En 2002 la Universidad de Alcalá de Henares, de mano del profesor Alejandro Díez Torres, acogió una conferencia acerca del origen de la objección de conciencia. Se trataba en realidad de unas conferencias que contaban con la presencia de supervivientes alemanes de los campos de concentración NAZIS de la II Guerra Mundial. La conferencia, a la que asistí, se llamaba "Firmes ante el ataque NAZI", que era el nombre de un documental que presentaban. Allí tuvimos la oportunidad de ver y escuchar a unos ancianos muy serenos llamados Ruth Danner (niña testigo de Jehová presa por negarse jurar fidelidad a Hitler, deportada con 9 años a un campo de internamiento), Simone Arnold (presa con 13 años por negarse a saludar con un "Heil Hitler", por valores cristianos), Max Liebster (preso a los 24 años por ser judío), Louis Piéchota (preso con 22 años por ser Testigo de Jehová) y a Magdalena Kusserow (presa con 17 años con su familia por no repudiar la religión). Nunca estuve de nuevo en una conferencia como aquella, donde todos los presentes escuchábamos a los intervinientes, pura Historia viva de la II Guerra Mundial, sin querer siquiera apuntillar ni un sólo dato que completase su visión personal.
Es 1945 y la Segunda Guerra Mundial está llegando a su final. Un hombre con un traje mugriento de rayas blancas y negras aún puede caminar pese a ser prácticamente más huesos que carne. Anda hacia un grupo de soldados americanos que han abierto las puertas del campo de concentración donde ha pasado los últimos años de su vida acuciado por la muerte, la amenaza y las torturas. El hombre que camina a duras penas no sabe exactamente quiénes son sus libertadores. Sus libertadores no saben quién es él ni ningún otro de los que parecen recién salidos de las mismas fauces de las tumbas. Ni siquiera hablan el mismo idioma para poder saber qué es todo aquello en un primer momento. Nuestro hombre del traje a rayas tiene un signo distintivo en el pecho, un triángulo invertido de color violeta.
Los NAZIS alemanes que controlaban los campos de concentración habían marcado a sus presos según sus categorías, circunstancias de la guerra e ideales de raza aria. El triángulo invertido amarillo siginificaba ser judío, se le solía superponer otro triángulo no invertido de color amarillo para indicar que además se le aplicaban otras acusaciones, las cuales podían ser de lo más variopintas. Por ello se hablaba de la Estrella de David marcando a los judíos. El holocausto judío de la Segunda Guerra Mundial es el más conocido y el más extendido en su conocimiento, sobre todo gracias a la contribución de las películas norteamericanas y las acciones de concienciación financiadas por múltiples asociaciones judías. Sin embargo no eran los únicos, ni tampoco los primeros, represaliados por los NAZIS. Un triángulo azul invertido estaba reservado para los emigrantes, especialmente los republicanos españoles (que eran remarcados con iniciales de su republicanismo). Uno rosa indicaba que el preso era un varón homosexual; las mujeres homosexuales tenían uno negro, que compartían con mujeres asociales, prostitutas, vagos, maleantes, sin techo, inadaptados (seguidores del movimiento y la música swing), retrasados mentales, enfermos mentales, alcohólicos, drogadictos y gitanos (aunque los gitanos luego tuvieron un triángulo propio de color marrón). Los presos comunes tenían uno verde, los presos políticos (especialmente los comunistas) lo tenían rojo, aunque si el triángulo no estaba invertido significaba que era un preso que fue militar. Las mujeres con relaciones interraciales lo tenían amarillo con reborde negro y los hombres en la misma situación igual pero sin invertir el triángulo. Luego existían brazaletes que indicaban prisionero especial, barras cruzadas para indicar reincidencia, puntos negros para los pertenecientes a batallones especiales, y puntos rojos para indicar intentos de fuga. Numerosas veces estos signos se combinaban entre sí dándose el caso de presos que reunían casi todas las acusaciones marcando sus trajes.
¿Pero de qué se había acusado a aquel preso del triángulo violeta invertido que avanzaba hacia los soldados libertadores? Aunque mucha gente lo desconoce los marcados con ese color fueron las primeras personas que comenzó a represaliar el gobierno NAZI de Adolf Hitler. Cuando subió al poder en las elecciones alemanas de 1933 era previsible pensar que haría leyes contra judíos, negros, gitanos y comunistas, sin embargo, el primer sector de la población a quien atacó fue a los Testigos de Jehová, los estudiantes de la Biblia y los estudiantes libres de la Biblia. El color para marcarlos fue el violeta. Se les había encarcelado y perseguido incluso antes del comienzo de la guerra mundial o del comienzo de la violencia contra los judíos en la Noche de los Cristales Rotos. El saludo nacionalsocialista a Hitler usaba una expresión oral y un levantamiento de mano que equiparaban saludar al jefe de Estado con cierto simbolismo de deidad. Los Testigos de Jehová y los estudiantes de la Biblia se negaron a saludar de ese modo. Ese fue el pistoletazo de salida para ponerlos en el punto de mira de los NAZIS inesperadamente. Cuando Hitler ordenó la militarización obligatoria también para ellos, que aún no habían sido rechazados del todo, ellos se negaron a coger las armas por ir en contra de sus creencias religiosas. Eso fue lo que definitivamente llevó a que se transformaran en los primeros represaliados de los NAZIS. Habían inventado la objección de conciencia de un modo formal. El reconocimiento de los gobiernos del mundo al derecho de acogerse a ella sobrevino tras la guerra en la nueva ordenación del mundo con los derechos humanos y las Naciones Unidas.
Comparativamente en cifras la represión sobre los Testigos de Jehová parece pequeña en comparación con otras cifras, como la de los judíos, los gitanos o los comunistas, sin embargo, al igual que en el caso de los republicanos españoles, porcentualmente uno descubre que fueron mucho más represaliados, pues aunque las cifras totales son inferiores, las comparativas en porcentaje arrojan que prácticamente se les masacró. Hubo entre los Testigos de Jehová cerca de 10.000 deportaciones y encarcelamientos. Unas 2.500 muertes por malos tratos. 253 sentenciados a muerte. 500 casos conocidos de niños robados a sus padres. 1.687 pérdidas de empleo. 284 pérdidas del propio negocio. 735 pérdidas de hogar. 457 prohibiciones de ejercer el propio oficio. 129 confiscaciones de propiedad. 826 negaciones de cobro de pensiones. 329 pérdidas personales de diferente índole. 30 matrimonios disueltos bajo amenaza. No obstante, bien es cierto que a mitad de la Guerra Mundial, y teniendo en cuenta que la represión contra ellos comenzó casi desde el comienzo del gobierno NAZI seis años antes del comienzo de la guerra, muchos oficiales NAZIS pidieron Testigos de Jehová como sirvientes de su casa o nodrizas de sus hijos, por considerarles menos peligrosos o nocivos que otros presos, hay que tener en cuenta que muchos Testigos de Jehová eran propiamente alemanes, pues una cosa es la religión y otra el origen de nacimiento.
Hace relativamente poco se publicó un libro sobre la Historia de la objección de conciencia en España, refiriendo esta sólo al periodo de la monarquía parlamentaria actual. En un principio se ceñía a la negación a coger las armas en el servicio obligatorio militar. Era algo que entre otras sanciones llevaba a la cárcel. En un origen la motivación solía alegarse religiosa, pero pronto hubo otras motivaciones más. De ese modo el gobierno permitió en los años 1980' la objección de conciencia legal, diferenciándola de la insumisión. Así los insumisos eran los que se negaban a ser obligados a ir al ejército o tener que hacer trabajos para el Estado bajo amenaza de cárcel, multa y otras represiones. Incluso aumentaron los supuestos de prórroga para ir al ejército por obligacón, como por ejemplo el de estar estudiando bachillerato o carrera universitaria. Yo mismo fui parte de la penúltima generación que hizo la objección de conciencia, recuerdo que alegué un supuesto moral, pacifismo. Así que cumplí la objección trabajando obligadamente en un centro para discapacitados psíquicos, el APHISA, en el 2000. Si no hubiera ido, habría ido a la cárcel. Aún con todo se nos "castigaba" teniendo que cumplir más meses de servicio que los que iban al ejército y reduciéndonos algunos derechos civiles, como la posibilidad de presentarse en listas electorales (cosa totalmente lejos de mi caso, pero que se me negaba si lo hubiera sido). Aún con todo me siento orgulloso de haber servido ayudando a aquellos disminuidos psíquicos del APHISA. Y me siento más a gusto con el fin definitivo del serivicio militar obligatorio en 2001, curiosamente gobernando José María Aznar, del Partido Popular, el hombre que apoyó la II Guerra de Irak.
Hoy día la objección de conciencia parece que se ha ido de las manos. En España hay alcaldes y jueces que la alegan para no cumplir la ley que permite casar a homosexuales. Profesores que se niegan a dar la asignatura de "Educación para la Ciudadanía". Médicos que se niegan a prácticar un aborto acorde a la ley. O dueños de bares que se niegan a cumplir la ley que impide que se fume en sus establecimientos en pos de la salud pública general. Aunque posiblemente los primeros Testigos de Jehová que la inventaron con ese término en los duros años del NAZISMO, término con el que aún se la conoce, estarían de acuerdo con alguno de estos actuales casos españoles citados, me pregunto qué dirían ante cuestiones como lo de la asignatura de "Educación para la Ciudadanía" o lo de los dueños de bar y la prohibición de que se fume en sus locales. La objección de conciencia en sus orígenes españoles era un crimen penado con cárcel, el negarse a ir al ejército es lo que tenía. Sólo el paso del tiempo consiguió un reconocimiento legal al que yo mismo me acogí por motivos no religiosos. Ahora bien, ese reconocimiento legal se circunscribía al caso del servicio militar obligatorio, por lo que a menudo me pregunto cómo de legítimo es que se acojan a la objección en los casos citados bastantes personas. Obviamene la moral y ética de cada persona es algo personal. Puede ser muy legítimo su ideal y respetable (por ser fiel la persona a sus ideas), pero a veces pienso que en algunos casos sólo se da por el mero hecho de cuestiones contrarias a la ley, por no simpatizar con el gobierno, por entorpecer su labor. Hoy por ejemplo me contaron la historia de unos propietarios de tierra extremeños a los que se les ha pedido abrir una zanja para desenterrar a unos fusilados por la dictadura nacionalcatólica y fascista de Franco. Todo acorde a la Ley de Memoria Histórica. Se trata de desenterrarlos, identificarlos y entregarlos a las familias correspondientes para enterrarlos de manera debida. Era gente que murió defendiendo una democracia. Estos dueños de tierra se han negado a que nadie entre en sus tierras para tal cosa alegando objección de conciencia con la Ley de Memoria Histórica... En otras palabras, lo que alegan es contrario a una objección de conciencia real, es en realidad una insumisión y un acto de rebeldía ante la ley. Ese es el problema. Mientras que un médico que se niegue a practicar un aborto por creencias religiosas podría ser respetado en su objección de conciencia, alguien que simplemente no quiere cumplir la ley porque no le guste X ideas pólíticas no es un objetor, es alguien antidemocrático. Y aún con todo, también es cierto, el caso del médico también me suscita preguntas, pues la mujer que desee abortar también tiene sus derechos dentro de los supuestos y plazos legales que se le ofrecen, ahora bien, siempre habrá algún médico que no objete. Sin liarnos más en los argumentos, simplemente, resumiendo, creo que hay gente que confunde la objección de conciencia auténtica con un arma contra el gobierno, haciendo de ella algo falso.
Los dueños de tierra extremeños citados se arriesgan, por otra parte, a ser expropiados, cuando de otro modo no lo serían.
2 comentarios:
Cuando estuve en el campo de concentración de Dachau una de las cosas que más me llamaron la atención, porque lo desconocía, era que había barracones especiales para presos por motivos religiosos y que, efectivamente, se cebaban sobre todo con los Testigos de Jehová, como si les interesara especialmente el sometimiento de las personas de fe. Ahora hay allí diversas capillas de diferentes ramas religiosas que tratan de llevar algo de paz a los creyentes que pasan por allí, porque es una visita realmente sobrecogedora y más debe serlo para personas que compartan credo. Siendo agnóstica me dejó en shock, así que...
Con respecto al tema de la objeción de conciencia, mucha gente confunde la velocidad con el tocino. Un médico está en su derecho de aducir motivos éticos para negarse a realizar un aborto pero lo de los bares me parece una salida de tono estúpida y bastante provinciana. El año que viene se habría tenido que transponer igualmente la legislación europea, así que ¿de qué va esto? Pues de salir en el telediario diciendo memeces para tener publicidad gratis. Me parece penoso. Y de paso diré que es muy triste también el tratamiento informativo que le han dado y le están dando los medios de comunicación a este tema.
Bueno, te aporto que sobre ese asunto hay mucho de lo que hablar. Muchos españoles están confundidos en cuando a la religión y el totalitarismo de derechas del siglo XX. El fascismo italiano de Mussolini era ateo. El ideario de Falange española, la original y pura de Primo de Rivera también. otra cosa es que surjan posteriormente miembros destacadas y adaptaciones que sean católicos. En el caso del nacionalsocialismo alemán, ellos se dividían en dos sectores: los que abogaban por recuperar una religión germana, esto es la creencia en Odín, las Walkirias y toda esa parafernalia, que era la mayoritaria entre los NAZIS más convencidos, y los ateos. Incluso los cristianos católicos y protestantes eran mal vistos. No obstante el Papa del momento sacó una encíclica contra el nacionalsocialismo que constó la persecución de los católicos, a pesar de que luego Hitler no invadiría El Vaticano. Este Papa también condenó el ateismo del partido fascista italiano y de la falange española, aparte de lo que todo el mundo sabe que hizo contra el comunismo y el anarquismo. En España estuvo prohibida su encíclica de manos del primer Franco en el gobierno. El historiador Hilari Raguer habla bastante de esto en sus libros.
En cuanto al resto de tu comentario, sobre la objección de conciencia hoy día, sí, estoy de acuerdo contigo.
Saludos.
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