lunes, junio 17, 2013

NOTICIA 1217ª DESDE EL BAR: EL PROBLEMA DE PENSAR

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) no está en sus mejores momentos, todo el mundo lo sabe a estas alturas. Su sede física se encuentra en Madrid capital, en el número 117 de la calle Serrano. Comparte la misma manzana donde está la histórica Residencia de Estudiantes, que en otras épocas albergara a muy conocidos poetas, pintores, cineastas, políticos, científicos, literatos en general y demás. Por si fuera poco este foco de dos núcleos de intelectualidad, ciencia, Arte y demás, se les une en terceto el Archivo Histórico Nacional (AHN), y aún otros edificios con otras sedes de investigación. Apenas quedan trece días para que a mis compañeras y a mí se nos acabe las becas de archiveros y bibliotecarios. No seremos renovados, más que nada porque se han suspendido, al menos en lo que queda de 2013, aparentemente y al menos que algo cambie en el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Sea como sea, en este último mes, el noveno, se nos han programado una gran cantidad de actos y conferencias. Es por ello que he ido con cierta frecuencia al salón de actos del AHN a escuchar hablar sobre muy diversos temas profesionales a directores del gremio de archiveros, subdirectores, archiveros, investigadores y catedráticos, aparte del subdirector del Ministerio del área de archivos y bibliotecas. Se han  tratado muchos temas, algunos sobre legislación internacional de archivos, otros sobre normativas y proyectos que España desarrolla o en los que colabora, otros sobre temas específicos como la numismática o la seguridad. 

De estos edificios la cafetería más popular es la del CSIC, donde profesionales, funcionarios en general, investigadores, conferenciantes y visitantes comparten el espacio y los precios afortunada y agradecidamente baratos en este lugar del Grupo Ramiro Jaquete. El servicio no está nada mal. Muy buen servicio y barato en precios. Y me sirve bastante bien poder hablar de la cafetería del CSIC y no tanto de las actuales penurias de la investigación, de los archivos, de las bibliotecas, de las salas de exposición, de los museos y de todo este mundillo en general que, por contra de lo que propaganda el gobierno, podría generar muchos puestos de trabajo entre los profesionales del sector (y los trabajadores que genera el sector en cuestiones de mantenimiento y logística), y sin embargo no sólo no se oferta sino que no se hacen ni renuevan contratos, ni se convocan oposiciones, ni se cubren los puestos de los que se jubilan. Aún más, como se sabe, hay recortes que bloquea, paraliza e incluso aborta o hace retroceder a muy diversos proyectos. La gente del sector emigra a otros países, o se queda en el desempleo o terminan trabajando en puestos de trabajo no cualificados para, simplemente, poder comer y mantener su casa. En esta cafetería siempre hay conversaciones muy interesantes sobre todo tipo de temas, y personas muy válidas. Pero muchas de esas conversaciones y de las personas parecen condenadas a quedarse en la cafetería en este país. Una cafetería que, por otra parte, aunque tiene precios baratos, para bastantes de los que pasan por ella son precios equivalentes a un precio normal, en algunos casos por encima de lo normal, si en lugar de comparar el precio de un café o de un menú con el de cualquier otra cafetería de Madrid, se tuviese en cuenta la relatividad del precio con la capacidad de gasto del consumidor, lo cual se vería contemplando todo esto en términos de porcentaje, y no de cifras absolutas. Aunque, a decir verdad, en breve no tendremos ese gasto de cafetería; sin poder ir ni a tomar un café se acabó el problema de pensar si es caro o barato. O quizá, por el camino que vamos, se acabó el problema de pensar.

Saludos y que la cerveza os acompañe.

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