Guardo para mí la auténtica última frase que dijo mi madre. Sólo la conocen dos personas más. Una de esas personas es sobradamente de mi más total confianza, como ha demostrado más que con creces en más de una ocasión. La otra persona no goza de esa confianza, pero sí de otra cuestión, y su memoria no es tan buena, con lo que estoy bastante seguro que ha olvidado la frase dada la larga conversación general que tuvimos a comienzos de otoño pasado.
En la mañana del 10 de mayo del año pasado moría mi madre sin que yo supiera haber hecho correctamente la técnica de reanimación cardio pulmonar o cardio respiratoria. Era temprano, tendría que revisar mi diario para decir la hora concreta, o tal vez el acta de defunción, pero así de memoria creo recordar que serían las nueve y algo de la mañana, no sé si ya cerca de las diez.
He tomado este día de vacaciones expresamente para estar a esa hora en el columbario familiar, llevar unas flores y estar un rato de manera tranquila.
Y tras escribir muchas cosas y borrar lo escrito muchas veces, ahora salgo para el cementerio. Y no es que uno borre texto por cuestiones emocionales, es que a un año de distancia hay vigencias.
1 comentario:
Es un día triste hoy.
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