viernes, enero 30, 2015

NOTICIA 1438ª DESDE EL BAR: ELENA DE AVALOR, UNA PRINCESA DISNEY LATINA

Cuando Alejandro Amenabar quiso rodar la película Los otros (2001) sus productores de la Sociedad General de Cine y de Las Producciones del Escorpión, y su distribuidor, Warner Sogefilms, le dijeron que dado que daba el paso al cine de Hollywood no podía ambientar una historia de fantasmas en España, porque, según ellos, en España no era creíble que hubiera fantasmas, o al menos no era lo que el público internacional (dígase anglosajón) esperaba de la trama de una película española. Según ellos para España pegaban tramas del tipo exotismo, romances más o menos subidos de tono, quizá cosas sesudas pero no mucho (ese papel se lo reservan a los franceses), y demás. Amenabar había ideado la historia en algún lugar de Cantabria o de Asturias, según él mismo ha declarado varias veces cuando le han preguntado, pero por motivos de querer llegar al máximo público internacional posible, hizo caso a sus productores y distribuidores y cambió la ubicación de una gran historia de España a Inglaterra. El poder del tópico con fuertes raíces racistas triunfó. La tradición de historias de fantasmas, brujas, monstruos y demás es bastante abundante desde hace siglos en España, y una magnífica historia que pudo renombrar a España dentro de las historias ficticias de un modo diferente en el panorama internacional terminó una vez más ubicada en un lugar anglosajón, como si sólo sus nieblas fueran capaces de evocar miedos y temores. Bien es cierto que probablemente pensaban que a sus propios espectadores les empatizaría más una niebla asumible a lugares que conocían, aunque fuese culturalmente, que una niebla que para ellos es mera anécdota cuando vienen de vacaciones a la península.

Afortunadamente las cosas están cambiando, poco, pero algo han cambiado. Hollywood parece que permite un poquito, pero poquito, más de libertad a las diferentes nacionalidades para crear historias que hasta la fecha han vetado sólo para ellos. Es cierto que de cara a Japón siempre le asignarán preferentemente un tipo de tramas, del mismo modo que a España, a Francia o a otro país, a pesar de que produzcan otro tipo de historias muy interesantes que no atraviesan fronteras simplemente porque los anglosajones son incapaces de imaginarles con ese tipo de historias, en consecuencia ocurren tres cosas:

1: Que esos metrajes y sus autores insistan en su ubicación patria y nunca salgan de allí, al menos que Hollywood necesite algo exótico en su Star System y contraten a un Cantinflas, a un Iñarritu, a un Bardem o a un Rodolfo Valentino.

2: Que los derechos de esos metrajes sean comprados por alguna productora norteamericana y lo vuelvan a rodar adaptándolo a los gustos del mercado cinematrográfico estadounidense, cambio de guión, intérpretes y demás incluido.

3: Que el creador de la historia a contar quiera abrirse a un mercado internacional y opte por hacer todo tipo de cambios y adaptaciones sobre el guión original para que lo acepten los anglosajones, borrando todo rastro de lo que originalmente deseaba haccer.

Por el camino, muchos autores incluso aceptan la idea tópica de que no queda bien determinadas cuestiones para el ambiente patrio. Afortunadamente también en esto están cambiando las cosas gracias a gente como Alex de la Iglesia, por poner un único nombre de ejemplo.

Hoy, leyendo la prensa cultural, leo que Walt Disney va a presentar a su primera princesa de cuento que definen los periodistas como "realmente hispana". Ella se llama Elena de Avalor, y según la productora de dibujos animados va a reunir en sí todos los elementos culturales de todas las culturas latinas. Bueno, volvemos a caer aquí en tópicos racistas altamente desinformados que fomentamos nosotros mismos, los latinos. 

Walt Disney ya había presentado personajes de carácter hispano, como Carioca y Panchito, los compañeros de viaje del pato Donald en Los tres caballeros (1944), o como los conquistadores españoles de La ruta hacia El Dorado (2000), por cierto no exento de otro tanto de tópicos ya no raciales sino también históricos altamente desinformados de la Historia pero muy informados de la Leyenda Negra. Pero esta vez es la primera vez que, como se ha dicho, van a presentar un largometraje con una princesa de carácter netamente latino, lo que no es poco importante ya que actualmente son sus princesas los personajes que más gustan, todo tenga que ver con que los dibujos de Walt Disney según un estudio de 2013 es mayoritariamente visto por niñas en los últimos años (antes era más o menos a partes iguales). Walt Disney dice que esta decisión es para dar respuesta al público de la cultura hispana, para que también tengan su referente de heroína Disney, aunque la realidad es menos idílica y sí más prosáica, el mismo estudio apuntaba que los niños y niñas que más productos Disney consumían son los de cultura hispana. A eso sumémosle que es el castellano, y no el inglés ni el chino, el idioma que más hablantes está acumulando en el mundo y se calcula que será la lengua mayoritaria en la segunda mitad del siglo XXI, y que es precisamente la población de origen hispana la que más está creciendo en Estados Unidos, de hecho, en las cifras económicas del 2014 hemos descubierto que todo el pequeño comercio norteamericano es el que ha generado el gran número de puestos de trabajo en el país (subieron un 15% el número de sus contratados) y que estos pequeños comercios de barrio tienen por propietarios población hispanoamericana. Walt Disney sabe dónde está el negocio, y la maquinaria de aculturación al margen de Disney, pero usando de Disney, también.

Hablemos de esos tópicos racistas que fomentamos nosotros mismos y que incurren en la nueva princesa Disney. Parece ser que ya existía una princesa Disney, y era eso precisamente: de profesión princesa. Se llama Princesa Sofía, y de momento es una serie de televisión que no ha podido dar el salto a la gran pantalla, aunque la nueva Elena de Avalor es uno de sus personajes secundarios. La tal princesa Sofía tenía rasgos que han definido como caucásicos, por lo que todo lo que tenga que ver con sus orígenes latinos quedaba falseado, según la población hispanoamericana en Estados Unidos. Según ellos, alguien latino es de piel más oscura, o cobriza, que blanca, pelo negro, carácter marcado, ojos oscuros... Todo lo imaginable en tópicos de mujer latina. Así que las propias asociaciones hispanoamericanas en Estados Unidos forzaron a que la princesa Sofía no fuera la primera princesa "latina" Disney en largometraje, y ahí nace que sea Elena de Avalor quien tenga este honor. Disney dice, repito, que esta deberá tener en sí todos los valores de las culturas latinas en ella. Curioso, porque el estereotipo que han marcado es de una latina muy determinada, ¿o es que me van a decir a mí las comunidades hispanoamericanas de Estados Unidos que las chicas de Galicia, las de Buenos Aires, las de Asturias, las de Santiago de Chile u otras, son en general físicamente como las chicas en general de Cuba, Puerto Rico, Canarias, Colombia o Venezuela? Obviamente las cosas no son así, y hay andaluzas rubias de ojos claros naturales y piel más blanca que la leche. Aparte, claro está, de que ser latino y tener determinados gustos musicales o estéticos es otra cosa a rebatir. 

Parte del problema está en los términos. Durante muchos años se está asimilando, por insistencia de ellos, que latino es igual a latinoamericano. No, es falso. Un latino propiamente dicho es el nacido en la región del Lacio, en Italia, que en latín se llamaba Latio. De hecho, fue de ahí de donde surgió el núcleo de lo que sería el Imperio Romano, por lo que extendieron su lengua: el latín. Efectivamente, se considera latinos a aquellos cuyo lenguaje e idioma se deriva mayoritariamente del latín. Latino no es una denominación racial, pues comprende varias razas y mezclas de razas, sino que es una denominación cultural en cuanto a un pasado lingüístico e histórico común (dentro de los parámetros históricos de la Edad Antigua). Tan latino es un mexicano como un español, un chileno como un francés, un peruano como un italiano, un boliviano como un rumano, un ecuatoriano como un portugúes, un brasileño como un andorrano, etcétera. Otra cosa diferente es el latinoamericano, este es la mezcla de latino (en este caso serían de origen mayoritariamente español, portugués y francés por cuestiones históricas, aunque en Argentina y Chile también cuentan los italianos), con americanos, y esta se produce desde finales del siglo XV. Otro término diferente es el de Iberoamericano, pues aquí sería la mezcla de españoles o portugueses con americanos, pero no de otros latinos. Y otro término sería hispanoamericano, que sería la mezcla original, o descendiente de ella, de españoles con americanos, ojo a pesar de que aquí muchos creen que implica la lengua española, lo cierto es que España tuvo presencia en buena parte de Norteamericana y también comprendería a los descendientes de esa zona, aunque hablen inglés o tengan una cultura muy diferente al resto de hispanoamericanos. Luego tendríamos a los lusoamericanos, o a quien tiene dudas de si hispanoamericano se refiere sólo a la zona de España o a la Hispania entendida al modo romano. Indiferente ahora mismo entrar en esa polémica. La cuestión es que físicamente, más allá todavía, se quiere identificar hispano con hispanoamericano e hispanoamericano físicamente pareciera que se quiere identificar con caribeño.

Walt Disney se refiere a Elena de Avalor como princesa netamente hispana, y la ha creado con todo tipo de rasgos propios de una hispanoamericana del Caribe a la vez que se dice que representa a todos los hispanos, habiendo renunciado previamente a la princesa Sofía porque a unas asociaciones hispanoamericanas en Estados Unidos les parecía poco parecida físicamente a ellos. ¿Qué debieran ahora opinar los conjuntos generales de mujeres chilenas, argentinas o de la mayor parte de España y Portugal? O, más aún, ya si nos vamos a lo latino y no sólo a lo latinoamericano, ¿que debieran opinar también rumanas, francesas o italianas?

¿Tiene gran importancia este tema? No, tiene la que cada uno le quiera dar. Ni más ni menos. Sin duda se lanza un estereotipo y poco a poco se excluye a los latinos originales de la definición de latino, o en este caso a los hispanos originarios de la definición de hispano. Cuando vi la noticia me recordó la anécdota de Amenabar, y me hace preguntarme cuánto peso estará teniendo Hollywood, y los grupos de presión sobre Hollywood, en la conformación de mentalidades a lo largo del mundo. Bienvenida sea Elena de Avalor, que tras la fundación de la Productora de Walt Disney en 1929 ya iba siendo hora de que se acordaran de este sector identitario de la población. Cuentos no nos sobra a los latinos, en general, y menos a los hispanos, aunque me temo que nos aplicarán cuentos anglosajones, no obstante Walt Disney sigue pensando en los niños de su propia cultura, a los que también educan indirectamente. En fin, la publicidad en torno a la nueva princesa Disney abre en mí toda una serie de preguntas y de análisis sobre el mundo actual. No sé si a vosotros.

Tengo curiosidad ante el nuevo personaje, ya veremos cómo es, aunque para mí mis personajes favoritos de Disney eran personajes de películas clásicas. Recuerdo con cariño unas vacaciones de niño en Cullera cuando nuestros padres nos llevaron a mi hermano y a mí a ver reposiciones en el cine de 101 Dálmatas (1961), El libro de la selva (1967) y Robin Hood (1973), pero también me gustan otras muchas. Aunque, en realida, como dije no hace mucho, tal como están las cosas en el mundo del cine, mi princesa Disney favorita es la princesa Leia.

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