En 2003 realicé la segunda mitad del cuarto curso de Historia, en el segundo ciclo de la licenciatura, y en la segunda mitad del año comencé el quinto curso. Leí muchos libros recientes. Fue el año de la muerte de mi padre en noviembre. Aunque leí artículos, capítulos extensos, numerosos textos largos de filósofos y pensadores, la lectura de libros completos disminuyó respecto a los años anteriores. Pero sí que fue el año de los innumerables textos filosóficos de una gran cantidad de pensadores contemporáneos y de otras épocas, gracias a profesores como Arsenio o como Ginzo, quien, siendo un hombre mayor, me dijo que no podía prorrogarme la fecha de entrega de un trabajo de filosofía por la muerte de mi padre, pues, en su consideración, trabajar era lo mejor para superar. Entregué su trabajo puntual, y otro de Edad Media a otro profesor, Santiago Aguadé. Tenían buena intención. Había aprecio profesor a alumno y al revés. En todo caso, antes de la muerte de mi padre me ocurría que tenía algunos libros enormes que leer y, además, me apetecía ese año dedicarme más a la lectura de libros literarios.
Año 2003: 24 años de edad.
Leí 20 libros completos.
Historia de España, siglo XX (1998, reimprimido y ampliado en 2000, coordina Javier Paredes a varios autores): Era el segundo volumen de la Historia contemporánea que dirigió Javier Paredes y que ya comenté en la Noticia 1791ª, cuando leí la primera parte, dedicada al siglo XIX. Algunos capítulos, los finales, no se pudieron tratar a tiempo durante el tiempo de la asignatura. La mayor parte de los compañeros decidieron abandonarlos una vez realizado el examen. Yo terminé de leer el libro en verano. El partidismo era más evidente en este volumen al no contar todos los datos posibles y ensalzar los primeros años de gobierno de Aznar, mientras se ponia de relevancia todo lo negativo del gobierno Felipe González o incluso de la República, y casi se pasaba de puntillas por lo positivo. En todo caso, el libro sigue siendo bastante útil para su consulta, siempre que se complete y contraste con otros libros. Tiene anexos muy prácticos. Aún se sigue reeditando, cada vez más ampliado, bien es cierto que esto hay que tenerlo en cuenta siempre sabiendo lo que escribí la anterior vez en el primer tomo.
Historia Universal contemporánea, siglo XX (1999, coordina Javier Paredes a varios autores): También comenté su primera parte cuando la leí en la Noticia 1791ª. Me ciño a aquello y al comentario anterior. En este caso el partidismo era más leve, aunque también existía en lo referente a las revoluciones socialistas y a la Guerra Fría. Como sea, es un libro interesante por cuanto tocaba todos los rincones del planeta y hablaba de casi todos los países existentes. Los cuatro libros los compré en la Librería Diógenes. Caros, y a pesar de todo lo dicho, no era una mala inversión. Me siguen siendo útiles.
Los propios dioses (1972, Isaac Asimov): Tampoco era la primera vez que leía a Asimov. En esta ocasión me lo prestó uno de los dibujantes que teníamos en La Botella Vacía, Ramón Sánchez Melchiore. A él también le gustaban las historias de ciencia ficción y acababa de hacerme un par de dibujos para un relato de ciencia ficción que habíamos publicado. No conocía esta historia interdimensional, la leía en mi casa totalmente intrigado. Quizá no sea la obra más conocida de Asimov, pero tiene su atractivo.
Los propios dioses (1972, Isaac Asimov): Tampoco era la primera vez que leía a Asimov. En esta ocasión me lo prestó uno de los dibujantes que teníamos en La Botella Vacía, Ramón Sánchez Melchiore. A él también le gustaban las historias de ciencia ficción y acababa de hacerme un par de dibujos para un relato de ciencia ficción que habíamos publicado. No conocía esta historia interdimensional, la leía en mi casa totalmente intrigado. Quizá no sea la obra más conocida de Asimov, pero tiene su atractivo.
Ciberiada (1965, Stanislaw Lem): Primer libro que leía de Lem, otro gran clásico de la ciencia ficción. Lo saqué de la biblioteca de Filología. Era una colección de relatos. Uno de los más interesantes es el de una gran computadora que recaba la información de toda la galaxia. Tiempo después identifiqué que la serie de películas Star Trek hacía un claro homenaje a este relato en una de sus entregas. La ciencia ficción de Lem me resultaba muy nueva para mí, aunque ya fuera vieja. Contiene en sí mismo un claro sesgo de filosofía que sabe combinar bien en un relato contando una historia, y con humor. Además me era nuevo leer ciencia ficción de un polaco del Bloque de Varsovia, controlado por la URSS. Aunque disentía con lo que era la dictadura, él era socialista, y eso también se deja sentir en su obra.
Tristán e Isolda (en torno a 1210, Eilhart von Oberg; Gottfried von Strassburg): Lo saqué de la biblioteca de Filología. Es el relato escrito más antiguo de la historia épica y romántica de Tristán e Isolda, que venía de una tradición oral del centro de Europa. No sabía exactamente en qué consistía esta historia, así que me fui enterando con la lectura, tumbado en el sofá del despacho de mi padre varios días. Me parecía bastante más dinámico que varios de los relatos medievales castellanos. Una sensación parecida a cuando leí a Shakeaspeare. La tradición cultural de esas otras regiones de Europa tiene su peso. La cosa es que me estaba intrigando y mucho en qué pararía todo aquello, sin embargo, de esta versión de Von Strassberg no se conserva el final. Fue un tanto decepcionante aquello, pero comprendí que no podía ser de otro modo. Habría que bucear en la ópera de Wagner, por ejemplo.
Las aventuras de Miguel Littin, clandestino en Chile (1986, Gabriel García Márquez): Yo ya había leído a García Márquez en dos ocasiones en cuanto a libro, como dije en los seriales anteriores, y en más en cuanto a artículos y reflexiones. Este era un librito chiquito que tomé de la biblioteca de Filología y que fue publicado en un diario español de los años 1980. Muchos años después de leer este libro, traté su original y sus diferentes primeras ediciones en mi trabajo de archivero con el Archivo Carmen Balcells, en el Archivo General de la Administración. Se trata de la historia real novelada de Miguel Littin, un director de cine chileno que tuvo que huir de Chile cuando en 1973 ocurrió el golpe de Estado de Pinochet. Littin regresó de manera clandestina a Chile años después con una cámara oculta para rodar un documental que denunciara la realidad social de la dictadura chilena. Me gustó, aunque no tanto como Cien años de soledad y Crónica de una muerte anunciada. Aprendí además algo de la dictadura chilena.
Ariel (1900, José Enrique Rodó):
Es el libro más importante de este autor uruguayo. Nos lo mandó leer la
profesora de Historia de Hispanoamérica en el siglo XX, Carmen Pumares.
Se supone que es un ensayo, pero en realidad es un libro con un fuerte
simbolismo modernista y poético. Algo complejo de leer, pero
figurativamente preciosista. Delicado.
Historia política de los campesinos latinoamericanos 4: Brasil, Chile, Argentina, Uruguay (1985, Pablo González Casanova): Era una publicación de un fondo económico y social. Trataba de la Historia de estos países en el siglo XX. Lo saqué de la biblioteca de Filosofía y Letras. Todos los trabajos que escribí con este libro los publiqué en su día en esta bitácora, varios relacionados con Corto Maltés. Este es uno de esos libros que ayudaron en mi conocimiento de Latinoamérica hasta el punto que había gente que creía que yo había estado allí. Se completaba su lectura con otras lecturas. Sobre todo de prensa, pero también de otros libros en fragmentos. Estos países, además, comparten unas dictaduras de militares de extrema derecha que se dieron la mano con la de Franco en España. Cuando se escribió este libro algunas seguían o estaban terminando.
Documentos inéditos sobre Walter Raleigh, del conde de Gondomar (cartas diplomáticas entre 1617 y 1618, Conde de Gondomar): En realidad no habría un libro exactamente llamado así. Lo compilé yo y lo guardé en mi casa en copias a partir de todas las cartas y fragmentos de cartas que tuve rastrear en una larga enciclopedia de varios tomos que publicaron varias casas nobiliarias españolas en los primeros años del franquismo. El profesor Emilio Sola nos mandó investigar algún asunto de la documentación europea del siglo XVI o del XVII. Yo me tropecé con esos libros en la biblioteca de Historia y leyéndolos por encima encontré las innumerables cartas del Conde de Gondomar como embajador español en Londres a comienzos del siglo XVII. Entre esas cartas había numerosos asuntos interesantes que requerían de una red de espionaje. Pero me llamó la atención todos los movimientos diplomáticos del conde para acabar con el corsario Walter Raleigh, quien había sido puesto en libertad por Jacobo I. De este modo indagué en otros libros sobre los personajes y sobre esos territorios de la Guayana y el Caribe en lo que ocurrió todo. Como resultado publiqué un artículo en Archivo de la Frontera, con reconocimiento de la UNESCO, que luego también traje a esta bitácora años después. Buen acercamiento al mundo de piratas desde documentos reales, ya no sólo desde la novela. Y buena aproximación para lo que sería años después mi novela Balada triste de una dama. Fue algo apasionante ahondar en estos libros, pasar horas de búsqueda, días, encontrar... El trabajo, en voz de Sola, hubiera valido una tesina de investigación, pero era un trabajo de cuarto o quinto de carrera, creo que de cuarto, lejos del periodo de tesina. Este trabajo hizo que varios profesores me quisieran para Historia Moderna cuando se acercara el tiempo del doctorado, pero yo iba por Contemporánea y Actual. Las fotocopias de todas aquellas cartas casi ocupan el espacio de un libro individual, por ello las guardo en casa casi como tal y lo cuento como libro.
Breve Historia de Estados Unidos (2002, Philip Jenkins): Lo compré creo que en la librería que había al lado del actual bar La Oveja Negra, que por entonces era un bar que también existía pero con otra regencia. Una Historia de Estados Unidos contada por un historiador estadounidense. Interesante, porque pone su punto de vista en algunas cuestiones que no leo o no encuentro o no termino de ver que capten del todo los historiadores europeos que hablan de esta Historia norteamericana. Así por ejemplo, una de las tesis que defiende el autor, es el peso que ha tenido tanto la libertad individual como la pertenencia o creencia en todo tipo de religiones y supersticiones. Narra la Historia estadounidense poniendo la clave precisamente en el empuje de las creencias religiosas en determinados grupos, así como también en el conflicto racial y el gasto desmesurado en las guerras. Es un libro fácil de leer y útil, a completar con visiones de historiadores europeos para poder hacer un entendimiento total de ese país. Yo he ido completando sus listas y datos, como por ejemplo el de sus presidentes, en los años sucesivos a su lectura. Además, me gusta su lectura.
Maus (por partes en la década de 1980, empezando en 1980, completado en 1991, desde entonces es publicado de manera integral, Art Spiegelman): Aún no destacaba cómics o novelas gráficas cuando empecé a destacar los libros que leí en esta bitácora, pero hubiera destacado esta. Claro. Yo ya leía cómics, como ya dije, pero hacía un tiempo que había disminuido su lectura. Fue mi buena amiga Esther Claudio quien me reintrodujo por la puerta grande. Tan grande que años después participaría del Primer Congreso Internacional de Conferencias sobre Novela Gráfica y Cómics, organizado por ella y la Universidad, y del que hablé mucho por acá. Esta novela gráfica, que nació como revista underground o como cómic por entregas en una revista, no lo tengo claro, fue muy analizado en aquel congreso. Mi primer conocimiento de esta historia fue cuando Esther me habló de él como buena forma para acercarnos a la Historia de Auschwitz desde la autobiografía, el cómic, la experimentación, el nuevo lenguaje del Noveno Arte... Es el primer, y creo que único, cómic en ganar un Premio Pulitzer. Me dejó su ejemplar, que me dejó maravillado, tanto que años después me lo compré en la Casa del Libro de Madrid, la de la Gran Vía, compra con todos los honores a lo grande. A lo largo de esta bitácora ya he hablado varias veces de este cómic. Abrió mi mente a nuevas posibilidades y nuevos intereses. Los mensajes escritos y en imágenes usando metáforas combinadas y claras realidades usando incluso antiguos recursos de la Edad Media, como es la antropomorfización de los animales a modo fábula. Psicología, autobiografía, memoria, Historia, poesía, novela... y más, mucho más. Otra de las obras que me estimularon significativamente, y ese año no sería la única. Además era intrahistoria familiar de la relación entre el autor y su padre y el intento de constatar la historia familiar y entenderla como parte del ser propio y del resto de individuos familiares, y yo estaba a pocos meses de reproducir eso mismo al margen de este libro.
La estación sin nombre (2003, Emilio Sola): La segunda publicación que leía de Sola, si descontamos la redacción de sus apuntes para sus asignaturas, sus artículos en Archivo de la Frontera o lecturas por encima de algunos de sus otros libros y poemas. En este caso Emilio Sola sacó este libro de poesía y ensayo mientras éramos sus alumnos de una de las asignaturas de Historia Moderna, creo que de España. Se lo publicó la Universidad de Alcalá y nos regaló algunas de las pruebas de galeradas. Lo guardo con cariño como un tesoro. Es una persona admirable en su forma de tomarse la vida.
Historia oculta del PCE (2000, Joan Estruch): Estudiando los movimientos obreros en España, el profesor Feliciano Montero nos mandó una serie de libros de los que poder elegir para leer y trabajarlos. No se podía repetir título entre sus alumnos. Yo elegí este libro que trataba sobre el Partido Comunista de España, pues me llamó la atención su enfoque propuesto en su título. Lo compré de encargo en la Librería Diógenes. Me parece tan interesante lo que escribe que tiene subrayados míos y numerosos recortes con la evolución posterior a la publicación del PCE, de Izquierda Unida y hasta de Podemos. Yo no suelo subrayar los libros, aunque en los casos más notables los anoto o les adjunto información. El libro arranca por encima en el nacimiento de los partidos y sindicatos socialistas y anarquistas en el siglo XIX, y comienza ya de manera seria en el comienzo del siglo XX con cómo nació la corriente comunista en España. Es autocrítico con este movimiento y repasa la Historia del Partido Comunista de España desde su origen hasta el año 2000 que se publicó el libro, sin ocultar ninguno de los asuntos más controvertidos, oscuros y conflictivos. Ayuda a conocer esta parte de la Historia de España con sus claros y con sus sombras. Contrastado con más fuentes, me parece bastante imprescindible. Ayuda a entender también el desmontaje de tópicos contrarios al PCE o a Izquierda Unida, no sólo desmonta los de signo inverso, también estos otros contrarios a ellos, insisto. Con este libro, y si se ha seguido la evolución de la izquierda en España, se entiende bien la evolución con la que hemos llegado al punto de la actualidad de nuestros días.
Las esencias patrias (2003, Fernando Wulf): Yo ya había leído un libro específico reflexionando sobre el fenómeno del nacionalismo, como ya indiqué, aparte de numerosos otros textos y autores. En este caso teníamos una asignatura dedicada a las tendencias historiográficas y se nos pidió leer y trabajar este libro recién salido al mercado. Lo compré, era algo caro, pero no me arrepiento de su compra. Lectura necesaria para entender el mundo actual y sobre todo para comprender cómo el nacionalismo, el patriotismo y otras sensaciones en ese sentido apelan a la psicología básica, pero son fundamentalmente construcciones por clases dominantes o intelectuales interesadas en mantener un determinado orden de cosas. En este sentido, el libro habla de la identidad española tratada desde los textos de la Edad Antigua (asociándolo a Hispania) hasta los textos actuales, tocando igualmente los sentimientos nacionales en territorio penínsular que no se corresponden con el sentimiento de español. Muestra textos, analiza los razonamientos más fundamentales, desgrana las principales tesis a lo largo de los siglos y su transformación o distorsión cuando ha convenido, su uso, su contexto, su aceptación, su implantación... Llama la atención la idea de ser los hijos de Tubal, como llama la atención los usos del lenguaje o el ensalzamiento de lo que más convenga cuando convenga. El libro es un libro de Historia y de pensamiento. No ataca sentimiento alguno, sino que analiza para comprender. Está en el lector reflexionar o no. El lector es libre de pensar lo que quiera, pero se desgrana de dónde viene determinados mitos y símbolos. Conocer nunca está de más, y la evolución de algunos argumentos a lo largo de los siglos es algo sumamente interesante y sorprendente, porque hay orígenes tan insospechados, como probablemente indeseados para algunos patriotas que renegarían del origen de sus ideas más básicas actuales de su sentir patriótico si nadie les advirtiera de contra qué tejado tiran piedras. Muchos pensadores y filósofos, políticos y humanistas, salen citados y analizados en estas páginas, junto también a pensamientos aparentemente populares.
Los intelectuales en la Edad Media (1985, Jacques Le Goff): Este es uno de los dos libros que nos hizo leer completos el catedrático medievalista Santiago Aguadé. Mi padre ya estaba diagnosticado de cáncer y la enfermedad iba rápida. Saqué el libro de la biblioteca de Filosofía y Letras. Era un libro pesado de leer. Un tanto aburrido. Pero lo cierto es que me fue bien con esta asignatura. Se hablaba de todos aquellos pensadores y universitarios que surgieron en la Edad Media, que no fueron pocos, no sólo existieron San Agustín o Santo Tomás de Aquino. Estaban Roger Bacon, Averroes, Guillermo de Ockham, Boecio, Juan Escoto Erígena, Avicena, Alcuino de York, Ramón Llull y otros muchos. El pensamiento medieval en esos momentos, que leía a la vez que leía a filósofos y pensadores contemporáneos y actuales para el profesor Ginzo, me venía bien en esos momentos, a pesar de ser este libro una lectura de mucha pausa y reflexión, de cierta pesadez. La Edad Media era más rica culturalmente de lo que en tópico se cree.
Medioevo y Renacimiento (1954, Eugenio Garin): Fue el segundo libro que nos hizo leer completo Santiago Aguadé. Lo saqué también de la biblioteca de Filosofía y Letras. Fue el libro que leía en los últimos días de vida de mi padre, mientras a la vez escribía poemas a pie de cama o trataba de recopilar toda la Historia oral familiar que él pudiera recordar, cosa que en agradecimiento hizo que me dijera que conservara yo sus documentos personales antiguos, especialmente los laborales, pues tenía un gran apego a su trayectoria laboral. Como sea, en este libro se hablaba del renacimiento carolingio del siglo VIII (precedido por la cultura de abadía de los irlandeses), del renacimiento universitario del siglo XIII y del renacimiento del final de la Edad Media y comienzo de la Edad Moderna de los siglos XV y XVI. La Edad Media era realmente más rica de lo que se podría pensar. Al menos entre sus élites intelectuales. Como sea, el libro, que también era muy serio y pesado, con extensas citas en latín, fue leído por mí atendiendo a estas ideas medievales que se debatían entre las ideas del mundo para la muerte confrontándolo con una nueva visión en la época sobre el mundo para la vida. Me acuerdo de una cita que le dije a mi tía Sagrario en la cafetería del hospital una de las veces, donde un determinado pensador, teólogo, de la época reflexionó que la religión era objeto primero de una fantasía humana en la que no terminaba de creer en su juventud, según avanzaba su vida se transformaba en una creencia probable, y cuando se veía claramente amenazada su vida se transformaba en una fe de una realidad innegable. Esto lo escribió un teólogo, por lo que no era un alegato ateo, sino que era parte de un razonamiento más complejo. Este tipo de ideas, sin embargo, estaban presentes, y me servían de reflexión.
Breve Historia de Estados Unidos (2002, Philip Jenkins): Lo compré creo que en la librería que había al lado del actual bar La Oveja Negra, que por entonces era un bar que también existía pero con otra regencia. Una Historia de Estados Unidos contada por un historiador estadounidense. Interesante, porque pone su punto de vista en algunas cuestiones que no leo o no encuentro o no termino de ver que capten del todo los historiadores europeos que hablan de esta Historia norteamericana. Así por ejemplo, una de las tesis que defiende el autor, es el peso que ha tenido tanto la libertad individual como la pertenencia o creencia en todo tipo de religiones y supersticiones. Narra la Historia estadounidense poniendo la clave precisamente en el empuje de las creencias religiosas en determinados grupos, así como también en el conflicto racial y el gasto desmesurado en las guerras. Es un libro fácil de leer y útil, a completar con visiones de historiadores europeos para poder hacer un entendimiento total de ese país. Yo he ido completando sus listas y datos, como por ejemplo el de sus presidentes, en los años sucesivos a su lectura. Además, me gusta su lectura.
Maus (por partes en la década de 1980, empezando en 1980, completado en 1991, desde entonces es publicado de manera integral, Art Spiegelman): Aún no destacaba cómics o novelas gráficas cuando empecé a destacar los libros que leí en esta bitácora, pero hubiera destacado esta. Claro. Yo ya leía cómics, como ya dije, pero hacía un tiempo que había disminuido su lectura. Fue mi buena amiga Esther Claudio quien me reintrodujo por la puerta grande. Tan grande que años después participaría del Primer Congreso Internacional de Conferencias sobre Novela Gráfica y Cómics, organizado por ella y la Universidad, y del que hablé mucho por acá. Esta novela gráfica, que nació como revista underground o como cómic por entregas en una revista, no lo tengo claro, fue muy analizado en aquel congreso. Mi primer conocimiento de esta historia fue cuando Esther me habló de él como buena forma para acercarnos a la Historia de Auschwitz desde la autobiografía, el cómic, la experimentación, el nuevo lenguaje del Noveno Arte... Es el primer, y creo que único, cómic en ganar un Premio Pulitzer. Me dejó su ejemplar, que me dejó maravillado, tanto que años después me lo compré en la Casa del Libro de Madrid, la de la Gran Vía, compra con todos los honores a lo grande. A lo largo de esta bitácora ya he hablado varias veces de este cómic. Abrió mi mente a nuevas posibilidades y nuevos intereses. Los mensajes escritos y en imágenes usando metáforas combinadas y claras realidades usando incluso antiguos recursos de la Edad Media, como es la antropomorfización de los animales a modo fábula. Psicología, autobiografía, memoria, Historia, poesía, novela... y más, mucho más. Otra de las obras que me estimularon significativamente, y ese año no sería la única. Además era intrahistoria familiar de la relación entre el autor y su padre y el intento de constatar la historia familiar y entenderla como parte del ser propio y del resto de individuos familiares, y yo estaba a pocos meses de reproducir eso mismo al margen de este libro.
La estación sin nombre (2003, Emilio Sola): La segunda publicación que leía de Sola, si descontamos la redacción de sus apuntes para sus asignaturas, sus artículos en Archivo de la Frontera o lecturas por encima de algunos de sus otros libros y poemas. En este caso Emilio Sola sacó este libro de poesía y ensayo mientras éramos sus alumnos de una de las asignaturas de Historia Moderna, creo que de España. Se lo publicó la Universidad de Alcalá y nos regaló algunas de las pruebas de galeradas. Lo guardo con cariño como un tesoro. Es una persona admirable en su forma de tomarse la vida.
Historia oculta del PCE (2000, Joan Estruch): Estudiando los movimientos obreros en España, el profesor Feliciano Montero nos mandó una serie de libros de los que poder elegir para leer y trabajarlos. No se podía repetir título entre sus alumnos. Yo elegí este libro que trataba sobre el Partido Comunista de España, pues me llamó la atención su enfoque propuesto en su título. Lo compré de encargo en la Librería Diógenes. Me parece tan interesante lo que escribe que tiene subrayados míos y numerosos recortes con la evolución posterior a la publicación del PCE, de Izquierda Unida y hasta de Podemos. Yo no suelo subrayar los libros, aunque en los casos más notables los anoto o les adjunto información. El libro arranca por encima en el nacimiento de los partidos y sindicatos socialistas y anarquistas en el siglo XIX, y comienza ya de manera seria en el comienzo del siglo XX con cómo nació la corriente comunista en España. Es autocrítico con este movimiento y repasa la Historia del Partido Comunista de España desde su origen hasta el año 2000 que se publicó el libro, sin ocultar ninguno de los asuntos más controvertidos, oscuros y conflictivos. Ayuda a conocer esta parte de la Historia de España con sus claros y con sus sombras. Contrastado con más fuentes, me parece bastante imprescindible. Ayuda a entender también el desmontaje de tópicos contrarios al PCE o a Izquierda Unida, no sólo desmonta los de signo inverso, también estos otros contrarios a ellos, insisto. Con este libro, y si se ha seguido la evolución de la izquierda en España, se entiende bien la evolución con la que hemos llegado al punto de la actualidad de nuestros días.
Las esencias patrias (2003, Fernando Wulf): Yo ya había leído un libro específico reflexionando sobre el fenómeno del nacionalismo, como ya indiqué, aparte de numerosos otros textos y autores. En este caso teníamos una asignatura dedicada a las tendencias historiográficas y se nos pidió leer y trabajar este libro recién salido al mercado. Lo compré, era algo caro, pero no me arrepiento de su compra. Lectura necesaria para entender el mundo actual y sobre todo para comprender cómo el nacionalismo, el patriotismo y otras sensaciones en ese sentido apelan a la psicología básica, pero son fundamentalmente construcciones por clases dominantes o intelectuales interesadas en mantener un determinado orden de cosas. En este sentido, el libro habla de la identidad española tratada desde los textos de la Edad Antigua (asociándolo a Hispania) hasta los textos actuales, tocando igualmente los sentimientos nacionales en territorio penínsular que no se corresponden con el sentimiento de español. Muestra textos, analiza los razonamientos más fundamentales, desgrana las principales tesis a lo largo de los siglos y su transformación o distorsión cuando ha convenido, su uso, su contexto, su aceptación, su implantación... Llama la atención la idea de ser los hijos de Tubal, como llama la atención los usos del lenguaje o el ensalzamiento de lo que más convenga cuando convenga. El libro es un libro de Historia y de pensamiento. No ataca sentimiento alguno, sino que analiza para comprender. Está en el lector reflexionar o no. El lector es libre de pensar lo que quiera, pero se desgrana de dónde viene determinados mitos y símbolos. Conocer nunca está de más, y la evolución de algunos argumentos a lo largo de los siglos es algo sumamente interesante y sorprendente, porque hay orígenes tan insospechados, como probablemente indeseados para algunos patriotas que renegarían del origen de sus ideas más básicas actuales de su sentir patriótico si nadie les advirtiera de contra qué tejado tiran piedras. Muchos pensadores y filósofos, políticos y humanistas, salen citados y analizados en estas páginas, junto también a pensamientos aparentemente populares.
Crimen y castigo (publicado por entregas en 1866, posteriormente como novela, Fiódor Dostoievski):
Tras leer a Tolstoi, como ya indiqué, ahora venía el turno de leer
alguna de las grandes novelas rusas. Tenía gran curiosidad. Podía haber
elegido Guerra y paz, pero elegí Crimen y castigo
en una decisión muy igualada. Dostoievski me llamó la atención
biográficamente, y también me llamó la atención el proceso de escritura
de este libro. El argumento me era casi desconocido, aunque no del todo.
Tal como indiqué en la Noticia 204ª este
fue uno de los dos libros que destaqué de mis lecturas de 2003, y con
creces. Como expliqué entonces el libro me interesó tanto que me
obsesionó su lectura. Leía el libro casi sin parar, en el despacho de mi
padre o en el salón. Era un ejemplar prestado de la biblioteca, por lo
que su lectura requirió de que lo sacara en dos ocasiones, que eran dos periodos de quince días. Coincidía su lectura
con lecturas de las purgas soviéticas y nazis, con las paranoias del
bloque soviético, las policías secretas y demás, lecturas tanto de
textos que reproducían documentos y memorias, como de largos fragmentos de
libros sobre ello. A este panorama se le sumó que poco tiempo más tarde me salió una muela
del juicio que me provocó una fiebre de 42º, proceso que coincidía con
una de las descripciones del libro. En 24 de diciembre estábamos a un
mes de la muerte de mi padre. Yo mismo era Raskolnikov. Pasé la Navidad
de aquel modo. Era un mundo paranoide. Dostoievski era un genio
describiendo psicologías y ambientes opresivos. Este libro es una obra
maestra, cumbre de la literatura rusa y de la mundial. En mí este libro
ocupa un lugar importante. Transmisor de estados emocionales impagable.
Los intelectuales en la Edad Media (1985, Jacques Le Goff): Este es uno de los dos libros que nos hizo leer completos el catedrático medievalista Santiago Aguadé. Mi padre ya estaba diagnosticado de cáncer y la enfermedad iba rápida. Saqué el libro de la biblioteca de Filosofía y Letras. Era un libro pesado de leer. Un tanto aburrido. Pero lo cierto es que me fue bien con esta asignatura. Se hablaba de todos aquellos pensadores y universitarios que surgieron en la Edad Media, que no fueron pocos, no sólo existieron San Agustín o Santo Tomás de Aquino. Estaban Roger Bacon, Averroes, Guillermo de Ockham, Boecio, Juan Escoto Erígena, Avicena, Alcuino de York, Ramón Llull y otros muchos. El pensamiento medieval en esos momentos, que leía a la vez que leía a filósofos y pensadores contemporáneos y actuales para el profesor Ginzo, me venía bien en esos momentos, a pesar de ser este libro una lectura de mucha pausa y reflexión, de cierta pesadez. La Edad Media era más rica culturalmente de lo que en tópico se cree.
Medioevo y Renacimiento (1954, Eugenio Garin): Fue el segundo libro que nos hizo leer completo Santiago Aguadé. Lo saqué también de la biblioteca de Filosofía y Letras. Fue el libro que leía en los últimos días de vida de mi padre, mientras a la vez escribía poemas a pie de cama o trataba de recopilar toda la Historia oral familiar que él pudiera recordar, cosa que en agradecimiento hizo que me dijera que conservara yo sus documentos personales antiguos, especialmente los laborales, pues tenía un gran apego a su trayectoria laboral. Como sea, en este libro se hablaba del renacimiento carolingio del siglo VIII (precedido por la cultura de abadía de los irlandeses), del renacimiento universitario del siglo XIII y del renacimiento del final de la Edad Media y comienzo de la Edad Moderna de los siglos XV y XVI. La Edad Media era realmente más rica de lo que se podría pensar. Al menos entre sus élites intelectuales. Como sea, el libro, que también era muy serio y pesado, con extensas citas en latín, fue leído por mí atendiendo a estas ideas medievales que se debatían entre las ideas del mundo para la muerte confrontándolo con una nueva visión en la época sobre el mundo para la vida. Me acuerdo de una cita que le dije a mi tía Sagrario en la cafetería del hospital una de las veces, donde un determinado pensador, teólogo, de la época reflexionó que la religión era objeto primero de una fantasía humana en la que no terminaba de creer en su juventud, según avanzaba su vida se transformaba en una creencia probable, y cuando se veía claramente amenazada su vida se transformaba en una fe de una realidad innegable. Esto lo escribió un teólogo, por lo que no era un alegato ateo, sino que era parte de un razonamiento más complejo. Este tipo de ideas, sin embargo, estaban presentes, y me servían de reflexión.
20 Poemas de amor y una canción desesperada (1924, Pablo Neruda): Fue el segundo libro que destaqué de las lecturas del 2003 cuando escribí sobre ello en la Noticia 204ª. Fue un giro en el tipo de poesía que yo leía en esos momentos. Lo consideré uno de los libros que hay que leer antes de morir. Uno de los más bellos y perfectos de los compuestos. No esperaba que me impactara tanto. Lo leí unas semanas más tarde de la muerte de mi padre el 24 de noviembre. Igual que pasara con Bukowski, influyó en el cambio de rumbo de mi poesía, aunque ligeramente. En un jardín de flores muertas, el libro de poesía que escribí por la muerte de mi padre se escribió muy rápido, a pie de su cama de agonía y unos días después. Este poemario lo mesuró, aunque se leyó un poco después. Claro que en esos momentos también estaba presente Jorge Manrique. Y todo esto sin que Neruda escribiera algo fúnebre. Era la voz, el tono. Lo directo, lo suave y duro.
Los versos del capitán (1952, Pablo Neruda): Este libro venía en el mismo ejemplar que compré de una colección de libros que el anterior, la cual vendían con el diario El País. Así, aquel volumen mostraba un Neruda joven y otro mucho más adulto. Quizá en esos momentos para mí era una buena lectura de poesía comparando la evolución de la persona a lo largo de su vida. No me la había propuesto así, pero surgió así. Además me apetecía leer algo así, más suave que los libros de Historia, los análisis, las muertes violentas... El poeta chileno estaba bien en ese momento. Llegó por sí sólo.
Los mitos de la guerra civil (2003, Pío Moa): Este libro se acababa de publicar en ese año y estaba de moda. Pío Moa, junto a otros historiadores que hasta hacía pocos años nadie atendía, estaban siendo encumbrados por los medios de comunicación públicos y por los afines al Partido Popular. El gobierno de José María Aznar (PP) llevaba gobernando desde 1996. En 2000 comenzó su segunda legislatura y cambió su tono conservador a un tono ultraconservador dado que habían obtenido mayoría absoluta. En este contexto políticos, intelectuales y periodistas de derechas se vieron animados a potenciar a estos historiadores citados que antes nadie atendía. ¿Razón? Eran revisionistas de la guerra civil y de la dictadura de Franco, negaban sus crímenes y avalaban la necesidad de esa guerra y de esa dictadura ante lo que ellos consideraron terror de la izquierda, golpe de Estado de la izquierda, y trasladaban el inicio de la guerra de 1936 a 1934. En realidad esto ya había ocurrido en los años 1940, cuando los historiadores de Falange hicieron esa misma tergiversación de la realidad histórica. Por ello se les llamó a estos nuevos historiadores neofranquistas. Resucitaban la versión más ultra del franquismo sobre la Historia reciente. El problema era su tendenciosidad, pero también que ocultaban datos, decían medias verdades, negaban evidencias, tergiversaban hechos... Varios de los políticos con cargos en el gobierno salían de vez en cuando a loar a estos autores y a atacar a los auténticos profesionales de la Historia invirtiendo la lógica de quién estaba tergiversando. Ningún historiador serio, incluso los conservadores, ninguno aplaudio ni avaló a estos nuevos. Pero estos nuevos, que llevaban años escribiendo, estaban siendo encumbrados y les ponían altavoz. Así que desde el 2000 su "verdad" era la única "verdad" para muchos simpatizantes del PP y de otras tendencias de derechas. Y eran muy virulentos con quienes deseaban aportar los datos que ellos escaqueaban y que explicaban al completo aquello que ellos no explicaban más que en favor de sus ideas y opiniones. Uno de los más célebres en esos años era Pío Moa, un antiguo miembro de la banda terrorista FRAP que se cambió a las ideas de derechas con el tiempo y que se metió a historiador como aficionado. Mi tío Jesús leyó este libro y creyó necesario que me lo leyera yo tras los funerales de mi padre. Lo leí, aunque mi tío no creía que lo hubiera hecho por la rapidez con que lo leí, dado que era muy grueso. El libro estaba lleno de imprecisiones, falta de explicaciones, falta de visiones contrarias, falta de los datos contrarios a la visión de la derecha, falta de fuentes que contradecían sus tesis, daba por bueno fechas y datos propios de la historiografía creada por Falange y propaganda del régimen, sin atender a los hechos, y tenía mucha opinión y era muy tendencioso. En un año en el que yo había hecho una muy seria incursión en fuentes directas de la censura, de las policías secretas, etcétera, este libro me hizo pensar en las peligrosas sendas que habían abierto determinadas personas al dar voz de nuevo a versiones que eran propias de los años del franquismo en los que se imitó y se seguía al nazismo, los años 1940. De haber una brecha en ruptura social entre izquierda y derecha en España, probablemente hubo una forja con esto desde los años 2000, y con los sucesos de 2004 y el tipo de oposición política por la que optó Rajoy hasta el 2008 hubo una irresponsabilidad total en lo que en las mentes estaba naciendo por alimentación de nuevo enfrentamiento virulento derecha-izquierda. No es casualidad algunos de los estados ideológicos en los que encontramos a la sociedad española en este 2018, a izquierda, a derecha y a nacionalista.
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