viernes, abril 05, 2024

NOTICIA 2307ª DESDE EL BAR: 30 AÑOS SIN KURT COBAIN. POLLY WANTS A CRACKER

Ven como eres. Viólame. Huele a espíritu adolescente. Litio. Quédate lejos. Polly. Jesús no me quiere por un rayo de sol. Mudo. Sirve a los sirvientes. Fluencia negativa. Sobre una chica. Aneurisma. Todas las disculpas. Acto de salón. Muy simio. En flor. Frances "la agricultora" tendrá su venganza. Criar. Léchalo. Meadas territoriales. Lago de fuego. ¿Dónde dormiste la noche pasada? 

Hoy es 5 de abril de 2024, lo que hace que hoy se cumplan treinta años desde que Kurt Cobain se mató con un disparo en la cabeza. Eso hace que haga también treinta años del comienzo de toda una revolución cultural en la juventud occidental de la década de 1990 que, en un sentido diferente, muy diferente, sólo se ha comparada con la revolución cultural que tuvo la juventud atada a la música rock en las décadas de 1950 y 1960 y que se prolongó buena parte de la de 1970. Yo pertenecí a esta parte de la juventud, si bien es cierto que no todo todo el mundo lo vivió igual, ni en la misma intensidad, ni con las mismas entregas. De hecho, en todo este mundo del grunge, evolución en buena parte de la música punk en su vertiente norteamericana, justo en el momento en que encontraron cierto equilibrio de rebelión total y fusión con el rock de garage y, algunos grupos de grunge harían incursiones en otros estilos hasta el punto que hay quien los confundió con el hard rock, yo me ubiqué un poco más cerca de Pearl Jam que de Nirvana, aunque me compré en la época dos de sus álbumes, con el tiempo vino un tercero, y tenía el resto grabados en cassette, como casi toda la chavalada de la época por falta de dinero y por una forma de vida respecto al consumo que el propio grunge fomentaba. Pero bailé y canté a Nirvana, que siempre fue el que lo lideró todo. Mientras yo tenía el "Nevermind", siempre había alguien que te discutía el disco para elevar a "In utero", y a esos les enmendaban otros para decirles que el bueno era "Bleach" y también "Incesticide"... y ya está, salvo el par de póstumos inmediatos que sacaron, esa era toda la discografía, a la que sumar innumerables conciertos pirateados, especialmente de su gira europea. Yo había comenzado a salir con Nirvana sonando y con la muerte de Cobain. 

En Europa, especialmente en España, no es que no se conociera el grunge. El mundo más alternativo del punk lo conocía, es más, dentro de ese mundo, los más veteranos, aún recuerdan que realmente el espíritu más grunge no era Nirvana, si no otros grupos de Seattle. Lo que ocurría es que fue el suicidio de Kurt Cobain y toda esa potencia que tenían, pese al sonido sucio y mal trabajado pero con mucha pasión, o quizá por ello, que de repente el grunge tuvo un mártir con el que nos identificamos gran parte de la juventud, también porque hablaba del fracaso y del no futuro en pleno momento de las oportunidades que nosotros veíamos que estaba ahí, que estaba aunque no se quisiera ver, más que nada porque algo nos estaba tocando y lo intuíamos pese a la juventud... lo viviríamos plenamente bastante después, con la crisis de 2008... pero es que en la primera mitad de la década de 1990 España ya tenía su gran crisis económica que cortaba el paso a los jóvenes, alimentada por los cierres impuestos por ajustes económicos de la Unión Europea y por los casos de corrupción de la época. Luego en 1996 llegó Aznar y recuperó la economía pero a costa de potenciar trabajos precarios para la juventud e inflar una fantasía inmobiliaria que sería la que reventó en 2008, ya con Zapatero y una crisis mundial. El grunge tuvo su apogeo en España precisamente tras la muerte de Cobain por lo que nos identificaba la vida y la muerte y las cosas que este había ido diciendo criticando las injusticias sociales, pero sin tratar de ser tampoco alguien que pretendiera dar un mensaje de revolución y cambio. En absoluto. El mensaje de revolución y cambio estaba, pero no venía especialmente del grunge, aunque acabó alimentándolo.

El grunge estaba más que en alto en Estados Unidos, especialmente en los Estados del sur, desde la segunda mitad de la década de 1980. Incluso REM en un primer momento era consderado grunge. Además sobre 1988, más o menos cuando Nirvana empezaba a sonar en una serie de locales, comenzaron a aparecer grupos de grunge con mujeres que cantaban puro rock o punk o como lo queráis llamar tan libremente que no necesitaba para nada seguir mandatos de moda para vestirse como pedían las discográficas. No necesitaban cantar canciones de amor ni ponerse las bragas por encima de la ropa, como Madonna. Eso atrajo a muchas chicas al grunge. No era algo sólo para chicos. Era algo que nos unía sin diferenciar mucho yo soy hombre, tú eres mujer. Había otra cosa, y esa otra cosa puso nerviosos a muchos pensamientos conservadores, porque ese algo no era ya ni sexual, y podía traspasar fácilmente los modos de vida, el cambio social y por tanto influir en un mundo que estaba acabando la Guerra Fría. Pensemos que con el final de la URSS en 1991, año de máximo apogeo de Nirvana y Pearl Jam y otros, comienza una etapa ultracapitalista, o neoliberal, como se prefiera, donde hubo varias cumbres económicas que fueron respondidas por movimientos antiglobalización y el ascenso de nuevas ideas anarcosindicalistas y anarquistas unidas al ecologismo. 

En medio de todo esto resurgió el renacimiento del rock y el hard rock de los 1960 y 1970 y con el regreso de nuevas grabaciones de The Beatles resurgió el brit-pop con un pique entre Oasis y Blur, adornado de numerosos nuevos grupos británicos. No sólo eso, el heavy metal tenía una nueva fuerza, con  un Metallica y un Blind Guardia imbatibles, y de  repente, toda la música rock más o menos comercial o bastante pacificada durante la década de 1980, parecía desaparecer de un plumazo, sobre todo cuando desde el otro lado del panorama musical fueron surgiendo los de la música electrónica del "bakalao" ("enemigos" de grunges, brit-pops y heavies) y la evolución lógica del rap, los del hip-hop, que de repente tuvieron su peculiar unión a una evolución última del grunge en la segunda mitad de los 1990 mediante Cypress Hill y Körn, entre otros y, más allá, incluso con e brit-pop, primero transformando Blur y luego cuando vimos aparecer a Gorillaz.

Había ocurrido que el modo de contar los más vendidos en Estados Unidos había cambiado hacia la segunda mitad de la década de 1980. Estados Unidos ocupa casi medio continente y produce la mayoría de los productos culturales de  Occidente. Su lista de éxitos, la billboard, no sólo marca los éxitos musicales estadounidenses, sino que al abarcar casi medio continente, marca los éxitos y tendencias mundiales, y no suele fallar. Entre esta billboard y las listas de éxito de Reino Unido se puede saber qué será un éxito mundial o puede tener todas las papeletas de serlo, si bien a veces han existido sorpresas inesperadas. De ahí que actualmente el éxito de Taylor Swift tenga pendientes a todo el mundo, por mucho que en España no cuaje todo lo que cuaja en otros lugares. Swift ha colapsado varias veces la billboard. 

La forma de contabilizar los éxitos musicales en Estados Unidos desde la década de 1950, quizá algo antes, se basaba en el número de radiodifusiones de una canción en determinadas emisoras de éxito, incluidas las piratas. Muchas veces estas venían junto a las peticiones de los oyentes. Sin embargo, a finales de la década de 1950 se detectó una estafa por la cual los pincha discos estaban cobrando dinero por parte de los productores musicales para colocar sus canciones en antena a todas horas, lo que potenciaba sus ventas. El escándalo buscaba socavar el mundo del rock and roll, cosa que no se logró, pero el modo de medición se empezó a combinar entonces con el número de ventas de los discos actuales de cada artista. Ahora bien, en aquella época, ya la década de 1960, no se medían las ventas reales, sino que se cogía un muestreo amplio por una serie de acuerdos con grandes superficies comerciales y según vendían ellos, se tenía una idea aproximada junto a las radio emisiones y, ahora también, las peticiones de aparición de artistas en televisión. Pronto se les uniría como pista los reventones de taquilla en los conciertos, pero para medir el éxito en billboard se acogían sobre todo a esa venta de discos. 

Con la llegada del punk y del rock garage de la década de 1970 muchos grupos de éxito no eran controlados por billboard, simplemente porque o bien no tenían álbumes, o bien hacían sus propias grabaciones caseras, o bien hacían contratos con pequeñas compañías que no estaban presentes en las grandes cadenas comerciales. La realidad se fue disociando de las estadísticas, pero los profesionales de la industria de la música no se dieron por aludidos. En la década de 1980 la aparición de un canal de televisión sólo para música, la MTV, domesticó a varios grupos, buscaba comercializar familiarmente todo el rock, aparentando rebeldía. De repente hubo grandes éxitos de gente muy provocadora, como Madonna y lo sexual, Michael Jackson siendo el primer hombre de raza negra cantando en MTV, y otros. No negaremos que tuvieron grandes masas y siguen teniéndolas, también U2, Bruce Springteen, Queen y otros, pero hacia el final de la década de 1980 hubo un cambio tecnológico en las cajas de los establecimientos comerciales que llevó a billboard a cambiar su método de contabilizar ventas. Se llevaron la gran sorpresa. 

Ahora se podía contar con los datos exactos de ventas, o al menos los más exactos, al poder contar con los códigos de barras lo que se vendía en todos los sitios que vendían. Grandes y pequeños. Resultó que los álbumes más vendidos no eran de Madonna, no de eran de Michael Jackson, no eran del mundo MTV, eran del heavy metal, como Guns ´n´ Roses, Iron Maiden, Metallica, Motorhëad, Aerosmith, AC/DC y otros y eran del grunge, un invitado inesperado, Nirvana, fundamentalmente, muy seguido de Pearl Jam, pero también Terrorvision, Offspring, No Doubt, Radiohead y otros. Así pues, a comienzos de la década de 1990 la industria se quiso reajustar y atraer a estos grupos a sus propios circuitos y formas. No deja de ser paradójico que Cobain criticara todo ese mundo prefabricado del rock MTV, pero a la vez hiciera giras europeas y... un concierto acústico para MTV en 1994 que terminó siendo su primer disco póstumo, y uno de los más vendidos de su carrera. Yo lo tengo de la época. Concierto grabado además a muy pocos días del suicidio de Cobain. Es todo un testimonio.

Todo más o menos se fue juntando. También es cierto que el grunge era más libre que todo el rock que ya pasaba por los grandes estudios y los grandes canales. Los músicos de grunge tenían algo de camaradería parecida a la de los músicos de los 1960 y 1970. No es raro que mientras había un renacimiento de aquellas músicas y el brit-pop lo relanzaba, el grunge no sólo lo respetó, si no que lo reinterpretó. Pearl Jam hizo varias versiones de The Who, pero hay que recordar que uno de los temas más conocidos de Nirvana, "The man who sold the world", no era de ellos, era una versión que hicieron del original de David Bowie. O bien recordemos que uno de los músicos más veces mencionado como influencia directa y con el que llegaron a tocar varios de los músicos grunges es Neil Young, un veterano del rock desde la década de 1960. 

Ahora mismo vivimos desde hace mucho tiempo una etapa de grupos musicales y solistas muy encorsetados en ideas preconcebidas de productores musicales de cómo debe ser la música y su vestuario y su comportamiento y su forma de moverse o de bailar que nos recuerda a aquella década de 1980. Hay demasiada fábrica. También ocurrió a finales de 1950 cuando se quiso encorsetar a los nuevos músicos del rock and roll, cosa que rompieron tanto los rockeros británicos como los que mezclaron el rock con el soul, la gente de la Motown, Stax y otros sellos fundamentalmente de raza negra. Cuando todo el tirón de la renovación de rock se fue agotando hacia la mitad de la década de 1970, la industria volvió a intentar ser ella la que marcara el paso con la música disco, los sonidos que eran "marca" de algún lugar, como el sonido Filadelfia, y otros intentos, los cuales rompieron el punk, que entró en forcejeo con una renovación del heavy metal en el final de la década de 1970. La década de 1980 no es que fuera mala década musical, pero sí fue una década muy domesticada a la que se le permitía algún escándalo puntual y que conviviera con una música contracultural que ellos creían que era el pasado, cuando era el futuro. La década de 1990 es toda una renovación impactante también en lo social, como lo ocurrido en la de 1960, pero la década de 2000 lo fue adormeciendo y la de 2010 y esta de 2020 es la pura domesticación con escándalos controlados, como en los 1980.

Bien es cierto que en el siglo XXI volvió a cambiar la forma de contabilizar los éxitos y en estos 2020 vemos como están en auge ritmos como el reggaeton o las fusiones de flamenco con trap (una evolución más del rap), con electrónica y otros ritmos. Es la década de la música de baile altamente sexualizado, que dice no sexualizar y sin embargo todo en ese mundo es sexo. Que dice ser original y rebelde y rompedor con las normas anteriores, y sin embargo comportarse con todas las normas anteriores del nuevo millonario que no rompe con nada, no vaya a ser que se le rompa el chiringuito, pero eso sí: hay que aparentar rebeldía y rotura de moldes... es su molde.

Pero tarde o temprano alguien romperá con este panorama y volverá a traer aire fresco realmente genuino. Es más, llevo años observando y disfrutando que, sea el género que sea, los pequeños conciertos de grupo conocidos en su localidad, o desconocidos, no necesariamente con discos, y si hay música grabada con una muy corta difusión, son los que más  están moviendo a la gente que viene del mundo del rock. Un circuito que no puede controlar las grandes cadenas en un afán de sacarle todo el dinero imponiendo sus normas. Y repito: de cualquier género musical.

 Saludos y que la cerveza os acompañe.

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