sábado, septiembre 12, 2020

NOTICIA 1992ª DESDE EL BAR: EL PARÉNTESIS DE LO QUE SE HA DE HACER

Este año 2020 que en algunos textos comienza a ser llamado el Año de la Pandemia se ha llevado por delante muchas cuestiones, algunas de las cuales comienzan a sacar la cabeza apuntando hacia el final de este verano que nunca desaparecieron y siempre estuvieron ahí y ahí siguen. 

Para esta entrada voy a centrarlo todo en esos aniversarios redondos de la Historia que sirven a menudo para que los historiadores podamos fomentar y divulgar un poco el conocimiento de la Historia, mientras que de paso hay productores de cine o televisión que aprovechan para crear nuevas producciones, museos que exponen nuevas exposiciones más o menos exitosas, escritores e historietistas que aprovechan para crear nuevas obras en busca de la venta alimentada por los fastos, o por los o políticos que aprovechan para animar y exaltar ideas que les interesan. En concreto voy a recordar que algunas instituciones museísticas españolas y alguna que otra editorial se habían fijado en que se cumplían doscientos años del Trienio Liberal, del golpe de Riego en 1820. Ese breve periodo democrático que duró hasta 1823 puso en funcionamiento de nuevo la Constitución de 1812, lo que supone para España uno de sus mitos constitucionales tan en boga en los últimos y revueltos años de nuestros gobiernos actuales. El Museo del Romanticismo, el Museo del Prado y alguno otro apuntaban a hacer algo con esto, pero la cosa quedó o interrumpida o deslucida. Pero dentro de esas celebraciones no se podía desligar otras derivadas forzosamente y emparentadas con aniversarios por toda la América hispana, pues 1820 supuso para la gran mayoría de los países americanos su independencia efectiva, la pragmática y real, pues España reconocería las independencias de manera muy tardía incluso años o décadas después de perdidas cada guerra con los respectivos países que nacieron en aquellas fechas. También esas celebraciones han quedado en nada al otro lado del Océano Atlántico.

La primera intentona independentista se produjo de hecho con la Guerra de Independencia Española aún en marcha, se produjo en 1811 en Venezuela, tras formarse una Junta de Gobierno en 1810 al estilo de las que se formaron en España contra José I. Aquella intentona fracasó, pero a partir de esa fecha comenzaron otros intentos en diferentes lugares de la América Española, especialmente tras acabar la Guerra de Independencia Española en 1814. Si uno acude a las cronologías de los países americanos verá que muchos de estos marcan su fecha de independencia en el año en el que ellos como sublevados redactaron sus respectivas actas de independencia, sin embargo la realidad es que aún no eran independientes en la totalidad. Esas fechas abren una serie de guerras civiles entre la población que se declaró independiente contra la población que no deseaba esa independencia, toda vez que los leales recibieron refuerzos de la península Ibérica. La independencia de cada nuevo país se puede dar por hecha solo justo cuando se acaban esas guerras con la derrota española y son ellos ya en su totalidad lo que se hacen cargo absoluto de todo el gobierno y administración de sus territorios, a pesar de que incluso así se abrieron nuevas guerras civiles y golpes de Estado que les atañe ya a su historia independiente de España, y a pesar de que en la teoría España firmó el reconocimiento de todas esas nuevas naciones bastantes años más tarde, repito: incluso décadas, de que muy evidentemente eran naciones independientes. 

Siguiendo este argumentario tenemos que el golpe de Riego en enero de 1820 provoca que esas derrotas definitivas se fueran produciendo a partir de ese momento en los diferentes territorios que, a lo largo de los meses y años siguientes, expulsaron de gobierno y administración totalmente a los leales. Así por ejemplo, Guayaquil se independizaba en octubre de 1820, se perdía el control en Venezuela y de Argentina, en diciembre se perdía Perú, Centroamérica y México se irían independizando en 1821 y así poco a poco hasta mediada la década de 1820 y en algún lugar hasta cerca del año 1830, pero lo cierto es que para 1825 prácticamente España había perdido casi todos sus territorios americanos. 

La cosa es que Pablo Morillo, el general español que dirigió todos los ejércitos leales contra los diferentes generales independentistas (salvo los de México, que tenían otro adversario), esperaba unos refuerzos masivos de tropa en 1820 que debían embarcar a comienzos de año. Fueron esas tropas las que Riego sublevó y usó para sumar otras tropa en España que en marzo lograron hacer triunfar ese breve gobierno democrático llamado Trienio Liberal. Así pues, Morillo nunca recibió esos refuerzos y en los años siguientes esas mismas tropas se usaron tanto para mantener el gobierno frente a una contrarrevolución, como para combatir a los Cien Mil Hijos de San Luís en 1823, como posteriormente Fernando VII las mantuvo para sostener su gobierno y ejercer la represión interrumpida que ya iniciara en 1814 y que el golpe de Riego paralizó. Morillo hizo lo que pudo y resistió mucho más de lo esperado, por lo que fue admirado y alabado por uno de sus mayores contrincantes, Simón Bolívar.

De hecho, el gobierno liberal español de 1820-1823 tenía cuentas a deber a los independentistas americanos, pues hoy día sabemos por documentación de la época que varios agentes secretos al servicio de Simón Bolívar habían estado trabajando en España precisamente para torpedear todo lo posible ese envío de refuerzos. Entre sus actividades estaba el sabotaje de barcos, pero cuando comenzaron los rumores de un posible alzamiento liberal, ellos, infiltrados entre la tropa española que debía embarcar, difundieron rumores falsos sobre el mal estado de los barcos a la vez que fomentaban la animadversión contra Fernando VII y alimentaban los ideales liberales. Llegados a este punto Riego tenía ya una parte del trabajo hecho sin saberlo para lograr que la tropa le siguiera en su alzamiento democrático.  

De todos estos hechos, tan importantes para todo el mundo con cultura hispana en general, la Covid-19 ha hecho que se pase por encima o que directamente no se pase. La cosa es que pareciera que nada de lo previo a la Covid-19 siguiera su curso, pero sí lo sigue. El paréntesis es una falsa sensación de paréntesis y todo lo que tenía un curso sigue su curso, ya sean aniversarios históricos o cosas que sabemos que se tienen que hacer, se harán y ya están llamando a la puerta para ser hechas. Pensemos, por ejemplo, que el freno democrático que supuso 1823 no recuperó el absolutismo para siempre, que quería Fernando VII, sino que hasta Fernando VII tuvo que aceptar al final de sus días en 1833 que el liberalismo y la democracia estaban pendientes de hacerse, se debían hacer y las hizo posibles sin cortapisas, toda vez que de ello, se dio cuenta, dependía su propia existencia (entendida esta en una idea general de linaje Borbón personificada en la que sería Isabel II, su hija). Cosas que sabemos que se tienen que hacer, se harán y ya están llamando a la puerta para ser hechas.

1 comentario:

argonauta dijo...

Another brick on your wall.

https://www.youtube.com/watch?v=5IpYOF4Hi6Q