jueves, junio 21, 2012

NOTICIA 1097ª DESDE EL BAR: LORCA Y LA BARRACA ESTÁN EN ALCALÁ DE HENARES UN MES

 Es difícil escribir con nueve dedos, consecuencia de un accidente personal hace un par de días, un ligero despiste que pudo costarme la inmovilidad permanente. Afortunadamente, aunque aún inmóvil y bien vendado, no se ha seccionado nada, ni aplastado articulación alguna, pero no puedo moverlo y se haya, como he dicho, vendado por recomendación médica. Y duele, sobre todo cuando hago algo inevitable para mí, como es el escribir. Pero hay cosas que fueron más difíciles, pero igual de gratas, para otros, como la idea de crear una compañía teatral universitaria que fuera por los pueblos de España intentando expandir la cultura a los lugares más recónditos, y a veces atrasados, otras veces a las capitales de provincia, en forma siempre de obras teatrales clásicas del Siglo de Oro de la Literatura Española; obras de Calderon de la Barca, Lope de Vega, Miguel de Cervantes...




La compañía se llamaba La Barraca, y su creador y director era el poeta y dramaturgo Federico García Lorca.




Aunque la obra del poeta era bastante surrealista, vanguardista en general, y una de sus primeras obras, La Zapatera Prodigiosa, rompía con todas las normas clásicas del teatro, Lorca se había lanzado a las carreteras con esta compañía teatral en lo que simulaba una barraca de circo. Usaba a estudiantes aficionados al teatro y las obras más clásicas, como se ha dicho. Y es que la España que tenía por recorrer era una España que avanzaría mucho en la cultura y la alfabetización con la Segunda República Española (1931 - 1939), pero que en principio era una España muy atrasada. Se partía pues de bien poco en muchos pequeños pueblos. Los cuáles en su mayoría fueron de la Meseta Norte Ibérica al resto del Norte, si bien también anduvieron por la Meseta Sur y Andalucía, no fueron tantos los municipios que visitaron. Eso sí, usaron entre sus obras muñecos de títeres, pues Lorca, aficionado a este género, quiso crear representaciones también con ellos. Hay que recordar que incluso planeó escribir y crear una obra teatral de títeres que tuviera música de Manuel de Falla y el arte interpretativo de Hermenegildo Lanz, la cual se malogró.


La idea de La Barraca surgió a raíz de que recién proclamada la República el 14 de abril de 1931, el gobierno declaró como una de sus prioridades extender la educación, la alfabetización y la cultura a todos los españoles, especialmente a las clases trabajadoras, en su mayor parte analfabeta sobre todo en los medios rurales. Fue el segundo Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, el socialista Fernando de los Ríos, quien apoyó y aprobó la creación de La Barraca. En esta fotografía se le ve el segundo por la izquierda. Este hombre del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) era del ala moderada de su partido en aquellas fechas y no consideraba que se debiera dar una revolución para el bienestar de los trabajadores, sino una serie de reformas que expandieran la cultura, la cual por sí sola daría a luz el cambio social y socialista esperado. Ante una intervención de un conservador en el Parlamento contra este apoyo a Lorca, burlándose de que que un Ministro llevara a debatir con los diputados un proyecto de teatro aficionado universitario, De los Rios contestó con cierto sarcasmo que no se preocupara porque la compañía teatral no daría pérdidas económicas, ya que tenía todas las localidades vendidas en varias ciudades, que eran París, Londres, etcétera, las cuáles ya habían pedido la presencia de la compañía en sus teatros antes de que se fundase, al saber que su creador y director era el ya afamado internacionalmente Federico García Lorca (tercero por la izquierda en la foto). Fueron fundamentales también en ese incio el poeta Pedro Salinas (primero por la izquierda), el dramaturgo, guionista y director de cine Eduardo Ugarte (cuarto por la izquierda), y el también dramaturgo y escritor Emilio Garrigues (quinto por la izquierda).




La compañía comenzó a funcionar con algunos actores y actrices que eran famosos o conocidos, o que pronto lo serían, en 1932, y pese a que hay quien dice que pararon de actuar en 1936, la verdad es que La Barraca prosiguió actuando en zona republicana hasta 1937 - 1938 en plena contienda bélica, hasta que fueron evacuados en un barco, dado que no sólo era imposible continuar correctamente su labor, sino que además sus miembros eran duramente represaliados por las tropas golpistas del general Franco que iniciaron la guerra civil de 1936.



Sin embargo, como hemos dicho, la mayor parte de sus miembros eran estudiantes universitarios de la Unión Federal de Estudiantes Hispanos. Eran ellos los más fundamentales miembros. Otros proyectos culturales apoyados por el gobierno, al margen del de Lorca, habían sido las Misiones Pedagógicas de la Institución Libre de Enseñanza, las acciones de la Federación Universitaria Escolar (FUE), y otras.






Básicamente se trataba de viajar por los pueblos de España a través de la carretera, con todos las posibles incomodidades que puediera acarrear, llegar a los pueblos y ciudades donde se acordó actuar, montar el escenario los propios miembros de la compañia, colocar las sillas, y en fin, no sólo actuar, sino realizar todos los trabajos relacionados para poder llevar aquellas obras clásicas que, en el fondo, estaban sutilmente elegidas de entre las que tenían mensajes morales y éticos que reforzaban sentimientos democráticos y de fraternidad social. El intelectual Gonzalo Menéndez Pidal rodó las únicas imágenes cinematográficas de la compañía en 1932.





El traje de la compañía era un mono de trabajo, como el de cualquier trabajador que lo necesitara en talleres mecánicos, de automóviles, albañiles, carpinteros, etcétera, unas alpargatas como las de los trabajadores del campo, y unos guantes de cuero, como los trabajadores de los trabajos más duros, como los de los muelles de barcos, estaciones de tren, siderurgias, etcétera. Obviamente, luego contaban con numerosos disfraces de época para actuar. Su idea era que ellos eran trabajadores como cualquier otro trabajador, ni siquiera se diferenciaban entre ellos, no había insignias de actor, guionista, montador y director, sino que todos vestían igual. La idea era reforzar con su trabajo, su atuendo y sus representaciones la idea central ante quienes les veían llegar al pueblo, actuar e irse, de esa nueva sociedad democrática, trabajadora, justa e igualitaria. El propio Lorca llegó a hacer de actor una vez, pero sus compañeros declararon que era un pésimo intérprete, razón por la cual no lo repitió.


El emblema que eligieron para su compañía figuraba en sus trajes. Barajaron varios modelos diferentes, pero se decidieron por una ruleta de blancos, azules celestes y negros, quizá símbolo de esperanza y de giro de la fortuna, y una careta de teatro un tanto vanguardista y ambigua que podría tener a la vez una cara de hilo dorado de una persona en uno de sus laterales que contrastaba con el otro, que era negro. Era en general, algo cubista, tendencia pictórica muy propia de la época, sobre todo en otro artista español de la época, Picasso. Esta careta, en los primeros bocetos, era una careta de teatro clásico grecolatino, de las halladas en arqueología de terracota. Es por ello que el emblema expresa bien el espíritu innovador y vanguardista de Lorca a pesar de todo. Sin embargo, y pese a ser obvio que los monos de trabajo eran azules porque es el color habitual de los monos de trabajo, en cierta ocasión estaban comiendo varios estudiantes de La Barraca en un bar con Lorca, cuando entró José Antonio Primo de Rivera con cuatro falangistas con sus uniformes de camisa azul. Lorca estuvo inquieto y nervioso, temeroso. Fue entonces cuando le pasaron una nota del fundador y líder de Falange Española donde se leía un ofrecimiento muy amistoso para que La Barraca trabajara para expandir las ideas fascistas de Falange, cosa totalmente en las antípodas de la idea original del poeta.



La inquietud de Federico García Lorca no sería para menos. Aquí le vemos a la derecha, junto al citado anteriormente Eduardo Ugarte, con el traje de La Barraca puesto. Él, escritor, homosexual, republicano, claramente de izquierdas políticas socialistas en el sentido amplio del término (hay debate sobre si socialista comunista o de otro tipo de socialismo), estaba muy señalado por la extrema derecha española que daría el golpe de Estado frustrado de 1936 que acabó en guerra civil hasta 1939. Él fue fusilado por aquella extrema derecha que pocos años antes le había ofrecido en aquel bar poner La Barraca a su servicio.




No fue la única víctima de la compañía teatral. Otros actores también fueron ejecutados igualmente. Otros se exiliaron. Hubo alguno que murió en combate a favor de la República. Hubo quien tras continuar con las actuaciones de la compañía tuvo que ser definitivamente evacuado en barco, otros fueron encarcelados. Pero tambien hubo alguno de los actores que se hizo falangista y franquista, aunque los menos. Es bien curioso que si el primer ejecutado de La Barraca por las tropas de Franco es Lorca, el segundo fue uno de los universitarios actores, que fue delatado, entregado y asesinado por un compañero de carrera universitaria de su promoción.

También es de destacar que comenzada la guerra civil, la propia Falange trató de imitar a La Barraca creando un grupo teatral similar, La Tarumba, uno de cuyos creadores había estado trabajando en La Barraca, y que incluso, a pesar de querer expandir los ideales de Falange y no los de la República, llevaban en cartel tres de las obras que llevaba de por sí La Barraca. Lo que nos recuerda lo importante y decisiva que puede resultar la dirección de una obra para que diga una u otra cosa. Sobre ese interés de Falange de usar la cultura para educar en ideas fascistas a la sociedad nos habla en los primeros capítulos de su tesis doctoral, sobre Bernard Shaw en la España franquista, María Antonia de Isabel Estrada.

La Barraca regresó del exilio en la Transición. Ancianos unidos a jóvenes universitarios recrearon varias obras de nuevo en la segunda mitad de los años 1970, cómo símbolo del regreso de la democracia tras cuarenta años de dictadura del general Franco. En el año 2006 y siguientes se ha recuperado la idea de teatro universitario itinerante. Ahora tienen más medios, pero la idea no es tan pedagógica como de otro tipo más pendiente del espectáculo de lo revivido y su capacidad de atraer público. También es cierto que las circunstancias culturales de España son otras.



Pues ahora de todo esto y de más podéis enteraros y disfrutar en el Institituto Cervantes, en su sede de Alcalá de Henares en la calle Libreros. Desde el 15 de junio pasado al 15 de julio próximo hay una exposición brillántemente planificada, aunque breve, sobre La Barraca. Allí se pueden ver fotografías, la película que se rodó en 1932, una grabación de las voces de los ancianos que perviven de la compañía, documentos reproducidos de los originales de carteles, de biografías, de bocetos, de artículos, discursos, etcétera, podéis ver objetos algunos originales de la compañía, como por ejemplo un uniforme con su emblema, maletas y algún títere. Aparte de la exposición hay conferencias programadas y obras teatrales en el patio del edificio recreadas por tres compañías de teatro universitario, dentro del ciclo de Clásicos en Alcalá 2012.


Aparte, en el mismo edificio podéis disfrutar de una exposición de postales con poemas de Nicanor Parra, las cuáles podéis escribir y mandar por correo gratuitamente. Yo que vosotros no me perdería esta ocasión de estar tan cerca de Lorca y tratar de comprender con sus documentos de varios tipos y objetos de cómo pudo vivir la compañía de teatro que fundó, la cual hubo de combinar con otras actividades y obras de su vida de ese periodo. Recordad, sólo hasta el 15 de julio.

Un saludo y que la cerveza os acompañe... Me duele el dedo de tensarlo al escribir.






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