jueves, abril 25, 2024

NOTICIA 2312ª DESDE EL BAR: LA REVOLUCIÓN DE LOS CLAVELES, PORTUGAL-ESPAÑA

Hoy es 25 de abril de 2024, por tanto es el 50º aniversario del comienzo del regreso de la democracia en Portugal, un hecho histórico que en España se suele unir al propio proceso democratizador que se abriría con la muerte de Franco en noviembre de 1975, pero que durante el tardofranquismo (1970-1975) ya estaba en marcha. Han querido los acontecimientos actuales que unos sucesos portugueses iniciados el año pasado, 2023, coincidan con algo que ha ocurrido en España ayer mismo, 2024. El 7 de noviembre de 2023 el presidente de Portugal Antonio Costa, que es del Partido Socialista (PS) dimitió tras estar ejerciendo desde 2015, como decisión personal tras ser acusado de corrupción por la derecha y la extrema derecha portuguesa, aunque, como han demostrado los acontecimientos, era totalmente inocente, porque la acusación se basó en el error de un caso contra una persona cuyo nombre y apellido era idéntico al presidente, pero no era él, era otro. Eso ha llevado a un adelanto electoral y en marzo de este 2024 ganó en precario las elecciones la derecha portuguesa, que se negó a pactar con la extrema derecha y a comienzos de este abril ha formado gobierno contando con el apoyo del PS, para evitar que ese apoyo se lo dé precisamente la extrema derecha. Es ahora mismo presidente portugués Marcelo Rebelo de Sousa. En España llevamos muchos años con un acoso y derribo por parte de la derecha y la extrema derecha a todos los dirigentes de la izquierda, tanto dentro de lo político como en lo personal. Comenzaron con Pablo Iglesias, cosa que extendieron a Yolanda Díaz, pero se han cebado con Pedro Sánchez, especialmente cuando se fue Pablo Iglesias. En los últimos meses han iniciado un acoso contra la esposa de Pedro Sánchez, que no es política. Ha demandado un "sindicato" de extrema derecha que lleva desde 2009 denunciando en los tribunales todo aquello que no cuadra con sus ideas y que terminan siendo casos sobreseídos o demostrando los derechos e inocencias de los acusados, aunque públicamente han hecho daño a los demandados. La demanda se basa en informaciones de periódicos de derechas y de extrema derecha que lanzan informaciones sin pruebas, una de ellas en concreto falsa porque la noticia que se dio era sobre una persona con el mismo nombre y apellido que la esposa del presidente, pero no era ella, era una coincidencia demostrada en tribunales. Como sea, un juez próximo a la derecha del Partido Popular (PP), que incluso ha salido en prensa por abrir diligencias a periodistas por informar sus dudas sobre su imparcialidad en determinados casos que afectan al PP, ha aceptado a trámite la denuncia saltándose un paso habitual en la Justicia española: consultar al fiscal general si hay indicios como para abrir la investigación judicial. A diferencia del caso portugués, aquí el "gatillo" lo ha apretado una asociación de extrema derecha, mientras que en Portugal fue una institución del Estado controlada por la derecha. Como sea, Pedro Sánchez aparentemente ha reventado emocionalmente y ha suspendido su agenda hasta el lunes 29 de abril, donde dirá si dimite o sigue al frente del gobierno. La presión sin pruebas contra su esposa le habría llevado a ubicarse en esta decisión. Se pregunta si merece la pena en lo personal gobernar al precio de ver como atacan a su esposa hasta el punto de que la denuncian para ver si la encarcelan y que la denuncia se admita a trámite sin consultar al fiscal y sin que exista prueba alguna, sin que exista indicios algunos, sólo cosas que se han publicado en prensa. Como si se publicara que el líder del PP es un ladrón día tras día, ¿eso le transforma en ladrón? Lamentablemente el PP no ha estado ayer a la altura de la defensa de lo que se debe y no se debe hacer en democracia, no obstante ellos también han alentado en el Congreso y el Senado el acoso a la esposa del presidente, que me temo que lo hacen por ser su esposa, nada más, como una cabeza de turco para ver si así derribaban a Sánchez. Pues parece que están a un paso, aparentemente... recordemos que Sánchez escribió Manual de resistencia. Pero lo evidente es que a mí todo esto me parece y huele a juego sucio. El 29 Sánchez tendrá que dar explicaciones de qué hará. Si se va pasaría el cargo a la vicepresidenta primera, y esta se vería obligada a convocar elecciones, o debería. tal como hizo Calvo Sotelo en 1981 cuando dimitió Adolfo Suárez, elecciones que se celebraron en 1982. Si se queda hay quien habla de someterle a una moción de censura por este parón de actividades desde ayer, pero la moción de censura está regulada en nuestra Constitución y no contempla de manera directa que se pueda solicitar ante un caso semejante, sólo ante la gestión o los planes de gobierno. Así que entramos en un terreno totalmente incógnita en España a este respecto.

Pero yo hoy quería escribir sobre los cincuenta años de democracia en Portugal, porque su proceso no es tan parecido al español. El proceso portugués de 1974 fue más bien rupturista, mientras que el español de 1975 fue reformista. Portugal desembocó en la Segunda República Portuguesa, España en un regreso de la monarquía por la propia maquinaria legal elaborada por Franco, por la dictadura. 

En uno de mis trabajos recientes tuve el privilegio de identificar, clasificar, describir y poner a disposición de los ciudadanos los documentos y fotografías que hay en España, que fue creando España, respecto a los sucesos portugueses. Y por ello quería hablar de este aniversario hoy, por más que eso se extendió al proceso y años de la Transición española y también el terrorismo, cosas que ahora mismo en Portugal son objeto de una exposición que se está haciendo como producto parte de mi trabajo y la cual llegará a España creo que sobre septiembre, en Salamanca. 

La Primera República de Portugal había comenzado en 1910 intentado modernizar el país. Sin embargo, en 1926 sufrió un golpe de Estado por parte de los militares que instauraron una dictadura militar que mantuvo algunos de los rasgos de la República, aunque legalizando sólo los partidos políticos de derechas. En 1932 esa dictadura sufrió otro volantazo cuando el general Antonio de Oliveira Salazar instauró lo que se llamó el Estado Nuevo, el cual le otorgaba a él todos los poderes del Estado y un gobierno vitalicio, que reducía algunos procesos electorales aún vigentes a los cargos más mínimos, que unificó todos los sindicatos a uno sólo controlado por el Estado de manera vertical y corporativa (con mucho peso de los empresarios) y que practicaba la represión total a la izquierda. Salazar estaba al lado de las ideas del Partido Fascista italiano de Mussolini y lo imitó. En 1936 y hasta 1939 ayudó a Francisco Franco en la guerra civil española y simpatizó con Hitler, aunque según avanzó la Segunda Guerra Mundial cambió sus simpatías a los aliados ingleses y norteamericanos. Existió una colaboración y un entendimiento entre el Portugal de Salazar y la España de Franco, aunque existían diferencias a lo largo de las décadas de 1950 y 1960, porque el franquismo no compartía el mantenimiento de algunos procesos electorales en Portugal. Por otro lado, en cifras de represión, porcentualmente sobre la población de ambos países, en Portugal pudo ser mayor que en España, aunque en Portugal la dictadura duró muchos más años.

En 1968 Salazar tuvo que dimitir por motivos extremos de salud, dando por caso que murió a los meses. Le sucedió Marcelo Caetano, cuyo gobierno intentó por un lado un periodo reformista que acercara en lo económico a la modernidad y a Europa a Portugal, pero en lo social y lo político practicó un regreso al ala más dura y represiva. Entretanto, los territorios coloniales africanos de Portugal abrieron procesos bélicos de independencia. El más enquistado fue el de Angola, comenzado en 1961. Angola fue para Portugal su Vietnam y tenía repercusiones directas en un rechazo social a costa de estar costando muchas vidas y manteniendo un coste cada vez más elevado. También había un componente racial. Angola se mezcló con la Guerra Fría, llegando a intervenir la Cuba de Fidel Castro allí y los servicios secretos de Estados Unidos, entre otros, también países africanos de manera indirecta la Unión Soviética. El ejército portugués recibía importantes ascensos militares y políticos en esa guerra. Buena parte de la cúpula militar portuguesa pasó por Angola, pero a la altura de 1974 esta vía de ascenso personal estaba saturada. Tampoco compensaba en lo económico personal de aquellos. Los mandos de bajos oficiales y medios tenían descontentos importantes en aquella guerra, por más que además la tropa rasa sufría grandes bajas y los civiles blancos portugueses eran acosados. Igualmente, las ideas comunistas y socialistas estaban más fácilmente en contacto con las tropas portuguesas en África. Una serie creciente de militares ya politizados desde la izquierda estaban siendo trasladados a Portugal y fue una parte de ellos, unidos a otros ya estacionados en Portugal los que el 25 de abril de 1974 terminaron dando un golpe de Estado al que se unieron estudiantes universitarios y obreros, así como los partidos políticos clandestinos, transformando aquello en una revolución pacífica llamada de "los Claveles", por tomar simbolismo aquellas personas que metían claveles en los fusiles para que los soldados no disparasen. No obstante, algunos episodios no tan pacíficos sí que se dieron, como por ejemplo los tumultos contra personas identificadas por la gente como miembros del PIDE, la policía secreta política portuguesa en tiempos de la dictadura y que habían cometido todo tipo de represiones, torturas y ejecuciones. 

Tras un breve baile de caras en los primeros momentos del nuevo gobierno, que abolía el Estado Nuevo, sus partido y todas sus extensiones, en mayo se nombró presidente de la nueva República Portuguesa al general António de Spínola, que en la década de 1940 había sido partidario de Hitler, que fue seguidor de Salazar y que no estaba de acuerdo con Marcelo Caetano porque creía que sus políticas de apertura tenían la culpa del crecimiento del socialismo y el comunismo en Portugal. Además, estaba especialmente enfadado por los descalabros de Portugal en Angola. Spínola era  Jefe de Estado como Presidente, pero la Jefatura de Gobierno la ocuparon varias personas de manera sucesiva, militares, que eran partidarios del socialismo o del comunismo desde una perspectiva de democracia, no de dictadura nueva. Las leyes sucesivas que estaban finiquitando la dictadura y democratizando el país, con legalizaciones de todos los partidos de izquierdas, de los sindicatos, de creación de reformas laborales como el derecho a vacaciones o jornadas de ocho horas (¡en 1974!), hizo que dimitiera en septiembre de aquel 1974, ya que él, como pasaría años después en España con Fraga, lo que quería era regresar al modelo anterior de 1932 donde sólo hubiera partidos políticos de derechas y leyes conservadoras. 

Le sucedió el general Francisco de Costa Gomes. Este fue apoyado por los comunistas y por los socialdemócratas, tanto militares (bajos oficiales y mandos medios) como por partidos a los que se legalizó. Aprobó la libertad sindical y convocó unas elecciones libres y constituyentes a celebrar el 25 de abril de 1975, un año después del comienzo de la revolución. Hacia marzo de aquel 1975 empezó a nacionalizar empresas que controlaban sectores económicos claves en Portugal, estuvieran en manos portuguesas o extranjeras, lo que le hizo entrar en conflicto con la España de Franco y con los grandes empresarios portugueses. Por ello Spínola se lanzó a dar un golpe de Estado que fracasó. El mismo día que se dio por fracasado Costa Gomes nacionalizó la banca portuguesa y el sindicato bancario declaró la huelga general para apoyar al gobierno democrático evitando así que los grandes empresarios de Portugal sacaran su dinero hacia otros países. 

Las elecciones del 25 de abril de 1975, con este ambiente en el aire, tenía a la mitad norte de Portugal, más industrial, de parte de los partidos liberales y democristianos, mientras que la mitad sur, más agrícola, era más tendente a los socialistas y los comunistas. El principal partido democristiano era el Centro Democrático Social (CDS), partido que unos años después copiaría Adolfo Suárez en España, a la española, con el mismo nombre. El CDS portugués con el paso de los años se uniría al Partido Popular Europeo, por lo que hoy día es CDS-PP. En 1975 ganaron la Jefatura del Estado, siendo presidente de la República António Ramalho Eanes, un general que en esos momentos fue presentado por el CDS como independiente, pero que terminaría integrándose. Era un católico, veterano de Angola desde 1970, descontento con aquella guerra y el gobierno. Asumiría el papel durante la revolución de los Claveles de lo que en España sería Adolfo Suárez. Sin embargo, su primer papel con España, donde aún gobernaba Franco vivo, fue el desencuentro de las nacionalizaciones portuguesas, que afectaron a empresarios españoles. Nacionalizaciones que no anuló pero suavizó, porque no eran parte del ideal de los democristianos, más dispuestos al sector privado, pero que no querían soliviantar a la izquierda e involucionar, no obstante en el sur se asaltaron bancos y latifundios, habiendo ocupaciones de tierras por parte de gente común. Este parón en el proceso nacionalizador le enfrentó al Partido Comunista de Portugal. Hay que pensar que la Unión  Soviética hizo patrullar una flota en el mar Mediterráneo, en principio como prácticas militares, y Estados Unidos hizo otro tanto entre la base de Rota, en España y el Gibraltar de Reino Unido. Otro desencuentro en esos momentos entre Portugal y España fue la presencia de exiliados españoles en Portugal, del nacimiento allí de lo que será en el futuro el Bloque Nacionalista Gallego, de miembros anarcosindicalistas de la CNT española en Lisboa y Oporto, o de la presencia de bases de la banda terrorista ETA en Portugal, pero a la vez con Franco cobijando una banda terrorista portuguesa proclive a Spínola en suelo español, en un año en el que incluso la sociedad portuguesa protestó en las calles contra Franco por las sentencias a muerte del anarquista Salvador Puig Antich en 1974 y las de miembros del FRAP y ETA en 1975, ejecutado en octubre, motivo por el cual la embajada en Lisboa y el consulado en Oporto fueron asaltados y saqueados por los portugueses contrarios a la dictadura de España, aunque con presencia también de exiliados españoles. 

El presidente era Eanes, pero el Jefe de Gobierno, el Primer Ministro, fueron otros, en principio otros militares veteranos de Angola, más o menos acordes a él, pero contando también con personas del PS, por ser los más votados en el sur portugués. Con un gobierno así se creó la Constitución portuguesa, a la vez que veían morir a Franco en noviembre de 1975 y los primeros meses del gobierno de Arias Navarro, en medio, también, de una crisis en el Sahara Español donde Marruecos había iniciado la Marcha Verde, de modo pacífico, pero con un ejército armado paradójicamente tanto por Estados Unidos como por la Unión Soviética. Pensemos que las aguas pesqueras y territoriales en general entre España y Portugal también afectan a las marroquíes. La Constitución portuguesa fue aprobada en 1976 y el 25 de abril de 1976 unas nuevas elecciones, ya legislativas porque ya había Constitución. En estas se renovó a Eanes en la Presidencia, y en la jefatura de gobierno empezó Mario Soares, del PS, el equivalente a Felipe González en España, del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Soares llegaría con el tiempo a ser elegido Jefe de Estado y será una figura clave de la década de 1980 en Portugal. 

Saltándonos todo el proceso de la Transición española, más conocido entre españoles y del que se cumplirá su inicio de cincuenta años el año que viene, 2025, ambos procesos democratizadores encontraron una sintonía a lo largo de 1976 una vez que Arias Navarro dejó de ser Presidente de Gobierno en España en julio, pero presionado por Estados Unidos para que tuviera buenas relaciones con Portugal. Adolfo Suárez, que fundó Unión de Centro Democrático (UCD) y después su propio CDS e inició las reformas que finiquitaron la dictadura española y comenzaron las legalizaciones de los partidos de izquierdas, de los sindicatos, de diversas libertades y demás, lideró el proceso constituyente que llevó a las elecciones constituyentes de 1977 y la Constitución de diciembre de 1978, si bien las primeras elecciones con la Constitución no fueron inmediatas aquel 1978 ni tampoco legislativas, como en Portugal en 1976, sino que fueron municipales y autonómicas en 1979. 

Ambos países ya en procesos democráticos vieron totalmente necesario su ingreso en la Comunidad Económica Europea (CEE), posterior Unión Europea (UE) para poder estabilizar los cambios democráticos y no tener involuciones, así como para no hundirse económicamente, ya que sólo cabía la competitividad económica en Europa desde dentro de la CEE, no desde fuera, a costa de evitar los elevados aranceles de exportación e importación en Europa. Además, la CEE necesitaba a Portugal y España para su comercio y relaciones con Iberoamérica, así como un control sobre la entrada al Mediterráneo, al margen exclusivo de Gibraltar, en manos de Reino Unido. Portugal y España además necesitaban potenciar su modernidad y una imagen alejada de la dictadura, nueva, de libertades. Tanto lo ocurrido con el golpe fallido de Spínola en 1975, como el golpe también fallido en España de Tejeros en 1981, hizo que ambos gobiernos coincidieran en que se debían dar apoyo común para reforzarse contra las involuciones golpistas y contra los grupos terroristas. Así se iniciaron las Cumbres Hispano-Portuguesas a comienzos de las décadas de 1980, con Soares en Portugal y con González como presidente español desde 1982. Iniciaron políticas comunes en la llamada unión Ibérica, que recordaba a políticas similares de unidad de acción internacional entre Salazar y Franco, pero en un sentido totalmente contrario, democrático. Avanzamos juntos tan rápido que en 1985 la CEE admitió a ambos países, y ambos países entramos a la vez el 1 de enero de 1986. La firma de adhesión de los dos se hizo el mismo día en un acto combinado por la mañana en Lisboa y por la tarde en Madrid. 

En este 50º aniversario portugués parece que se nos une esa coincidencia con Portugal otra vez con lo que le sucedió a Antonio Costa y lo que le sucede a Sánchez, aún con las diferencias ya explicadas al comienzo. Ambos han abanderado avances sociales y económicos importantes y sin embargo se han enfrentado a un ataque sin escrúpulos de derecha y extrema derecha usando de todo tipo de artimañas. En fin, la ibérica hermandad.

Felicidades a los portugueses. Por cierto, Lisboa es uno de los lugares dónde más cómodo y a gusto me he encontrado, junto a un par más de España. Estuve allí durante una semana entera en unas vacaciones y me sentí muy bien acogido y con un entendimiento de lo que es la libertad diferente en algo a España, aunque con un ambiente que me recordaba mucho aquella España de la década de 1980 que conocí de niño. Hace unos años de esto, pero le tengo cariño. Algún día me gustaría conocer Oporto, regresar a Lisboa, ver otros lugares. Repito, felicidades a Portugal en su medio siglo de democracia recuperada.

Saludos y que la cerveza os acompañe.

2 comentarios:

Unknown dijo...

En esta fecha recuerdo siempre a Curro divertido contando cómo la revolución de los claveles era tan cívica que los tanques se paraban en los semáforos.
"Revolución" y "pacífica", lejos de ser términos antagónicos, son las armas de la sociedad para defender la libertad y la democracia. Espero que las sigamos usando.
Un abrazo

Canichu, el espía del bar dijo...

En la red social Facebook compartí una vivencia de ayer al respecto de lo de Pedro Sánchez y generó un interesante aporte de reflexiones por parte de lectores, que no compartiré por aquí porque estaba en modo privado y no en público, pero donde queda patente que lectores de uno y otro color político están indignados con el acoso y derribo a la esposa hasta el punto de mentir, manipular mentes y afectar a la salud mental del presidente como para necesitar unos días de descanso y reflexión. En todo caso, compartiré aquí la vivencia mía de ayer:

Bajé a comprar y paro en una cafetería donde hablan de lo ocurrido con Pedro Sánchez. Un señor con su esposa le dice a otro señor, con sorna: "ahora vótale", a lo que él otro dice con seriedad: "yo no le he votado nunca. Si tuviera que votar ahora votaría a Franco si estuviera", a lo que otro dice: "no te confundas, si estuviera Franco tampoco votarías". El primero vuelve a la carga y junta sin sentido ni lógica alguna las acusaciones en falso a Begoña esposa de Sánchez con ETA, nadie le dice nada y se crece diciendo que con menos se fue Rajoy... Olvidando que Rajoy no se fue, le echaron y que ese "con menos" fue la condena judicial a título lucrativo del PP por el mayor caso de corrupción de la historia reciente, la Gurtel, mientras que lo de Begoña es una diligencia admitida a trámite por un juez conservador saltando el paso de consultar al fiscal y sin que se aporten pruebas por parte de una denuncia de ultraderecha de Manos Limpias basadas en recortes de prensa, uno de ellos demostrado en tribunales que la persona referida no era la esposa de Sánchez sino una persona de mismo nombre. En fin, en España no hay gente con opinión política propia, solo hay gente acostumbrada al "o conmigo o contra mi". Holligans de fútbol. Falta cultura democrática. El que dijo lo de votar a Franco es de traca. Pero es esa gente la que nos está colocando en estos lodos. Gente que abre la boca sin tener idea de lo que habla.