domingo, abril 11, 2021

NOTICIA 2043ª DESDE EL BAR: PIRULÍ

He estado un poco ausente esta semana por esta bitácora. Lo sé. No ha sido por el nuevo trabajo, que por otra parte es bastante sencillo de realizar y está bien Para tres meses que serán está bien. He paseado esta semana por el norte de la ciudad. Espartales, pero también La Garena. Lo cierto es que como llevo años repartiendo a los suscriptores el periódico Diagonal, que luego pasó a ser El Salto, es común que todos los meses una o varias veces recorra toda la ciudad. Incluso un poco antes de empezar a hacer eso también, cuando era técnico y vigilante medioambiental. La cosa es que el sábado fui por el barrio de La Garena y encontré varios cambios desde la última vez que fui caminando por allí. Lo cierto es que salvo la parte de la estación de tren y la torre Garena, estuve pensando que quizá no paseaba por todo ese barrio desde 2019 ó desde 2018. Algunas partes que eran arenales ahora son zonas ajardinadas, y hay un paseo de avenida ya mucho mejor acondicionado, con unos árboles aún jóvenes pero más crecidos. Eso por no hablar de otras mejoras. 

El sábado era un día de primavera con cielo encapotado y un fresco que amenaza lluvia. Me gustan esos días. Pude ver los efectos de la gran nevada de enero, allí mejor solucionados que en mi barriada de Nuestra Señora de Belén con Reyes Católicos. Es curioso esto de que en la ciudades unos barrios siempre estén adecentados y otros siempre a la espera. Sobran las palabras a veces. Se explica por sí solo si se conocen los lugares, a veces los tópicos no son tópicos, son realidades políticas.

Cuando voy a trabajar a Madrid capital bajo en la estación de Metro de O'Donnell, echo de menos a los músicos en avenida de América, han vuelto a desaparecer, volvieron muy brevemente en el verano de 2020. La covid-19. Cuando salgo a mi trabajo hay un montón de personas en esa salida de Metro y todos van y vienen por el mismo ancho de acera al mismo y del mismo paso de cebra. Hay hasta colas en una cafetería que está allí, con el cielo entre la oscuridad y la claridad del amanecer. Debe haber muchos trabajos allí. Se ve claramente Torrespaña, el Pirulí, ese edificio de Radio Televisión Española tan emblemático del siglo XX español y que algún día futuro pueda que sea un edificio para turistas, quizá museo, en un futuro más allá.

El Pirulí era un edificio muy simpático en mi infancia, allá en los años de la década de 1980. Significaba la televisión, y con ella los dibujos animados, las series favoritas, algunos programas, caras conocidas. Era un edificio casi salido de las películas de ciencia ficción. Yo lo veía a menudo desde el coche de mi padre cada fin de semana, cuando  íbamos a ver a los abuelos. Se transformó en una visión muy habitual desde 1985, porque estaba en el camino que tomábamos para ir al cementerio de La Almudena, donde enterraron a mi abuelo materno. El significante del Pirulí cambió ligeramente, pero no se llenó de connotaciones negativas. Ahora lo veo para entrar en mi trabajo y para salir. Allí, enorme, yo a sus pies, él muy alto y grande. 

Menudos paseos nos dábamos de niños.

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