes, diciembre 06, 2019

NOTICIA 1924ª DESDE EL BAR: PROBLEMAS MEDIOAMBIENTALES, UNA SELECCIÓN QUE PARTE DE 1979 (y 4 de 4, último)

Y llegamos al final de esta serie con la cuarta entrega, con Greta Thunberg recién llegada a Madrid.

El 11 de marzo de 2011 ocurrió en Fukushima el segundo peor accidente nuclear, a todos les vino a la memoria Chernóbil. La desgracia al comienzo era un terremoto ocurrido en el Océano Pacífico que hizo temblar Japón, pero el terremoto provocó un tsunami cuya hola gigante fue a chocar contra la ciudad de Fukushima. Japón, que había sufrido dos bombas nucleares lanzadas por Estados Unidos en 1945 para acabar la Segunda Guerra Mundial, había apostado su recuperación por la ciencia y la innovación tecnológica. A lo largo de los años 1950 y 1960 estaban mucho más que reconstruidos. Apuntaban a ser una gran potencia económica. En los años 1980 y 1990 se especulaba con esto, hasta que  China comenzó a comerle terreno en la economía por motivos no tanto tecnológicos sino como por capacidades productivas por poco precio. Aún con todo, Japón es una de las grandes potencias del mundo. Al ser una isla sus recursos son muy limitados. Por ello sus recursos energéticos están mayoritariamente volcados en la producción de electricidad mediante la energía nuclear. Por un lado la consideran más limpia que otras alternativas, por otro lado producen tanta energía que pueden sostener sus necesidades y mucho más, y por otro lado quieren demostrar al mundo que la energía nuclear es útil sin usos bélicos. Es quizá el país con más centrales nucleares de manera proporcional a sus necesidades. Han invertido mucho en seguridad para ellas, pero el terremoto y tsunami que sufrió la central Fukushima I provocó que fallaran los sistemas automáticos de seguridad para evitar el calentamiento de los reactores nucleares. Los refrigerantes fallaron y comenzaron a existir fugas radioactivas. Existía una gran posibilidad de que ocurriera una explosión mayor que la de Chernóbil. Hubo explosiones importantes, pero no terminaban de alcanzar los puntos claves para la gran catástrofe. En medio de la posibilidad de réplicas del terremoto y en medio de un amplio área cuyas infraestructuras habían sido destruidas por el seísmo, los japoneses hicieron todo lo posible para evitar el mayor de los desastres. Muchos de los que intervinieron sabían que probablemente acortaban sus vidas de súbito a quizá unos meses o semanas. No sólo había que impedir la explosión del núcleo, había que desalojar la zona, aislar, descontaminar y a la vez atender los destrozos propios del tsunami en las áreas colindantes. Al ser una central cercana al mar, la radioactividad se filtró al mar. Las corrientes marinas y los bancos de peces y otros animales marinos han llevado sus efectos a todo el planeta, aunque la zona más afectada es Japón. La temperatura del planeta aumentó ese año a causa de este accidente. Se liberaron numerosos gases tóxicos. Tras los sucesos una investigación cuestionó que cuarenta y dos directivos de la central hubieran obrado correctamente en cuestión de protocolos de seguridad, fueron enjuiciados. Los juicios aún seguían en 2017. Hay una cosa que queda clara, en cuestión ecológica el problema no es del país que recibe la peor parte, el problema es de todo el planeta, por lo que toda decisión ecológica debería ser reflexionada por todos. (Foto de La Voz de Falcón).

La empresa Monsanto vuelve a estar en el centro de las sospechas de los problemas del cambio climático, recordemos que en los años 1980 comenzó a estarlo por sus pesticidas en relación al aumento de casos de cáncer, en la década de 1990 se le sumó los alimentos transgénicos, ahora en las de 2010 la acusación no es menos grave ni menos global. Por primera vez, fue en el año 2011, un informe para el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) mencionó que las abejas estaban desapareciendo. En ese momento no se sabía la causa exacta. La prensa no se hizo eco del asunto de forma masiva hasta que no necesitaron noticias de relleno en 2012, pero como los ecologistas supieron concienciar a la gente con las redes sociales y además el problema se agravaba, esta noticia se da ahora cada año con toda la relevancia que tiene. Se especuló con algún tipo de enfermedad desconocida y por estudiar. Se especuló con el efecto de las antenas, los teléfonos móviles y las ondas de radio nuevas. Se especuló el invierno prolongado de 2013-2014. Se especuló con el aumento de la temperatura del planeta y con el aumento de la contaminación. Quizá hubiera y haya un poco de todo, pero lo cierto es que los estudios de las Organizaciones No Gubernamentales de carácter ecologista y los estudios de algunos investigadores por cuenta propia o mediante Universidades apuntaban a los pesticidas de Monsanto. Tanto se apuntó a ellos que incluso en algunos sitios del mundo hubo demandas. Las instituciones debían investigarlo. En ello están. En 2018 la Academia Nacional de las Ciencias de Estados Unidos reveló que el glifosato usado y patentado por Monsanto como pesticida para acabar con determinadas bacterias en la agricultura, de gran éxito entre los agricultores, era el que estaba detrás de la muerte de millones de abejas. Parte de las bacterias que mata son vitales para la digestión de las abejas. Matar esas bacterias implica la muerte de las abejas. Nada más salir este estudio, los laboratorios farmacéuticos alemanes Bayer salieron a la palestra par publicar un estudio contrario a este, y se les sumó la farmacéutica Thompson et al., hay muy obviamente intereses creados. La Unión Europea hizo en 2018 unos primeros intentos para limitar el uso del glifosato en su territorio, pero como todo está aún sin una prueba contundente y Monsanto no quiere perder su producto comercial estrella, aún queda camino para la protección total de las abejas, unos insectos responsables de la mayor parte de la polinización de todo el planeta, y con ella del ciclo reproductivo de las plantas, o sea: de la producción de oxígeno y la regulación de la temperatura, la atracción de lluvias, etcétera. (Foto de El País).

Cada vez es más frecuente ver grupos masivos de ballenas varadas en las playas, especialmente en las de Estados Unidos de América. Las ballenas es uno de los animales más inteligentes del planeta. Nadan en grupo en aguas profundas por rutas que ellas conocen, comunicándose entre sí. En su paso cerca de la península de Florida grandes grupos de ballenas han varado a lo largo de esta década. En 2013 fueron cuarenta. El año anterior, entre Florida y Escocia fueron treinta y tres. El caso más llamativo llegó en 2017 con trescientas ballenas varadas en Nueva Zelanda, y al año siguiente, 2018, en el mismos país, unas cuatrocientas veinte a la vez. Hubo quien especuló con un suicidio colectivo. Las ballenas siguen a su líder, el despiste de este puede despistar a todas. Lo extraño es que se acerquen a aguas poco profundas. Una de las explicaciones estudiadas por los forenses es la intoxicación masiva por el consumo de plásticos y desperdicios al alimentarse en el mar, lo que les provoca infecciones y heridas internas que infectan su sangre, y esta infecta sus cerebros, por lo que se altera su capacidad de percepción. Otra explicación son los cada vez más potentes y grandes tendidos de cables submarinos que existen hoy día para que funcionen muchas de las telecomunicaciones de las que gozamos con ordenadores, televisores y teléfonos. Producen unas vibraciones eléctricas que estos animales podrían estar percibiendo y podrían estar confundiéndolas. En ambos casos la responsabilidad estaría en la actividad del ser humano. (Foto de Cuba Debate).

El calentamiento global está provocando la fundición de los hielos polares y de los glaciares. En Islandia y en Francia ya han desaparecido algunos glaciares de millones de años. En el Polo Norte el deshielo abre el paso del mar por el norte y Rusia y Estados Unidos, entre otros ambicionan empeorar la situación con rutas comerciales y búsqueda de petróleo. Entre tanto los animales polares, como los osos, sufren las consecuencias y mueren a veces por inanición. El problema es más grave. El hielo al fundirse desprende grandes trozos de hielo a la deriva, los iceberg, que pueden ser peligrosos para las embarcaciones, aunque su mayor peligro es que derriten su hielo en el agua y mezclan agua dulce con agua salada, lo que de manera acumulada podría provocar una glaciación en unas décadas, lo que cambiaría drásticamente las condiciones de vida en el planeta. Aunque el cambio drástico ya ocurre, porque mientras se funden, al haber menos hielo en el planeta, las temperaturas aumentan, y cambia también la temperatura del mar. Las corrientes de aire cambian y al cambiar las cotas también cambian las corrientes marinas. Entre tanto cambio se producen las grandes sequías y también los grandes fríos, las grandes tormentas y los grandes huracanes y todo fenómeno extremo inimaginable ligado precisamente a este desnivel de la balanza que es cada vez mayor. El agua del mar aumenta y a la vez podría eliminar islas y grandes zonas costeras y continentales. En el Polo Sur no se es ajeno a esto. La Antártida desprende trozos y trozos de sí que lanza al mar. En 2014 comenzó la grieta que provocaría el desprendimiento del trozo de hielo más grande jamás desprendido, ni más ni menos que 5.000 kilómetros cuadrados de la Plataforma de Larsen, lo que obligó a cambiar los mapas del continente antártico. En 2017 ya estaba prácticamente desprendido, pero en este 2019 se  desprendió del todo y quedó flotando. Lo hizo mucho más rápido de lo que los científicos habían calculado que lo haría. Empalmó con algunas grietas interiores de 2010 y de 2012 y alguna otra dormida desde hacía treinta y cinco años. Del mismo modo que el deshielo está dejando equivocados las previsiones científicas, el calentamiento del planeta, ligado al deshielo, también lo hace. (Foto de National Geographic).

Dentro de la Convención Marco de las Naciones Unidas por el Cambio Climático en 2015 se produjo el acontecimiento internacional más importante para luchar por el medio ambiente desde el Protocolo de Kioto de 1997, que, aunque está vigente aún, quedó con tantas naciones incumpliéndolo o aplazándolo. Se trato del Acuerdo de París. Acudieron unos 195 Estados. Lo firmaron 96 de eso Estados más todos los Estados de la Unión Europea como tal. Así, la firma supone el 55% de los asistentes, los cuales a la vez son responsables del 55% de las emisiones contaminantes del planeta. Fue la Unión Europea, África y Latinoamérica los más implicados en encontrar soluciones ecológicas, pero africanos y latinoamericanos reclamaron y reclaman ayudas económicas de los más ricos para poder afrontar todos los cambios que se necesitan hacer, bajo la lógica de que ellos son países pobres y a la vez productores de todos aquellos recursos que el primer mundo, los más ricos, consumen. El problema de la financiación es grave. Estados Unidos estaba gobernado por Obama y firmó el acuerdo, lo que suponía una gran victoria al ser el segundo Estado más contaminante. Ayudaba a eliminar recelos a los otros imperios del mundo que también son los más contaminantes, China y Rusia, y en ese sentido les animaba a sumarse al nivelarse las ventajas y desventajas del cambio de modelo en la producción. Sin embargo, cuando Donald Trump, negacionista del cambio climático, llegó al gobierno norteamericano, Estados Unidos abandonó el Acuerdo de París en 2017. Le siguieron en el abandono la República Popular China y la Federación Rusa, los más contaminantes del mundo. Cuando Bolsonaro, otro negacionista, llegó al gobierno de Brasil este 2019, también abandonó el acuerdo y comenzó la destrucción de la Amazonía con fines económicos. El acuerdo básicamente era lograr que el aumento de la temperatura del planeta no superase los 2º y, logrado esto a lo largo de los veinte años siguientes, bajar este nivel al 1'5º, lo que sería la temperatura del planeta en época preindustriales, en el siglo XVIII. Las emisiones de gases contaminantes debían reducirse en un 45% de cara al año 2030. Para vigilar el cumplimiento de todo esto debía una organizarse una cumbre en la sede de la ONU en 2020, el año que viene. Obviamente todo esto requiere reformas legales en los países, menor producción, energías más limpias, menos uso de recursos, una nueva concienciación mundial de la población, industrias reconvertidas... y mucho, mucho dinero. No se quería que todo quedara en buena intenciones en la mayor parte de los casos, como ocurrió con el Protocolo de Kioto. Sin embargo, la ausencia de Estados Unidos, China y Rusia hace que estos objetivos sean difíciles de lograr. No obstante, la Unión Europea es la que más medidas está creando y mayores campañas ecológicas entre sus ciudadanos, mientras que África este año 2019 cuenta ya con dos países que han prohibido directamente las bolsas de plástico e incluso han creado penas punibles. (Foto de Sinc, la ciencia es noticia).

Cada vez que los telediarios y programas de debates muestran a la joven Greta Thunberg como activista ecologista y señalan a los jóvenes como los que lo están moviendo todo mientras los no tan jóvenes no lo hacen, mienten. Mienten y además debería darles vergüenza. No sólo todos y cada uno de nosotros contribuye. Pero si nos centramos sólo en los activistas ecologistas, hay millones de activistas en todo el mundo actuando diariamente. Pensar en pequeño es hacer mucho más, pues no todo se hace en grande. No todo son salvar los mares y su fauna y flora a bordo de un barco de Greenpeace, así por ejemplo también es quienes dedican su tiempo libre a limpiar riveras de río, o a plantar árboles, o a ir a los colegios a dar talleres de concienciación o de reciclaje, por poner unos ejemplos. Pero dentro de los activistas los telediarios no buscan realmente una activista, sino un discurso populista de héroes y líderes que pueda vender fácilmente los noticiarios y así seguir haciendo negocio con la información. En los últimos años son numerosos los activistas ecologistas que han sido asesinados por defender la selva Amazonas en Brasil, por ejemplo. Uno de los nombres más emblemáticos de los activistas asesinados, de los que no hablan habitualmente los telediarios, aunque de este nombre sí hablaron, fue  Berta Cáceres asesinada en 2016. Defendió en Honduras los derechos de la mujer, a la población nativa lenca y, más aún, a la selva y medio ambiente de Honduras frente al proyecto de crear una hidroeléctrica por parte del Banco Mundial Internacional y de la empresa china Synohidro. Logró movilizar a la gente y lanzar el mensaje ecologista al mundo. Paró la hidroeléctrica. El 2 de marzo fue asesinada con 42 años de edad. Hubo una gran movilización en las calles en protesta por su asesinato. Pero en los últimos años han sido muchos los activistas asesiandos, especialmente en la Amazonía cuando defienden a las tribus indias o a la selva en contra de las deforestaciones para cultivos de forraje para los enormes ganados que alimentan a las grandes cadenas multinacionales de alimentos de carne, o para soja para consumo occidental, o para café para Occidente, etcétera. No se suele encontrar a los asesinos, a veces se culpa a acciones individuales de cultivadores o personas con intereses propios. Aunque parece evidente quienes pudieran estar realmente detrás del asesinato, de entre las varias pero limitadas posibilidades que quedan abiertas. (Foto de BBC).

"Muy pronto será demasiado tarde" dijeron catorce mil científicos de todo el mundo en un artículo publicado en noviembre de 2017 en la revista Science. Hablé de ello en la Noticia 1753ª. El aviso era más serio que nunca. Las previsiones sobre el desastre se estaban quedando en fechas de previsión demasiado generosas, el deshielo de los polos de La Tierra y de los glaciares era más rápido de lo previsto. Había que cumplir con el Protocolo de Kioto y con el Acuerdo de París. Incluso acelerarlos y ser más ambiciosos en las metas a conseguir. Todo esto dicho en el año que Trump llegaba al gobierno estadounidense. Ese año uno de los desastres ecológicos más llamativos ocurrió en el Parque Nacional de Doñana, en España. Montones de pozos de agua ilegales para el riego de pequeñas huertas y parcelas particulares o para viviendas privadas estaban desecando su pantano. ya en 1998 había sufrido otro desastre cuando en Aznalcóllar una fábrica vertió residuos tóxicos, contaminando el parque. Pero quizá gráficamente para ilustrar el aviso de los catorce mil científicos esta la secuencia de fotografías aéreas del Mar de Aral, en Asia central, desde 1973 a 2009. Una política económica que explotaba el mar y sus alrededores sin ningún miramiento ecológico terminó salinizándolo y desecándolo. Desapareció como mar. (Foto de Patrimonium).

En 2018 se fomentó en todo el planeta las fotografías sobre el mar de plásticos flotantes que existía en el Océano Pacífico. Se puso el punto de mira en el problema de la producción de plástico, especialmente del de un sólo uso. Este mar de plásticos ocupaba tanto espacio como la superficie de algunos países. Pero el plástico está por todos los mares del planeta. Los estudios forenses de la fauna marina nos indica además que todos comen plásticos y microplásticos y eso les hace enfermar, a veces morir. Cada vez que comemos pescado, nosotros mismos ingerimos ese plástico, que se queda en nuestros organismos. Casi todos los microplásticos que están en el mar no son producto de desprendimientos del deterioro de los plásticos grandes, sino que son producto de las ropa con sintéticos que lavamos diariamente en las lavadoras. Los tejidos y componentes sintéticos de las prendas de vestir han permitir el abaratamiento de estas y con ello que una superpoblación mundial pueda tener acceso a tener ropa, lo que no ocurrió en todas las épocas. Pero su componente sintético con derivados plásticos provoca este efecto de terminar en los mares con cada lavado. Se recomienda intentar volver a comprar la ropa más natural posible, aunque esta es cara y difícil de encontrar. Se recomienda igualmente aprovechar cada lavado lo máximo posible y reducir el número de veces que ponemos la lavadora. A la vez se hacen campañas para acabar con las bolsas de plástico y otros objetos de plástico. Se investiga en alternativas a la vez que se llama al uso de bolsas tradicionales de tela o tejidos. La Unión Europea ha prohibido los objetos de menaje de plástico, y dos países de África las bolsas. Ese año 2018 hubo otra gran catástrofe petrolera en el mar, frente a Terranova, pero era el plástico el principal protagonista de las preocupaciones, con razón. Su fabricación además implica grandes emisiones de dióxido de carbono, aparte de que necesita para su fabricación el petróleo, el mismo que el del accidente del petrolero enfrente de Terranova. (Foto de Público).

Y llegados a este 2019 tenemos a Greta Thunberg, hija de un actor y de una cantante que abandonaron sus carreras para potenciar la imagen de activista ecologista de su hija. Esta niña sueca, ahora adolescente, inició una huelga ya de un año de duración, por la cual se niega a ir al colegio hasta que los adultos arreglen los problemas ecológicos del planeta. Esta huelga fue imitada en todo el planeta por estudiantes de cada país todos los viernes. En marzo de 2019 fomentó una huelga general por el clima. Hablé de ella en la Noticia 1860ª. Erróneamente su discurso ha calado en la juventud mundial polarizando el "nosotros/ellos" como si la lucha por el medio ambiente fuera a la vez una lucha entre adultos y jóvenes, y como si sólo los jóvenes hicieran algo y los adultos fueran la fuente del problema. Erróneo y problemático discurso, falto de realidad y falto de asumir las propias responsabilidades individuales. Por otro lado, su discurso borra de un plumazo todo lo que otros han hecho antes que ella y todo lo que millones de personas ya hacen a la vez que ella en sus vidas diarias. No todo el mundo puede dedicarse a cruzar el mar en velero para ir a la cumbre del COP25, que ahora mismo se celebra en Madrid con el objetivo de revalidar Kioto y París y lograr acuerdos esta vez pragmáticos. Cosa difícil, porque se parte de un Estados Unidos nada dispuesto a firmar lo que del COP25 salga, en principio. Thunberg puede estar siendo sincera en sus ideales y objetivos, pero no deja de ser una niña, con la falta de experiencias que aún está por tener a lo largo de su vida, y con ellas el enriquecimiento en conocimiento, puntos de vista y reflexiones. A todos nos apasionó cuando echó una bronca a todos los líderes del mundo este año, fue en el edificio de la sede de la ONU. Les recriminó con total enfado su falta de sinceridad a la hora de cumplir y hacer medidas ecológicas. Pero muy probablemente los medios de comunicación la han elegido a ella como portavoz a la que sacar en los noticiarios porque sirve bien como una imagen, más que como un emisor. La imagen vende, los ídolos venden, los discursos blanco/negro venden. Los medios de comunicación internacionales se dedican a vender noticias, o al menos cobran por el tiempo en el que te pasas por sus noticiarios o cada vez que les compras periódicos. Les resultaría más incómodo, y probablemente a los publicistas que les pagan, si sacaran como imagen a esos otros activistas adultos que son asesinados en Amazonía. O también si eligieran a esos otros ecologistas que saben bien de lo que hablan cuando hablan de que hay que disminuir el consumo y que muchas de las empresas que participan del COP25 son responsables de buena parte del cambio climático. Sin embargo los medios de comunicación llevan razón en una cosa, los líderes movilizan a la gente. El mensaje ecologista llega a más gente, de un modo u otro. En ese sentido Greta Thunberg que probablemente está siendo utilizada por un cruce de intereses diferentes, es altamente útil como imagen a la causa. Otra cosa es que harán con ella los medios cuando sea adulta, puesto que la imagen habrá cambiado, y ella misma habrá cambiado. O la reconvierten o la mandan al anonimato para recuperarla muchos años después. Pero la cuestión es que ella siga siendo consciente de las necesidades de cambio. Como todos. (Foto de El Periódico).

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