Una de las cosas que uno puede hacer cuando es verano y está desempleado y sin ingresos puede ser ir a los museos y salas de exposición gratuitos, como aquella de Goya. Y lo bueno del caso, dentro de lo malo, es que siendo un sin empleo oficial los museos son gratuitos todos. Así que uno coge y se va con el señor Cardenete un día, o con las señoritas Txustine y Mireia otro, y se va a ver dioses íberos que hace siglos que se jubilaron y dejaron sus restos en piedra en el Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid, en Alcalá de Henares. Y no es que sea la mejor exposición que hayan montado, de hecho me temo que es una exposición montada con prisas... no me convenció, sigo esperando impaciente la tan anunciada exposición sobre los 1.300 años de los musulmanes en España. Eso sí, la tienda la visité por primera vez y me convenció... si tuviera dinero hubiera comprado alguna pequeña extravagancia de historiador, una de esas cosas que te las ve otro historiador y se bromea entre ambos, pero que la ve otra persona y te mira raro, como apiadándose de uno. Lo cierto es que de aquello descubrí como Pablo Picasso comenzó el cubismo tras visitar una exposición de escultura ibera en París. Quizá la Dama de Elche no es la más representativa de esto, pero la foto que exponen en el Museo ciertamente es que se dan un beso esas mujeres ibéricas de hace dos mil quinientos años y las que pintó Picasso en Francia en el siglo XX. Bueno, en esta ocasión Picasso sacó la idea de cómo quería representar a las españolas de las esculturas milenarias de la propia península, no esta mal, en otras ocasiones, ya lo hablamos, se iba con Ángel Fernández de Soto a beber absenta y a hacer otras cosas digamos que más lúbricas.
Con otro historiador, Mauricio, y un par de amigas de ideas sociales y políticas comparti esas cosas que nos gustan yéndome a la exposición del Museo de Arte Contemporáneo Reina Sofia, en Madrid, sobre la fotografía obrera y proletaria entre 1926 y 1939, aunque había fotos de la Comuna de París de 1871. La exposición era enorme, en dos horas no pudimos verla, ocupaba prácticamente toda una ala entera del piso superior. Se trataban de las fotografías de caracter amateur que convocó una revista alemana, AIZ (Arbeiter Illustriete Zeitung), aunque había muchas fotografías de fotógrafos famosos. La revista era de carácter comunista y aceptó fotos de todo. Las fotografías obreras son aquellas que recogen las condiciones de vida o laborales de los trabajadores, así se podían ver temas como los barrios negros de New York combinado con recortes reales de periódicos donde se pedían trabajadoras blancas, mineros ingleses, agricultores españoles, condiciones de vida de trabajadores rusos de la Unión Soviética, etcétera. Mientras que las fotos proletarias son aquellas que trata los asuntos concernientes a la vida obrera en relación a sus reivindicaciones, sus problema y sus luchas. Así que también se veían esas fotos de los episodios de la Comuna de París de 1871, el ascenso del Frente Popular francés en 1936, el del partido NAZI en Alemania en 1933, de la guerra civil española entre 1936 y 1939 (había dos de Alcalá de Henares, de la Iglesia Magistral destrozada por bombardeos), de revolucionarios mexicanos, etcétera también. Una exposición interesante, había fotos que jamás habíamos visto ni conocíamos su existencia... pero el catálogo valía cerca de 40 euros... inasequible para desempleados y trabajadores de sueldos bajos y contratos malos... que contradictorio... pero supongo que un catálogo de una exposición así habrá requerido de mucho trabajo. En fin, que nos fuimos a bebernos una cerveza y acabamos en la manifestación de Madrid donde se reunieron los indignados de toda España para marcharse a Bruselas juntos.
Pues como no podía ser menos, y me gusta la compañía de las amistades, sobre todo de las buenas amistades, dicen que soy mujeriego (en el sentido de buscar la compañía de amigas y necesitar a menudo de sus puntos de vista, que no en el sentido de ser un don Juan, que no lo soy, no triunfo demasiado), me gusta compartir puntos de vista, hacer de guía y disfrutar de buenas conversaciones, quise compartir con Carmen Hercas la primera visita que hacía en su vida al Museo del Prado, también en Madrid, cosa que teníamos pendiente desde hacía varios meses seguidos. Pero eso ya lo ha contado ella. Echamos todo el día allí... bueno, y en La Dolores. El Museo del Prado es uno de los que más he visitado, sobre todo por aquello de Goya que ya está enlazado dentro del enlace de antes, y siempre me sorprende la manía que tienen de cambiar los cuadros de sitio... en esta ocasión de forma casi incomprensible. Aunque, aparte de El Bosco, imagino que la visita la resumimos (en cuanto a personajes de los cuadros) en una constante Isabel de Portugal, y una inquietante Monstrua Desnuda (o Baco), que uno creía de Velázquez y que era de Juan Carreño de Miranda, la pintó en 1680. En fin, la pintó vestida y desnuda, y uno se pregunta el porqué, pese a insinuarla como la deidad Baco (lo cierto es que en esa época lo mitológico era excusa para pintar la vida real...), y esto es bastante inquietante. Intuyo una posible mofa del rey, Carlos II, pero él mismo no estaba para mofarse mucho de nadie, cosas de siglos de relaciones incestuosas en su familia. Así que me resulta un tanto misterioso el porqué del artista. Y ahí la tienes, vestida y desnuda, custodiando la puerta de una de las salas contiguas a su sala.
Claro que hay gente que lo observa de otro modo, algo más sensual, más intuyendo todo un cosmos de belleza humana, o quizá de presagio humano. Como esa foto que nos mostró Micioilgattomannaro. Y es que a fin de cuentas, él mismo nos recuerda que aquella "monstrua" tenía un nombre, Eugenia Martínez Vallejo, era una persona más, con su vida y sus sentimientos.
En fin, que sigo. Que la cerveza os acompañe.
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