En el año 2000 estuve entre la segunda mitad del primer curso de la carrera de Historia y la primera del segundo curso. Ya seguíamos con la publicación de Claxon, donde fuimos censurados y expulsados, y hubo un primer ensayo serio de La Botella Vacía. Era el comienzo del siglo XXI y el último año antes de los profundos cambios en el mundo que supuso el 2001 a partir de septiembre. Yo seguía con lecturas parciales muy amplias de múltiples libros y artículos y de todo lo que ya comenté en la entrega anterior. Así por ejemplo recuerdo como leí fragmentariamente Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, el relato que Bernal Díaz del Castillo escribió en 1568, que no llegó a España hasta 1575 y que no se publicó hasta 1632. La lectura de este libro por mi parte sorprendería al catedrático Manuel Lucena, cuando vio que podía hablar con un alumno que contestaba a sus enseñanzas con conocimiento de causa de lo que se hablaba. Muchos de los libros los sacaba de la biblioteca del Centro Juvenil Cisneros (salesiano), de la biblioteca universitaria de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Alcalá de Henares (hoy integrada en el Centro de Recursos para el Aprendizaje y la Investigación, CRAI) o de las diferentes bibliotecas públicas municipales de Alcalá, especialmente de la Cardenal Cisneros. Aún así, seguía leyendo muchos libros que compraba, y otros que me regalaban o estaban por casa.
El nombre de la Rosa (1980, Umberto Eco): Lo teníamos en casa en una buena edición de una colección de libros en tapa dura que sacó la editorial RBA en la década de los años 1990. Yo conocía previamente esta historia a través de la película que rodó brillantemente Jean-Jacques Annaud en 1986. Creo que fui el último de la familia en leerlo. Me habían dicho que era muy buen libro, pero que se hacía algo pesado por el uso abundante del latín. Yo conocía el latín por mi trayectoria en mis estudios en Letras puras, y en esos momentos lo tenía fresco por la carrera de Historia, aunque he de reconocer que de todas las asignaturas de Letras, la del latín siempre me ha resultado algo dura. Umberto Eco es un autor muy culto. Este libro le llevó mucho tiempo en escribirlo porque investigó exhaustivamente, ya que en esta ficción aparecen varios personajes reales de la Historia y varios contextos reales de la Historia. Una de las cosas maravillosas del libro es que Eco se documentó de tal manera obsesiva que ninguno de los personajes reales coincide en la vida real con alguno de los momentos que haya quedado documentado en los archivos. O en otras palabras, todos los días, meses y demás que usa en cada personaje, lo investigó de tal manera que son momentos en los que no hay registro de qué hicieron en ese momento, por lo que su ficción podría cuadrar con un episodio auténtico de su vida. Igualmente la meteorología, los sucesos, la arquitectura... Hizo una ficción de misterio y detectives en plena Edad Media que es verosímil. Verosímil, que no verdadera. El libro me pareció de lo mejor. Además, era un claro ejemplo de escritura culta y ficción de acción. Me aclaró algunas cuestiones de la película, aunque la película ya se explica por sí sola con otro lenguaje. Quizá el latín complicaba la lectura, pero merece la pena leer esta historia en la que se suceden una serie de crímenes en una abadía donde vive una comunidad de monjes copistas de libros. En plena carrera de Historia este libro suponía muchas perspectivas que eran nuevas para mí en la Literatura. A Umberto Eco le vengo leyendo con posterioridad en numerosos artículos y reportajes donde habla tanto de Historia como de Literatura, pero sobre todo me encanta su faceta como escritor de introducciones y análisis a numerosos cómics. Él fue una de las primeras personas del mundo de la Alta Cultura que en la década de 1960 defendió que el cómic era un arte y tenía unas posibilidades narrativas próximas a la Literatura, a la mejor Literatura. Por ello este hombre ha avalado a numerosos autores de cómic y los ha fomentado, por ejemplo a Hugo Pratt.
La náusea (1938, Jean-Paul Sartre): Este libro lo saqué de biblioteca. Como historiador, y tras leer El nombre de la Rosa, y como persona interesada por la filosofía, era un paso lógico, aunque entonces no me lo había planteado. No sabía su argumento cuando decidí leerlo, pero sí conocía la filosofía existencialista de Sartre. Quería conocer cómo era su obra más famosa. Se trata de una novela donde un historiador viaja hasta un pequeño pueblo para investigar y escribir la biografía de un hombre que murió un par de siglos atrás y que en esos momentos era un gran desconocido para la gran mayoría, no existía más que para los más doctos, y que es consciente de que lo que él escriba no ayudará a que para muchos siga siendo alguien que no exista, pues nunca leerán o conocerán de su libro. La historia se mezcla con una serie de acontecimientos en la vida privada del historiador durante los meses que pasa en el pueblo. Se plantea su propia existencia y la existencia de cualquier ser vivo. Este libro es uno de los dos libros que destaqué su lectura de entre los libros que leí en 2000, destacado escrito en la Noticia 204ª, aunque ya había hablado más ampliamente de él en septiembre de 2006, en la Noticia 143ª. Me identifiqué bastante con este libro desde mi perspectiva de historiador. Es un libro que desasosiega, pero tiene un atisbo de esperanza, de respuesta. Mi labor como historiador, incluso hoy día, viene marcada en sus oscuros y sus sombras por lo que a lo que supone en la vida por esta obra.
El otoño en Pekín (1947, Boris Vian): Este es el segundo libro que destaqué en la Noticia 204ª de mis lecturas en 2000. Me lo había prestado el Chico Gris. Había y hay mucha afinidad en lecturas entre ambos. Él ya conocía varios de los libros y la obra de Vian. Era otro de esos autores malditos de la contracultura que estaban entre nuestros admirados. Mi primer acercamiento a un libro de este autor fue este. Me pareció un libro genial lleno de metáforas que transformaban la realidad del relato en algo bello y lleno de significados diferentes. Muy enriquecedor. En cierto modo tomé de él esa necesidad de combinar poesía y prosa para poder abordar los relatos a narrar. La biografía de Vian era otra cosa que también me fascinaba. Un hombre muy completo con una vida extenuante al servicio de la creatividad y de lo contracultural. Todo un afán de creatividad.
Historia de Roma (1995, José Manuel Roldán Hervás): Después de leer el año anterior la Historia de Roma escrita por Kovaliov, ahora leía este libro que me compré en la Librería Diógenes, publicado por la Universidad de Salamanca. Era libro recomendado por el profesor de la Historia de la Roma Antigua, pero a la vez había que leerlo, ya que las clases seguían las pautas de los capítulos de esta obra. Era una visión muy actual de la historia romana desde el punto de vista al que estamos más acostumbrados en la cultura occidental. El libro me parece de lo mejor que hay ahora mismo para conocer Historia antigua. Creo que se encuentra reeditado con algunas revisiones. Yo lo tengo en mi biblioteca y lo sigo consultando cuando quiero recordar o aclarar algunas cuestiones de la Historia clásica. Es muy recomendable y muy didáctico. Es un manual, pero es un libro que explica a la perfección la evolución de aquel mundo.
Historia de la Guerra Civil Española, volumen 1 (1961, revisada y reeditada ampliada en 1977, Hugh Thomas): El británico Hugh Thomas fue el primer historiador que escribió una Historia de conjunto sobre la Guerra Civil Española. La publicó en 1961, pero estuvo censurada en España. La volvió a editar en 1968 y siguió censurada en España. En el resto del mundo abrió el pistoletazo de salida de los historiadores hispanistas que no eran de origen español, casi todos eran anglosajones. Se interesaban por los temas de la República y de la Guerra Civil, dando a conocer a los propios españoles su pasado. Los primeros en conocerlo de este modo fueron los exiliados y todos aquellos que lo querían conocer de forma clandestina. El libro dejó de estar censurado en España en 1977. Era un libro bastante amplio, por lo que se publicó en dos volúmenes. Lo editó Círculo de Lectores y se transformó en el mayor éxito de ventas de ese año. Se notaba que muchos españoles querían respuestas tras una larga dictadura del general Franco. Entre esos compradores y lectores del libro en sus dos volúmenes estaba mi padre. Los libros se guardaban en el que fue mi dormitorio hasta que tuve que irme de allí para poder pasarle ese dormitorio a mi abuela materna. Muchos de los libros, todos, se quedaron allí, pero cuando tuve al fin una habitación propia de nuevo, mi padre ayudó a trasladar mis cosas a ese nuevo cuarto. Dado que estaba estudiando la carrera de Historia me dijo que me llevara esos dos volúmenes y que me los quedara, me los regalaba porque decía que eran buenos libros y los necesitaría. Así que los libros pasaron a mi propiedad por regalo de mi padre. Tardé bastante tiempo en leerlo, porque es un libro muy académico y docto. Una de las lecturas estrictamente de Historia, sin ser manual, que me adentraron en esta forma de leer, con pies de página y consulta de bibliografía. Es una forma de leer algo diferente a la habitual. Más académica. Con este primer volumen recuerdo alguna noche de verano que bajaba al parque con mis padres para tomar el fresco y leerlo bajo una farola. Un vecino jubilado, guardia civil, me preguntó por el libro, pero creo que no entendió muy bien que el libro era un libro de Historia, no de política, aunque se hablara de política. Aunque el libro ha sido superado por investigaciones posteriores de otros autores, sigue siendo un libro de referencia. Hugh Thomas tiene el honor de ser el primero en querer hacer una investigación de conjunto en este espinoso tema de la Historia reciente de España. Por ello escribí mi pésame público en las redes sociales cuando murió el año pasado, 2017, a pesar de que hacía muchas décadas que había cambiado sus ideales laboristas a unos ideales conservadores próximos al neoliberalismo de Margareth Thatcher. En su Historia yo leí con perspectiva muchas respuestas que no tenía. Me resulta ejemplar sobre cómo hay que escribir e investigar un libro de Historia. Thomas lo hizo con los documentos y los testimonios que tenía disponibles en 1961, cuando muchos documentos no se podían consultar y existían muchos silencios y temores, cosa que quiso corregir en 1977 ampliando con documentos y voces que ahora hablaban más, pero estamos en 2018 y ahora hay incluso más documentos y más voces, a pesar de que seguimos teniendo algunos clamorosos silencios que un día habrán de acabar.
El guardián entre el centeno (1945-1946 como serial, 1951 como libro, Jerome David Salinguer): Quizá leí algo tarde este libro. La gente suele leerlo más joven, aunque yo lo estaba leyendo con 21 años. J. D. Salinguer es otro de los autores de la contracultura. Mucha gente hablaba de este libro y de este autor como inicio de una apertura hacia la libertad individual que llevaría a los niños y adolescentes estadounidenses de los años 1950 a la revolución social de los años 1960, rompiendo convenciones sociales de moral altamente religiosa y conservadora. La libertad del individuo como libertad social. Eran los cambios del siglo XX. Varias de mis amistades ya lo habían leído. Yo lo leí de una biblioteca, o quizá me lo prestó una amiga, no recuerdo bien. Trata de un joven que huye de casa y busca refugió entre el centeno. Es la búsqueda de la libertad individual por parte de un adolescente que desea tomar las riendas de su vida de inmediato. Es uno de los clásicos de la Literatura norteamericana del siglo XX, de obligada lectura en muchos de sus institutos de secundaria. Le reconozco el mérito, aunque insisto en que quizá lo leí algo más tarde de lo que la gente suele leerlo, o quizá es que yo ya tenía otras lecturas de la contracultura que me estaban marcando más. Quizá necesita de relectura ahora con otros ojos que da la edad y más perspectivas del conocimiento. No estaba mal, pero no me llegó lo que aparentemente le llegaba a otras personas con su lectura. Supongo, eso sí, que cualquiera que quiera comprender los cambios sociales de la segunda mitad del siglo XX debería leer esta novela entre otros muchos libros, ya que marcó a tantas personas generacionalmente.
Historia Universal Moderna, siglo XVI-XVII (1995, Carlos Martínez Shaw, Juan Jose Iglesia, Juan Ignacio Carmona Garcia, Francisco Núñez, Mercedes Gamero): Uno de los manuales clásicos hoy día ya sobre este periodo de la Historia. Lo publicó la editorial de Historia 16. Yo lo leí de la biblioteca de la Universidad. A la vez leía un segundo manual de Historia Moderna para el siglo XVIII, y, para estos mismos siglos, algunos capítulos extensos que completaban la información de este manual, que por otro lado es muy útil. Es muy voluminoso, pero lo leí, aunque tardé tiempo. Creo que su lectura completa sólo la hicimos unos pocos de la carrera, pero creo que eso es algo que nos enriqueció mucho en conocimientos. Algunas de sus partes era apasionante de leer, otras eran más pesadas, pero era necesario leerla y conocerlas, con reflexión total, para poder comprender y asimilar la Historia en su aprendizaje y análisis. Fue un acierto que la Universidad tuviera estos manuales.
Historia de España. Los Reyes Católicos y los Austrias (1988, dirigida por Miguel Artola, autor: Antonio Domínguez Ortiz): Al igual que el anterior libro, lo combiné con la lectura de extensas partes de otros libros de este periodo y temática de la Historia. Es un libro algo más pesado en su lectura. Muy técnico, pero lleno de datos que ayudan mucho a asimilar lo que cuenta. El libro ha sido reeditado en 2003 y en 2007. Los dos autores implicados son dos clásicos expertos de la Historia de España. Este libro es el tercer volumen de una colección de libros. Estas lecturas, pese a su peso, eran necesarias y, en cierto modo, yo las apreciaba mucho, aunque algunos de mis compañeros me decían que cómo es que me los leía enteros, cómo podía aguantarlos. Otros también los leían enteros. Yo recuerdo este libro siendo leído en la vieja biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras, ya cerrada, con los bancos corridos de madera y la luz sobre mi puesto, y también tumbado en el sofá de mi casa.
La España imperial. Desde los Reyes Católicos hasta el fin de la Casa de Austria (1985, reeditado y revisado en 1994, Stanley George Payne): Posiblemente este libro, a juzgar por su bibliogafía, se escribió en los años 1970. El libro más moderno de la bibliografía de este libro es de 1971. Sin embargo, la Biblioteca Nacional de España indica que la primera edición que cuentan en español es de 1985, y la segunda está revisada dentro de una colección de libros de Historia de 1994. Yo compré esta segunda edición, de tapa dura, en una Feria del Libro Antiguo y de Ocasión, en la Plaza de los Santos Niños, en octubre de ese mismo año 2000 que lo leí. Intentar rastrear en Internet cuándo escribió el libro el hispanista británico Stanley G. Payne me ha resultado infructuoso, sorprendentemente. Lo compré por iniciativa propia para ir completando mi conocimiento y lecturas sobre esta etapa, con fines de mejorar y aumentar lo que sabía de cara a mi formación como historiador. Me pareció un libro fácilmente asimilable. La anécdota de este libro es que lo compré junto a otros libros de Historia del Imperio Español. Aquel sábado, creo que era sábado, vi la catedral de los Santos Niños abierta y quería entrar para poder ver algunas de las esculturas de las tumbas de su girola, como otras veces había hecho. Por coincidencia había algún tipo de acto de la guardia civil. Estaba lleno de ellos con uniformes de gala y sus familias engalanados. No lo sabía, pero me di cuenta cuando ya estaba enfilado a entrar. Un guardia civil me paró en la puerta, viéndome en chaqueta vaqueta, pelo largo, no recuerdo si barba, y una mochila. Me pidió mirar mi cartera y al abrirla vio todos aquellos libros sobre el Imperio Español. Por la cara que puso algo le descuadró mucho, pero igualmente no me dejó entrar. Esta anécdota sirvió para muchas bromas con los compañeros y compañeras de carrera, y aún hoy, cuando de tarde en tarde la recuerdo. El libro es un libro propio de la biblioteca de un historiador. Algunos de sus puntos de vista pueden ser discutibles, o quizá es que el punto de vista de autores españoles ven o comprenden las cosas de modo diferente a los de este hispanista inglés, pero eso no hace menos interesante el libro, si no la contrario. Enriquece.
Los gritos del silencio (1980 como serie de artículos periodísticos, 1987 como libro en España, Christopher Hudson): Este libro se publicó en España como parte de una serie de novelas basadas en películas recientes consideradas grandes películas de los años 1980. La película era de 1984, de Roland Joffé. Sin embargo, el libro sacaba en ejemplar de novela lo que fue algo publicado por entregas en la prensa norteamericana en 1980 y que mereció un Premio Pulitzer, si no recuerdo mal. Se trata de la historia real de un periodista estadounidense (el autor) que fue corresponsal en Camboya en 1972 ayudado por Dith Pran, un camboyano que le servía de guía y que le completaba su tarea periodística. En aquella época, en la que la Guerra de Vietnam estaba entrando en su etapa final de la intervención de Estados Unidos (1973) y de final como guerra civil (1975), muchos comunistas pasaron la frontera a los países limítrofes de aquel conflicto, transmitiendo sus ideas. En Camboya estas ideas comunistas sufrieron una transformación de interpretación dando por resultado una monstruosidad represora que terminó siendo una de las dictaduras y guerras más sanguinolentas del siglo XX, fue la dictadura de los jemeres rojos, repudiada por los comunistas de Vietnam, China, Rusia, Cuba y otros. Como sea, cuando los estadounidenses fueron evacuados con total celeridad de Camboya, Hudson tuvo que abandonar a Pran, por ser este camboyano. No pudo lograrle papeles. La novela trata de las necesidades y suplicios que pasó allí atrapado, ya que era sospechoso de ser hostil al nuevo gobierno y posible persona a ejecutar por haber ayudado a un periodista norteamericano. Aquello se prolongó hasta 1980. Este libro lo compró mi padre junto a otro de esa colección, El corazón púrpura (1982, Alice Walker). Está en el salón familiar. Mi padre me lo recomendó leer, pero yo nunca lo leí hasta esa fecha de 2000. No sé, quizá llevado por un interés de la mezcla Literatura-Historia, y por mi interés por los conflictos del siglo XX. El relato me resultó interesante y me mantuvo pendiente y atrapado el tiempo que duró. La película la vi posteriormente, pero sólo fragmentariamente. Años después me compré este, el otro libro y un par más que fueron de mi padre para poderlos tener yo también. Los compré en la Librería Alcaná de Madrid en 2015, haciendo una parada en la capital una hora antes de entrar en mi trabajo de archivo de entonces, en San Sebastián de los Reyes. Mi idea era los otros títulos que adquirí, Manaos, de Vázquez-Figueroa, que ya comenté en el otro serial, y otro que una compañera rumana quería leer para aprender más léxico español, pero el coste de ambos libros hacía que me dieran dos más por apenas un euro, como promoción, y escogí estos ya que los tenían exhibidos y me recodaban y me dio un recuerdo adolescente.
Viaje alucinante (1966, Isaac Asimov): Existía una película de Richard Fleischer también rodada en 1966. Asimov había colaborado en el guión y su novela salió precisamente de ese guión. Yo había visto la película de niño. Ahora, en el año 2000, leí el libro, que andaba por casa. Me pareció una historia fascinante. La transformación en personas diminutas de un equipo científico para ser introducidas en el cuerpo de otro ser humano enfermo para realizar una operación delicada, mientras, dentro de la lógica de la Guerra Fría, hay un infiltrado que hace todo lo posible por matar a esa persona y al equipo científico. Una historia de ciencia ficción con la que además aprendí un par de cosas que no sabía, como es por ejemplo el funcionamiento de la pleura. Una de las lecturas más apasionantes que hice este año.
Año 2000: 21 años de edad.
Leí 11 libros completos.
El nombre de la Rosa (1980, Umberto Eco): Lo teníamos en casa en una buena edición de una colección de libros en tapa dura que sacó la editorial RBA en la década de los años 1990. Yo conocía previamente esta historia a través de la película que rodó brillantemente Jean-Jacques Annaud en 1986. Creo que fui el último de la familia en leerlo. Me habían dicho que era muy buen libro, pero que se hacía algo pesado por el uso abundante del latín. Yo conocía el latín por mi trayectoria en mis estudios en Letras puras, y en esos momentos lo tenía fresco por la carrera de Historia, aunque he de reconocer que de todas las asignaturas de Letras, la del latín siempre me ha resultado algo dura. Umberto Eco es un autor muy culto. Este libro le llevó mucho tiempo en escribirlo porque investigó exhaustivamente, ya que en esta ficción aparecen varios personajes reales de la Historia y varios contextos reales de la Historia. Una de las cosas maravillosas del libro es que Eco se documentó de tal manera obsesiva que ninguno de los personajes reales coincide en la vida real con alguno de los momentos que haya quedado documentado en los archivos. O en otras palabras, todos los días, meses y demás que usa en cada personaje, lo investigó de tal manera que son momentos en los que no hay registro de qué hicieron en ese momento, por lo que su ficción podría cuadrar con un episodio auténtico de su vida. Igualmente la meteorología, los sucesos, la arquitectura... Hizo una ficción de misterio y detectives en plena Edad Media que es verosímil. Verosímil, que no verdadera. El libro me pareció de lo mejor. Además, era un claro ejemplo de escritura culta y ficción de acción. Me aclaró algunas cuestiones de la película, aunque la película ya se explica por sí sola con otro lenguaje. Quizá el latín complicaba la lectura, pero merece la pena leer esta historia en la que se suceden una serie de crímenes en una abadía donde vive una comunidad de monjes copistas de libros. En plena carrera de Historia este libro suponía muchas perspectivas que eran nuevas para mí en la Literatura. A Umberto Eco le vengo leyendo con posterioridad en numerosos artículos y reportajes donde habla tanto de Historia como de Literatura, pero sobre todo me encanta su faceta como escritor de introducciones y análisis a numerosos cómics. Él fue una de las primeras personas del mundo de la Alta Cultura que en la década de 1960 defendió que el cómic era un arte y tenía unas posibilidades narrativas próximas a la Literatura, a la mejor Literatura. Por ello este hombre ha avalado a numerosos autores de cómic y los ha fomentado, por ejemplo a Hugo Pratt.
La náusea (1938, Jean-Paul Sartre): Este libro lo saqué de biblioteca. Como historiador, y tras leer El nombre de la Rosa, y como persona interesada por la filosofía, era un paso lógico, aunque entonces no me lo había planteado. No sabía su argumento cuando decidí leerlo, pero sí conocía la filosofía existencialista de Sartre. Quería conocer cómo era su obra más famosa. Se trata de una novela donde un historiador viaja hasta un pequeño pueblo para investigar y escribir la biografía de un hombre que murió un par de siglos atrás y que en esos momentos era un gran desconocido para la gran mayoría, no existía más que para los más doctos, y que es consciente de que lo que él escriba no ayudará a que para muchos siga siendo alguien que no exista, pues nunca leerán o conocerán de su libro. La historia se mezcla con una serie de acontecimientos en la vida privada del historiador durante los meses que pasa en el pueblo. Se plantea su propia existencia y la existencia de cualquier ser vivo. Este libro es uno de los dos libros que destaqué su lectura de entre los libros que leí en 2000, destacado escrito en la Noticia 204ª, aunque ya había hablado más ampliamente de él en septiembre de 2006, en la Noticia 143ª. Me identifiqué bastante con este libro desde mi perspectiva de historiador. Es un libro que desasosiega, pero tiene un atisbo de esperanza, de respuesta. Mi labor como historiador, incluso hoy día, viene marcada en sus oscuros y sus sombras por lo que a lo que supone en la vida por esta obra.
El otoño en Pekín (1947, Boris Vian): Este es el segundo libro que destaqué en la Noticia 204ª de mis lecturas en 2000. Me lo había prestado el Chico Gris. Había y hay mucha afinidad en lecturas entre ambos. Él ya conocía varios de los libros y la obra de Vian. Era otro de esos autores malditos de la contracultura que estaban entre nuestros admirados. Mi primer acercamiento a un libro de este autor fue este. Me pareció un libro genial lleno de metáforas que transformaban la realidad del relato en algo bello y lleno de significados diferentes. Muy enriquecedor. En cierto modo tomé de él esa necesidad de combinar poesía y prosa para poder abordar los relatos a narrar. La biografía de Vian era otra cosa que también me fascinaba. Un hombre muy completo con una vida extenuante al servicio de la creatividad y de lo contracultural. Todo un afán de creatividad.
Historia de Roma (1995, José Manuel Roldán Hervás): Después de leer el año anterior la Historia de Roma escrita por Kovaliov, ahora leía este libro que me compré en la Librería Diógenes, publicado por la Universidad de Salamanca. Era libro recomendado por el profesor de la Historia de la Roma Antigua, pero a la vez había que leerlo, ya que las clases seguían las pautas de los capítulos de esta obra. Era una visión muy actual de la historia romana desde el punto de vista al que estamos más acostumbrados en la cultura occidental. El libro me parece de lo mejor que hay ahora mismo para conocer Historia antigua. Creo que se encuentra reeditado con algunas revisiones. Yo lo tengo en mi biblioteca y lo sigo consultando cuando quiero recordar o aclarar algunas cuestiones de la Historia clásica. Es muy recomendable y muy didáctico. Es un manual, pero es un libro que explica a la perfección la evolución de aquel mundo.
Historia de la Guerra Civil Española, volumen 1 (1961, revisada y reeditada ampliada en 1977, Hugh Thomas): El británico Hugh Thomas fue el primer historiador que escribió una Historia de conjunto sobre la Guerra Civil Española. La publicó en 1961, pero estuvo censurada en España. La volvió a editar en 1968 y siguió censurada en España. En el resto del mundo abrió el pistoletazo de salida de los historiadores hispanistas que no eran de origen español, casi todos eran anglosajones. Se interesaban por los temas de la República y de la Guerra Civil, dando a conocer a los propios españoles su pasado. Los primeros en conocerlo de este modo fueron los exiliados y todos aquellos que lo querían conocer de forma clandestina. El libro dejó de estar censurado en España en 1977. Era un libro bastante amplio, por lo que se publicó en dos volúmenes. Lo editó Círculo de Lectores y se transformó en el mayor éxito de ventas de ese año. Se notaba que muchos españoles querían respuestas tras una larga dictadura del general Franco. Entre esos compradores y lectores del libro en sus dos volúmenes estaba mi padre. Los libros se guardaban en el que fue mi dormitorio hasta que tuve que irme de allí para poder pasarle ese dormitorio a mi abuela materna. Muchos de los libros, todos, se quedaron allí, pero cuando tuve al fin una habitación propia de nuevo, mi padre ayudó a trasladar mis cosas a ese nuevo cuarto. Dado que estaba estudiando la carrera de Historia me dijo que me llevara esos dos volúmenes y que me los quedara, me los regalaba porque decía que eran buenos libros y los necesitaría. Así que los libros pasaron a mi propiedad por regalo de mi padre. Tardé bastante tiempo en leerlo, porque es un libro muy académico y docto. Una de las lecturas estrictamente de Historia, sin ser manual, que me adentraron en esta forma de leer, con pies de página y consulta de bibliografía. Es una forma de leer algo diferente a la habitual. Más académica. Con este primer volumen recuerdo alguna noche de verano que bajaba al parque con mis padres para tomar el fresco y leerlo bajo una farola. Un vecino jubilado, guardia civil, me preguntó por el libro, pero creo que no entendió muy bien que el libro era un libro de Historia, no de política, aunque se hablara de política. Aunque el libro ha sido superado por investigaciones posteriores de otros autores, sigue siendo un libro de referencia. Hugh Thomas tiene el honor de ser el primero en querer hacer una investigación de conjunto en este espinoso tema de la Historia reciente de España. Por ello escribí mi pésame público en las redes sociales cuando murió el año pasado, 2017, a pesar de que hacía muchas décadas que había cambiado sus ideales laboristas a unos ideales conservadores próximos al neoliberalismo de Margareth Thatcher. En su Historia yo leí con perspectiva muchas respuestas que no tenía. Me resulta ejemplar sobre cómo hay que escribir e investigar un libro de Historia. Thomas lo hizo con los documentos y los testimonios que tenía disponibles en 1961, cuando muchos documentos no se podían consultar y existían muchos silencios y temores, cosa que quiso corregir en 1977 ampliando con documentos y voces que ahora hablaban más, pero estamos en 2018 y ahora hay incluso más documentos y más voces, a pesar de que seguimos teniendo algunos clamorosos silencios que un día habrán de acabar.
El guardián entre el centeno (1945-1946 como serial, 1951 como libro, Jerome David Salinguer): Quizá leí algo tarde este libro. La gente suele leerlo más joven, aunque yo lo estaba leyendo con 21 años. J. D. Salinguer es otro de los autores de la contracultura. Mucha gente hablaba de este libro y de este autor como inicio de una apertura hacia la libertad individual que llevaría a los niños y adolescentes estadounidenses de los años 1950 a la revolución social de los años 1960, rompiendo convenciones sociales de moral altamente religiosa y conservadora. La libertad del individuo como libertad social. Eran los cambios del siglo XX. Varias de mis amistades ya lo habían leído. Yo lo leí de una biblioteca, o quizá me lo prestó una amiga, no recuerdo bien. Trata de un joven que huye de casa y busca refugió entre el centeno. Es la búsqueda de la libertad individual por parte de un adolescente que desea tomar las riendas de su vida de inmediato. Es uno de los clásicos de la Literatura norteamericana del siglo XX, de obligada lectura en muchos de sus institutos de secundaria. Le reconozco el mérito, aunque insisto en que quizá lo leí algo más tarde de lo que la gente suele leerlo, o quizá es que yo ya tenía otras lecturas de la contracultura que me estaban marcando más. Quizá necesita de relectura ahora con otros ojos que da la edad y más perspectivas del conocimiento. No estaba mal, pero no me llegó lo que aparentemente le llegaba a otras personas con su lectura. Supongo, eso sí, que cualquiera que quiera comprender los cambios sociales de la segunda mitad del siglo XX debería leer esta novela entre otros muchos libros, ya que marcó a tantas personas generacionalmente.
Historia Universal Moderna, siglo XVI-XVII (1995, Carlos Martínez Shaw, Juan Jose Iglesia, Juan Ignacio Carmona Garcia, Francisco Núñez, Mercedes Gamero): Uno de los manuales clásicos hoy día ya sobre este periodo de la Historia. Lo publicó la editorial de Historia 16. Yo lo leí de la biblioteca de la Universidad. A la vez leía un segundo manual de Historia Moderna para el siglo XVIII, y, para estos mismos siglos, algunos capítulos extensos que completaban la información de este manual, que por otro lado es muy útil. Es muy voluminoso, pero lo leí, aunque tardé tiempo. Creo que su lectura completa sólo la hicimos unos pocos de la carrera, pero creo que eso es algo que nos enriqueció mucho en conocimientos. Algunas de sus partes era apasionante de leer, otras eran más pesadas, pero era necesario leerla y conocerlas, con reflexión total, para poder comprender y asimilar la Historia en su aprendizaje y análisis. Fue un acierto que la Universidad tuviera estos manuales.
Historia de España. Los Reyes Católicos y los Austrias (1988, dirigida por Miguel Artola, autor: Antonio Domínguez Ortiz): Al igual que el anterior libro, lo combiné con la lectura de extensas partes de otros libros de este periodo y temática de la Historia. Es un libro algo más pesado en su lectura. Muy técnico, pero lleno de datos que ayudan mucho a asimilar lo que cuenta. El libro ha sido reeditado en 2003 y en 2007. Los dos autores implicados son dos clásicos expertos de la Historia de España. Este libro es el tercer volumen de una colección de libros. Estas lecturas, pese a su peso, eran necesarias y, en cierto modo, yo las apreciaba mucho, aunque algunos de mis compañeros me decían que cómo es que me los leía enteros, cómo podía aguantarlos. Otros también los leían enteros. Yo recuerdo este libro siendo leído en la vieja biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras, ya cerrada, con los bancos corridos de madera y la luz sobre mi puesto, y también tumbado en el sofá de mi casa.
La España imperial. Desde los Reyes Católicos hasta el fin de la Casa de Austria (1985, reeditado y revisado en 1994, Stanley George Payne): Posiblemente este libro, a juzgar por su bibliogafía, se escribió en los años 1970. El libro más moderno de la bibliografía de este libro es de 1971. Sin embargo, la Biblioteca Nacional de España indica que la primera edición que cuentan en español es de 1985, y la segunda está revisada dentro de una colección de libros de Historia de 1994. Yo compré esta segunda edición, de tapa dura, en una Feria del Libro Antiguo y de Ocasión, en la Plaza de los Santos Niños, en octubre de ese mismo año 2000 que lo leí. Intentar rastrear en Internet cuándo escribió el libro el hispanista británico Stanley G. Payne me ha resultado infructuoso, sorprendentemente. Lo compré por iniciativa propia para ir completando mi conocimiento y lecturas sobre esta etapa, con fines de mejorar y aumentar lo que sabía de cara a mi formación como historiador. Me pareció un libro fácilmente asimilable. La anécdota de este libro es que lo compré junto a otros libros de Historia del Imperio Español. Aquel sábado, creo que era sábado, vi la catedral de los Santos Niños abierta y quería entrar para poder ver algunas de las esculturas de las tumbas de su girola, como otras veces había hecho. Por coincidencia había algún tipo de acto de la guardia civil. Estaba lleno de ellos con uniformes de gala y sus familias engalanados. No lo sabía, pero me di cuenta cuando ya estaba enfilado a entrar. Un guardia civil me paró en la puerta, viéndome en chaqueta vaqueta, pelo largo, no recuerdo si barba, y una mochila. Me pidió mirar mi cartera y al abrirla vio todos aquellos libros sobre el Imperio Español. Por la cara que puso algo le descuadró mucho, pero igualmente no me dejó entrar. Esta anécdota sirvió para muchas bromas con los compañeros y compañeras de carrera, y aún hoy, cuando de tarde en tarde la recuerdo. El libro es un libro propio de la biblioteca de un historiador. Algunos de sus puntos de vista pueden ser discutibles, o quizá es que el punto de vista de autores españoles ven o comprenden las cosas de modo diferente a los de este hispanista inglés, pero eso no hace menos interesante el libro, si no la contrario. Enriquece.
Los gritos del silencio (1980 como serie de artículos periodísticos, 1987 como libro en España, Christopher Hudson): Este libro se publicó en España como parte de una serie de novelas basadas en películas recientes consideradas grandes películas de los años 1980. La película era de 1984, de Roland Joffé. Sin embargo, el libro sacaba en ejemplar de novela lo que fue algo publicado por entregas en la prensa norteamericana en 1980 y que mereció un Premio Pulitzer, si no recuerdo mal. Se trata de la historia real de un periodista estadounidense (el autor) que fue corresponsal en Camboya en 1972 ayudado por Dith Pran, un camboyano que le servía de guía y que le completaba su tarea periodística. En aquella época, en la que la Guerra de Vietnam estaba entrando en su etapa final de la intervención de Estados Unidos (1973) y de final como guerra civil (1975), muchos comunistas pasaron la frontera a los países limítrofes de aquel conflicto, transmitiendo sus ideas. En Camboya estas ideas comunistas sufrieron una transformación de interpretación dando por resultado una monstruosidad represora que terminó siendo una de las dictaduras y guerras más sanguinolentas del siglo XX, fue la dictadura de los jemeres rojos, repudiada por los comunistas de Vietnam, China, Rusia, Cuba y otros. Como sea, cuando los estadounidenses fueron evacuados con total celeridad de Camboya, Hudson tuvo que abandonar a Pran, por ser este camboyano. No pudo lograrle papeles. La novela trata de las necesidades y suplicios que pasó allí atrapado, ya que era sospechoso de ser hostil al nuevo gobierno y posible persona a ejecutar por haber ayudado a un periodista norteamericano. Aquello se prolongó hasta 1980. Este libro lo compró mi padre junto a otro de esa colección, El corazón púrpura (1982, Alice Walker). Está en el salón familiar. Mi padre me lo recomendó leer, pero yo nunca lo leí hasta esa fecha de 2000. No sé, quizá llevado por un interés de la mezcla Literatura-Historia, y por mi interés por los conflictos del siglo XX. El relato me resultó interesante y me mantuvo pendiente y atrapado el tiempo que duró. La película la vi posteriormente, pero sólo fragmentariamente. Años después me compré este, el otro libro y un par más que fueron de mi padre para poderlos tener yo también. Los compré en la Librería Alcaná de Madrid en 2015, haciendo una parada en la capital una hora antes de entrar en mi trabajo de archivo de entonces, en San Sebastián de los Reyes. Mi idea era los otros títulos que adquirí, Manaos, de Vázquez-Figueroa, que ya comenté en el otro serial, y otro que una compañera rumana quería leer para aprender más léxico español, pero el coste de ambos libros hacía que me dieran dos más por apenas un euro, como promoción, y escogí estos ya que los tenían exhibidos y me recodaban y me dio un recuerdo adolescente.
Viaje alucinante (1966, Isaac Asimov): Existía una película de Richard Fleischer también rodada en 1966. Asimov había colaborado en el guión y su novela salió precisamente de ese guión. Yo había visto la película de niño. Ahora, en el año 2000, leí el libro, que andaba por casa. Me pareció una historia fascinante. La transformación en personas diminutas de un equipo científico para ser introducidas en el cuerpo de otro ser humano enfermo para realizar una operación delicada, mientras, dentro de la lógica de la Guerra Fría, hay un infiltrado que hace todo lo posible por matar a esa persona y al equipo científico. Una historia de ciencia ficción con la que además aprendí un par de cosas que no sabía, como es por ejemplo el funcionamiento de la pleura. Una de las lecturas más apasionantes que hice este año.
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