jueves, septiembre 18, 2014

NOTICIA 1390ª DESDE EL BAR: HISTORIA DEL FLAMINGO ROCK BAR







































Pues todo llega, y al Flamingo Rock Bar le toca cerrar en esta Alcalá de Henares cuyos gobiernos locales, rentistas y ciudadanos en general no parecen valorar la Cultura Popular, ni mucho menos que siendo una ciudad universitaria se necesita de esta cultura, sobre todo en las noches, más que de los bares de tapeo; sobre todo teniendo en cuenta la internacionalidad de nuestros estudios superiores, ya no sólo por recibir estudiantes de otros lugares de la Unión Europea, que eso es algo muy común en cualquier universidad, sino también por sus acuerdos especiales de estudios e intercambios con Estados Unidos de América, con Japón, con países iberoaméricanos y últimamente con la llegada más fluida de jóvenes chinos, y todo esto ya no es tan común. 

El Flamingo Rock Bar es visto hoy día por muchos de sus nuevos clientes habituales como un bar con dos etapas. En realidad yo hablaría de cuatro etapas, y hay quien dice que podrían ser cinco. Yo llegué allí con una serie de amigos de siempre al segundo día de su apertura, y ya no me fui. Poco a poco el Flamingo Rock Bar ha formado una familia de amistades fuertes.

El Flamingo Rock Bar abrió en la calle Rico Homme en octubre de 2005. Esa es la primera etapa. Por entonces llevaban el bar tres dueños, Jesús, Juanan y Pepe. El bar estaba en una zona de la ciudad que recibía precisamente el nombre popular de "La Zona", porque desde los años 1980 era esa calle y alguna aledaña la que reunía un gran número de bares de rock, de música popular, de música de baile, etcétera. La incomprensión de los vecinos y la del oportunismo electoral de los ayuntamientos del momento, olvidaron que eso era parte de la cultura popular de Alcalá de Henares, y en lugar de hacer políticas que ayudaran a la convivencia de ese modo de vida y cultura con la vecindad, se dedicaron a poner multas, a hacer inspecciones aleatorias, a crear normativas y demás que forzaban al cierre de bares. Esto teniendo en cuenta que en determinado momento de los años 1990 algunas personas que venían de localidades cercanas, e incluso algunas de Madrid, se sorprendían muy agradablemente de que hubiera tanta oferta de rock y otros estilos en la ciudad. Yo comencé a salir en 1994, me enteré en el Minipimer, luego La Luna, ahora cerrado, de la muerte de Kurt Cobain, y puedo asegurar que conocí a varias personas de Madrid que venían a Alcalá porque les gustaba esa oferta mezclada con una aparente mayor tranquilidad que la capital. No obstante la capital es la capital, no se puede competir. Parte del problema de la pérdida de esta Cultura de la ciudad estuvo en vecinos nuevos que llegaban a esa calle sabiendo que existían previamente a ellos estos bares y esta vida allí, y aún así se quejaban muy efectivamente al gobierno local. Tampoco ayudó que muchos de los jóvenes alcalaínos a partir de 1997 o 1998 menospreciaran y no pusieran en valor lo que aquí ya había, porque simplemente en Madrid había más bares con estilos del heavy o del rock que estaba por entonces de moda, como pueda ser el grupo Korn, por ejemplo, o Prodigy. Pero lo definitivo fue la crisis de 2008. Quien recuerde La Zona en 2008 recordará que, pese a muy disminuída respecto a lo que había antes, estaba con mucha más vida y oferta. Las acciones policiales de la mano del ayuntamiento y vecinos, la subida de precios, la falta de dinero y de trabajo del consumidor, el mandar a los estudiantes europeos a Madrid como lugar de ocio preferente, el no valorarnos a nosotros mismos y los rentistas de los locales que creían que esto era un vergel eterno, terminaron cerrando casi todos los bares que existían. Hoy día es un páramo aunque alguno loable resista, alguno incluso parte del origen de los años 1980, como La Gatera, o en la calle Mayor La Panadería, o, un poco más jóvenes, La Vaca Flaca o La Ruina. 

La cuestión es que la primera etapa del Flamingo Rock contaba con estos tres dueños citados, Jesús, Juanan y Pepe, y celebraban conciertos de pequeños grupos locales, como Kilopapa, un proyecto efímero del gran El Flecha, o como Los Nocturnos. Yo mismo realicé allí recitales de poesía propia en ese 2006. Las quejas de vecinos que vivían  varios bloques más alejados del bar, cosa inaúdita, forzó a que sólo hicieran acústicos, pero los envíos de policías por parte del ayuntamiento en épocas electorales forzó el cese de estos conciertos en 2006, a menos de un año de la apertura. Algunos marcan ahí una primera etapa cerrada, yo en todo caso cierro un capítulo de la primera etapa en ese momento. Para mí esa primera etapa continúa con el ofrecimiento por parte de los dueños para que los clientes habituales fuéramos los pincha discos de noches enteras que se anunciaban con cartelería y todo. No era todos los fines de semana, pero cuando se producía eran auténticas grandes fiestas. En determinado momento yo mismo otra vez llegué a ser la persona que más veces pinchó música, me sobrepasaron años más tarde (sí, llevaba el recuento, pero por bromear con un determinado amigo). Yo hice especiales de The Rolling Stones, The Beatles, Woodstock, The Who, Soul-Rock... Otros hicieron de heavy metal (Paul Muys), punk (El Chico Gris), The Who (Carlos Gómez), música garage (Sergio Grulla, gran amigo que murió no hace mucho, que descanse en paz), heavy metal femenino (Ana Pescador), y otras sesiones de pop, reggae, etcétera. La música que solían poner los dueños era variada, según quien la pusiera. Destacaba el rock y el underground de los años 1970. Pero esto se acabó con la marcha de Jesús, que se dedicó a sus otros negocios de tatuaje en la Calle Mayor. Esto ocurrió en torno a 2007-2008, creo que en 2008, pero no lo aseguro ahora mismo. Ahí cerraría yo la primera etapa, pues su ida se notó en un cambio musical, no desapareció el rock de los años 1970, pero sí disminuyó en favor del punk y el garage de esa misma década, aunque se oía de todo.

A partir de 2008 se inició una segunda etapa con Juanan y Pepe como dueños y los dos trabajando en la barra del bar, aunque contrataban camareras diversas, las cuales cada una dejó una marca personal en el bar y un estilo, como la sonriente Yolanda Carretero, Ana, o alguien que también pinchaba música, Luis Abad, quien de vez en cuando organizaba partidas de cartas. Las fiestas temáticas se consolidaron, algunas realmente habían sido fiestas ideadas por mí en mi casa como algo propio para mis amigos, Pepe incluido como invitado. A mí me sorprendió verlas anunciadas en el bar más tarde, pero, estaba bien. Eran las fiestas del tipo de la croqueta o la del sombrero. Nunca me copió la del cine bélico. En esta etapa se veía mucho cine en el Flamingo sin sonido, en concreto las películas de ciencia ficción japonesa de los años 1960, casi todas las de Godzila, que eran propiedad de Juanan. 

La segunda etapa, como veis, se dio justo el año que comenzó la crisis económica mundial. Esto afectó a La Zona, como ya he explicado, y el Flamingo no fue inmune. Yo creo que fue en torno al 2010 que ocurrió la primera posibilidad de cierre del bar en torno a su aniversario, sobre todo por culpa del alto alquiler del rentista, quien por otra parte no hacía ningún tipo de arreglo al que hubiera estado obligado. Fue en ese momento que se renegoció el local y se comenzó con la tercera etapa. Juanan dejó de atender la barra del bar, pasó a ser un socio del capital para mantener el bar, pero no lo trabajaba. La razón fue el nacimiento de su hijo. Quiso dedicarse más a su familia y a su trabajo fuera del bar. Creo que fue ese 2010, que me corrijan si me equivoco. Así que el bar pasó a ser atendido en exclusiva por Pepe. Probó a varias camareras nuevas, de las que quizá la más significativa fue la colombiana Gloria Gutiérrez. Se hicieron promociones conjuntas con La Luna, que ponía música indie, mientras el Flamingo seguía con el rock, ahora con el soul, y ahora también con mucho independiente español y alguna vez algo se escuchó de música de pachanga. Sin embargo, La Luna se tuvo que cerrar en marzo de 2011. A partir de ese momento vimos a Dani Andrinete, uno de los dueños de La Luna poniendo música de vez en cuando en el Flamingo. Ese mismo mes volvieron pequeñas actuaciones al Flamingo siempre que no implicaran micrófonos. Yo fui el primero con un recital de poesía propia. Pero es que ese mismo mes de marzo también vimos al Gotham, otro bar de rock, cerrando. Así que sus dueños también se dejaron ver en el bar, ellos llevando allí sus concursos de trivial sobre cine. El Flamingo comenzaba a ser un reducto que acogía a los que nos gustaba este ambiente.Y esta fue la tercera etapa.

Así llegamos a octubre de 2012, el fin de la tercera etapa, y casi del Flamingo Rock Bar. El rentista del local de la calle Rico Homme no daba su brazo a torcer en cuanto a bajar el alquiler del local. No comprendía que la crisis económica había hecho disminuir mucho los negocios. Ni siquiera hacía arreglos en el bar. Los bares más veteranos incluso se habían tenido que reinventar, por ejemplo La Vaca Flaca optó por ofrecer jam sessions, concursos, comidas esporádicas, tapas... La Ruina comenzó a abrir de día, con desayunos incluidos, La Chata se cambió de calle y ofreció conciertos a la hora del aperitivo, el Ego se transformó en sala profesional de conciertos, etcétera. En fin, todos, hay más bares, se tuvieron que reinventar para sobrevivir. Eso o cerrar. Menos el decano de los conciertos en la ciudad, el Tic-Tac siempre tuvo la misma fórmula y le funciona bien, aunque es cierto que ahora de vez en cuando celebra conciertos al mediodía de algún fin de semana. La cuestión es que la postura del rentista, nada razonable, era la misma que la mayoría de los rentistas del distrito centro de la ciudad, y últimamente observo que también de otros distritos. La sin razón de los rentistas ha forzado al cierre de un gran número de negocios, no sólo de bares, en mi misma calle, ahora mismo, en el distrito II, la panadería que me es habitual va a cerrar tras 29 años por esta misma razón. No son consecuentes con los efectos de la crisis en la disminución de ingresos de sus alquilados. El Flamingo Rock Bar tuvo que cerrar. Incluso llegaron a la pelea legal con el rentista, con mala fortuna por no haber sacado fotografías en el momento inicial del alquiler en 2005. Cerraron en el aniversario con una gran fiesta de despedida de la que, una vez más, yo fui partícipe con recital. Pasaron por allí numerosos grupos locales y personas de todas las épocas del Flamingo e incluso de La Zona. Hubo una mezcla de edades unidas por una muerte en el rock local muy interesante. Esto pasaba el 29 de septiembre de 2012, en el séptimo aniversario. Pero para sorpresa de algunos (otros ya lo sabíamos semanas antes), el 12 de octubre de ese mismo año abría de nuevo en otra calle, el Paseo de las Moreras, en un local más grande que previamente había sido un bar de punk. Cerca del Tic-Tac. Sus clientes habituales colaboramos en las obras del traslado del bar. Instalamos luces, muebles de bar, percheros, pintamos, pusimos cuadros... Fueron días de trabajo constante, nervios, cerveza y camaradería en un proyecto que veíamos común e ilusionante. La cuarta etapa del bar iba a ser un bar a la vez sala de conciertos. la inauguración fue a lo grande con grupos de rock de toda la ciudad. Por allí han pasado Borja Montero, Sergio Montero, El Flecha, Wicked Wanda, El Artista del Hambre, Nocaut, Zoomao, Delta Hot, Nico Álvarez, The Blues Brothers homenaje, Café Negro, The Widowmakers, Javier Álvarez, Amy Jo Doherty, Flaming Dolls, Sergio Corbacho, Los Personajes, Celina Yebra, Royal Flash, Los Vagos Permanentes, El Sombrero del Abuelo, y muchos más. Como veis algunos eran incluso personajes nacionales e internacionales. Yo sólo actúe una sola vez y como colaboración con uno de estos conciertos. 

En esta cuarta etapa Pepe y Juanan hicieron un gran esfuerzo económico para poder pagar a todos estos músicos que actuaron. Hubo mucha gente en el local. Hubo gente que vino expresamente al local a ver a los que tocaban. Pero tenía un gran problema, a menudo los conciertos se llenaban pero la gente no consumía. Se llegó a dar el caso de que un grupo, no citaré el nombre, llenó al completo el bar con seguidores muy jóvenes. Tan sólo se consumió esa noche, y no es broma ni exageración, tres refrescos de Coca-Cola. Obviamente un negocio no se mantiene en esas condiciones y menos si aparte del alquiler del local, del sueldo de la camarera (ahora las hubo muy variadas, la más constantes son las dos actuales, Genoveva Rigova y Alicia, que fuera camarera de La Panadería) y del pago a los proveedores, se le suma el pago a los músicos. Por otro lado, la falta de empleo entre los clientes de siempre nos ha forzado a limitar nuestras visitas a Pepe, al Flamingo, hay quien entre los jóvenes decían que estaba muy lejos el bar del centro de la ciudad (cosa discutible, sobre todo porque girando la calle hay otra zona de bares, de las que por cierto cerró este verano otro del rock, el Insomnio, por mismas circunstancias), o quien se cansaba de tanto concierto seguido que le impedía hablar normalmente cada semana con sus acompañantes. Todo unido ha forzado a Pepe a plantearse el renegociado del alquiler del local, y nuevamente no ha habido acuerdo, no ha habido rebaja, por lo que el Flamingo Rock Bar cierra en su noveno aniversario.

Hay que tener siempre en cuenta, ya sea en bar, en noticiario, en teatro, en concierto, en lo que sea, que aunque las cosas se ofrecen disfrutar sin necesidad de pagar por ellas, es necesario pagar voluntariamente por ellas, pues esa posibilidad también se ofrece, pues no hay nada que se pueda mantener sin su sostén económico. La gente que te ofrece esto gratis, vive de ello. Y si se va a un bar con entrada libre para disfrutar de un espectáculo y vas, sabes que has de consumir, no porque te obliguen, que puedes no hacerlo, sino porque si no luego ocurren cosas como esta: el bar cierra y se acabó aquello que tanto te gustaba disfrutar. Y no vale para nada llorar por Internet. Aquí lo único que cuenta es que si te gusta te comprometas, y eso significa que de vez en cuando hay que gastar dinero en aquello que te gusta para que se mantenga. Ninguno vivimos del aire ni el amor al Arte nos da vida eterna.

La fiesta de cierre del Flamingo Rock Bar va a ser todos los días de apertura de este mes de septiembre. Las fiestas grandes comienzan mañana viernes 19 con una serie de grupos que tocaron en el bar en su día. Prosiguirá el sábado 20, y la próxima semana igual. Todos los que actuamos lo hacemos voluntariamente y gratis. Por amor al Flamingo, al rock, y a una parte de la Cultura Popular de esta ciudad que tanto nos ha dado y tan difíciles tiempos vive. Toda la información de los eventos de estos días los tenéis en los carteles que ha diseñado César Tezeta, gran dibujante de esta ciudad, del que ya hablé en el pasado en torno a La Vaca Flaca. Tezeta ha expuesto en el Múseo del Cómic de ABC, ha pintado para El Mundo, también para RGB-Artes Visuales y ha expuesto en salas. Nadie mejor que él para daros toda la información a través de sus ilustraciones. Hacía tiempo que se encargaba de los carteles de los conciertos del bar. Si pulsáis sobre las imágenes se amplian, como siempre. Yo actuaré con un recital propio este viernes 19, mañana, abriendo el melón de la despedida. Soy el primero, en torno a las 20:45 horas, más o menos. Sergio Corbacho, mi guitarrista, tiene compromisos ese día, así que estoy abierto a cualquier persona que quiera contribuir con su guitarra o voz.

¿Habrá una quinta etapa del Flamingo? Pepe se ha cuidado mucho de decir que es el fin del Flamingo, sí ha dicho que es el fin de una etapa. Yo he hablado junto a Willy, cantante de El Artista del Hambre, con Pepe sobre este tema en El Perro Verde, mientras nos atendía Iñaki, quien es a la vez el técnico de sonido del Flamingo y el que organiza todo este festival de despedida, aparte de excelente músico que fuera batería de The Widowmakers y de Amy Jo Doherty, entre otros. ¿Que qué sé entonces al respecto? Caballeros, señoritas, sé que lo mejor será disfrutar de estos días.

Saludos y que la cerveza os acompañe.

1 comentario:

Canichu, el espía del bar dijo...

He escrito muy por encima un bosquejo de Historia. No es una Historia, pues para eso necesitaría datos técnicos e incluso permiso para poder hablar de determinadas cosas, pero muy por encima: una Historia del Flamingo Rock Bar.