sábado, septiembre 05, 2020

NOTICIA 1991ª DESDE EL BAR: PORQUÉ CONFUNDES UCRONÍA CON DISTOPÍA

Una utopía es un mundo ideal que sigue unas normas éticas, morales y de organización, administración y a veces de jerarquía. Las utopías no tienen porqué llegar a realizarse, ni siquiera intentarse, pero se proponen con la idea de que pueden llegar a ser reales, factibles. Mucha gente confunde mundos utópicos con utopías, así meten en el mismo saco fantasías mitológicas y religiosas o idealizaciones de una especie de paraíso a alcanzar en un mundo ultraterreno o incluso de dimensión alternativa. Sin embargo, la utopía, tal como la conocemos hoy día, implica un planteamiento de ella misma que aspira a una realidad posible. En la Edad Antigua se crearon gran cantidad de utopías, de hecho los griegos lanzaron montones de utopías al organizar sus ciudades-Estado. La más conocida de las utopías, una vez que la política de cada ciudad no les había conducido donde la teoría indicaba, es la que planteaba Platón a modo de República. Una República muy peculiar y que le fallaba contar con todas las consecuencias del principal motor de su utopía: el factor humano. Como sea, dando un gran salto de siglos, milenio mediante, es Tomás Moro (Thomas Moore) quien en el siglo XVI escribe su Utopía y asienta las nociones básicas contemporáneas de qué entendemos por utopía.  Por supuesto, Moro le puso connotaciones religiosas cristianas, pero, cristiano o no, otros utopistas metieron nociones religiosas en otras tantas utopías que propusieron y que en algunos casos trataron de ensayar en Estados Unidos de América, Francia, Reino Unido o testimonialmente en España en el siglo XIX. Lo cierto es que la llegada de los teóricos anarquistas o de otras corrientes socialistas al planteamiento de ideales de organización social hizo que muchas utopías descontasen la religión de entre bastantes de las utopías que se plantearon. Esa noción de religión fue relevada por otras nociones que la fagocitaron con peor o mejor acierto, porque la religión en sí, más allá de un Ser Supremos creador y protector, introduce en el comportamiento social e individual componentes de comportamiento y orden de actuación ética y moral que todo aspirante a gobierno jerarquizado desea. Le es útil.

Parando en esta reflexión, hay que anotar cómo transcurre el tiempo. El tiempo, sin entrar en complejos análisis de Ciencias Puras en torno al relativismo, las dimensiones, su elasticidad o en el extraño asunto de su existencia y su inexistencia, solemos comprenderlo de tres formas básicas entre historiadores y escritores: diacrónico, sincrónico y ucrónico.

Nosotros hoy por hoy vivimos en una diacronía, o al menos nuestro principal conocimiento de cómo funciona el tiempo en nuestra vida a fecha de hoy es diacrónico. La diacronía es lo que llamaríamos el tiempo como una línea (sin entrar en la relatividad y la elasticidad del tiempo según las Ciencias Puras, insisto). Para lo pragmático de nuestras vidas y para lo pragmático de entender nuestro pasado, presente y futuro, nosotros vivimos una diacronía. Diacronía es pues la sucesión lógica del paso del tiempo hacia delante. La sucesión de hechos de forma lineal creando los respectivos espacios pasado, presente y futuro. 

Ahora bien, podemos hablar de los acontecimientos acotándolos a algo concreto. Ese algo concreto puede ser tu vida, tu vida familiar, tu vida en tu ciudad, el país, el continente, el planeta, el sistema solar, la galaxia... Tu vida en la oficina y los acontecimientos que mientras pasan en tu hogar, tu vida en tu país y a la vez lo que ocurre en África. Los acontecimientos de la actualidad del mundo y a la vez lo que ocurre en la galaxia Andrómeda. Etcétera. Así que cuando queremos hablar de acontecimientos que ocurren en espacios de tiempo a la vez hablamos de sincronía. Podemos hablar del gobierno de los Reyes Católicos en el siglo XV y a la vez de lo que ocurría en el Impero Azteca en esas mismas fechas aunque no se conocían entre sí los sujetos propuestos. Con sincronía y con simultaneidad existieron a la vez. La sincronía puede implicar que lo sincronizado sea simultáneo o no, o bien que se afecten los sincronizados entre sí o no, o que se conozcan entre sí o no, o que sepan de su existencia mutua o no. Podemos hablar del comienzo de la Segunda Guerra Mundial en 1939 y a la vez del gran avance de las artes del cine en Estados Unidos con el color y el sonido de la película "Lo que el viento se llevó" en ese mismo espacio de tiempo, aunque en espacios diferentes. 

Por último tenemos la ucronía. La ucronía es una alteración en el acontecer del tiempo diacrónico. Es algo que nunca ocurrió pero nace a partir de algo que sí ha ocurrido. No estamos hablando de dimensiones alternativas ni paralelas necesariamente. La gran mayoría de ucronías que hemos creado son ficciones y ciencias ficciones. A partir de un acontecimiento imaginamos resultados de acontecimientos posteriores diferentes a los que se dieron en la realidad, acontecimientos que pudieran haber sido factibles o verosímiles si en lugar de haber ocurrido X cosa hubiera ocurrido X otra. Mucha gente confunde la ucronía con la ciencia ficción, y aunque pueden estar relacionados en algunas ocasiones, son cosas plenamente diferentes y que por necesidad no necesitan el uno del otro para desarrollarse al plantear esos mundos o hechos alternativos.

Más allá, mucha gente confunde actualmente la distopía con la ucronía. La distopía es un término que viene de antiguo desde el mundo anglosajón, como expliqué al comenzar esta bitácora en 2005. Pocos éramos los que conocíamos y usábamos el término en España. Tal término lo acogió el castellano como propio no hace muchos años de manera formal en el diccionario como parte de nuestra lengua. La distopía tiene precedentes en el siglo XIX, pero nace plenamente en la década de 1920 a través del autor Zamiatin, cuyo guante recogen en un primer momento Orwell, Huxley o Çapeck entre otros. Se trata de utopías que al ser llevadas a cabo se han aplicado tan estrictamente o tan deformadamente, o bien han tenido efectos secundarios indeseados, que han creado mundos contrarios a lo que una utopía plantea. Una distopía contiene en sí la semilla de la utopía, pero en realidad es un mundo asfixiante, nada ideal, nada deseable o positivo. Por esto mismo mucha gente confunde distopía con historias que en realidad no pasan de ser ciencia ficción, pues esas historias de ciencia ficción no plantean dentro de sí ninguna crítica a un orden social utópico que contenga unos riesgos que la distopía saca a flote al plantearse. La ciencia ficción es ciencia ficción y la distopía es la distopía. Pueden mezclarse entre sí en alguna ocasión, pero cada una tiene su razón de ser. Del mismo modo, como he dicho, mucha gente confunde distopía con ucronía. A menudo he escuchado a gente hablar de relatos de ficción que plantean la hipótesis de si los nazis alemanes hubieran ganado la guerra mundial, confundiendo esto con distopías, no lo son, eso es una ucronía. De acuerdo que los nazis plantean un mundo ideal, una utopía, que tratan de llevar a cabo a través de imposiciones, guerras, exterminios y represiones, todo lo cual no les sirvió y afortunadamente fracasaron en sus ideales, pero la diferencia entre lo que sería una distopía o una ucronía en un caso como este juzgo que estaría en torno a lo que le dieras más peso a la hora de construir esa ficción. Si le das peso a los aspectos de utopía fracasada o imposible o maligna, es una distopía, si simplemente le das peso a ese mundo alternativo y a ver cómo sería, como hubiera evolucionado o a acontecimientos de una historia que se desarrolla en un mundo así, entonces es una ucronía. La linea en este caso es delgada, es fina, pero hay otros casos donde ucronía y distopía se diferencian bien aunque haya gente que, quizá por desconocimiento o falta de reflexión, las confunde y a todo le llama distopía, sin orden ni concierto ni base teórica firme al lanzar sus opiniones y razonamientos.

Saludos y que la cerveza os acompañe.

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