sábado, diciembre 24, 2016

NOTICIA 1668ª DESDE EL BAR: TENGAMOS LA FIESTA EN PAZ

Llegamos a Navidad y he aquí las dos tarjetas de felicitación que he recibido este año. Las dos han coincidido en que las hicieron a mano. Son de dos personas diferentes, una poetisa y una pintora amigas mías. El correo postal sigue siendo un acto que trae consigo una satisfacción personal y un vínculo emocional entre los que escriben que no logran comprender aquellos que se han entregado por completo y de manera excluyente a correos electrónicos y mensajes por teléfono. Esta Navidad parece una Navidad cálida, como la anterior, pese a que hace frío forzosamente dado los movimientos de traslación y rotación del planeta. No están tan lejanas las Navidades de mucho frío, nieve e hielo, pero los efectos del cambio climántico son un hecho que tenemos que intentar parar. Las decoraciones navideñas de este año me parecen especialmente volcadas en animar al centro de la ciudad, en concreto a las calles turísticas. No es que el resto de barrios no tengan alguna decoración, no demasiada, si no que esta parecen las sobras de lo demás. Tampoco noto el entusiasmo que notaba años atrás. Hace unos años, desde que comenzó la etapa más dura de la crisis en 2010, que noto como una mengua en ese entusiasmo. Un día más donde la gente se atiborra de comida para conmemorar el nacimiento del niño-dios y olvidarse el resto del año de las implicaciones de creencia y religión que implicaría en la vida del celebrante de hoy esta celebración. Yo hace tiempo que no me atiborro de comida, y celebro.

Oigo cada vez más a personas de mi barrio obrero que dicen que se apañan con poco, y probablemente es así, porque cada vez hay menos en las casas, a pesar de que se nos dice que se genera trabajo. Falsedad de falsedades, todo es falsedad. También escucho con frecuencia, dentro de la lógica de una gente de derechas cada vez más a la derecha, que los de izquierdas no deberían hacer fiesta estos días, como si ser de izquierda implicara ser directamente ateo. Pero son gente desinformada. la fiesta es un derecho de todos, y si nos ponemos en su estricta intolerancia debieran ser ellos quienes no hagan la fiesta. Mal que les pese Navidad celebra un hecho religioso pero no es la religión la que ha hecho de este día de fiesta un día de fiesta, tampoco lo ha logrado en Semana Santa, ni en la Inmaculada Concepción ni en ninguna otra de las que se celebran hoy en España. Mal conocen el funcionamiento de la forma en la que hemos decidido constituirnos y administrarnos los españoles. El calendario laboral, o el festivo, llamadle como querais, no lo define ni elige la Iglesia, es producto de un acuerdo entre sindicatos y patronal tutelados por el Estado. Es cierto que la Iglesia suele meter presión para que se elijan festivos los días que son de festejo religioso, pero no es la Iglesia quien decide qué día es fiesta. La fiesta que da el Estado coincide con un día de festejo religioso porque sindicatos y patronal así lo deciden. Si el día de mañana la patronal decide negociar de festivos sólo los días adyacentes a fines de semana, o/y si los sindicatos deciden que ya no quieren ayudar a mantener de festivos los días religiosos, y el Estado como tutelador de estas conversaciones les da el visto bueno, no sería fiesta estos días. Ni aunque la Iglesia se emperrara. Pero hay un consenso sindicatos, patronal y Estado en estar de acuerdo con mantener a la Iglesia contenta, ya sea por tradición, cultura, costumbre... la creencia es la última de las razones en todo esto, me temo. Consenso para negociar los días de fiesta. No hay mayor consenso de los unos y de los otros en este país que el de que Navidad ha de ser fiesta, cada uno con sus razones. La raíz de la fiesta sigue siendo religiosa, en realidad hasta pagana, pues como la propia Iglesia reconoce la fecha fue aleatoria en su día para hacerla coincidir con el calendario romano y con una fiesta muy popular en tiempos del Imperio Romano donde lo pagano imperaba más que lo religioso cristiano. Cada vez que un ciudadano de a pie le da por tocar las narices en un bar diciendo la manida frase de que los de izquierdas no deberían hacer esa fiesta, sería para preguntarle que para qué la hace él si ha sido producto de los acuerdos con los sindicatos. Son estupideces.

En este país llegamos a unas alturas que hay que decir aquello de tengamos la fiesta en paz. Tengámosla. Feliz Navidad a todos, cibernautas. Que la cerveza os acompañe.

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