Una joven hoja de plátano de paseo estaba por crecer y mostrarse en todo su esplendor cuando cayó de su rama. Por entonces engañaba su aspecto, casi podía ser confundida con la hoja de un álamo blanco, pero es que esta hoja de plátano de paseo estaba por crecer y mostrar su forma, que ya era potencial porque algo había crecido hacia ella. Pero se cayó de su rama y de su árbol. Mas esta hoja no cayó en el barro, donde podría haberse podrido y dejado su huella de forma fugaz en el tiempo, ni en una acera o el asfalto de la ciudad donde estaba su árbol, donde no habría dejado huella y apenas el paso de un barrendero la hubiera retirado y tirado a un cubo de basura donde nadie sospechara siquiera de su existencia. Esta hoja cayó en la masa aún por secar de un camino rosado para bicicletas recién hecho. Allí se quedó mientras el suelo se petrificaba. Así, su potencial forma de hoja de plátano de paseo aún por mostrarse en su esplendor, quedó grabada para siempre en la piedra del camino por andar. Hay cosas que se quedan. También en mí.
Que la cerveza os acompañe.
Que la cerveza os acompañe.
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