lunes, enero 05, 2015

NOTICIA 1427ª DESDE EL BAR: CENTENARIOS

Algunos estudiosos del Arte y de la Historia del Arte dicen que El Greco retrató a Miguel de Cervantes en su retrato de "El caballero con la mano en el pecho". Es una teoría más o menos novedosa que se publicó el año pasado. 2014 fue el cuatrocientos aniversario de la muerte del pintor griego en 1614. No se sabe quién es realmente el caballero retratado. Hay multitud de teorías pero ninguna es concluyente porque no hemos encontrado hasta la fecha documento alguno donde se diga quién es, ni tampoco hemos encontrado ningún otro retrato con este hombre de protagonista. El cuadro estuvo entre las posesiones de Doménikos Theotokópoulos, "El Greco", así que para muchos es un cuadro por amistad más que por encargo. Los que han sostenido la teoría de que podría tratarse de Cervantes se basan en que el año posible de su creación coincide con un año en el que ambos no sólo eran célebres y trabajaban para la Corte española, sino que además ambos estuvieron en Toledo, el pintor vivía allí y el escritor pasó por la ciudad como recaudador de impuestos que era, ya que Toledo hacía de capital cuando el Rey residía en el alcázar de manera temporal. La apariencia física que describió por escrito sobre sí mismo Miguel de Cervantes, ya que no consta ningún retrato oficial de él a pesar de que hay retratos muy famosos sobre él, que no de él, coincidiría con los rasgos físicos del personaje del cuadro de El Greco. Además, según los estudios de los que avalan esta teoría, dicen que hay forenses cuyos informes confirman que hay evidencias en el retrato acerca de que la mano del personaje del cuadro pudiera sufrir una parálisis parcial, o sea, que sea "manco". La postura de la mano no es cualquiera. Es uno de los signos gestuales que se relacionan con la orden religiosa de los trinitarios, que se dedicaban a rescatar cautivos cristianos presos de los musulmanes. A Cervantes en concreto le pagó su rescate como prisionero tras la batalla de Lepanto los trinitarios del Colegio de Trinitarios de la Universidad de Alcalá de Henares.

El último acto importante del llamado "Año del Greco" que celebró España, a finales de diciembre de 2014, fue comprar un valioso libro de crítica de Arte que se escribió en el mismísimo paso del siglo XVI al XVII que fue parte de la biblioteca personal del pintor y que se dedicó a anotar de su puño y letra en los márgenes. Es una pena que el pintor de visión defectuosa no nos dijera en esas notas nada acerca de este cuadro. Pero ahí está, con sus pinturas mezcladas de huevo que hacen que siglos después amarillee y se restaure. ¿Tiene conexión el cuadro con Cervantes? ¿Quién sabe? El Greco era de Creta, una de las islas griegas que sufrían al Imperio Turco Otomano en torno a las fechas de la batalla de Lepanto. Algún tipo de conexión afectiva pudo que le atrajese hacia el escritor que se hizo famoso en vida y que era veterano de aquella guerra.

La empuñadura de la espada de este caballero es de oro, o cuando menos, dorada, así que no era cualquier persona cuando posó para el pintor, además, la presencia de la espada de modo tan destacado nos indica alegóricamente que esta persona tenía o tuvo oficio militar. Para muchos se trata de un determinado noble de Toledo que murió joven. Toledo ha celebrado el 2014 a El Greco todo lo que ha podido con su "el Año de El Greco". Ahora Alcalá de Henares se dispone a comenzar sus actos de festejo de los dos años que el gobierno ha declarado a petición del ayuntamiento complutense como "Cervantes Infinito". Miguel de Cervantes murió en 1616, así que realmente el año clave será el año que viene, pero los actos ya están ahí, empezando con ese nombre pretencioso, "Cervantes infinito". Qué cansancio de Cervantes muchas veces en esta ciudad, aunque reúna muchos méritos. Es lógico que 2016 conmemore los cuatrocientos años de su muerte, pero llevamos celebrando a Cervantes como si sólo él existiera en el pasado de la ciudad un exceso de tiempo. De momento la búsqueda de sus restos mortales el año pasado en Madrid empalmará este año buscando y desenterrando a su hermana Luisa para comparar su genética con la del cadáver que se encuentre en la capital, con la idea de comprobar si es el escritor. Luego, en el 2017, podríamos celebrar el año de Cisneros, que tanto hizo y tanto cambió la ciudad en su sociología y en su urbanismo y normativas. Con él Alcalá de Henares quedó posicionada de tal manera que estuvo a punto de ser elegida capital del Reino Hispánico hasta que Felipe II decidió que era mejor que la capital tuviera el poder Real como referencia única, y no compitiese con poderes arzobispales y universitarios, aparte de ese asunto de la participación muy activa de los comuneros en la ciudad. En la década de 1520 se ejecutaron algo más de ciento veinte comuneros de los que nueve se habían hecho con el poder municipal en parte, según el descubrimiento del historiador Ángel Carrasco Tezanos el año pasado. Aunque a Cisneros ya le hemos dedicado un primer espectacular acercamiento en 2014 nunca antes visto en toda España. El cardenal murió en 1517. La exposición se podrá ver hasta el 15 de enero.

Así que podemos empalmar varios años conmemorativos de la Cultura del Siglo de Oro, El Greco 1614-2014, Cervantes 1616-2016 y Cisneros 1517-2017. ¿Y en 2015? Este año 2015, también. El aniversario en cuestión es el de 1515-2015, aunque la enhorabuena es más bien para Ávila, fundamentalmente. Es el quinientos aniversario del nacimiento de Teresa de Cepeda y Ahumada, conocida como Santa Teresa de Jesús. Curiosamente en este caso no se conmemora una muerte, sino un nacimiento. La cuestión es que Santa Teresa estuvo viviendo temporalmente en Alcalá de Henares dentro del Convento de las Carmelitas Descalzas de la Purísima Concepción, en la calle de la Imagen. Muy brevemente tuvo cierta autoridad y veló porque su reforma conventual se cumpliera también allí. Según algunos historiadores de diferentes épocas, fue en Alcalá de Henares donde contrajo el constipado, gripe o pulmonía que la llevaría a la tumba pocos meses después en Alba de Tormes en 1582 porque no supo curarlo bien. Ciertamente Alcalá de Henares es una ciudad tradicionalmente de veranos muy cálidos e inviernos muy fríos. Esta mujer en su tiempo de estancia en aquel convento conoció a la hermana de Cervantes, que llegó a ser abadesa, y a una de las primas, que era monja en el mismo lugar.

Historia no nos falta a Alcalá de Henares, pero creo que institucionalmente sólo hay interés en el escritor que quedó lisiado como veterano de guerra en Lepanto. Ya se sabe, sólo hay que dar una vuelta metafórica a aquellas famosas primeras palabras de un conocido poema religioso.
Vivo sin vivir en mí
y tan alta vida espero
que muero porque no muero. 
 
(...)
 
(Santa Teresa de Jesús, fragmento inicial del poema "Vivo sin vivir en mí".)

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