lunes, noviembre 20, 2017

NOTICIA 1752ª DESDE EL BAR: ADIÓS, ALCINE 47

Alcine 47 ha cerrado sus puertas ayer, domingo 19. Por aquí se puede consultar su palmarés. Por las mismas razones que expuse en la Noticia 1749ª, no pude asistir de una manera normal en mi vida. Mi tío tiene sus horarios, por sus medicinas y por las costumbres adquiridas, y eso es lo que primé, y necesita atenciones, no siempre ocurre algo, pero a veces ocurren cosas. Bueno, como sea, me ciño a lo dicho en la Noticia 1749ª, citada, donde además ya analicé uno de los bloques de cortometrajes europeos, el único al que pude ir y juzgar este año. Con los largometrajes pasó, por lo ya dicho entonces, lo esperable, sólo pude ir a uno, al cual ya tenía pensado ir desde el comienzo del festival, como ya dije, ya que entraba dentro de lo esperable de poder confiar en dejar solo al tío un par de horas, como la película duró una hora, aún pude ir a ver las exposiciones gratuitas de la Universidad de Alcalá en Caracciolos que os comenté en la Noticia 1751ª. El largometraje, de Pantalla Abierta a los Nuevos Realizadores, era Converso (David Arratibel, 2017).  

Converso es un documental que tiene la peculiaridad de estar dirigido por un director que a la vez aparecer en el metraje como documentalista y a la vez como persona implicada en la historia que se cuenta, que no es otra que la conversión a la fe católica de su familia, empezando por el cuñado y a través de él continuando por su hermana mayor, su madre y su hermana menor. No queda claro si él se convierte o no, a pesar de que el título es un adjetivo o un sustantivo en primera persona masculino del singular, y en ese género y número de manera clara sólo aparece una persona, el cuñado, pero por otro lado el documental es muy personal e íntimo de una familia y, hacia el final de la cinta: de las cuestiones interiores que le produce al director las conversiones de sus hermanas y madre. En cierto modo la familia exorciza sus traumas internos, deja entrever un gran conflicto familiar en torno al sentimiento religioso, ya que previamente todos parecen o bien ateos o bien agnósticos, hasta el punto que padre y madre habían sido del Partido Comunistas de España en la clandestinidad durante la dictadura de Franco. Recuerda, en ese sentido, la idea del documental de Jaime Chavarri El desencanto (1976), que buscaba esta misma confrontación y alivio entre los familiares de la familia Panero, cuyo padre, poeta falangista, tuvo un gran influjo en todos ellos.  La cosa es que Converso es un documental con una iluminación excelente, natural, con fuertes contrastes de clarosocuros en algunas ocasiones que nos llevan a rincones íntimos, buscando ese aire espiritual que se buscaba en algunos cuadros barrocos, con un "pero": en el documental, pese a su seriedad, se desliza de vez en cuando alguna escena con toque de sarcasmo para aquel que quiera entender lo que ve y lo que oye. Personalmente yo llevaba un rato pensando que era extraño que una familia con un determinado rumbo ideológico cambiara a la conversión religiosa de una manera tan radical y tan extrema, pensaba que en realidad se podría estar tratando de un caso de un trauma familiar no resuelto que, ocasionalmente, habría podido afrontar sus males a través de una fe descubierta a causa del cuñado nuevo en el núcleo de esta gente. Efectivamente, hacia el final del metraje se nos hace saber la existencia de una separación y de una muerte del padre que traumatiza a los hijos y que hace vivir un ambiente de silencios. No se nos explica nada más y se vuelve a centrar en el tema de la fe como don de Dios, por lo que quizá el metraje pierde ahí una oportunidad de ahondar realmente en todo. No es mal documental, pero es un tema tan íntimo que no sé si todo el público podría entenderlo, al margen de las creencias o no creencias de cada espectador. Es fácil de ver y entender, pero es díficil para algunas personas tratar de comprender lo que narra. Supongo que esto le pasó. Pero si no ha ganado en Alcine, no descarto que en los Goya pudiera ser nominado a mejor documental, y tal vez ganar ahí.

No puedo comentar más películas de Alcine 47, lo siento y vuelvo a pedir perdón al lector este año. Había causas mayores en mi vida, como ya expliqué. Pude ver algunos de los carteles de la exposición Hijas de Alice Guy. Reimaginando una Historia del Cine, que en la Sala de Exposiciones del Antiguo Hospital de Santa María la Rica mostraba una colección de quince carteles apócrifos de algunas destacadas ilustradoras españolas con la temática de crear carteles de películas famosas de haber sido el personaje protagonista una mujer. Sin embargo, no pude ver esta exposición en persona, la he visto a través de una colección de postales que me trajeron y regalaron en mi casa. También pude estar en la fiesta de clausura de Alcine el viernes 17, en el Green Irish Pub, por invitación directa de noche, y disfrutar después del concierto de los Bluestropic y una gran cantidad de amistades y conocidos que llevaba mucho tiempo sin ver, algunos desde la muerte de mi madre, eso fue lo mejor, esos reencuentros. Fue una buena oportunidad y estoy agradecido a quien me dio la invitación, así como a quien de la organización le dio el visto bueno. A ritmo de la harmónica de David Escarpa y esa voz maravillosa de soul-blues-rock de Ana May, la cantante, estuvimos bastante bien en el calor de las amisades. El sábado 18, adentrada la noche, recibí el ofrecimiento de acudir al Maratón de Cine Fantástico y de Terror, gratuito, pero consumiendo al menos una bebida, yo bebí algunas cervezas, también en el Green Irish Pub y conducido por Pedro Toro y Jalex Frutos. Recuperaban con ello esta muestra que ellos mismos organizaban junto a BJ diez años atrás, aunque ahora la recuperaban como parte del festival Alcine, y no fuera de sus fechas. Me gustó ver a la sala del Green reconvertida (a su modo) de nuevo en el cine que fue. Lo mejor para mi gusto fueron los cortometrajes de  terror que se combinaban con humor negro, como por ejemplo R.I.P. (el mejor de la noche con creces, para mi gusto) o Dios aprieta pero no ahoga, aunque también hubo espacio para un cortometraje de un alcalaíno, Karim, llamado Run, runner, run, que se presentó por primera vez en Hollywood. Karim, a quien conozco a través de una fiesta en el Complutum y una amiga común, estaba en la sala, habló de su obra y se le notaba muy contento de presentarlo en su ciudad y dentro de Alcine. El plato fuerte, no obstante, fue La matanza de Texas (Tobe Hooper, 1974), como homenaje a su director, que murió este mes de agosto pasado. Esta película de terror marcó un antes y un después en las películas de terror. De niño vi un fragmento muy pequeño y me horrorizó tanto que me daba pesadillas. Nunca la vi por ello. Así que la vi por primera vez en pantalla grande, en la oscuridad relativa de un cine-bar y en inglés subtitulado. Puede que sea porque en pleno 2017 hemos visto escenas mucho más espeluznantes desde lo rodado en 1974, o por lo que sea, que aunque la película me produjo en algún momento cierto rechazo, logré no salir de la sala. La película, lo reconozco, es buena, y reconozco cuestiones estéticas revolucionarias a la hora de narrar una historia en el cine de la época en la que fue rodada. Sigue dando una angustia y un mal ambiente, sigue en ello intacta, quizá porque aún hay crímenes espeluznantes y locos en la vida real que se asemejan a esta ficción, no obstante, al día siguiente de la proyección moría Charles Manson en la cárcel, anciano. 

Y gracias a María Gómez, pude asistir al concierto sinfónico de clausura del domingo 19, con temas de películas, ofrecido por la Orquesta Ciudad de Alcalá, dirigida por Vicente Ariño, otro clásico al que no falto y que este año pude haber faltado. Me regaló la entrada. Este año el concierto fue extraordinariamente largo, pues normalmente dura sesenta minutos y en esta ocasión alcanzó una hora y media, más o menos. La culpa fue del segundo tema, una suite de la banda sonora de Lo que el viento se llevó, que abarcó un poco más de cuarenta minutos a cuarenta y cinco minutos, según miramos el reloj en su principio y en su final un amigo acompañante y yo mismo. El tema estaba excelentemente interpretado y evocaba todas y cada una de las partes del largometraje de 1939. El problema es que mucha de la gente presente no está acostumbrada a conciertos sinfónicos, por lo que los comentarios generales que escuché al final de la función remitían todos a que les había resultado excesiva esa duración del segundo tema, llegando a decir que podría haber sido el concierto entero o que se habían ido a Marte y vuelto de allí hasta dos veces, comentario que no es mío, era de otro espectador. A pesar de la duración de ese tema, la verdad es que estaba muy bien interpretado y que contenía toda la evocación emocional que contiene la película. No era un mal tema. Era un buen tema. Su leit motiv, además me hace comentar que el resto de canciones del concierto recurrieron mucho a repetir los suyos propios varias veces. Todas eran suites, me parece, y todas giraban en torno a películas bélicas: El valle salvaje, Lo que el viento se llevó, Doctor Zhivago, Lawrence de Arabia, La lista de Schindler y Casablanca. Para mi gusto la mejor de las interpretaciones fue la de Lawrence de Arabia, llena de potencia y energía épica. Me hubiera gustado que hubiera sido reinterpretada en el bis, pero este año tampoco hubo bis, y este año no hubo unas palabras del director al público, aunque tuvo que salir hasta tres veces a escenario con los aplausos. 

Yo diría que el concierto puso énfasis en lo evocador en el recurso a los leit motiv, pero también en la búsqueda de los matices exóticos en cada uno de los temas, unos matices que llenaban la música de unos "colores emocionales" idealizados de corte árabe, irlandés, ruso, francés y demás, según el tema. A pesar de que la temática iba sobre cine de guerra, centrándose en la Guerra de Secesión Norteamericana, la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial, creo que Ariño y sus músicos buscaron en realidad remover y evocar un cierto romanticismo melancólico con esos sonidos recurrentes como estribillos de aires de otros lugares lejanos a este. El concierto fue muy bien interpretado. A mí me gustó bastante, sólo había que imbuirse en él y abandonar el reloj, el problema fue para quien no fue capaz de abandonarse en el tiempo. Hay cosas que no necesitan premura.

Por lo demás, sé que en la gala de entrega de premios un cortometrajista catalán joven introdujo el tema político independentista en la ceremonia, a pesar de que en Alcine no es normal ni habitual el tema político en la entrega, aunque alguna vez se ha colado el tema social. El alcalde, Javier Rodríguez (PSOE), le contestó en su turno de subir al escenario desde un punto de vista contrario al independentismo pero, sin entrar en polémica, reconduciendo la gala a su talante cultural cinematográfico. Al no ser testigo directo de este suceso, no puedo comentar ni analizar este asunto. Lo sé por referencias de un par de amistades que estuvieron. 

Sin más, saludos y que la cerveza os acompañe.

1 comentario:

Canichu, el espía del bar dijo...

Me anotan por red social apuntes a tener en cuenta:

Jalex: Gracias por la reseña Canichu. ;)
Un apunte: "en su día lo organizabamos con la A.C. RecreArte y en ella colaboraban muchos amiguetes más. ¡Menuda panda eramos!"

Pedro Toro: "De hecho, técnicamente es la continuación del Golfomaratón de Terror, con cortos de género que lleva programando ALCINE desde hace años. Este año, al incorporarse los largos, y siendo los que somos, no podíamos dejar pasar el guiño y homenaje a aquellos años, pero por allí éramos un montón."