martes, mayo 20, 2014

NOTICIA 1345ª DESDE EL BAR: JULIÁN VADILLO, UNA ENTREVISTA



Este mes de mayo ha salido a la luz un nuevo libro de Historia de Alcalá de Henares: "El movimiento obrero en Alcalá de Henares (1868-1939)", escrito por el doctor en Historia Julián Vadillo. Este autor es un antiguo amigo mío con el que además he colaborado en numerosas cuestiones, incluídas investigaciones. He hablado mucho de él por está bitácora, como se puede leer. El conocimiento de la Historia contemporánea de Alcalá de Henares ha cambiado con él. Se ha vuelto más rica y ha colocado a los movimientos sociales donde estaban antes de ser silenciados por la dictadura y olvidados por la monarquía parlamentaria. Presentará el libro en la Librería Diógenes este jueves que viene. Este libro también contiene mi nombre, en la página 25. Se trata de la tesis doctoral a la que ha dedicado él diecisiéte años de su vida. Ya la trabajaba mucho antes de entrar en la Universidad, durante el bachillerato. Por el camino ha creado una serie de investigaciones de Historia que se han venido publicando en artículos, libros y conferencias que le han situado, pese a su juventud, como uno de los historiadores más destacados y de referencia en España para entender la Historia obrera de los siglos XIX y XX españoles. Su director de tesis, Julio Aróstegui, murió lamentablemente días antes de defenderle ante el tribunal que le nombraría doctor, de aquello hablé en la Noticia 1183ª. Julián Vadillo es importante, y más que lo va a ser, y si no, al tiempo. Es una persona incansable que a la vez de no parar con lo relacionado con la Historia (ya sea investigando o divulgando), no le da tregua a su vida familiar, social, al fútbol y el Atlético de Madrid, el cine, los viajes o los asuntos laborales. 

Esta tesis doctoral deja en sus páginas algo que no existía en Alcalá de Henares: una Historia de la Edad Contemporánea sobre sus gentes y sus reivindicaciones en el cambio de dos siglos decisivos para la actualidad. Aquí podremos conocer la alimentación y sueldos de las clases trabajadoas alcalaínas, sus conflictos laborales, sus asociaciones, su prensa. Vadillo nos ha descubierto aquí una serie de cosas desconocidas como la participación de la ciudad en la Primera Internacional de los años 1860-1870, y nada menos que de la mano de Paul Lafargue, unido a eso nos descubrirá cómo la ciudad estuvo en el ojo del huracán de la división y pelea entre marxistas y bakuninistas en España, nos descubrirá cómo fue que en Alcalá de Henares se nombrara por primera vez un concejal del PSOE en las Castillas a comienzos del siglo XX, sin renunciar a explicar la importancia de las sociedades católicas en el movimiento obrero alcalaíno, fue él quien descrubrió todas estas cosas en profundidad y nos mostró además otro descubrimiento cómo es los orígenes del movimiento anarquista en la ciudad, unido al deporte del ciclismo, nos hablará de la República y de la mucha importancia que tuvieron los republicanos desde el final del siglo XIX hasta su proclamación, y también hablará de la guerra civil y la represión, de la que incluye un capítulo totalmente novedoso que desmiente con documentos en la mano buena parte de las acusaciones de represión republicana dentro de la ciudad respecto a los nombres que se leen en los muros de la catedral de los Santos Niños y del convento cisterciense de San Bernardo (Iglesia de las Bernardas), capítulo que probablemente pueda resultar polémico, no porque desde la Historia como Ciencia no esté bien defendido, que sí lo está, sino por las susceptibilidades políticas previsibles de ciudadanos que normalmente no se acercan a la Historia más allá del tópico o de la Historia adoctrinada y no Científica. Es un libro innovador y por primera vez muy revelador de muchos aspectos de la Historia de Alcalá de Henares caída en olvidos o vaguedades en el recuerdo. Pero también lo es en cuanto a su metodología. Vadillo innova en ambos aspectos.

Diecisiete años de investigación son muchos años. Alguna vez necesitó de ayuda de algunos amigos para continuar sus investigaciones y poder combinarlas con las de sus otros libros, sus estudios y sus trabajos. Fue así como yo mismo pude contribuir en diferentes ocasiones buscándole datos específicos y expedientes tanto en el Archivo General de la Administración como en el archivo histórico de la Fundación Pablo Iglesias, como, también, realizando trabajo de campo bloc de notas y bolígrafo en mano recorriendo las calles de Alcalá de Henares en busca de determinadas inscripciones en los muros. Julián ha presentado su libro a comienzos de este mes por primera vez en el Ateneo de Madrid

Ahora, este jueves 22, esta semana, a las 20:30, presentará el libro en la Librería Diógenes de Alcalá de Henares, en la calle Ramón y Cajal, nº 1. El libro está editado por Silente ediciones. La presentación la realizarán el profesor Eduardo González Calleja, de Universidad Complutenses de Madrid, que ha prologado el libro, y el propio Julián Vadillo. Él dice:

"Tras casi 18 años de investigación que se inició en mis tiempos de Instituto y que con el paso de los años se convirtió en mi tesis doctoral hoy ha sido publicado "El movimiento obrero en Alcalá de Henares, 1868-1939" en la editorial Silente. Ha sido el trabajo de mi vida. Al que le he dedicado horas y horas de investigación y estudio. He intentado aproximar lo más posible lo que significó para la sociedad alcalaína la aparición y desarrollo del movimiento obrero."

 Mauricio Basterra, en Fraternidad Universal, ha reseñado el libro con un resumen que podéis leer entrando por aquí. Yo os dejo con una entrevista que el propio Julián Vadillo ha concedido a Noticias de un Espía en el Bar.
 

Canichu: ¿Cuántos años de tu vida son tu tesis doctoral? Pero, sobre todo, ¿qué es en tu vida este trabajo?

Julián Vadillo: Si nos ceñimos a los años académicos serían desde el 2004, cuando finalicé la licenciatura de historia y me matriculé en los cursos de doctorado. Pero en realidad esta investigación comenzó mucho antes, cuando yo tenía apenas 15 años y acudí por primera vez al Archivo Municipal de Alcalá de Henares para investigar sobre las propiedades históricas que los sindicatos obreros tuvieron en Alcalá de Henares durante previos a la Guerra Civil. Era un momento en el que los sindicatos estaban reivindicado su patrimonio histórico. Poco después me di cuenta que ante mi había un trabajo muy grande y decidí seguir investigando. Los primeros trabajos publicados sobre estas investigaciones son en 2001 un pequeño folleto editado por la CNT titulado El movimiento anarquista en Alcalá de Henares a través de sus documentos y un trabajo para el VII Encuentro de Historiadores del Valle del Henares titulado Actividad del movimiento socialista en Alcalá de Henares durante el periodo republicano (1931-1936). A partir de ahí se convirtió en el trabajo de investigación iba a dar lugar a mi tesis doctoral y a este libro.
¿Qué ha significado en mi vida este trabajo? Pues en realidad todo. Es el trabajo de mi vida. Si hacemos cálculos desde los 15 años que comencé a ir al Archivo de Alcalá hasta los 33 en el que el trabajo final, tras la lectura de la tesis, ha sido publicado, han pasado 18 años. Un tiempo que he conjugando con otras investigaciones que se han plasmado en varios libros y artículos, pero que no adquieren el carácter de esta. Han sido muchos años de investigación, de búsqueda de información por archivos en España, en Holanda, en Francia, en Argentina, en Rusia, etc. Algunas eran investigaciones fructíferas. Otra frustradas. Pero lo único que puedo decir es que ha merecido la pena.

Canichu: “El movimiento obrero en Alcalá de Henares, 1868 – 1939”, posiblemente se agote en poco tiempo igual que ha pasado con otros trabajos similares acerca de Alcalá de Henares y su Historia  reciente no apegada a la Iglesia, la arquitectura o la Universidad, por ejemplo el de “La explosión del polvorín de Alcalá de Henares en 1947”, que escribiste con Alejandro Remeseiro. De hecho tus conferencias en estos años y tus guías se abarrotan de gente. Otros trabajos similares, como el de Pilar Lledó sobre la guerra civil en esta ciudad, también se agotaron. ¿Por qué crees tú que en Alcalá no hay entonces mayor apoyo y respuesta por parte de quienes tienen medios para fomentar esta Historia?

Julián Vadillo: Todo lo que tiene que ver con la historia reciente de la ciudad y más concretamente con lo relacionado con la República, la Guerra Civil y el franquismo, se considera espinoso. Si echamos un vistazo a la historiografía de la ciudad entre 1997 que se publicó el libro de Pilar Lledó Alcalá en guerra hasta el 2014 que se ha editado esta Historia del movimiento obrero en Alcalá de Henares, apenas han aparecido trabajos sobre este tema y siempre publicados por las mismas personas. En casi todos los Encuentros de Historiadores del Valle del Henares desde el año 2001 he presentado trabajos en esta línea, lo que ha provocado que me tuviese que citar a mi mismo en mi tesis doctoral. Aun así quiero destacar a otras personas que también han contribuido a esta historiografía de la ciudad. Junto a Pilar Lledó están Urbano Brihuega, que rescató trabajos sobre la educación en Alcalá o Manuel Vicente Sánchez Moltó, cronista de la ciudad. También importante la labor desarrollada por José Félix Huerta. O la de José María San Luciano, que junto a Pilar Lledó hicieron públicos los casos de represión franquista, o el trabajo del propio San Luciano sobre el incendio del Palacio Arzobispal. La labor que los Encuentros de Historiadores del Valle del Henares, que la revista Anales Complutenses o los distintos cursos que la Institución de Estudios Complutenses ha realizado son fundamentales para acercarnos al periodo.
Ahora bien, la Historia Contemporánea de la ciudad no pasa todavía de pequeños artículos o alguna monografía de cuestiones muy concretas. La Historia Contemporánea de la ciudad está aún por escribir. Y quizá somos la nueva generación de historiadores, con toda la metodología y herramientas que tenemos a nuestra mano, quienes tenemos que acometer este trabajo.

Canichu: El libro contiene un capítulo totalmente innovador y previsiblemente polémico sobre la represión en la ciudad. ¿El compromiso del historiador?

Julián Vadillo: Más que el compromiso del historiador es fruto de la investigación histórica. La Historia es fácilmente manipulable. Y quienes ganaron la Guerra Civil manipularon la Historia. La hicieron a su medida. El problema no es que suceda esto. Siempre ha pasado. El problema es que las generaciones posteriores de historiadores lo consideren verdades sacrosantas o bien no se cuestione nada. Lo único que he hecho en este capítulo ha sido recopilar distintos datos de distintas fuentes. Cruzar esos datos y dar una investigación científica de lo que fue la represión republicana durante la Guerra Civil. No me he inventado nada porque todo tiene una correlación documental. En las cuestiones en las que he tenido duda no he afirmado nada. La conclusión es que las cifras ofrecidas por el franquismo sobre la represión están engordadas. Que las personas a las que se acusaron de determinadas cuestiones no eran culpables. Si un historiador es profesional de su disciplina tiene que conversar con sus fuentes. Y no tenemos que tener miedo a ello.

Canichu: ¿Saldrán otras investigaciones de esta investigación?

Julián Vadillo: Sí. Mínimo dos. Y solo te puedo decir que ya están en marcha.

Canichu: Este no es tú único trabajo de investigación, muchos se han plasmado en libros propios y en libros de colaboración, en numerosos artículos, en conferencias… En todos quieres recuperar una corriente historiográfica en sus horas bajas desde la década de 1990, la Historia del Movimiento Obrero. ¿Por qué esa Historia está en sus peores momentos?

Julián Vadillo: La caída del Muro de Berlín en 1989 y el establecimiento de una historiografía liberal que marcaba el fin de la Historia sirvieron para que el movimiento obrero dejara de ser centro de atención. Aun así los trabajos de investigación en este sentido comenzaron a tomar un nuevo impulso desde finales de la década de 1990. Y tomaron mayor protagonismo y vigorización por dos razones:
1. Se alejaron de las corrientes estructuralistas que bajo unos cánones del marxismo más clásico intentaron explicar el movimiento obrero durante muchos años. Historiografía valiosa en muchos puntos pero que quedaba obsoleta en muchos otros.
2. Se establece la multidisciplinariedad de la Historia. Ahora interesa no solo el desarrollo de los organismos obreros en la Historia sino también todo el componente cultural y otros muchos aspectos. También es importante la aportación de la microhistoria y de la Historia local porque han venido a confirmar o desmentir las grandes historiografías surgidas con anterioridad.
Tenemos grandes Historias del movimiento obrero, de sus organizaciones políticas y sindicales, de sus dirigentes y líderes, etc. Pero quedaba bajar un poco a lo que fueron el desarrollo de las sociedades obreras, todos los componentes que las rodearon, la formación de una cultura obrera, de unos hábitos de comportamiento que estimularon a un movimiento como el obrero que logró hacerse con un hueco referencial y pudo tumbar a la sociedad burguesa imperante en el momento. Y esos rasgos tan específicos los hemos podido rastrear en una ciudad como Alcalá de Henares.

Canichu: El historiador Eduardo González Calleja en el prólogo a tu libro dice que la Historia del Movimiento Obrero es una parte esencial de la corriente de la Historia de la Cultura, pero que los nuevos historiadores de la Historia de la Cultura menosprecian a la Historia del Movimiento Obrero, y que fuera de los ámbitos académicos y de los profesionales de la Historia, la gente cree que un historiador del Movimiento Obrero lo que quiere es hacer un mitin político y no Historia. ¿Qué tienes que decir de esto?

Julián Vadillo: La Historia se sujeta a muchas corrientes interpretativas. El problema es cuando haces investigaciones históricas de momentos convulsos y en parte recientes. Quienes consideran que hacer una Historia del Movimiento Obrero es hacer un mitin político es porque no conoce ni la Historia ni el movimiento obrero. Habría que analizar cada investigador, desde luego. Y está claro que cuando haces una investigación histórica llegas en muchos momentos a mimetizarte con tu propio trabajo. Pero el historiador tiene las herramientas suficientes para saber discernir sus ideas de su trabajo y presentar una Historia que plasme los sucesos y dé una lectura a los mismos. Lo que siempre me ha parecido curioso es que aquellos que acusan de hacer mítines políticos a algunos historiadores son los más políticos de todos cuando se amparan en lugares comunes de la Historia para hacerla arma arrojadiza.

Canichu: El mismo historiador dice que en tu metodología introduces una novedad como historiador, que es la multidisciplinariedad. Eres una parte importante de los nuevos historiadores que ven necesaria la colaboración y la introducción en diversos campos para hablar de la Historia. Y yo me pregunto si eso es parte de tu concepto de la Historia o bien llegó a serlo por tu trayectoria vital y personal de tus experiencias en la vida.

Julián Vadillo: Se conjuga un poco de todo. Pero desde luego es parte de mi concepto de la Historia. Como explicaba un poco más arriba, tenemos muchas herramientas en nuestras manos y muchas variables como para no poder trabajar con ellas. Como dice el propio González Calleja hay que trabajar con todas ellas para llegar al grado de excelencia, que era algo que Julio Aróstegui siempre me dirigió a hacer.

Canichu: Tu profesor de tesis, Julio Aróstegui, murió días antes de tu ceremonia para obtener el doctorado, lo que afectó a la misma. Pero, al margen de títulos, tu director de tesis compartió contigo muchos años y una amistad. En cuestiones personales no me meto, pero, en cuestiones de Historia, ¿qué has heredado de él?

Julián Vadillo: Julio Aróstegui es uno de los grandes de la Historia y de la historiografía en España y en Europa. Porque Julio no solo fue un historiador, también marcó una forma de entender, investigar y escribir la Historia. La metodología de mi trabajo fue obra suya, pues fue quien lo dirigió. Y es algo de lo que me siento realmente orgulloso. Por su trayectoria, por su forma de entender y trabajar la Historia, me siento un discípulo de Julio Aróstegui. De él puedo haber heredado muchas cosas. Pero me quedo con una. La seriedad a la hora del tratamiento de las fuentes y la contrastación de las mismas. Trabajar con todo lo que tenemos delante para poder hacer y tratarlo con seriedad. La obra de Aróstegui es uno de los mejores legados para el conocimiento de la Historia de España.

Canichu: Uno de tus compañeros de viaje más constantes es el también doctor en Historia Juan Pablo Calero, del que también has aprendido algo para ejercer como ahora ejerces. ¿Qué destacarías sobre esto?

Julián Vadillo: Juan Pablo Calero es uno de los mejores historiadores de este país y una persona con unos conocimientos realmente extensos. Y junto a todo esto también es un gran amigo. De Juan Pablo he aprendido muchísimas cosas. Pero la que más me ha fascinado siempre es su capacidad analítica para poder sacar conclusiones sobre muchos procesos históricos. Teniendo en cuenta que nuestros campos de investigación son muy similares es evidente que en Juan Pablo he tenido un gran espejo donde poder mirarme y aprender. En definitiva es otro de los grandes.

Canichu: ¿Y tu familia te ha aportado algo en este sentido de tu vida?


Julián Vadillo: Mi familia me lo ha aportado en la vida. Mis padres me dieron la oportunidad y la confianza para poder estudiar. Yo provengo de una familia obrera donde la falta de oportunidades era palpable. Sin embargo el esfuerzo familiar y un sistema educativo público me permitieron alcanzar todos mis logros académicos. Y luego el apoyo ofrecido por mi familia en todos estos años son fundamentales para seguir adelante con estas investigaciones. Además mis abuelos fueron integrantes y simpatizantes de organizaciones que aparecen en mi tesis. Y mi padre fue durante casi toda su vida integrante de las organizaciones que lucharon en la clandestinidad contra el franquismo y por la construcción de una sociedad distinta.
También tengo que agradecer aquí el apoyo que me ha dado Irene, porque es la persona que está a mi lado y me ha dado fuerzas para seguir adelante con esto que es mi trabajo. Es evidente que sin la gente que te rodea estos trabajos serían inviables.

Canichu: ¿Qué es el movimiento proletario, la clase proletaria y el proletario?

Julián Vadillo: Esto es una pregunta que daría para una conferencia. Siendo breve y contestando de forma inversa. Un proletario es un explotado, alguien que vive de su trabajo pero que genera una riqueza que no le repercute. La clase proletaria u obrera es el conjunto de esos obreros, de sus formas de actuación, comportamiento, conciencia, ámbitos de socialización, etc. El movimiento proletario u obrero sería la capacitación de esos trabajadores para pedir mejoras en sus condiciones de vida y reclamar una sociedad distinta.
Aun así hay que tener en cuenta que es preferible hablar de obrero o trabajador ya que son términos menos acotados que proletario.

Canichu: ¿Tu historiador más respetado es…?


Julián Vadillo: Muchos. Destaco, evidentemente, a Julio Aróstegui. Pero aquí estan también González Calleja, Calero Delso, Gutiérrez Molina, Erich Hobsbawn, Mirta Núñez, Francisco Espinosa, Francisco Moreno, Fernando Hernández, E.P. Thompson, Paul Preston, Ángel Bahamonde, Javier Navarro, Francisco Madrid, Chano Cárdaba, Sandra Souto, Helem Graham, etc. Un amplio elenco, muy distintos algunos de otros, pero con grandes aportaciones.

Canichu: Por otro lado, elegiste la ciudad de Alcalá de Henares por cuestiones afectivas que te atan a esta tu ciudad, pero se nota que cuando escribes de Historia escribes pensando en lo general. La microhistoria a veces ha desbaratado las teorías de la macrohistoria de los historiadores más afamados. ¿Qué piensas sobre esto?

Julián Vadillo: Lo remarqué más arriba. Es evidente que la Historia local confirma o desmiente las grandes Historias canónicas del movimiento obrero. Porque una cosa es hacer la Historia de los comités nacionales o de las comisiones ejecutivas y otra es hacer la Historia de las sociedades obreras en cada localidad donde ves similitudes pero también variables y cuestiones propias.

Canichu: Fuera de la Historia vivimos unas épocas de crisis económica que la sociedad está viviendo desde lo que en Historia se ha podido establecer como periodos prerrevolucionarios que pueden dar lugar a una revolución o bien, según los acontecimientos, truncarse y derivar en épocas ultraconservadoras que llevan a guerras. ¿Qué sabe y qué no sabe la sociedad española posterior al 15 de mayo de 2011 de la trayectoria histórica del movimiento obrero?

Julián Vadillo: Yo pienso que sabe poco. Es algo que consideran lejano. Pero creo que es una Historia de donde se pueden sacar muchas lecciones. Sobre todo para movimientos como el 15M que crecen al calor de una oposición a unas estructuras políticas.


Canichu: ¿Hemos aprendido algo?


Julián Vadillo: Hemos aprendido cosas, sí. Pero también es verdad que la labor de depuración y lavado que el franquismo llevó a cabo es algo que hoy seguimos pagando. El franquismo liquidó por la violencia cualquier conato de resistencia a sus estructuras. Su represión fue inquisitorial con sus enemigos. Y eso es algo que se deja sentir en muchas generaciones. Pero sí hemos sacado algunas lecciones de las cosas, algunas lecturas positivas de las mismas.

Canichu: ¿Por qué las asociaciones que se identifican de izquierdas han perdido fuerza o sentido ante la corriente general de ciudadanos que dicen no querer ser de izquierdas ni de derechas, a pesar de que las reivindicaciones de estos otros son, bien analizadas, claramente de izquierdas en general?


Julián Vadillo: Para mi el factor fundamental es el individualismo. Ahora hay una amplia base de gente que no cree en los proyectos colectivos sino en las aspiraciones individuales. Algo que el capitalismo ha sabido trasmitir e impulsar. Hay un descreimiento generalizado. En parte una parte de las organizaciones de izquierda se ha dejado llevar por esa inercia e incluso han participado de ella. Las organizaciones de izquierda, que muchas nada tienen que ver con sus antecesoras en otros momentos, tendrían que hacer una fuerte autocrítica a lo que ha sido su funcionamiento en estos años.


Canichu: En al menos dos de tus libros tratas sobre asuntos femeninos en relación al primer feminismo y a la reivindicación de derechos de la mujer. La mujer española en general desconoce el origen de sus derechos actuales. No se suele enseñar en los lugares de enseñanza institucionales. ¿Es el conocimiento de la Historia un arma cargada contra algo?

Julián Vadillo: No es que la mujer desconozca el origen de sus derechos actuales. La propia clase obrera en su conjunto desconoce el origen de sus derechos. Los trabajadores hoy no saben de donde procede la jornada de ocho horas o la lucha de los trabajadores por sus seguros sociales. Esto hace perder una perspectiva de clase y echarse en manos de posiciones contrarias a sus intereses. En Francia es palpable como un gran número de integrantes de la clase obrera han dado su confianza a la ultraderecha.
Cuando se dice que la Historia la escriben los vencedores es una gran verdad. Los vencedores la escriben y también la institucionalizan. Eso hace a la Historia un arma, instrumentalizada por el poder como arma arrojadiza. Es verdad que en el mundo académico hacemos muchas veces una Historia distinta a la oficial. Pero el mundo académico tiene que dar el paso de hacer divulgativa esa Historia para extender ese conocimiento entre la amplia base y mayoría de la población y no solo en las aulas universitarias.


Canichu: ¿Qué es para ti la Historia?

Julián Vadillo: Una escuela y una fuente de conocimiento para entender el pasado y el presente.

Canichu:  Has asesorado la actual exposición de fotografías de Casto Ortega del Antiguo Hospital Santa María la Rica pero habitualmente asesoras otras cuestiones similares, escribes en periódicos y participas de la radio, participas del Foro por la Memoria de Guadalajara, das numerosas conferencias de Historia o de compromiso con la sociedad y sus luchas, tienes una vida sindical activa, eres doctor en Historia con lo que conlleva, tienes también una vida social muy activa ligada a amigos y familiares, mantienes una relación afectiva plena… y aficionado entusiasta del Atlético de Madrid, ¿eres un todoterreno?


Julián Vadillo: No, solo soy un entusiasta de mi trabajo. Me gusta tener actividad,

Canichu: ¿Nos recomendarías una película histórica, qué piensas de ellas y por qué?

Julián Vadillo: Muchas. Novecento, Que alegría vivir, Germinal, Casablanca, Abajo las armas, Sin novedad en el frente, Tierra y Libertad, Sierra de Teruel. Mucho cine de la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría, la Guerra Civil, los procesos revolucionarios. Para mi la imagen es fundamental para poder introducir la Historia. Y como entusiasta del cine pues creo que es una herramienta fundamental.

Canichu: ¿Estás satisfecho, en general?


Julián Vadillo: Sí, estoy satisfecho. Tengo un entorno excelente y una vida que me reporta muchas alegrías. También hay momentos complicados, pero con gente a tu alrededor es mucho más sencillo superarlo.

Canichu: Tras muchos años de amistad y de seguimiento profesional sigo augurándote un gran futuro. Dejo que cierres la entrevista con la reflexión que creas más pertinente o con lo que quieras decir.


Julián Vadillo: No sé cual será mi futuro (eso no esta escrito). Pero gozo de mi presente. Y estando bien rodeado es fácil gozar.


Canichu: Muchas gracias.

Julián Vadillo: Gracias a ti.


 Pues esta fue la entrevista. Os vuelvo a repetir y a recordar que este jueves 22, esta semana, a las 20:30, presentará el libro en la Librería Diógenes de Alcalá de Henares, en la calle Ramón y Cajal, nº 1. El libro está editado por Silente ediciones. La presentación la realizarán el profesor Eduardo González Calleja, de Universidad Complutenses de Madrid, que ha prologado el libro, y el propio Julián Vadillo. Y aprovecho para anunciaros que el sábado 31 de mayo, también esta semana, de modo totalmente altruista y a petición de la Fundación Andreu Nin, realizará un paseo guiado por el Alcalá obrero, o sea: por aquellos lugares emblemáticos de la Historia obrera de Alcalá de Henares entre finales del siglo XIX y comienzos del XX. Comenzará este otro acto a las 11:00 de la mañana en la Puerta de Madrid.


Saludos y que la cerveza os acompañe.

 (Julián Vadillo con el poeta Marcos Ana, una de las personas que entrevistó, conoció y se amistó con motivo de su tesis doctoral)

P.D.: Salvo las dos fotografías realizadas dentro del Ateneo de Madrid, que son de autoría propia, el resto de fotografías han sido cedidas mediante su permiso para usarlas en esta entrevista el propio Julián Vadillo. Sus autores son amigos suyos que se las cedieron a él en una red social.

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