Hiel
Todas
las piedras se tiran al fondo del lago
pero
el querido fantasma las devuelve.
Como
un león en la selva
con
dieciséis años
que
te forja una espada;
decides
ponerla en una bandera.
Lloras,
ríes,
cagas.
Esto
no ahuyentará de la muerte al lobo,
dijo,
y todas las nubes se aborregaron en torno a él.
Cogeré
mi espada, dijo, y se escudó en la lepra
de
todo tiempo perdido en la piel.
¡Oh,
Galadriel!
¡Ni
artúrico, ni nada!, le dijo.
Cuerno,
cuerno de mono
y
lesbianas.
Hubo
un lobo, nubes e hiel.
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